𔓕 . O17


El sol aún no se había ocultado y el parque de diversiones estaba en su punto máximo; exclamaciones alegres y risas divertidas de niños y demás personas que inundaban las atracciones.

—Mh... —Sec medio dormido, comienza a moverse en la banca en la cual descansaba, abriendo levemente sus ojos con pereza.

Todavía acostado logra sacar su móvil para echarle un breve vistazo la hora; cuatro y cuarenta de la tarde decoraba su fondo de pantalla, quien era una foto de todo el grupo donde todos yacían sonrientes. Dejó escapar una leve sonrisa al presenciar el respectivo fondo.

—Aún es temprano, después los busco... —finalizó guardando el celular en su bolsillo para después acomodarse mejor en la banca y seguir su soñoliento viaje sin preocupaciones.

La inmensa pereza le ganaba, de todos modos en su subconsciente se convencía de que todo estaba bien, son los chicos a fin de cuentas. Solo están teniendo un buen rato y haciendo sus cosas de siempre.

Soltó un bostezo y se acomodó en la banca para seguir su reconfortante siesta del día. Le estaba empezando a preocupar un poco que serían capaz de hacer uno de los cuatro...Lo consideró un momento pero se dió cuenta de lo cómoda que era la banca.

Sonrío y cerró los ojos hasta que caer en otro de sus ya conocidos sueños despreocupado. Al fin al cabo, dormir le quitaba la amargura.

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Mientras el bello durmiente hacía de las suyas, ambos colores caminaban por las atracciones y puestos del parque de diversiones hasta llegar a un rincón mucho más solitario y con carencia de personas: Las entradas del bosque.

—¿A donde vamos? —Preguntó el naranja siguiendo los pasos del morado quien le guiaba en el camino, al mismo tiempo echando una mirada a su alrededor con curiosidad.

—Mh...No muy lejos —lo pensó por un momento, pero siguió con la mirada al frente.

No fueron tan profundo de allí, sino donde solo habitaban arbustos y unos cuántos árboles, sin salirse del parque completamente, claro.

—Bien... Es aquí —avisó Purple y se agachó en el césped para comenzar a buscar entre los arbustos.

King lo observó todavía con ese aire inseguro ¿Qué buscaba el morado exactamente? No podía encontrar nada útil en un bosque a parte de bayas por si tienes hambre. Pero no se esforzó en preguntarle directamente, solo lo miró con atención.

—¡Bingo! —Exclamó el más bajo al ver algo entre los arbustos del cuál éste no podía apreciar—. Mira...Te lo presento.

Cargó con sus manos un pequeño perrito que estaba escondido entre los tantos arbustos, y se levantó para mostrarlo mejor.

—¡AWW! —su contrario se enterneció rotundamente y sin dudarlo se acercó para cargar al pequeño animal que sostenía Purple—. ¿Qué hace esta cosita bella en el bosque?

Era muy peludito y suave; con unos grandes y negros ojos brillosos. Sin duda el ser más adorable que vio en su vida.

—No sé, cuando te distrajiste por ahí yo y el nos conocimos. — Expresó brevemente. —Le Llamé Juan. —Dijo con una leve sonrisa para darle una breve caricia al canino.

—¿Juan? Qué nombre cliché. —Expresó en desacuerdo el naranja. —Yo al verlo pienso en la palabra... —Alzó al animal para verlo a sus negros ojitos por un momento, bajando su mirada al exceso de pelaje.— “Fluffly.” —Sonrió.

El morado soltó un resoplido ante esa opinión.

—Juan sigue siendo mejor. —Desvió su mirada encogiéndose de hombros sin darle la suficiente relevancia al respectivo nombre del canino.

—¿Y qué tiene que ver esta dulzura con la broma? —Cambió de tema acordándose de lo que hablaron hace unos minutos, mirando al morado con una de sus cejas alzadas, intrigado de lo que pasa por la cabeza del más bajo.

—Mi plan es que Juan inicie una persecución para asustar a los chicos. —Dijo sin aguantarse una risa suave y genuina. —Ya puedo imaginarme como corren en pánico. —Entrelazo sus propias manos desviando su mirada aún con esa boba sonrisa, totalmente concentrado en la imagen mental.

King se quedó estático por un segundo en silencio total, hasta que soltó una risa descontrolada por el comentario.
Esto no le agradó al más bajo, quién en respuesta frunció el ceño levemente al percibir la reacción poco agradable del adverso.

—¿Esta pequeña dulzura asustar a los chicos? —Se refirió entre risas al canino que abrazaba en sus brazos. —Tienes razón, que puto miedo.

Lo último lo expresó en un tono sarcástico para luego echarse a reír de nuevo aún cargando con el animal. Pensaba que las palabras del más bajo eran un simple chiste del montón. ¡Solo mírenlo! La única forma de la que mataría a alguien es de ternura.

Purple se enrojeció un poco y le tembló uno de sus ojos.

—¿Ah sí? ¡Mira que dulzura! —Chasqueó sus dedos y de un momento a otro el animal pasó de ser adorable a un canino realmente rabioso.

—¡AH! —Comenzó a gruñir en los brazos del más alto, cosa que lo asustó desprevenido y lo soltó inmediatamente.

El morado soltó una risa en venganza y llamó al animal por su nombre.

—Ven Juan. —El perro pequeño que antes era adorable se acercó al más bajito y este último se colocó de cuclillas sacando un pedazo de carne. Quién sabe de donde.

—¿Purple, qué carajo? —El naranja estaba remotamente confundido de lo que acaba de pasar.

—Sí...Esa fue mi reacción al principio. —Relató ofreciéndole la presa al animal, y se distrajo en el proceso; hablándole con dulzura al canino. —¿Quién es un buen chico? ¿Quién, quién? —Habló con voz pechichona y forzada para que después el pequeño se devoré la carne bruscamente. —Te llamaré princesa ahora. —Admiró al animal acunando su rostro con sus dos manos, viéndolo con brillitos en los ojos.

Que triste...Purple no le hablaba con ese cariño nisiquiera en sus sueños. Pero dejando eso de lado King solo se confundió más de lo que ya estaba. ¿Ese era Fluffly? Bueno...Ahora si da terror, sin duda tenía suerte de no ser la víctima de la broma. Ve a esa cosa ir hacía él y saldría corriendo en chinga.

—Supongo que toda persona...o cosa tiene sus dos lados. —Comentó aleatoriamente el morado aún viendo al animal comer lo que le ofreció con mucha atención aún de cuclillas, como si de un espectáculo se tratase.

—Esa cosa no muerde... ¿Verdad? —Ladeó la cabeza en la última pregunta con extrañez y desconfianza. —No participaré en una broma brusca. —Se cruzó de brazos con una mirada de  desaprobación, la cuál al morado le temía por alguna razón.

—Tranquilo Mangis. —Se levantó y sacudió su ropa con sus manos para deshacerse de cualquier suciedad. —Claro que no muerde, no soy taaan cruel. —Rodó sus pupilas. —Da miedo ahora pero te aseguro que solo los va corretear, un susto... nada más. Una broma entre papus. —Se acercó  al naranja y posó su mano en el hombro ajeno, ofreciéndole una suave sonrisa.

King miró al morado y luego al canino de reojo, algo preocupado y desconfiado.

—¿Seguro? No me gustaría llevar al hospital a otro más.

—Tu confía en mí. —Respondió aún con su leve sonrisa sin darle mucha importancia al asunto.

Claro que confiaba en el morado...Eso creía. Second le aconsejó jamás confiar en duendes, pero esto era una excepción. También quería divertirse un rato, de todas maneras.

—Bueno... Me emociona la idea de hacer bromas contigo, eso no lo dudo... —Musitó el más alto desviando su mirada en timidez.

El morado solo enrojeció sus mejillas con un color rosa y sonrió un poco más ampliamente en respuesta, con un brillo notorio en sus ojos.

—Pero dudo que se asusten solo con un solo perr... —Antes de terminar su oración más caninos adorables se revelaron de los arbustos.

—Uhm...sí. Se me olvidó mencionar ese detalle de que eran muchos más...No es mi culpa que tenga una familia muy grande, esas madres paren al menos 4 fetos al mes. —Se encogió de hombros excusando sus palabras al sentir la mirada del naranja.

Bueno... No muerden, supongo.

—¡Qué comience la masacr...digo BROMA! —Exclamó al aire para luego silbar y los animales, ahora rabiosos, salgan corriendo devuelta al parque.

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El ambiente se había vuelto igual al peso de un yunque y un elefante juntos. El azul se hallaba apoyando su mejilla en una de sus manos totalmente exhausto, mientras que a su lado tenía al amarillo con mucha energía raramente, a pesar de ser el que de verdad se estaba esforzando. Pero a este punto, ya no se sabe quién es el que está sufriendo más aquí.

Blue con los ojos caídos, bostezó cansado.

—Cariño... —habló con lentitud el azul—. Saquemos nuestros culos de aquí... Por favor.

Tenía la mirada lejos, solo observando como el amarillo fallaba múltiples veces en el minijuego sin prestarle atención realmente, era tan agotador. Quería irse a casa y tirarse en la cama para despertar ya en la próxima semana.

—Cinco minutos más... Ya casi lo logro, cielo. —Respondió segundos después con los ojos entrecerrados, poniéndole completa concentración al juego.

Tiró la tercera pelota... Falló nuevamente. Un ciclo del cuál el azul ya estaba harto, un minuto más y le tiraba esas pelotas al señor y al mismo Yellow en todo el tarro.

Puso otros tres dólares en la mesa y el azul se quejó, poniendo su cara contra el soporte.

De pronto escuchó unos ladridos a lo lejos.

—¿Qué fue eso? —Musitó y rápidamente levantó el rostro mirando a su alrededor con intriga.

Vio a lo lejos un pequeño cachorro inofensivo corriendo hacía él a suma velocidad.

—¡Mira Yelly, un perrito! —Dijo con emoción y se alejó del amarillo para ver mejor al animal que se acercaba, pero su sonrisa se fue desapareciendo.

El perro parecía... enojado, y no paraba de correr hacía el azul ladrando.

—Uhm...Yelly? —Musitó otra vez más con mala espina y retrocedió. Le estaba asustando todo esto.
Dos perros más se unieron para correr hacía su dirección. Cada vez se acercaban más.

—Yelly...YELLY! —Sintió la necesidad de correr lejos de ellos por la presión, y le hizo caso a sus instintos. Comenzó a correr a toda velocidad asustado. Volteó hacía atrás y en efecto, los perros aún le perseguían. Tenían rabia notoria.

La manada pasó detrás del amarillo a toda velocidad solo teniendo de blanco al azul.

—¡YELLOW, AYÚDAME! —Exclamó con desesperación a lo lejos mientras corría con todas sus fuerzas.

—Ten paciencia bebé, ya casi termino. —Dijo un amarillo despreocupado sin despegar la vista del agujero donde tenía que insertar esa pelota. Parecía muy concentrado en no fallar esta vez.

—¡YELLOOOW! —Sus gritos en pánico no sirvieron de nada, para su mala suerte el contrario no le prestaba atención a su alrededor.

Difinitivamente hoy no era su día de suerte.

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—¡Green, Green! Mira lo que puedo hacer —expresó el rojo bien emocionado, ambos habían terminado de comer unos hot dogs en una banca.

Saco la lengua y se la mostró, para luego hacer una forma de trebol con esta misma.

—Wow, eso es impresionante a decir verdad. —halagó el verde con genuinidad. —Pero no me saques la lengua, ñoño.

Tocó la nariz del más bajo y este mismo se apartó por eso, para luego el verde soltar una risita.

Empezaron a reír juntos como todos unos bobos que les genera gracia cualquier pendejada. Sin embargo el momento fue interrumpido por unos ladridos unos cuántos puestos lejos de allí.

—¿Oíste eso? —Red fue el primero en percatarse, poniéndose alerta.

—Ah sí, oí a tu vieja ladrar como una perra, justo como me hizo anoche. —Bromeó relajándose más en la banca. —¡Agh, carajo! —Soltó un quejido cuando Red, con el ceño fruncido, le da el golpe más fuerte hasta ahora.

El rojo se levanta de la banca y mira hacía la dirección donde provienen los maullidos. Una manada gigante de cachorritos van hacía él.

—¡AAWW! ¡GREEN, MIRA! ¡VIENEN HACÍA MÍ! —exclamó el rojo, pero en vez de terror, gritó con emoción y felicidad —. Vengan a mí, cositas bellas —se agachó esperando a los perritos con paciencia.

—Ehm...Reddy... —No obstante el verde se levantó de la banca, estaba inconforme al notar lo rabiosos que estaban esos perros y sin mencionar a la velocidad que venían. —Mejor vamonos en chinga.

Se acercó al rojo e intentó  agarrarlo para así llevárselo pero éste forcejeo.

—¡No! ¡LOS QUIERO PARA MÍ! —Dio un manotazo al adverso.

—¡No seas terco! ¡Te van a comer vivo!

Empezaron a discutir y hacer forcejeos mutuos, hasta que los perros pasaron corriendo como todos unos animales salvajes y se llevaron al rojo en manada.

—¡REED! —El verde corrió trás los perros tratando de igualar la velocidad, intentando salvar al rojo.

—¡WHOOPE!

—¡TU PUTA MADRE RED! —exclamó corriendo trás ellos todo lo que le permitía sus piernas.

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Mientras todo esto sucedía, un poste y un microbio veían de lejos como espectadores el increíble espectáculo que ellos mismos crearon.

—¿Ves? ¡No muerden! —Confirmó Purple. —Solo es una persecución inofensiva.

—Bueno, al menos tuviste razón en algo... —Musitó, pero lo suficiente para que el morado lo escuche. Esto solo hizo que el más bajo rodara sus ojos. —Sin embargo esta broma parece ser un pan de Dios para Red...

—Tienes razón... —desvió su mirada pensativo —. Me aburrí, ya acabemos con esto.

—¿Puedes uhm...Llamar a los perros o alguna mierda así? Para detenerlos.

—Claro, sí. —chasqueó sus dedos con normalidad, pero no hubo ningún efecto. Los perros seguían haciendo un espectáculo.

Se escuchó un segundo chasquido.

—Uhm...K-king...

Llamó su atención mientras se tropezaba con sus palabras.

—No funciona.

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—¡Maldita sea, ya suelta! —exclamaba algo molesto el amarillo jalando del azul —. No gaste más de treinta dólares en nada, así que más vale que lo sueltes. Casi lograba insertar la pelota y Blue tiene que estar ahí para presenciarlo.

Dijo casi rabiando mientras uno de los perros mordía al azul también jalando de este soltando leves gruñidos.

—¡Suelten los dos carajo no soy un muñeco de trapo! —decía el azul después de una serie quejidos —. ¡Agh! Odio este lugar.

Los demás perros estaban esparcidos haciendo desastre total en el parque de diversiones, al punto de espantar a la demás gente que habitaba allí.

Sabotean puestos, robaban comida e incluso destruían cosas y juguetes, sin mencionar que mordían la ropa de la gente. Purple perdió el control de la situación.

Se comportaban como perros recién salidos de una perrera; salvajes y con impulsos de hacer lo que quieran.

—¡Vuelve aquí! —ordenaba el verde en una exclamación aún correteando a ese perro que llevaba arrastrado al pobre rojo. No tan pobre por así decirlo.

—Estoy bien, Green. —aseguraba Red antes de golpearse con una roca en el camino y obtener varios raspones —. ¡Auch!

—¡Te tengo! —jaló de su brazo y lo atrajo, para su suerte el perro seguía su camino.

—Fue lindo mientras duró —dijo reincorporando su cuerpo, cabizbajo.

Todo era un desastre, los puestos desordenados y comida por el suelo. Pero las cosas no quedaron allí.

Imprevisto un auto rojo al parecer robado entra a la escena de forma repentina y salvaje. El conductor era... ¿Un perro?

Había un cartel pegado al auto que decía “Venganza, maldito parque desgraciado.”

—¿Qué mierda? —musitó el verde observando el escenario, perplejo e incrédulo.

El carro impactó contra un poste eléctrico el cuál se derrumbó lentamente. Los cables al tener tacto con el agua del suelo incendio en un milisegundo uno de los puestos, propagándose por los demás, llevando al parque entero.

—Ay mierda... ¿Es en serio? —exclamó el verde —. Hay que irnos a los chicos. Rápido, súbete.

Le dio señas al rojo para que se montara en su espalda, y eso hizo, rodeando sus brazos por su cuello para no caer. El verde rápidamente lo sostuvo de las piernas y empezó a correr.

—¿Es realmente necesario? —resopló—. Los raspones no fueron nada.

—No es por eso. Eres más lento que un aguacate convirtiéndose en guacamole. —dijo mientras corría con la vista enfrente—. ¿Por qué será?

Red gruñó al darse cuenta al  que se refería.

Rápidamente vieron a lo lejos a Yellow y otro perro, aún en la batalla por el azul. Al parecer no fueron los únicos que sufrieron un ataque canino.

—¡Yellow, Blue! —los llamó el verde a lo lejos—. Vamonos de acá, tórtolos.

Iba acercarse pero reaccionó a sus reflejos y retrocedió cuando cayó uno de los postes enfrente de ellos.

—¡Ah! —exclamó el verde del susto— ¡Yellow!

—Este perro no me quiere dar a Blue. Alcanza a Second, está solo dormido en la banca —ordenó el amarillo aumentando la fuerza de sus forcejeos—. Nosotros nos adelantaremos después.

—¿Cuánta fuerza tiene ese perro? Joder —comentó el rojo anonadado mientras el verde lo seguía cargando.

—¡Cierto, Second! —no lo pensó ni un segundo y fue corriendo a toda velocidad a por el otro enano del grupo.

Fue mala idea hacerle caso y dejarlo solo allí. Bueno, igual es Second. Es amigable e incluso adorable o amargado en pocos casos, un ser bipolar. Pero después de aquel suceso con el tipo rojo con arañas hasta el diablo le teme.

Llegó agitado solo para verlo en buen estado y durmiendo plácidamente en la misma banca, sin inmutarse de las llamas a su alrededor. Este tipo da miedo, ¿cómo carajo duerme así?

—¡Second, despierta! —exclamó el verde moviendo un poco al naranja. Red se bajó de su espalda y se acercó también.

—¿Uhm? —se levantó lentamente tomando asiento en la banca mientras tallaba sus ojos, confundido y despreocupado—. Hola chicos.

—¿Cómo qué “hola”? Esto se está derrumbando, hay que ir también por King y Purple! —se quejó el verde y jaló la mano del naranja, dirigiéndose otra vez más adentro del parque.

—¿Eh? ¿Qué pasó? —Second trató de seguir sus pasos torpemente y miró al rojo— ¿Y a este que chuta le picó?

—Eh... Solo diré que no fuimos nosotros lo del incendio esta vez. Fueron los perros... —pestañeó— Literalmente.

El naranja alzó una ceja y luego suspiró.

No podía ni dormir tranquilamente sin que estos inútiles provoquen daños a propiedades públicas del gobierno.

Sin embargo, otro poste cayó enfrente de los tres, frenando el paso.

—Oh mierda... ¡YELLOW! —el verde trató de ver a la pareja, pero había corrido.

El amarillo corría por su vida arrastrando al azul a secas, gritando de pánico.

—¡No hablaba en serio, lindo perrito...AH! —el canino los correteaba sin descanso, tratando de morder al azul devuelta.

Sin más opciones corrió en chinga hacía el oscuro bosque sin pensarlo, quería quitarse al perro de encima.

—¡YELLOOOW! —exclamó nuevamente Green.

—Será mejor que también vayamos al bosque, así los encontraremos. —sugirió el naranja—. También hay que hallar a Purple y King, no sabemos nada de ellos hasta ahora.

—Rápido, ese perro se tragara vivo al Yellow —dijo Red, para que luego el trio salga corriendo en dirección al bosque, al igual que ellos, siguiendo sus pasos.

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—¿Qué carajo quieres decir de que no funciona? —cuestionó al borde del pánico, sacudiendo al morado tomándolo de los hombros.

—N...no lo sé! —seguía chasqueando desesperadamente de una respuesta, hasta que el dedo medio y el pulgar le empezarán a doler.

—Purple, todo se esta derrumbando ahora mismo. —observó su alrededor viendo como pasó a un desastre en tan solo segundos—. Hay que largarse de aquí.

—Esto se salió de mis manos...Literalmente. El fuego y la destrucción no estaba en mi plan... —dijo mirando todo el escenario, hasta que vio a los demás correr hacía el bosque—. Hay que ir a por los chicos.

Se sacó del agarre de King y corrió hacía la dirección dónde los vio, pero rápidamente el más alto le agarra el cuello de su camisa por detrás. Purple vio con sus ojos como un poste eléctrico casi le cae encima, en shock.

—¡Purple! —al salvarlo le suelta la camisa, exclamando por su terquedad—. Literalmente casi mueres ahora mismo. Nos podría caer algo encima si vamos por allí.

El morado no respondió, se quedó en total silencio, aún perplejo de como su vida pasó en sus ojos, casi aplastado por un pelo.

—Vamos a tomar otro atajo para ir con ellos... —jaló de la mano del morado con un tono de voz más bajo para calmar a Purple, mientras este seguía sin reaccionar.

Esto está muy mal, malísimo, fatal.

Creo que no fue tan buena idea aquella bromita...

. . .

🐶


quiubo
pinche capítulo asqueroso, publiqué está cosa sin revisar asi q alb todo si esta mal redactado, me faltó alguna otra wea o q chucha
(estrés de escritor intensifies)

🌊

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