𔓕 . O15
Era una muy buena mañana para algunos; teniendo un buen y necesitado sueño satisfecho; mientras que otros se despertaron con el pie izquierdo, junto con dolores de cabeza insoportables. Aun así seguían con su rutina normal, pendejadas sin sentido y preocupaciones.
Anoche cuando llegaron al hogar fue un tanto complicado, todos estaban más que borrachos e hicieron desorden por toda la casa; siendo los únicos sobrios Second, que durmió en toda la parranda; y King, que decidió no emborracharse esa noche. Fue aún peor con un inconsciente al que vigilar, sin duda una noche difícil para los dos que no tuvieron de otra que encargarse de ellos.
Pero ahora los rayos solares se colaban por las ventanas y aunque los pájaros terminaron su rutina de hacer sus ruidos mañaneros se podían oír risas e insultos típicos ¿Qué podría salir mal en este maravilloso día?
—Tienes que calmarte, Mango. Mejor siéntate y desayuna algo por lo menos, ya casi es mediodía y no has comido nada. —Recomendó Second con voz paciente, tomando asiento en el comedor y dándole un sorbo a su taza de café.
—No digas pendejadas ¿Cómo quieres que este calmado cuando Purple no ha despertado? Ya ha pasado demasiado tiempo... —Pensó en voz alta inquieto, sin mantenerse en una sola posición; moviéndose de un lugar a otro con nerviosismo y paranoia.
—Ese marica ha soportado de todo ¿En serio crees que un simple desmayo lo matará? —Levantó una ceja sin ser capaz de comprender al más alto; pues sí, tenía un punto.
Aunque los chicos se mostraban algo despreocupados acerca del tema intentando calmar a King, con el último naranja mencionado era todo lo contrario.
—No es que no importe, pero es cierto. Ese cabrón aguanta de todo. —Se unió el rojo a la conversación de los dos naranjas, muy entretenido en su juego de cartas con Green.
Estos llevaban a cabo la partida sentados frente a frente en el sólido y frío pavimento; no obstante el astuto verde usó sabiamente esa temporal distracción de Red para realizar su último movimiento.
—¡Uno! Cabeza de dildo. —Exclamó Green poniendo con velocidad su única carta sin pensarlo dos veces, totalmente orgulloso de su jugada.
—¡No es justo, me distraje! Te odio tanto. —Bufó y aventó sus cartas sin aceptar su derrota, metiendo una de sus miles excusas cruzado de brazos.
—No seas maricón, igual no es tu culpa, nadie puede ganar contra mí. —Se alagó a si mismo muy seguro de sus palabras, sin resentimientos hacía su adverso. —Debería preocuparte perder contra Yellow, ahí sí deberías cuestionarte tu propio coeficiente intelectual. —Advirtió en voz alta sin ninguna vergüenza con un malévolo propósito, llegando a los oídos del amarillo.
—¿Qué hablas creído? Soy mejor y diez mil veces inteligente que tu, apenas y me haces cosquillitas. —El muy entretenido en su rompecabezas cabizbajo, alza la mirada hacía los dos colores frunciendo levemente su ceño indignado de esa afirmación.
—¿Oyes eso, Reddy? Alguien está escupiendo diarrea por la boca. —Fingió confusión mirando a los lados de forma descarada, burlándose totalmente de los parloteos de Yellow.
Una risa escandalosa se logra escapar del rojo sin ningún tipo de arrepentimiento de por medio mientras Green sonríe ladinamente, haciendo que la sangre del amarillo hierva como una olla al fuego; apretando sus puños con coraje.
—¿Oh, quieres apostar? —El amarillo se levantó de su lugar cargando con una voz seria y firme, totalmente decidido de enfrentar a Green, cosa que ya se ha hecho cotidiana para los demás, en especial las clásicas y malvadas apuestas.
—Tú lo pediste, pero ambos sabemos el resultado. —Con algo de violencia estampó las cartas al sólido suelo acompañado de una reluciente sonrisa retadora, intercambiando miradas amenazantes con Yellow. Entretanto en medio de esa escena, Red gozaba de ese momento épico.
Una infinidad de parloteos, insultos, estupideces junto con discusiones diarias son como un zumbido a los oídos del naranja preocupado, pues su subconsciente solo puede pensar en una sola cosa en este momento.
—Por cierto, no nos has hablado con claridad lo de Cyan y Purple. —Recapituló Coming recordando la noche anterior, ignorando completamente el espectáculo de los dos colores. —¿Tienes idea de qué pasó antes de su escape?
—Tampoco tengo demasiado conocimiento que digamos, pero cuando le pregunté a Purple, él me narró algo extraño cuándo llegué a la escena.
—¿Le hizo algo malo a Purple? ¿O no te da seguridad su testimonio?
—No es que no le crea, pero... —Se apoyo en una pared cruzado de brazos soltando un breve suspiro exhausto. —Me dijo que Cyan le cantó una canción de Lemon Demon mientras hacía una voltereta mortal, y qué de la nada llegó su papá a decirle que lo ama.
Un silencio audaz inundó la sala de estar, hasta que Red lo rompe soltando un ligero “Pff” contenido con mucho esfuerzo hasta hacer sus cachetes rojos.
—Si lo sé, de verdad se encontraba demasiado borracho hasta alucinar...cosas. Pero a lo lejos pude ver comportamiento inadecuado que me preocupó, por eso lo noqueé sin realmente pensarlo.
—Ojalá me hubiese pasado eso...Me gusta Lemon Demon. —Agregó el verde sin prestar mucha atención a la conversación, debido a que se encontraba muy concentrado jugando cartas con el amarillo.
—Bueno, al menos no lo violó, eso es bueno sin dudas, pero tengo curiosidad sobre que pasó realmente. —Dijo pensativo King.
—¿Qué pasa, celoso? ¿Tienes miedo que se hayan besado o hecho otra cosa como un chupetón? —Sonrió travieso el naranja que se hallaba sentado en el comedor, intentando provocar al más alto de allí.
—Cállate Sec, si le hubiese pasado a Red no estuvieses mamando gallo como lo estás haciendo ahora. —Frunció levemente el ceño con molestia cerrando el hocico del otro naranja. —De todos modos no encontré nada alarmante en Purple, afortunadamente. —Desvió su mirada aún más pensativo cruzando sus brazos.
Bueno, no estuvo ahí, por lo que no puede hablar sin saber que realmente sucedió. No sabe si pasó algo bajo el consentimiento de Purple o no, aunque es inútil pedirle eso a alguien pasado de copas que no puede pensar con claridad.
—Ehm, chicos... —El azul sale de la habitación de invitados y cierra la puerta; llamando la atención de sala de estar dónde están los demás del grupo. —Purple despertó.
Blue que estaba a cargo de vigilar a Purple avisa la ansiada noticia y todos van hacía allá rápidamente, estando el naranja en primera fila.
—Epa, calmen ese culo. —Los detuvo con sus dos manos antes de que acelerarán, impidiendo la entrada a cualquiera de ellos. —Se que se mueren por verlo, pero dudo que Purple en este estado quiera experimentar un alboroto. Les recomendaría que alguien entre para hablar con él y ver si puede sacarlo de ahí ya que él no quiere.
Los que se acercaron se miraron los unos a otros para después plantar miradas en la mejor opción hasta ese momento.
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—Agh, carajo, puta resaca. Siento que me aplastaron con una báscula. —Se quejó el morado sentado y bien acomodado en la reconfortante cama, sobando uno de sus sienes ejerciendo presión.
Era obvio que amanecería con la peor resaca del mundo, teniendo un dolor de cabeza infernal. No lo pensó de manera adecuada al tragarse más de tres botellas de vino.
Sus prendas estaban desordenadas y casi desabotonadas, una imágen digna de alguien que tuvo una pelea con animales salvajes, como diría el característico naranja. Ni hablar de su mente en estos momentos; no podía pensar con claridad absolutamente nada.
Miró a su alrededor ignorante de su entorno; ya casi era mediodía teniendo de guía el reloj que reposaba en la pequeña mesita de noche y el sol colándose por las delgadas cortinas. Estaba en la temporal habitación de él y King, quitando el hecho de que duermen juntos pero no lo ha visto en ningún momento desde que despertó. Primero estaba en la fiesta y de la nada despierta en la cama, preguntándose solo una cosa importante.
—¿Qué pasó? ... —Musitó para si mismo tratando de entrar en razón.
Cerró los ojos cubriendo su rostro con las manos; tratando de recordar qué carajo sucedió exactamente utilizando las pocas neuronas que le quedaban restantes.
—Lo único que recuerdo es yo y Cyan en un pasillo y... —Recuerdos borrosos y distorsionados era lo único que se le venía a la mente. —Oh... —Sin embargo tenía una cosa muy clara de la que no olvidó.
Ejerció una pose fetal escondiendo su rostro en sus rodillas; Era la persona más estúpida del mundo y no podía excusarse como siempre lo hacía. Fue víctima de una sucia mentira, nunca le gustó a Cyan recíprocamente y solo lo usó para su propio beneficio.
No lograba recordar casi nada, pero pequeños fragmentos importantes fueron los suficientes para darse cuenta de ello. King todo el tiempo se lo recalcaba y ahora su orgullo junto con su corazón serían destrozados en pedazos al tener que darle la razón.
Antes de seguir quejándose de su propio estado, los dolores, y de su horrible desgracia, alguien toca a la puerta dos veces.
—Déjenme en paz al menos unos minutos, por favor. —Solicitó con una amargura inimaginable sin prestarle la suficiente importancia sobre quién se trataba. No quería ver a nadie en este mismo momento.
—Purple, soy yo. Déjame pasar.
Pudo escuchar a través de la puerta la voz grave del respectivo naranja alto. No se inmutó ni un músculo y guardó silencio unos segundos antes de responder.
—... Pasa.
Obedeció como un perro a su amo; justo y claro como le diría Green en su entonces. Si bien no lo veía así, al escuchar esa voz que reconoció al instante, se dió cuenta que necesitaba compañía ahora mismo, específicamente de él, aunque le doliera.
Aún en su pose inicial sin levantar la mirada, escuchó la puerta soltar un crujido dando señales de se abrió; para después cerrarse junto con unos pasos suaves aproximarse hacía la cama.
—Hey Purp...—Saludó King tomando asiento en el borde de la cama.
No hubo respuesta por parte del morado, sin embargo ese mismo silencio decía más de mil palabras.
—... ¿Lograste recordar todo, no es así? —Preguntó inseguro aunque hubiese muy obvio por la pose y el silencio letal que le proporcionaba su adverso.
—Más de lo que me gustaría. Ahora supongo que vas a burlarte de mí por ser tan estúpido. —Dijo con dificultad cargando un largo hilo de voz y una fuerte desazón en su garganta; signos de la aproximación de una tormenta.
—No digas eso, Purple. —Frunció el ceño al ser acusado de tal cosa, aunque lo regañó en su momento no se burlaría de él como relata. —Jamás me burlaría de tí de esa manera y lo sabes.
—¡Pues deberías! —Exclamó perdiendo el control de si mismo y volteó hacía él revelando su delicado rostro; lágrimas saladas se deslizaban por sus mejillas sin parar. —Fui un idiota total y nisiquiera volteé para escucharte. —Desvió su mirada cristalizada volviendo su voz cada vez más débil y forzada.
—Purple...
King sintió una punzada dolorosa en su pecho al verlo de esa manera; totalmente destrozado.
Se acercó más a él y lo rodeó con sus brazos; proporcionándole un repentino pero necesitado abrazo.
El morado reaccionó cohibido y desconcertado ante tal acción, pero no tardó en corresponderle el cálido y reconfortante abrazo que eran como la cura para sus heridas.
Se había ilusionado completamente, ese amor y afecto que tanto ansió desde hace mucho tiempo creyó que por fin se había presentado; pero como siempre, fue solo eso, una simple ilusión. Se había convencido de Cyan era quién le sacaría de esta soledad y angustia, no obstante fue una suposición errónea que pronto no solo acabó con sus esperanzas; sino también con su corazón, destruyéndolo en cortos y pequeños pedacitos. Para luego dejarlo tirado en algún lado; dejándolo solo, totalmente abandonado.
El naranja no lo culpaba en lo absoluto; es fácil aferrarse a una persona y creer que es su salvador, después desaparecer.
—Era bonito, pero una mierda por dentro, sin dudas. —Dijo King cortando el abrazo para luego limpiar con su pulgar las desastrosas lágrimas que resaltan en los rojizos cachetes del morado; con suma delicadeza y dulzura. —No te merece, seguro vendrá alguien mejor que si te amará como te lo mereces.
—¿Ah sí? ¿Quién? —Ladeo ligeramente la cabeza alzando una de sus cejas; curiosidad despertando en su ser, poniendo a prueba esa supuesta afirmación.
—Uhm...Pueees... —No obstante el naranja desvío la mirada rascando su cabeza tratando de pensar en alguien que podría amar a Purple de esa manera.
—No te hubieras esforzado... —Se giró dándole la espalda a su contrario, cruzando sus brazos en molestia y decepción genuina, su clásico lado infantil saliendo a la luz.
El naranja lo miró con tristeza y luego cabizbajo se lamentó de haberla cagado legendariamente de la forma más estúpida posible.
—Sin embargo...
King alzó su mirada una vez más al escuchar que su contrario agregó algo más inesperadamente.
—Es adorable y divertido al mismo tiempo ver como intentas hacerme sentir mejor torpemente. —Musitó y volteó de nuevo para mirar al naranja a los ojos, provocando que la comisura de sus labios se contraiga en una leve sonrisa dulce y tierna.
King le devolvió la sonrisa y tomó con cuidado las manos del morado; entrelazando sus dedos, gélidas como unos cubos de hielo tiesos, todo lo contrario a las de él; con una temperatura alta, cálidas la mayor parte del tiempo.
Aunque todo hubiese salido como la mierda, derramando lágrimas hasta llenar un tanque; King seguía ahí para él. Fue el único que entró en razón y se molestó en evitarle problemas mayores. Eso lo hacía sentir especial; un reconfortante sentimiento de ser amado y especial para él, haciendo acelerar su débil corazón como si estuviese corriendo un maratón.
Cruzaron sus miradas y pudo apreciar a detalle el rostro del morado; descuidado y maltratado, con lágrimas extintas que reposaban en sus delicadas mejillas rojas por la tristeza. Lo que más le encantaba de su contrario era esa característica sonrisa tonta llena de ilusión y emociones fuertes.
Ese momento maravilloso fue interrumpido por un estruendoso ruido que hizo sobresaltar a los dos colores que se encontraban en la cama.
Giraron hacía atrás donde provino ese ruido casi muertos del susto y lo único que lograron observar fue que la puerta estaba destruida en el piso con los cuatro colores encima de ella, hasta que el naranja más bajito entra al cuarto de lo más normal ignorando a los que yacen en el suelo. Los dos colores en la cama pusieron sus miradas en el naranja, y un confuso e incómodo silenció gobernó la habitación.
—¿Qué me miran? Yo no participé en ese evento. —Second rodó los ojos y se cruzó de brazos sintiéndose acusado mientras los demás seguían tirados en el piso.
—¡Hijos de puta, estaban espiando! —Exclamó el morado tornando su mirada confundida a una de furia genuina reconociendo esas miradas culpables y el obvio escenario.
—El gordo de Red hizo un movimiento brusco que tumbó a todos llevándose hasta la misma puerta. —Fue lo único que informó el verde levantándose de encima, sacudiendo sus ropas con las manos tratando de remover todo rastro de polvo.
—¡Apenas tengo unos pequeños kilos de más que ustedes y ya me tratan de gordo! —Gritó el rojo haciendo una pequeña rabieta tirado encima de la puerta recibiendo ayuda del azul para levantarse.
—Perdón ehm... no estaba en nuestros planes interrumpir el momento. —Se disculpó el amarillo observando la escena poco heterosexual que se presentó unos momentos antes.
—¡Estoy sufriendo y nisiquiera puedo tener privacidad por lo menos una vez! —Siguió quejándose el morado siendo sacado de sus cabales una vez más, ejerciendo una rabieta.
King suspiró exhausto escuchando más y más parloteos del morado y de los demás iniciando una que otra discusión que es considerada normal a este punto. Bueno, al menos ya le ofreció un buen consuelo y Purple se siente mejor, lo único importante ahora.
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Por fin lograron sacar al morado deprimido de su jaula gracias al naranja que se encargó de la situación. Aunque después estaba haciendo rabietas luchando por su derecho a la “privacidad”, no obstante esa rabia fue opacada en un instante.
—¡Uhm! Dios, esto es ewxquisito. —El morado totalmente satisfecho alardea el delicioso sabor de unos waffles preparados por el azul mientras los masticaba con gozo.
—Les dije que funcionaría, lo mismo pasa con Red, enseguida se les desvanece la rabia al ofrecerles comida. —Reafirmó Second en el sofá ignorante de su alrededor, sin despegar la vista de la televisión pasando canales con el control remoto.
—Se ve que eres profesional en lidiar con enanos. —Supuso el otro naranja más alto; sentado al lado de Coming.
—Seh... Sólo que al ofrecerle comida a uno también tienes que darle al otro o hará un berrinche total. —Agregó Second apuntando su mirada aburrida hacía el rojizo que también se atragantaba con unos waffles.
—¿Qué mwe miras? No te daré, noob. —El rojo frunció levemente su ceño y habló con la boca llena, también gozando de su exquisito desayuno acompañado de miel.
Second solo rueda los ojos y devuelve su atención al interesante programa que ofrecía la televisión, ignorando completamente al de color rojo.
—¡Miren! Hay una nuevo parque de diversiones no muy lejos de aquí. —Informó el amarillo con su rostro sumergido en un periódico, llamando la atención de todos. Green fue el primer curioso en acercarse al amarillo y poder ver más a detalle la publicidad.
—¿Parque de diversiones? —Dijeron King y Purple al unisono, la única diferencia fue que el morado lo expresó con emoción en su rostro y voz.
—Uhh... Luce tener atracciones muy peligrosas...Tenemos que ir allí. —Agregó el verde apoyando la idea de Yellow también echando un buen vistazo a las imágenes y todo lo que ofrecía el periódico.
—¡Déjenme ver! —El rojo se levantó del comedor y se acercó rápidamente de forma torpe a los dos colores intentando observar.
Según lo que daba a conocer la nueva publicidad del periódico promocionando un nuevo lugar; no era cualquier parque de diversiones, sino uno especial que tiene fama de ser peligroso y es un gran reto aguantar una de las atracciones. Sin mencionar lo complicado que es ganar un premio allí.
Esto hizo un tic en la cabeza del verde; conocido por ser muy fanático de los retos, ya que no hay ninguno que no pueda vencer, siendo esa una de sus ventajas a la vez única debilidad. Intercambió miradas con el amarillo que estaba a su lado y por las expresiones no cabe duda que la guerra entre ellos no ha acabado. Tenían que ir sí o sí.
Pronto el morado y azul también se acercan a los tres individuos que veían el periódico atentamente mientras King se encontraba congelado; como una tiesa estatua como si estuviese recapitulando todo. Sin embargo esa idea no le hizo mucha gracia al naranja más bajito de la sala; quién yace en el sofá.
—Fuimos a una fiesta destruyendo propiedad pública y ahora estamos escondiendo a dos delincuentes haciéndonos a todos cómplices. No, no creo que sea buen momento para ir a ese tipo de lugares. —Dijo secamente no muy convencido de esa propuesta.
—¡Awww, sec! —Se quejó el rojo frunciendo levemente su ceño. —Por eso mismo decimos, una distracción nos vendría bien para sacarnos el mal sabor de la boca. ¿O acaso quieres que nos envejezcamos del aburrimiento?
Los cuatro colores que se encontraban junto con Yellow concordaron asintiendo repetidas veces, exigiendo ser sacados de su jaula y divertirse.
—Hablas de envejecer y eres el más jóven de aquí. —Expresó Second con aburrimiento en su rostro reposando su mejilla en una de sus manos; cambiando los canales con la otra sin dirigirles la mirada a ninguno de ellos.
—¡SEEEC! —Chilló el rojo jalando el antebrazo del naranja, tratando de levantarlo de su lugar en un berrinche. —¡Piénsalo bien! O sólo dices que no porque me odias internamente por el evento del desierto.
—Agh. —Se quejó el naranja malhumorado jalando devuelta su brazo con brusquedad para que el rojo lo suelte. —Está bien, mierda. Pero antes quiero saber la sabia opinión de King.
Miradas ajenas se clavaron rápidamente en el naranja más alto que estaba sentado al lado de Second; mostrándose casi cohibido de esa repentina solicitud. Coming le lanzaba una mirada cómplice, haciéndolo aún peor.
Solo se mostraba en silencio intentando ocultar su mirada de terror ¿Parque de diversiones? Mil veces no si es posible, jamás volvería a poner un pie en algo así en su vida. No obstante dirigió su mirada hacía el morado que lo veía entusiasmado; destilando felicidad en su semblante, esperando con ansias su aprobación.
Se sintió bajo la peor presión posible; gotas de sudor empezando a nacer, deslizándose en sus sienes con nervios. Vaya, si que necesitaba más voluntad y firmeza como lo hacía Second.
—¿King? —El morado notó el obvio rostro del naranja que decía en todo su ser “no” indirectamente, pero pronto tomó la mano de su contrario viéndolo de forma atenta; buscando una respuesta afirmativa como sea posible.
Esto no pintaba para nada bien, absolutamente nada bien. Pudo sentir a detalle el tacto de las manos del morado con las suyas; aunque su piel en estos momentos se encontrará más pálida que la nieve al solo recordar memorias pérdidas vagando en su cabeza.
—Difinitivamente no. —Declinó en un tono serio saliendo de su trance; tratando de esconder su voz temblorosa, no muy rudo ni suave, sino firme, como un tubo de metal.
—¡JA! Digo... Que mala onda, yo sí quería ir. Ahí tienes tu ansiada respuesta, Reddy. —Recalcó Second con un aire sarcástico a la vez con una sonrisa ladina; haciendo que el rojo le lancé una mirada con desprecio apretando sus puños, casi soltando un gruñido por ese tono vacilón del naranja.
—Házlo por mí, Kiing. —Formó uno de sus clásicos pucheros manipuladores a la vez adorables, sin embargo eso no funcionó con el naranja; manteniendo una expresión seria y firme, sin nada que sea capaz de cambiar su opinión.
—Por esa misma razón digo que no, por tí. No insistas. —Desvió su mirada hacía la televisión buscándole fin a la conversación, pero eso no se encontraba en la lista de deberes del morado.
—¡Es un parque de diversiones, cómo lo dice su nombre, no me pasará nada! Dios. —Frunció su ceño ignorante de las verdaderas razones de su contrario, sin verle mucho problema. —Entiendo que te preocupes pero a la vez me hace daño ¿Sabes? No puedes apartarme de todo por siempre.
Purple realizó un golpe bajo en la razón de King, logrando su cometido; cuestionamiento de decisiones.
El naranja mordió el cebo exitosamente, dudando un miligramo el “no” anterior. Se encontraba en un estado crítico, con la presión de los demás y la del morado, realmente si que quieren ir a esa cosa.
Tenía un punto importante, estaba siendo muy duro con Purple, a parte de que antes se encontraba muy mal emocionalmente sería el colmo no apoyar esa propuesta de distracción que en parte sería beneficiosa para él; haciéndolo olvidar la noche anterior y su desamor.
Eso le hizo cuestionarse si estaba sobrepensando mucho las cosas. Al fin al cabo irían todos, no solo ellos dos, proporcionándole más seguridad al naranja indeciso. Sería un completo estúpido cometer errores dos veces.
Soltó un suspiro con los ojos cerrados, un poco más convencido y la emoción extinta de Purple vuelve a renacer en su rostro; dando pequeños saltitos de entusiasmo. Solo sería unas cuántas horas y todo acabará, solo faltaba volver a repetirse en su mente las buenas razones, viéndole lo positivo, quizá y sí logra pasar un buen momento junto con Purple y consentirlo solo por está mínima ocasión. Forzó sus músculos contrayendo una forzada e insegura sonrisa para no levantar preocupaciones, de todos modos todo iba bien, y lo sería si solo tenía precaución y dejaba de lado esos recuerdos que atormentaban su memoria... ¿Qué podría salir mal a este punto?
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