IX

Karamatsu miraba su reloj ansioso, habían pasado dos días sin tener noticias de su única amiga. ¿Qué le habría pasado? Pensaba, tal vez sus hermanos te habían ofendido de alguna forma, o quizás, finalmente, te habías dado cuenta del doloroso y asqueroso chico que el era, ¿Por qué siempre tenia que alejar a quienes el quería y apreciaba? Lo normal seria alejarse y darte tu espacio, si no lo habías ido a visitar seria por algo, ¿no? Pero... porque permanecía ese leve dolor en su pecho al no tenerte cerca, la costumbre de tu cercanía era única, no podía simplemente fingir que lo estabas "ignorando". Debía hacer algo, el no quería perderte.

//Ja! No, no olvide que esta historia es un TuXKaramatsu//

-KyT-

Suspiro con pesadez al encontrarse frente a la puerta de tu casa, tomando valor –que no encontraba en el- para poder tocar el timbre, notó que la puerta no estaba cerrada por completo, entró a tu casa con temor, mientras te llamaba -¿Dónde estas?- se pregunto dirigiéndose a tu habitación; el silencio sepulcral se acabo por un leve susurro ajeno proveniente del final un pasillo que lo guiaba a tu habitación.

Karamatsu abrió la puerta con lento temor, observando con detenimiento la nueva imagen frente a el, latas en el piso, envolturas tiradas, pañuelos, un televisor en el fondo y, en medio de tu cama, un pequeño bulto envuelto de sabanas. Intentando hacer el menor ruido posible entro, notando que aquella bolita escondida eras tu.

-¡Millen! ¿Estas bien?

Te pregunto preocupado por tu condición,

-Karamatsu, debo decirte algo...- hablaste- Por favor no te asustes, pero el a llegado

- ¿el?

Si, sabias que no era una gran idea decírselo, pero ¿Qué otra opción tenias? Lo miraste suplicante y finalmente articulaste las palabras mas odiadas por toda mujer

- Si, Andrés, el que llega cada mes, mi periodo.

//Perdón si hay algún Karamatsu BOY leyendo esto//

-OH...- Dijo con simpleza mientras te sonreía natural, eso es genial, espero que... - Proceso tus palabras con una clara expresión de miedo- ¿V-voy a morir?

Si, al parecer habían personas que todavía –sin ser mujer- le temían al "proceso hormonal" y sus consecuencias, pero siendo honestas, Karamatsu vivía con muchos hombres, y todos les temían a la "entidad" malévola que aparecía cuando su madre llegaba a sus días.

Pero, para tu suerte, aquella etapa de temor fue superada con facilidad cuando el mayor noto tu dolor, con cuidado se arrodillo a tu lado y menciono las dulces palabras mágicas.

¿Qué necesitas?

-KyT-

Cualquier mujer diría que Kara es un narcisista, inútil y posible pervertido, pero tu sabias la verdad, el era dulce y amable, después de todo ¿Qué clase de "Mal hombre" te iría a comprar toallitas femeninas?

La joven cajera miraba desconfiada al muchacho de polera/buzo azul, el cual estaba casi tan rojo como la ropa de su único hermano mayor; había sido una batalla el encontrar el pasillo para mujeres, esperar que todas las damas se fueran y luchar por saber cual seria la diferencia entre toallitas con alas y sin alas. ¡Claro! Puede sonar simple, pero solo las mujeres –y hombres con algo de experiencia- sabrían que la diferencia no esta en el nombre, si no en la comodidad. Ahora Karamatsu esperaba avergonzado que la cajera tomara el dinero para poder escapar de ahí y ,con suerte, no volver a ese lugar, pero para su desgracia el dinero que tenia en su mano no quería ser aceptado por la otra persona, quien ahora lo acusaba de ser un pervertido que únicamente deseaba molestar a las pobres e inocentes mujeres con uno de sus mayores dolores. Tanto fue el alboroto que tuvieron que llamar a seguridad, al gerente y por poco a la prensa (por parte de los clientes, para denunciar el mal servicio de atención). Solamente una mujer se apiado del alma con cara de color tomate, y comprando lo que el joven deseaba, se lo entrego en la puerta del local.

Si, tal vez tuvo que haber ido a comprar al negocio cercano a su casa, seguramente hubiera tardado menos y se hubiera evitado aquel circo. A el no le avergonzaba el tener que comprarle toallitas, o pastillas contra los terribles cólicos femeninos a su madre, pero por alguna razón esto se sentía diferente. Desde niño el se encargaba de ayudar a su madre cuando tenía "problemas" al estar en sus días; sinceramente él era el único confiable para este asunto.

Después del nacimiento de los sextillizos el periodo de su madre fue cruelmente irregular, pero como toda gran madre y mujer se las supo arreglar teniendo una gran reserva "por las dudas", sin embargo, con el paso de los años, se volvió un poco mas descuidada (¡¿Quién no lo seria teniendo a su cuidado a seis niños revoltosos?! Repasemos: cuatro comidas al día, limpiar la casa, ropa, levantar juguetes, bla, bla, bla. MUCHO TRABAJO).

Así, los hombres en la familia Matsuno conocieron las palabras "ayudar a una dama en apuros". Desde un comienzo el padre de los chicos fue totalmente descartado y, como el mayor de los seis hermanos, se sacrificó a Osomatsu; Karamatsu nunca olvidaría ese día, porque desde entonces notó que su hermando mayor podía hacer cosas realmente locas, estúpidas o exageradas por simple vergüenza o miedo, y eso fue lo que había pasado ese día, al estar tan avergonzado por sus compras, Osomatsu abrió el paquete en pleno local y se disfrazo con toallitas intentando lucir divertido, pero todos sabemos que a mas de una mujer eso resulto tener el efecto contrario, aun mas para la madre que al regreso de su hijo notó el gasto lata por nada.

El segundo sacrificio fue el menor, quien conociendo el proceso femenino y lo natural que era (para el) su existencia, fue sin vergüenza alguna, claro, sin vergüenza hasta que (por su rosado gorrito recién estrenado) lo llamaron "señorita", ¿El resultado? Dos personas llorando bajo el edredón de la cama después de que el pequeño volviera llorando, sin las compras.

Jyujimatsu fue el tercero, pero notaron el error desde el comienzo, cuando el amarillo se fue corriendo, sin el dinero, y luego volvió con rocas, ramas y bichos, bueno... por lo menos no había ido a la tienda a robar.

Cuando el turno de Ichimatsu llego, la zona de guerra ya estaba instalada en el hogar, Ichimatsu partió con vergüenza escondida a la mañana, volviendo al hogar de noche con un rostro rojo de la vergüenza y pañales para adultos... Aquel día nadie comió en casa, porque la única mujer se encerró en el baño tratando de saber si estaba realmente vieja.

Todos pensaríamos que Choromatsu seria el mas serio yrsponsable en estos casos, pero fue lo contrario, el muhcacho salio con tranquilidad finjida, la cual le duro hasta llegar a la tienda, camino con temor al asillo femenino, temiendo equivocarse e intentando seguir las instrucciones de mamá, pero la mala jugada de la pubertad de un niño de solo 12 años y un reciente aumento de testosterona logro que, al ver una revistas que exhibían lencería, lo ayudaran a "reaccionar". Desde ese día, el no volvió a la tienda, y no solo porque su platónico amor de turno (la cajera) hubiera notado su "problema", si no porque incluso se ofreció a indicarle el baño y llamar al supervisor para que le explicase como "sanar" su problema, cuando lo encontró llorando en el pasillo al no ser un buen conocedor del tema. Ciertamente el había sido el ultimo de los ninis en enterarse de TODO lo que implicaba ser un hombre adulto.

Cuando finalmente llego el turno de Karamatsu, el escucho con atención las suplicas y sollozos de su desesperada madre y, como si nunca hubieran pasado los problemas de sus hermanos volvió a su casa con lo necesario, aquel día Karamatsu fue consentido como un rey, aquel día su madre lo mimoseo más que los demás, aquel día sus hermanos lo comenzaron a envidiar.

-KyT-

Karamatsu miro las compras un poco preocupado, a pesar de estar acostumbrado se sentía inútil, era muy claro que todas las mujeres sufrían este proceso natural de formas diferentes, el solo rogaba con haber comprado las cosas correctas, no era lo mismo comprar para una mujer madura que para una joven adulta. Cuando regreso a tu casa, lo primero que hizo fue buscar un vaso con agua, y muchas mantas que parecieran los suficientemente cómodas; al entrar a tu habitación, te dio las pastillas junto al vaso con agua y tomandote entre sus brazos te llevo al baño. Con cuidado te sentó sobre la tapa del inodoro, arrodillándose frente a ti

-Hey...- te llamo- deberías darte una ducha... Yo te esperare afuera, no te preocupes, yo estaré aquí...

Fue lo último que escuchaste antes de verlo salir.

Tal vez estar en tu periodo no podía ser lo más divertido del mundo, pero ciertamente era reconfortante saber que no estabas sola. Una vez fuera de la ducha llamaste en susurros a Karamatsu -como si fuera algo prohibido, como si fuera su secreto- siempre supiste que eras descuidada, pero el no notar que ibas a bañarte sin llevar una toalla o ropa AUN CON COMPAÑÍA EN TU CASA era el colmo.

Abriste la puerta con cuidadosa lentitud mientras asomabas tu cabeza por la pequeña abertura de la puerta, cuando notaste lo que necesitabas en el piso, al parecer Karamatsu era mas despierto que tu.

Quizás... No tanto

-KyT-

Al salir de tu habitación descubriste Karamatsu probablemente sería el mejor marido del mundo, no solo había arreglado tu habitación, si no que había puesto un nuevo maratón de películas, acomodado tu cama y preparado un montón de comida chatarra. Tal vez, solo tal vez por todo esto ignores el "incidente" de hace tiempo.

Una vez fuera del baño Kara te explicó el porque había decidido dejarte su remera de brillos y lentejuelas con su cara para que usaras, el simplemente creía que necesitabas algo que te hiciera feliz, y esa remera lo hacia feliz a el... ¿Conclusión?  Realmente le importabas

Con cuidado tomó tu mano mientras te guiaba a tu cama y apagaba las luces, sentándose el primero, te acomodo entre su cuerpo ¿desde cuando Karamatsu se había vuelto tan varonil?  Con un tímido abrazo -y sin dobles intenciones- vieron distintas películas toda las tarde, riendo, bromeando, comiendo.

-¿Sabes?- finalmente habló- realmente estaba preocupado por ti... Pensé que... Tal vez, ya no me querías cerca tuyo 

-¿¡Estas loco!?- lo interrumpiste- eso es lo último que deseo, realmente me agradas, yo si quiero ser una Karamatsu girl

La sonrisa del azul no podía ser mas grande y reluciente, por primera vez el sonreía por verdadera felicidad, y no mostraba esas falsas facetas, que lograban lastimarte al no ser sinceras.

Con cuidado, el se aferró a tu cuerpo, esperando que todo lo que estaba viviendo fuera real, derramando las lágrimas reprimidas por los años que jamas pudo liberarlas, anhelando que el calor de tu cuerpo jamas lo abandonase y, preguntándose ¿porque era que le gustaba Totoko?

Karamatsu Matsuno, un veinteañero, desempleado, narcisista y realmente dulce hombre, se estaba comenzando a enamorar, y esa persona no era Totoko.

Realmente me alegro de haberte amado

Hola! Finalmente pude actualizar!!!! Mi idea era hacerlo otro día, pero hubieron unas hermosas personas que me dejaron su apoyo y afecto en los comentarios del capítulo anterior que simplemente no pude ignorar.

Niñas! Cuando lean esto, espero que hayan disfrutado del capítulo porque fui inspirada por ustedes, y sin sus bellos halagos y alientos probablemente seguiría estancada.

También debo agradecerles a las bellezas que votaron mi sexy aviso porque su voto simplemente fue un gran abrazo para mi, las amo 💜

Debo mencionar que este es el cap es el mas largo que he escrito y son casi dos mil palabras!!! (Mas de lo que tenia planificado hacer)

Antes de hacer esta despedida mas larga me gustaría proponer un especial de Preguntas a los personajes

Si alguna desea puede dejar sus preguntas, para el especial, estaré encantada de leerlas aquí!

Debo decirles que dependiendo de la cantidad de preguntas u otras cosas, puedo incluir algunas preguntas en la novela como diálogos, u otras cosas

-Atte: Moeko Kagami

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