Daban pasos sobre el césped del grande bosque, la luz solar del atardecer rebotando en los árboles dando una sensación cálida y cómoda. Sin embargo, el ambiente era pesado en este caso.

Todo estaba en total silencio. De la boca de Purple no salió ni una sola palabra, no obstante sus pisadas eran algo fuertes.
Estaba enojado, eso era algo obvio, supongo que enojado por la situación, el estrés o con el mismo, quién sabe, quizá todo lo anterior. Pero era muy extraño que no formara un escándalo como siempre lo hace, en su lugar, simplemente seguía con la vista pegada en encontrar algo que no sea árboles y ramas tiradas en el suelo.

Aunque solo fuese un bosque, el ambiente era gélido, el frío viento acariciando sus pieles, al mismo tiempo solo oyendo a este mismo. El naranja se mantenía en silencio, no queriendo perturbar el ambiente, pero muchas preguntas no respondidas rebotaban en su subconsciente.

¿Otra vez un incendio? ¿En serio? Empezaba a creer que tenían una maldición o algo parecido, o simplemente esto pasaba más seguido de lo que creía y no de había dado cuenta. ¿Cuántos lugares prendieron en candela estos delincuentes? Era algo que posiblemente jamás sabrá.

Fue un completo caos y no terminó como esperaba... Bueno... Nadie tiene la culpa...

Notó que purple apretaba con una considerable fuerza su puño. Se aproximaba una tormenta en verano.

Tomó una bocanada de aire.

—Hey purple... —se le acercó un poco estando detrás.

No hubo respuesta ni mucho menos Purple se detuvo a escucharlo.

El silencio de Purple no le agradaba en lo absoluto.

—Tomemos un descanso — sugirió el naranja y le tomó de la mano buscando un lugar con la mirada—, ya recorrimos muc...

—¡No me toques! —apartó su mano agresivamente, por fin volteando a verlo a la cara. Mantuvo su ceño fruncido todo el camino.

Al naranja le tomó por sorpresa esa repentina reacción.

—Oye, perdona. Pero no te desquites conmigo. —se molestó un poco también.

—¿Desquitarme contigo? —cuestionó el morado, alzando una de sus cejas—. ¡Pero si todo esto es tu culpa!

King se indignó. ¿Ahora le echaba toda la culpa en la cara con mucho descaro? Como no, ni que fuera algo nuevo.

—¿Disculpa, pero mi culpa? —señaló a su persona, incrédulo de sus palabras— ¡Tu fuiste el de la broma, tu trajiste esos perros y yo solo acepté! ¿Cómo carajo es esto mi culpa?

King también empezó a enojarse más de lo normal, ya totalmente harto de la actitud del morado.

—¡EXACTO! ¡Es tu culpa por permitir esto! Me diste la libertad de hacer lo que quiera. Y mira como acabó todo.

—¡Tú eras el que quería subirse a las atracciones, cosa que dije mil veces no! ¡Tu me convenciste de hacer esta mierda!

—¡POR ESO! —alzó más su tono de voz—. Nada de esto hubiese pasado si solo me hubieses permitido ir a las atracciones DE MIERDA! —señaló al más alto con su dedo índice— ¡¿Qué tanto de costaba?!

—¡Eso es otro tema! Fácilmente podríamos haber hecho otra cosa.

—¡Todo esto es tu culpa por tu estúpido carácter de querer tener el control y la razón en todo! —explotó por fin lo que se estaba guardando.

King le tembló un ojo del estrés. Le estaba sacando de sus cabales.

—¿Yo soy el controlador? ¡Tú eres al que le gusta manejar los problemas a tu jodido gusto! —escupió sus palabras con rabia contenida—. Claro ¿Me culpas a mí pero te has visto a tí? ¡Sólo piensas en tí mismo y no te importa un carajo los demás, y jamás aceptas tus errores, eres la persona más insoportable que he conocido! —confesó lo último sin ningún arrepentimiento de por medio.

Purple se puso tan rojo del enojo que creía que iba explotar ahí mismo, apretando sus puños con coraje genuino.

—¿Ahora osas de acusarme de que soy el controlador aquí? No sé si lo olvidaste pero si no fuese por mí hace mucho tiempo hubieses muerto en las malditas drogas y alcohol, depresivo desgraciado.

Purple era el único que poseía conocimiento del grave problema que el más alto solía tener, ya que cayó en una depresión profunda. Nunca supo porque, ya estaba hundido en el alcohol cuando lo conoció. Probablemente problemas del pasado...La pérdida de alguien, quizá.

El lo ayudó y convenció de dejar todo tipo de droga, pasando más tiempo con él para hacerlo olvidar de todo eso. Por lo que en parte tenía razón.

Pero vaya, la rabia los esta cegando y pasaron de echarse la culpa a atacar lo personal al punto de sacar un tema tan delicado algo como ese.

—¿Te crees mi maldito salvador después de esta mierda? ¿Me echas la culpa de todo y nunca te das cuenta que siempre estoy para tí? Yo debería ser tu salvador, malagradecido! —guardó silencio unos segundos mirándolo fijamente—. Con razón nisiquiera tu papá biológico te quería.

Un golpe bajísimo, sin duda alguna. Purple se quedó en silencio un rato adolorido por esas palabras, al mismo tiempo  hirviendo su sangre como nunca.

Los dos se habían ayudado mutuamente sin siquiera saberlo, pero ahora no pensaban en eso, solo querían pasarse la culpa la cuál era mutua.

Realmente no midió sus palabras correctamente, pero antes de siquiera retractarse Purple le había plantado un golpe en el rostro.

—¡Habla el que toda su vida estuvo pudriéndose en la soledad! Almenos y sí conseguí amigos, solo mírate a tí! Apenas y me tienes a mí.

King impulsivamente le devolvió el golpe en la cara.

—Tu buscaste aprobación paternal toda tu vida cómo un pobre patético y nunca me quejé.

Los argumentos iban de mal en peor, cada vez más dolorosos, apuntando a los problemas que más lamentan.

—¡Te odio! —el morado lo empujó haciendo que este caiga en el césped, poniéndose en su regazo para decorar su rostro con más golpizas llenas de irá.

Intentó devolver los golpes pero estaba en desventaja por ser el de abajo. Sin embargo logró invertir los roles y que el morado sea el acorralado.

Aprovechó para también darle unos cuántos golpes, los dos con los pensamientos perturbados e invadidos por la rabia del momento, odiando el uno al otro.

¿Quién diría que empezaban a sentir algo mutuo y ahora solo se estaban devolviendo golpes cada vez con más fuerza?

Perdieron el control de sus emociones y se dejaron llevar por el sentimiento más fuerte: la irá.

—¡Ojala nunca te hubiera conocido! —gritó con coraje el morado, apartando al más alto de un empujón.

—¡Pues por fin pensamos igual en ese caso!

Está discusión solo se había tornado en una ola de golpes llenos de resentimiento.

Se miraban con desprecio a los ojos. Pero el naranja bajó la mirada para percatarse de que Purple sacaba algo de su bolsillo.

Eran unos anillos.

¿Desde cuando el enano tiene anillos?

Se los puso en sus dedos torpemente mientras no le despegaba la vista de encima. King por instinto retrocedió.

—Creo que esto está yendo muy lejos... —trató de hacerlo reflexionar dando pasos atrás. Ahora estaba en una fuerte desventaja.

—¡Para mí no! —rápidamente se acercó en un movimiento brusco, tratando de golpearle en la cara con los  anillos puestos.

El naranja hizo lo que pudo para esquivar los golpes, retrocediendo cada vez más. Realmente el morado SÍ que estaba enojado y no dudaría en pegarle con esas cosas.

Purple se hartó y gruñó, otra vez para abalanzarse encima de él. Pero King le agarró de los brazos fuerte y comenzaron a rodar en el césped, ambos tratando de estar arriba del otro para tomar ventaja.

Se perdían más en el bosque sin darse cuenta, mientras que el ambiente aparte de oler a muchas emociones negativas, cada vez se hacía más frío el lugar, y el viento soplaba más fuerte, esa gélida brisa abrazando sus cuerpos con raspones y golpes.

—¡Suelta, maldita SEA King! —comenzó a forcejear.

—¡Suéltame tu primero!

Se gritaron el uno al otro aún rodando, sin lograr darse golpes mutuos.
Sin percatarse, habían ingresado a un bioma nevado justo al lado del bosque. Lleno de árboles

Les dio igual y seguían arrastrando sus cuerpo en la nieve, ensuciando sus ropas.

—¡Di que lo sientes, maldito fracasado! —exclamó Purple al impactar con fuerza bruta su puño de anillos contra la nieve, en un intento fallido de pegarle a King en la cara; quién seguía esquivando a secas.

—¿Que me disculpe yo? ¡Discúlpate tú, estúpido con falta de afecto!

Ahora los árboles marrón oscuro no tenían hojas, lo que provocaba que el frío viento se filtrara más.
Siguieron tratando de tomar el control de la pelea rodando por la nieve, ahora estando en el centro del bioma.

Después de tanto, se agotan de tanto movimiento, deteniéndose por un momento. Al final Purple logra ponerse encima de King.

—Te...odio... —levantó lentamente su puño con sus dedos llenos de anillos mirándolo fijamente, hablando entrecortado—...tanto.

King cerró los ojos esperando su doloroso destino pero solo sintió un débil roze del morado.
Abrió los ojos y enrealidad no hubo ninguna fuerza aplicada, solo el puño en su rostro.

Al parecer Purple ya había gastado mucha energía. Pues el naranja también, ambos solo se quedaron mirando con respiración pesada y gotas de sudor derramando de sus sienes, a pesar de estar en el bioma más frío.

Comenzaron a mirar a su alrededor observando más a detalle el lugar. No se habían dado cuenta de lo bonito que era.

Unos frescos tulipanes con variedades de colores estaban floreciendo en la nieve. Purple recordó la vez que Red le habló de que esas lindas plantas podrían sobrevivir en un ambiente tan frío como el nevado, incluso necesitando de este. ¿Increíble no? Casi todo el lugar estaba lleno de esas flores. Era hermoso de presenciar.

La nieve, blanca y gélida caía encima de ellos con total silencio sin ninguno dirigirse la palabra. La vista no les permitía ver más debido a la niebla. El paisaje hubiese sido más reconfortante a no ser de que no se estuviesen matando.

Se miraron nuevamente y en un movimiento rápido los dos se separan, tomando asiento en la nieve abrazando rodillas, dándose la espalda el uno al otro.

El viento sopló muy fuerte al punto de mover sus mechones y acariciar sus moretones y sangre, trayendo consigo pétalos de tulipanes.

El morado atrapó unos cuántos con la palma de su mano. Eran pétalos negros.
Miró con más detenimiento, también habían rojos, pero eran pocos.
Dejó que la brisa se los llevara de nuevo, viendo como se alejaban en el aire.
Después volvió a su posición cabizbaja.

No querían ni mirarse en estos momentos. Era la primera vez que enfrentaban una discusión y pelea de este grado; simplemente por sus diferencias, al punto de sacar puntos débiles, teniendo de ejemplo el pasado de ellos y lo que más odiaban de la personalidad del otro.

No tenían tanto conocimiento de sus pasados siendo sincero, pues jamás se molestaron en desahogar sus penas hablando de ello. Purple no tiene idea de que King tenía una persona especial. El naranja no tenía tanto conocimiento de la familia del contrario, solo algunas cosas irrelevantes. Simplemente sacaron las peores verdades que se les venía a la mente por la rabia y angustia del momento.

Cabizbajos hundidos en sus pensamientos, levantan la mirada al escuchar voces a lo lejos; eran los chicos.

—¡Purple, King! —esa voz fue la de Second, quién se aproximaba con todos los demás detrás—. Por fin los encontramos. Que suerte de que están bien.

Suelta un suspiro aliviado.

Los dos mencionados solo vuelven a bajar la mirada sin responder. No estaban de humor.

Second los mira de reojo en silencio con rareza e intriga. Rápidamente los que llegaron notan el ambiente pesado aquí. Era evidente que algo pasó.

—Levantense, hay que irnos de aquí —ordenó Second sin preguntar de lo que ocurrió para no empeorar las cosas, tomando a King de las dos manos ayudándole a reincorporarse. Lo mismo hizo Green con el morado.

Los restantes observaron como King y Purple tenían muchos raspones y golpes por todos lados, especialmente el rostro.

No dijeron nada más, y solo comenzaron a caminar por un atajo de nuevo entrando al bosque y dejando atrás ese bioma gélido.

Mantenían a los dos colores peleados separados para evitar más conflicto.

Purple dirigió una mirada rápida hacía el naranja, la cuál fue correspondida segundos después. Sus expresiones no decían nada, una mirada sin emociones.

Bloquearon sus pensamientos, simplemente en todo el camino solo veían el césped donde dejaban pisadas marcadas con nieve que se convertía en agua en unos pocos segundos.

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