𔓕 . O14
El lugar era increíble, algo que nunca lograron apreciar en el pasado. Vehículos con aspecto “costoso” se estacionaban no muy lejos de aquel sitio. Lucía elegante y distinguido, desconocía si estaba yendo a una fiesta normal y corriente o a un quinceañero dispendioso de alguna hija de un político importante.
Ya fuera del auto, miraron aquel grande lugar como si fuese un palacio, pues era una reacción normal, estos vivían en un bosque y se iban a hacer locuras desconociendo de la sociedad.
—Uhm...Supongo que ustedes sabrán sobre estás cosas y todo lo necesario ¿O me equivoco?—Cuestionó Cyan atrás de los demás que contemplaban el sitio con brillitos en las pupilas.
—De hecho...—King iba a llevar a cabo una explicación elaborada de lo ignorantes y desactualizados que era el grupo, pero sus previas palabras fueron interrumpidas por el morado.
—¡DE HECHO! Sí, ya hemos estado en sitios así en varias ocasiones, tu no te preocupes. —Mintió rápidamente antes de que el naranja pudiese reclamar. Rodeó el cuello del mencionado con uno de sus brazos forzando la comisura de sus labios en una sonrisa intentando disimular. De vez en cuando dirigiendo una mirada asesina hacía este mismo.
King rodó sus ojos con una ligera mueca e intentó zafarse del agarre con forcejeos, un poco molesto por esa acción. La mirada del morado estaba que le atravesaba el alma. Esta de más agregar que Purple ha comenzado a comportarse extraño.
El celeste se les quedó viendo raro, con desconfianza sobre la breve afirmación del más bajo. Pero quitó esa expresión de su semblante y la reemplazó por una leve sonrisa amistosa.
— ¡Bien! Será mejor que entremos —Ordenó el celeste convencido, dirigiéndose hacía la entrada y los demás le siguen el paso.
Como era de esperarse, dicho naranja se mantuvo cerca de Purple, específicamente a su lado. Algo apuntaba al enano que no iba a separarse de él por nada en el mundo, así que dejó escapar un suspiro con pesadez.
Una vez dentro, notaron bastante gente conversando; fina a su parecer, con miradas insolentes. Lo extraño era que Cyan se mostraba... ¿Casi lo opuesto? Cool y social, pero seguía existiendo esa vibra de dominancia y superioridad.
El piso y pared eran blancas, como un cisne. Como se dijo anteriormente, todo lucía dispendioso. Purple al igual que la mayoría veían atentamente el exterior, echando miradas a todo lo que había, sin estar lo suficiente enterados de lo que tenían enfrente. En un descuido, el morado choca con alguien que estaba de espaldas, haciendo que suelte un quejido.
—¡Agh! L-lo siento... —Se disculpó con torpeza sobándose la cabeza, sin dirigir su mirada hacía él.
—Oh, no te preocupes, los accidentes pasan. —Replicó el extraño en un tono amistoso. Cuando por fin sube la mirada para verlo era un chico de la edad de Cyan, la única diferencia esque este parecía alguien...normal. —Con que tu eres uno de los acompañantes de Cyan? Un gusto! —Extendió su mano con una sonrisa ladina, parecía ser alguien buena onda.
Purple se quedó parado viendo su mano, sin saber que hacer. No dirigió su mirada a ninguno, y con una gran sonrisa orgullosa choca puños con el mencionado, como si fuese lo más normal del mundo, completamente orgulloso de su acción. Hubo un corto e incómodo silencio.
—Imbécil...Es un apretón de manos...—Le susurra el naranja dándole un fuerte codazo como regaño, disimuladamente. Para luego volver a mirar al extraño con una sonrisa incómoda y forzada.
—¡Oh! C-claro, claro. —Se sobresaltó un poco y en un movimiento rápido estrecha manos con el contrario en un torpe intento de salvar su dignidad; con escaso cuidado, manteniendo la misma sonrisa pero con notables nervios y vergüenza. Apenas puso un pie en la fiesta y ya la anda cagando.
—Uhm... Sí, por supuesto...es mejor irnos a sentarnos ya...hehe. — Dice Cyan rompiendo el embarazoso silencioso, como salvación. Hasta él quería salir de allí, tanto como el morado anhelaba que le succionara la ausente tierra.
Hicieron como si nada pasó y se despidieron de aquel chico, dirigiéndose a una de las mesas disponibles que habían por ahí. Tomaron asiento en una vacía, lo suficientemente grande para que se sienten todos.
Purple tomó asiento junto a King, que parecía no muy feliz; reposaba su mejilla en su mano, con una mirada con total aburrimiento y desinterés, observando la nada como si esta le fuese a establecer una conversación interesante.
La mesa poseía un mantel blanco encima, de buena calidad, observando su textura. El mismo caso era con las sillas. Mirando más a su alrededor la iluminación era de un ambiente naranja y amarillento, junto con mucha decoración formal y elegante, pero clásica, como por ejemplo velas o candelabros colgantes. Era como estar presente en un baile de la realeza, no tan literal.
Sin mencionar lo extravagante del lugar; con muchas texturas diferentes y variadas en las mesas, sillas, piso y paredes.
A su otro lado estaba Cyan, creo que no es necesario recalcar la tensión que hubo entre este mismo y el naranja, claro, principalmente creada por el último mencionado. Pero nada fuera de lo común aparte de intercambios de miradas.
—Yyyy... ¿No se supone que es una fiesta y tenemos que bailar o algo así? —Preguntaba Green el cual estaba sentado en medio de Yellow y Blue, en la misma situación aburrida que King.
—Sí, pero es una ocasión diferente por los que antes de todo eso nos darán una “cena” especial. — Explicaba el celeste con mucha paciencia, este se encontraba distraído observando sus alrededores al parecer en busca de alguien.
—¿¡Comida!? No es genial Sec?? — Exclamó el rojizo que reposaba en su silla junto a Second, este último el más perdido de todos, estaba en un lucha con sus párpados para que estos no se cayeran. Dirigió su mirada hacía el naranja de su lado en busca de una respuesta pero no hubo nada. —¡Second! —Intentó una vez más provocando un sobresalto en su contrario.
—Eh... Sí, tienes toda la razón. —Se talló sus cansados ojos, su mirada daba entender que nisiquiera sabía su nombre ni quién era o donde estaba.
En unos minutos un hombre llegó y les sirvió a cada uno su respectivo plato; una cena simple pero con buena pinta, apariencia dispendiosa. Todos parecían satisfechos en el primer bocado.
Purple se quedó observando su plato y los distintos utensilios que reposaban ahí; variados y de diferentes tamaños. Le daba vueltas a la cabeza elegir uno.
Si bien la cena eran unos deliciosos espaguetis; simples pero sabrosos, que obviamente se ingieren con la ayuda de un “tenedor” los nervios le ganaron al pobre morado y agarró un tenedor con un cuchillo y antes de empezar a contarlo otro codazo por parte del naranja se presentó.
Se volteó a verlo y por su mirada le decía que la estaba cagando. Rápidamente dejó el cuchillo sobre la mesa con una sonrisa nerviosa y forzada, quería atragantarse con las albóndigas.
Yellow y Red estaban más que aburridos en el fondo, por lo intercambiaron miradas cómplices con una sonrisa mientras degustaban de su platillo disimuladamente.
El amarillo saca una mosca muerta de quién sabe donde y la cuela en el platillo de Green cuando no esta viendo; junto con una sonrisa maliciosa mientras que Red intenta no mearse de la risa ahi mismo.
—¿Estás bien, Red? —Cuestionó Second viéndolo con preocupación genuina al notar su extraño comportamiento.
—S-sí, no es nada, solo tengo alergias, de nuevo. —Respondió sin despegar la mirada de su plato, jugando con su comida tratando de disimular; su rostro estaba irónicamente rojo por aguantar la risa.
Green deja de charlar con Blue y con toda la normalidad del mundo agarra su tenedor y mastica un bocado de su comida; sin embargo, hace una mueca y rápidamente lo escupe.
Una mosca salió disparada en la mesa, totalmente muerta en medio de la cena. El rojo no pudo aguantarse más y comenzó a carcajearse como si no fuera un mañana hasta que no le quedara voz. Yellow se aguantó por un pelo; aunque su rostro delataba la contención de una risa.
El verde al escuchar esas risas familiares que tanto repudiaba frunció el ceño casi de instinto y giró hacía el amarillo; obvio responsable de la pequeña bromita, no necesita pruebas para saberlo.
—¡Jodete Yellow! —Exclamó molesto tirándole un puñado de su propio platillo teniendo de blanco su rostro.
—¡GUERRA DE COMID...! —El rojo iba unirse con toda la emoción del mundo junto con Blue, pero los cuatro se detuvieron en seco antes de la catástrofe al oír un carraspeo audible que les llamó la atención.
El autor era Purple; que los miraba con los ojos entrecerrados, diciéndoles mentalmente que se detuvieran o enfrentarían las consecuencias. Sin embargo algo más interrumpió a los cinco.
—Pff... —Una risa más que contenida por parte de Cyan llega a la conversación, cosa que dejó confundidos a los demás al ver que comenzó a reírse, dirigiéndose miradas los unos a otros, así que proceden a sentarse de nuevo. —Son muy divertidos, me agradan. También me gustaría tener esa libertad de lanzarle comida a la gente. —Agregó limpiando sus labios con una servilleta.
—Hehe... Sí. —Replica el moradito con nerviosismo, para luego hacer que el verde intercambie puestos con Blue para evitar más problemas.
El azul ahora estando al lado del bromista, empieza a limpiar la sucia cara del amarillo con una servilleta, con algo de dificultad por la terquedad de Yellow. Después de eso la cena siguió más o menos normal; conversaciones y charlas comunes, sin mencionar la mirada amenazadora que Green le lanzaba al amarillo, jurando que haría venganza como sea posible.
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Pronto cuando acabaron sus respectivos platillos, las luces disminuyeron y música comenzó a sonar; era el comienzo de la verdadera fiesta.
A diferencia del morado, todos se limpiaban con las servilletas que yacen en la mesa, por obligación ya que el rojo se limpió con el cuello de su traje cuando nadie lo estaba viendo. Sin embargo el morado se le olvidó por completo la existencia de ese detalle importante y por costumbre se limpio con la manga de su traje; manteniendo una expresión de lo más normal.
Cyan lo miraba con una sonrisa graciosa, le pareció raro y volteó hacía el naranja; que se apretaba el puente de su nariz preguntándose el sentido de su existencia. Sonrió con vergüenza tratando de disimular: sí, difinitivamente eso le hizo darse cuenta de que hizo algo mal.
—¡VAMOS A PATEAR CULOS!—Animó el verde junto con los otros tres levantándose de sus sillas y dirigiéndose a la pista de baile.
La pista era clásica; colorida y neón. Mesas con manteles blancos y largos hasta el piso estaban alrededor; una considerable cantidad de velas reposaban en cada una de ellas dando un aspecto más ardiente. Green por memoria fue el primero en llegar para robarse el puesto de DJ y poner música de verdad. Los demás tres se colocaron en la pista ofreciendo sus mejores pasos junto con Green haciendo sonar el disco.
—¡ESO BLUE! —Exclamó el amarillo dándole ánimos al azul que estaba haciendo un breakdance, mientras el rojo se tragaba como si no fuese un amanecer una de las tantas copas de vino.
No obstante, una canción leve y más tranquila comienza a sonar.
—¿Me ofreces esta pieza, Purple? —Preguntó el celeste ofreciéndole su mano al morado. Este último le dirigió una mirada rápida al poste naranja.
—¿Por qué no? —Accedió el de color uva tomando su mano para que Cyan se lo lleve a la pista, ignorando la obvia mirada de King.
El mencionado se quedó viendo como estos se desvanecían en la pista de baile, no tan visibles pero no los perdía de vista.
—Increíblemente ridículo. —Resopló el naranja más alto de ahí, ahora con los pies sobre la mesa haciendo desaparecer sus modales; limpiando sus dientes con un palillo. —Almenos te tengo a ti, Second, esta fiesta es estúpida ¿No es así? —Buscó la mirada del otro naranja que estaba sentado al lado suyo, que tan cansado se veían sus ojos que estampó su rostro bruscamente en su platillo no terminado, cayendo en un profundo sueño. —Olvídalo.
Bueno, no era tan malo ¿No? Solo es un baile lo que harán. Son celos que sienten los seres queridos y amigos, nada más. No hay nada detrás de todos esto.
Lo único que sonaba era la música a tope y los ronquidos soñolientos del naranjita que usaba como almohada su propia comida, a estás circunstancias cómodo para él.
—Agh, me aburro. Ya vengo, se me va explotar la vejiga. —Avisó vulgarmente parándose de su asiento para dar paso hacía el baño no tan lejos de ahí.
Y así es como el pobre soñador quedó solo en la mesa blanca mientras que los demás se emborrachaban y divertían.
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Antes de que los dos colores bailaran, Purple se había atragantado con unas cuántas copas de vino. No estaba taaan ebrio, por ahora.
—Vaya, se ve que ebrio te salen unos pasos. —Bromeó Cyan con una sonrisa tomando de la mano al morado mientras el otro mantenía la sobrante en su hombro.
—Qué va, no estoy ebrio. Ebrio fue la vez que le rompí la madre a King aquella noche. —Confesó bajo los efectos del vino sin ninguna vergüenza, como si lo estuviese presumiendo.
—Chico agresivo... me gusta. —Musitó con una ceja levantada y sonrisa ladina. —Me aburrí de bailar, vamos a un lugar más solo, ya me esta enfermando el olor ebrio de los demás. —Propuso casi ordenando, jalando la mano del morado que solo se dejaba guiar.
Se alejaron de la pista de baile y se encaminaron a un lugar con carencia de gente, pues toda la gente estaba borracha en la pista.
—¿Y cómo es eso de tus padres? Me da curiosidwad el twema. —Habló con dificultad el morado mientras caminaba al lado de su adverso.
—No mucha historia detrás, solo son unos imbéciles perfeccionistas insolentes que me presionan desde que tengo memoria. Quién diría que se ahogan en plata. —Desvió su mirada celeste con molestia de solo pensar en ellos. —Supongo que tu tienes mejores padres que yo.
Hubo un incómodo silencio por parte de Purple que aún sin mínima consciencia no se atrevía a decir una sola palabra sobre ese tema. Cosa que notó Cyan.
—Oops, la cagué. Lo siento, no debí hablar de más. —Se disculpó el celeste rascando su nuca, ahogándose en vergüenza genuina por el terrible silencio presenciado.
—Naaahh...No te preocupes. Mi padre es una mierda, no le importo y creo que jamás lo hará. —Dijo con un tono vacío en conclusión del tema, para no hablar más de ello.
—Oh mira! Por aquí. —Guió Cyan jalando de su mano hacía un pasillo bastante largo y aún más solitario.
El pasillo estaba lejos de ser tenebroso, más bien, elegante. Su luz era de un tono amarillo y padecía una alfombra roja por todo el suelo, paredes con marcos y estampados clásicos. Cuadros de todo tipo y tamaños decoraban las lindas paredes como si fuese un museo digno. Cyan parecía saberse el lugar de memoria.
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El sonido de una palanca rebotó y el naranja se reveló saliendo del baño, ignorante de su alrededor.
—Carajo, me duele la espalda... —Se quejó estirándose y miró su alrededor. Nada inusual, Yellow y Blue haciendo cosas raras bajo el alcohol en un lugar apartado, Green totalmente entretenido con su nuevo puesto robado de DJ, Second más privado que un estudiante universitario y Red haciendo el ridículo frente a la pista, lo de todos los días.
Sin embargo notó que Purple y el celeste no estaban en la pista, esto le hizo despertar su séptimo sentido.
—Oh mierda... Soy un imbécil ¡Perdí a Purple de vista! —Se sobresaltó casi muriendo de un paro cardíaco del susto por su terrible distracción. —Bendito sea, ese cabrón se me adelantó. —Salió disparado a la pista de baile apurado como si su vida dependiera de ello y comenzó a buscar a Purple frente la multitud.
Obvio que estaba exaltado, era consciente del delicado estado ebrio que Purple cargaba por lo que observó anteriormente, siendo presa fácil de un aprovechamiento.
Se comenzó a desesperar al ver que no había ni una sola pista de donde se habían metido. Sin embargo se detuvo y pensó con la cabeza a diferencia de todos estos ebrios ¿Dónde irían en una fiesta como esta sin ningún tipo de ruidos molestos? Exacto, un lugar sin gente, y lo único que estaba en punto de visión era ... ¿Un pasillo infinito? Nunca lo notó ahí.
Se dirigió a paso rápido allí en busca de ellos.
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—Mira. Este cuadro es fabuloso ¿No? —Se detuvo en seco soltando la mano del morado para presenciar un cuadro gigante frente a ellos, con trazos perfectos y pintura clásica; como si ya tuviese años ese cuadro.
—Ps sí, ta’ bonito. —Concordó ciegamente intentando ver con claridad el cuadro enfocando su vista en él.
—Es increíble la cantidad de cuadros muy veces interesantes que hay en un museo. —Comentó el celeste. —Y solo me detenga a ver el mejor de todos.
Se volteó hacía el morado y tomó sus dos manos acariciando su piel con ternura. Esto hizo que Purple abriera su ojos como platos y un tono carmín invadiera sus mejillas por el repentino piropo y acción.
Los dos se miraban fijamente a los ojos; Cyan con una mirada posesiva y coqueta que destilaba dominancia a la vez; mientras que Purple tenía un brillo en sus ojos totalmente embelesado.
Soltó sus delicadas manos para tomarlo del mentón al tenerlo bajo sus pies y acercó sus labios lentamente. Podía sentir el aliento de alcohol que poseía el morado. Justo cuando Purple creía que se iban a besar románticamente el celeste se detuvo en seco antes de rozar sus labios con los suyos.
—Sabes... Me gustaría complacerte. —Susurró Cyan acercándose a su oído, erizando su piel al mismo tiempo haciéndolo sonrojar aún más. —Cuando salíamos juntos me hacías charlas sobre lo mucho que te interesaba el dinero. —Agregó con un tono de voz bajo pero llamativo e hipnotizante. Esto confundió a Purple ¿A qué se refería exactamente?
Aún cerca invadiendo espacios personales, Cyan saca un pequeño papel y un plumón de su bolsillo.
—Puedes firmar esto y un pequeño regalito de parte mía sería todo tuyo. —Dijo discretamente el más alto. —No quiero que pienses que te estoy comprando, simplemente es un presente por pasar tiempo conmigo, nadie jamás me había visto más que un amigo y no un simple banco. —Usó de arma la mortal empatía, desviando su hipnotizante mirada en timidez y tristeza mezclados.
El imbécil de Purple cayó ante esas palabras que lo hicieron sentirse especial, cosa que casi nadie le hizo sentir en su vida. Estaba más que ebrio como para pensar con claridad y leer siquiera el “Papel” o más bien dicho contrato, cosa de lo que era perfectamente consciente el contrario y sobre su terrible estado, pero si tenía algo muy claro en este instante.
Agarró con torpeza el bolígrafo y una sonrisa se dibujó en el rostro de Cyan. Sin embargo antes de firmar vió como el mencionado cayó al piso noqueado a causa de alguien inesperado.
—Qué mierda... ¿King? —Musitó casi soltando un gallito.
—Diablos... ¿Estás bien Purple? ¿No te tocó? —Revisó con rapidez al morado como si fuese un niño pequeño que no se sabe cuidar. —Perdón por la aparición cliché de repente, me había asustado. —Se rascó la cabeza sonriendo con vergüenza intentando excusarse.
El morado pestañeó varias veces. ¿Qué mierda acaba de pasar? Lo único que invade su mente es la pura confusión. El vino no lo dejaba procesar bien la información.
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La fiesta seguía en su punto máximo, volúmen a tope y bailes torpes por parte de la gente ebria que poseía la pista de baile. Red, Yellow y Blue volvieron a estar juntos en la pista, bailando completamente ebrios sin importarle lo demás.
—¿Qué hacían? Calenturientos de mierda. —Preguntó mientras bailaba poniendo su vista en los dos colores que llegaron.
—Qué te importa. —Fue lo único que respondió el amarillo malhumorado, tomando vino desde la copa.
—Come torta... ¡OYE GREEN, YELLOW Y BLUE ESTUVIERON...! —Exclamó a los cuatro vientos con el único propósito de joder hasta que un empujón le calló el hocico.
Este chocó con una de las mesas haciendo temblar a esta. Frunció el ceño por la agresiva reacción.
—¿Cállate quieres? —Amenazó el amarillo sin medir su acto por el efecto del alcohol. Blue soltó un leve “Uuuh” tentador viendo que se aproximaba una horrible tormenta de pelea.
Red de memoria devolvió el empujón pero mucho peor por su superior fuerza; provocando que Yellow también choque con una de las mesas.
Sin embargo estaban tan distraídos con sus típicas peleas que no se dieron cuenta que una de las velas se cayó en la manta de la mesa que llegaba hasta el piso.
Siguieron con las maldiciones y empujones hasta que notaron el extraño olor de humo y una temperatura algo alta no muy lejos de aquí. Cuando miraron alrededor confundidos vieron como la mesa anterior se prendía en fuego casi de un parpadeo. Antes de siquiera hacer algo para pararlo la manta en llamas hizo contacto con las demás mesas; propagando en un segundo casi toda el salón.
Los gritos asustados por parte de la gente no tardaron en aparecerse y todo se volvió un desastre; mesas tiradas por ahí y la gente corriendo por todos lados yendo a la salida para salvar sus traseros.
—Oops... Hay que irnos de aquí... ¡Green! —Exclamó el rojo llamando a los demás para evacuar la zona antes de que sea tarde.
—¡Red! —Green no tardó en llegar pero casi de inmediato notó que faltaba la mitad de los chicos. — Oh dios... ¿Y los demás? —Dijo con preocupación.
—No tenemos idea, amigwo.
—Vamos a buscarlos antes de que se explote esta verga... —Finalizó Green yendo a buscar a Second y los demás junto con los otros tres a la velocidad de la luz.
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—Ugh... listo. —Avisó el naranja reincorporándose.
Este había atado con una cuerda al celeste y lo apoyó en la pared cuando el morado le relató todo lo que pasó, obviamente bajo los efectos del alcoholismo lo distorsionó todo y lo hizo parecer peor de lo que había sido.
—Lo llevaremos con nosotros para hacerle una interrogación sobre sus intenciones, no vamos a dejarlo ir así cómo así. —Pasó su mano por su frente limpiando el sudor, realmente si que estaba haciendo calor infernal.
Dirigió su mirada hacía el morado que aún tenía el descaro de darle un sorbo a otra copa de vino que quién sabe de donde sacó.
—¡Maldita sea Purp, casi te sometes a un contrato que nisiquiera te molestaste en leer y tú sigues tragando alcohol! —Le arrebató la copa de vino y la tiró por ahí con la poca paciencia que le restaba. —Amo decirte las veces que sea “Te lo dije“ sabiendo que te molesta pero y que yo tuve la razón todo el tiempo... ¡TE LO DIJE! aunque solo te hacías orejas de pescado. —Explotó finalmente, no faltó el obvio y ansiado regaño como si fuera una figura de autoridad.
Purple bajo los efectos no decía no una sola palabra, sino soltó un bufido molesto y rodó sus ojos, sin prestarle verdadera atención a las palabras de su contrario.
—Eres la persona más terca que he conocido. —Sacó una de las servilletas y limpió con cuidado y delicadeza la comisura de los labios de Purple. —Pero aún así quiero que sepas que siempre te apoyaré y todo eso...¿Entiendes o con plastilina?
Explicó tratando de conservar su paciencia; algo distraído narrando su regaño y demás parloteos. Hasta que notó la expresión de horror que se pintó en el rostro de Purple mirando justo detrás de él.
Empezaba a oler a humo cada vez más fuerte. Cuando decidió echar un vistazo a sus espaldas vió a lo lejos que la pista ardía en llamas.
—Verga...
Purple había estado tomando tanto que su expresión de horror se tornó en una cansada. Veía borroso y cada vez era más difícil mantenerse de pie. Incluso ese olor a humo sofocante le asfixiaba. Hubo un momento en que no aguantó más y perdió la consciencia, cayendo boca abajo en el cálido pavimento.
—¿Purple? —Se giró al escuchar como caía al suelo, y ver su cuerpo inconsciente. —Carajo...
Se apresuró a cargar su inmóvil cuerpo pero que aún mantenía su respiración; le causó ternura, pues es la primera vez que lo carga sin que dé pataleos como un loco.
—¡Cierto, Cyan... —Justo cuando iba ir en marcha se acordó del celeste y volteó dónde se supone que estaría su cuerpo atado e inconsciente, sin embargo al girar no había ni un solo rastro de él, solo los restos de la cuerda maltratada y cortada. —Cabrón astuto.
Lo maldijo al ver que el muy escurridizo escapó sin que ninguno de los dos se diera cuenta, realmente si que tenía resistencia al despertar tan pronto de ese noqueo. No había tiempo así que corrió a toda velocidad a las afueras del grande pasillo mientras cargaba con el pesado cuerpo del morado en sus brazos.
Cuando por fin salió de ese sofocante pasillo vió a los alrededores en busca de los chicos y solo vió a Second aún durmiendo bien placentero aunque todo en la fiesta estuviera en llamas.
—¡Second levántate por el amor de Dios, hay que salir! —Gritó a la distancia y el naranja soñoliento se sobresaltó por la violación de su sueño.
Su expresión fue de lo mejor. Confusión inundaba su rostro al ver que la fiesta se estaba derrumbando en el fuego, pudo presenciarlo pero no tan detallado por la desenfoque que le dió al levantarse.
—¿Qué mierda? ¿Qué carajo pasó? Solo me dí una pequeña siesta y ya se está acabando el mundo. — Se quejó el naranja dirigiéndose hacía los dos colores. —¿Por cierto que le pasó a Purple?
—No hay tiempo para explicaciones. —Corrió a la salida junto con Second.
—¡No jodas, cierto! ¿¡Y los demás?! —Entró en consciencia el naranja más bajito casi muriendo de un susto al olvidar algo tan importante.
—¡Chicos! —Una voz no tan lejos de ellos los llamó, era el verde junto los colores faltantes.
—¡Green! Gracias al cielo que esten bien. —Second se aproximó hacía ellos casi de instinto y revisó que estaban en buen estado.
—Saquemos nuestros culos de aquí. —Ordenó el verde. —¿Y Purple qué? ¿Se desmayó por la ebriedad?
—Más o menos. —Dijo cortante.
—¿Qué hay de Cyan? —Cuestionó el naranja.
—Uhm... Él... Escapó.
—¿Cómo así que escapó? —Alzó una de sus cejas en confusión.
—Después les cuento la historia, mierda. Vamos marchando.
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Por fin salieron del lugar donde sirenas y autos de policía estaban cerca de allí. Red se volteó y echó un vistazo a la fiesta en llamas detenidamente.
—Wow... Quién diría que una vela hizo todo eso. —Musitó con el ardiente fuego reflejándose en sus iris.
—Un momento...Hijos de puta ¿Tuvieron algo que ver en esto? —Amenazó Second con seriedad.
—Uhm...Eh... —Yellow y Red se rascaron la nuca al mismo tiempo. —¡El empezó! —Se acusaron los dos y se señalaron recíprocamente buscando culpar al otro.
Los parloteos y regaños al fondo por parte de Second no tardaron en presentarse, como si fueran perritos desobedientes. Se ve que Second y King tiene algo en común; aguafiestas que regañan recalcando terquedad y buscan tener la razón.
—Vaya, nuestra primera y probablemente última fiesta. —Dijo con pesar el verde. —¿Y en fin qué pasó con Cyan?
—Agh... Estoy exhausto, aclaremos todo mañana, aparte el cuerpo de Purple pesa igual que cuatro costales de cemento. —Cansado ahora carga a Purple poniendo la mitad de su cuerpo en su hombro, más cómodo para él en su opinión.
—Oye cierto, mejor vamonos antes de que se den cuenta de que esos dos pendejos fueron los responsables. —Musitó el azul haciéndole señas a los otros tres al fondo. Sin más remedio se van a pie totalmente cansados y apenas manteniendo la compostura, huyendo de la policía y posible arresto.
Un desastre sin duda, no faltó conflictos por la ebriedad, manipulación, calentura, alcoholismo, y destrucción de propiedad pública. Primera y probable última vez que el Color Gang visita la ciudad y ya cometieron más de un delito.
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—Agh...Me duele todo. —Se quejó el celeste caminando por una calle de la ciudad, solitario con solo el gélido sonido del viento.
Estaba oscuro y las tiendas cerradas con sus luces apagadas. Sacó un pequeño y redondo espejo observando detenidamente su rostro.
—Menos mal no me dió un golpe en la cara, no es fácil mantener una cara bonita. —Siguió viéndose cualquier imperfección para después solucionarlo. —Me pregunto quién o quienes fueron los imbéciles que prendieron en candela el lugar. —Se preguntó pensativo. —Mejor llamo al cabrón de mi padre para que mande a uno de sus esclavos a buscarme en el auto. —Cerró con brusquedad y estrés el delicado espejo y justo cuando iba sacar su móvil del bolsillo pudo escuchar una voz.
—Cyan~
Rápidamente se puso alerta y miró por todos lados hasta que posó su vista en un callejón donde dos ojos rojos y brillantes que resaltaban en la oscuridad le llamaban.
—Agh, cuánto lo odio... —Susurró para si mismo y se adentró en el oscuro callejón con toda la normalidad posible, como si fuese costumbre.
Lo buscó con su mirada celeste entre la oscuridad al ser travieso que se escondía allí, moviéndose por todos lados de forma inquieta y juguetona para estar lejos del campo de visión del celeste y joder un poco.
—Me rompes las bolas, dí que quieres, tengo asuntos. —Sin embargo Cyan fue al grano directamente.
—Auch, se te nota estresado ¿Tu plan no funcionó? Siempre pones esa cara cuando las cosas no salen como quieres. —Una voz masculina sonó en la oscuridad sin mostrarse realmente.
—No te importa.
—Creí que lo ibas a violar, no ofrecerle un papeleo que enrealidad es uno de matrimonio.
—Un caballero jamás toca a alguien sin su consentimiento. Pero ahora que lo dices meterlo en los problemas con mis padres sobre buscarme un matrimonio suena peor en voz alta.
—¿No te salía rentable buscar una chica de tu universidad? Todas se mueren por tí. incluso los chicos más heteros.
—No busco alguien que realmente guste de mí, descerebrado, aunque eso es difícil. —Soltó una ligera risa narcisista. —Mi plan era hacer que el morado, o sea, una presa lo suficientemente débil en la parte emocional, firmara esa mierda para después darse cuenta de su error y pedirme el divorcio cuando fuera posible. Así manipular emocionalmente a mis padres de que “Me siento muy mal para buscar otra prometida, yo lo amaba tanto” obvio, hacerlos sentir mal por mi desgracia y que me dejen en paz sobre buscarme matrimonio forzado. —Explicó su no tan complicado plan con paciencia. —Sin embargo ese naranja del que no me acuerdo su nombre me saboteó. Se nota su obvio odio hacía mí, pensé ejercer mi plan en él pero parece fuerte emocional y físicamente, incluso inteligente.
—Ow, eso no es muy “caballero” pero pobre de tí...Yo me casaría contigo, pero no aguantaría ni el primer día tu problemas de irá y actitud posesiva. —Soltó una risa burlona la voz misteriosa.
—Ojalá y uno de los pandilleros de acá te tiroteen. —Rodó sus ojos en molestia por ese comentario de burla. —Oh espera, ya estás muerto. —Contraatacó con una sonrisa victoriosa.
—Tsk... Ojalá a ti te salga tremenda espinilla en toda la frente y agonizar por ello por arruinar tu perfecto rostro.
—Como sea, me largo. Esta lindura no se cuida sola. —Dijo con soberbia y se volteó dándole finalización a la charla, dispuesto a irse antes de que algún imbécil fuera lo suficientemente estúpido para asaltarlo.
—Oye espera... ¿No vas a volver intentar otro plan con esos pobres chicos, verdad? —Ladeó su cabeza desde la oscuridad, entrecerrados sus brillantes ojos rojos con curiosidad.
El celeste detuvo su paso aún de espaldas y cabizbajo en total silencio.
—Nah, me da pereza. —Se encogió de hombros y marchó sin darle importancia, no era tan estúpido para volver de nuevo. Y así desapareció por las calles dejando solo a la extraña criatura no humana en el callejón.
🍷.
Adivinen quién volvió del sepulto. Este capítulo planeaba ser más o menos diferente al resultado ya que me dió estrés, por eso tardé tanto (diez decadas después)
por fin salí de éste capítulo de mierda q me tenía hasta los huevos, así q se me será más fácil seguir con la historia, yepiii !!12
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