Jamil Viper
Desde pequeño Jamil sintió que Kalim le arrebataba todo, siempre estando a la sombra de el. Al final pudo mostrar su verdadera cara y confesarle todo, aunque cayera en la oscuridad, pero lo importante es que se había quitado ese peso de encima.
Sentía que ya podía conseguir lo que quería sin estar a la sombra de Kalim, pero no contó con que se enamoraría y de la persona menos indicada.
- Se te va a quemar.
-¿Eh? ¡Ah!
-Jajajaja diablos Jamil, realmente estás distraído ¿no?
-¿No deberías estar haciendo algo?
-Mmm no, solo tengo ganas de molestar a mí amigo.
Amigo, desde hace rato le molestaba que le dijera de esa forma. Pudo aceptar sus sentimientos después de todo, estaba dispuesto a conquistar a la chica pero la vida no sale como nosotros queremos.
-Te voy a confesar algo y mas te vale que te calles.
Jamil sintió que su corazón bombardeaba de forma rápida, sus manos empezaron a sudar, pero mantuvo la compostura disimulando a la perfección.
-Dime.
-Bien, jajaja, esto es raro para mí pero, creo que estoy enamorada de Kalim.
El mundo se detuvo, más bien el mundo de Jamil. Su corazón paso de estar loco a detenerse abruptamente.
-.... ¿Es enserio?
-Pues, realmente no se si el corresponda la verdad jajajaja, soy todo lo contrario a el excepto por el echo de que nos encanta divertirnos.
-.....
-¿Que pasa? Estás muy callado, más que de costumbre.
-No es nada, espero que lo consigas.
La chica noto lo seco y serio que estaba, sus ojos no reflejaban nada más que angustia.
-Awww no te pongas celoso, tu siempre seras el número uno.
Pero no como el quería.
Pasaron los días y eventualmente Kalim y ______ se volvieron pareja. Todos pensaban que eran la pareja más revoltosa y divertida de la academia, todos estaban felices de que fueran felices excepto el chico de largos cabellos.
No toleraba sus sonrisas, sus besos, que su líder de dormitorio la volviera suya por las noches, el debería estar en su lugar no Kalim, otra vez, otra vez quedó en su sombra.
Ya habían pasado varios años, tu y Kalim se casaron, heredó todo lo de su familia, se mudaron a su país natal y Jamil seguía a su lado, solo por ti.
No quería rendirse pero ¿que más debía hacer? Ya eran pareja, ya estaban casados, no podía olvidarte, no podía olvidar el rencor, el odió y los celos.
Debía separarlos a toda cosa y enamorarte.
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- ¿Que es esto?
- Es un nuevo vino que llegó hoy, quería que fueras la primera en probarlo.
-¿Entonces me llamaste asta está hora de la noche al balcón para darme alcohol? Jajajaja que lindo, sabes que me gusta el alcohol, con mucho gusto daré el primer sorbo pero no sin antes brindar contigo.
-De acuerdo.
-Y ¿Por qué brindamos?
-...Por los cambios.
-¿Mm? Okey, por los cambios.
Sus copas chocaron y la chica procedió a tomar de su copa, realmente estaba delicioso y era muy dulce. En cambio Jamil no bebió casi nada por asegurarse de que la chica bebiera todo.
Porque su vaso tenía un potente afrodisíaco.
-¡Ah~ Jamil, más fuerte!
-¡M-Mierda!
Sus pieles húmedas chocaban dando paso a ruidos obscenos que por mero morbo Jamil esperaba que Kalim los escuchará, lástima que estaban en su cuarto y estaba bastante alejado.
La excitación y los gemidos no faltaban, Jamil estaba en el paraíso mientras que a ti solo se te nublaba la mente, no recordabas que tenías esposo, solo querías saciar tus deseos carnales.
Después de terminar la mujer cayó rendida ante el sueño y Jamil solo se dedicó a mirar tu rostro y acariciarlo, todo estaba saliendo según lo planeado, al fin te tendría solo para el.
Pero la vida da muchas vueltas.
-¡Estoy embarazada!
-¡Vamos a ser padres! ¿Cuántos crees que sean ¿Uno, dos tres? Tal vez ¡¿Diez?! ¡¡Estoy tan feliz!!
Kalim alzó por los aires a su esposa mientras ella reía junto a el y Jamil que estaba en la puerta escuchando todo tomo valor para entrar en la habitación y tu sonrisa se borró automáticamente.
-¡¡Jamil!! ¡_____ esta embarazada! Tenemos que hacer un gran desfile para que la gente sepa la noticia.
Mientras el hombre de cabellos blancos hablaba tu y Jamil se miraban a los ojos sin decir una palabra, mientras que tu lo mirabas con odio el te miraba con confusión.
Después de ese encuentro sexual lloraste por lo que habías echó, no sabías que Jamil te había drogado y por ende te sentías culpable por haber engañado a tu esposo. No dijiste nada, no tenías el valor, no querías perder al hombre que tanto amabas, ya habías perdido a tu supuesto mejor amigo.
Después de todo el alboroto Jamil te cito en un lugar silencio y alejado de la mansión dónde nadie pudiera escuchar su conversación.
-¿Que quieres? Creía haber sido específica cundo te dije que no te quería cerca.
-No estás en derecho de hablar, eres tan culpable como yo pero eso no viene al caso ahora ¿El hijo es mío?
-¡¿ Que estás insinuado?! ¡Este bebé es del hombre que amo y que siempre amaré, Kalim!
- Revisa bien las fechas, empezaste a tener náuseas poco después de que compartimos la cama ¿Cuando fue la última vez que tuviste sexo con Kalim antes que conmigo?
-....
Te quedaste muda y es que era verdad, había muchas posibilidades de que ese niño que llevabas en el vientre fuera de Jamil, y en el fondo tu sabías que si era su hijo pero te negabas.
-Realmente esto complica un poco las cosas.
-¡¡El no es tu hijo y se acabó!!
-... Ya quiero ver eso, si Kalim no fuera tan idiota se hubiera dado cuenta de que las fechas no coinciden y de que su linda esposa se acostó con su más fiel sirviente, es bastante gracioso.
No aguntaste más y le diste una buena cachetada a al hombre frente a ti. Tu corazón están llena de culpa y Jamil te recordaba tu traición con solo verlo.
-.... Aunque fuera tuyo, eso no cambia nada.
-¿Ah no?
Jamil salió de la habitación soltando una pequeña risa, tal vez esto se podía voltear a su favor. No te dejaría tranquila para nada, no hizo todo ese esfuerzo para nada y ahora sería padre, que felicidad.
Llego el día del parto, tu realmente estabas nerviosa, tener a Kalim a tu lado dándote su amor incondicional solo te hacía sentir peor pero lo tolerabas. Ya cansada de pujar por fin escuchaste los llantos de tu bebé, pediste que te lo dieran de inmediato. Al verlo lloraste de felicidad, tu pequeño hijo por fin llegó al mundo y lo tenías en brazos pero querías resolver una duda que no te dejaba dormir.
Sus ojos eran iguales a los tuyos, su piel era morena y su cabello... Era castaño oscuro.
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