16

Puedo olerte, BeomGyu.

Esas palabras resonaron en su cabeza por segundos, dejándolo confundido, ansioso y con muchísimas dudas.

¿Está mintiendo? Pensó mirando con duda al alfa que esperaba alguna reacción.

Yo le creo. Murmuró su lobo en su cabeza.

BeomGyu frunció el ceño, mirando a TaeHyun mientras negaba con la cabeza.

—Estás mintiendo —aseguró sintiendo necesidad de un cigarro, estaba nervioso, tenía algo de miedo, TaeHyun negó acercándose a él rápidamente, BeomGyu retrocedió con esa misma rapidez hasta que su espalda quedó pegada a uno de los estantes en dónde estaba todo lo de primeros auxilios para los empleados.

—¿Crees que soy capaz de mentirte?

—Eres hombre, alfa, millonario... —soltó mirándolo a los ojos asombrado y algo asustado por la situación.

¿Por qué TaeHyun podía olerlo? Nadie le había dicho nada hasta ahora.

Si estaba recuperando el aroma, todos debían olerlo, pero, ¿Por qué solamente TaeHyun?

El alfa suspiró dejando sus manos en el estante, acorralando al otro que se tensó en su lugar cuando la nariz del otro quedó enterrada en su cuello, inhalando. Pensó en empujarlo, pero lo dejó oler, apretando los puños por si debía defenderse de algo más.

Su corazón latía con fuerza, su garganta estaba seca, sentía ansiedad, tragó grueso antes de hablar.

—Dime a qué huelo —pidió en voz baja, un ambiente de tensión se formó entre ellos cuando TaeHyun se separó dejando de sus narices se rozaran, sus narices quedaron cercas, aún así, se veían directamente a los ojos.

A fresas —murmuró su respuesta, haciendo una mueca cuando captó los ojos azules del otro cristalizarse en cuestión de segundos— Es dulce... Pero no tanto, es suave... Es un aroma delicioso y adictivo —describió sinceramente, BeomGyu se quedó estático.

De ninguna manera TaeHyun podía adivinar su aroma, lo estaba diciendo sinceramente porque lo estaba oliendo.

Está diciendo la verdad, él puede olernos. Exclamó su lobo con una pizca de emoción.

Pero, ¿Por qué? Preguntó sintiéndose nervioso.

Las parejas predestinadas eran muy pocas en el mundo, y algunos decían que ya se estaban extinguiendo.

Ellos no son pareja predestinada, estaba seguro.

—¿Por qué? —preguntó en un hilo de voz. Sin saber qué decir y qué hacer.

Su aroma se había ido al mismo tiempo que se fue su bebé, ahora después de más de dos años, ¿Lo estaba recuperando? ¿Por qué y por qué él no podía captarlo?

—Es... Casi imperceptible... Y por eso estaba tan confundido con tu rango —explicó sin saber realmente la importancia y el peso que habían tenido sus palabras en BeomGyu que lo tomó de las solapas de su saco, apretando la tela.

—¿Por qué eres el único que puede olerme? —preguntó igualmente con un hilo de voz.

TaeHyun se extrañó.

—¿El único?

—Tengo dos años... Casi tres años sin saber qué es percibir mi aroma, aún sigo sin percibirlo... ¿¡Por qué tú sí puedes!? —preguntó con desespero. Miedo.

¿Por eso lo buscaba siempre? ¿Por su aroma? ¿Lo había captado desde el principio?

—¿Cómo puedo ser el único? ¿Tú no puedes-...

—¡Conecta las únicas dos neuronas que tienes y dime! ¿¡Desde cuándo lo percibes!? —preguntó perdiendo la calma y la seriedad que siempre tenía, enseñando parte de su miedo y desesperación.

TaeHyun tartamudeó un poco, sin entender la reacción.

—Desde el principio... Desde la primera vez nos vimos... —contestó haciendo al otro hacer una mueca de sorpresa.

No entendía nada.

Desde un principio TaeHyun percibió su aroma pensando que los demás también podían hacerlo y que el propio BeomGyu podía hacerlo, y ahora resulta que era el único que podía.

¿Qué clase de conexión tenían?

Las pocas y casi inexistentes predestinaciones que habían y hubieron en el mundo, tenían otro tipo de reacción y había una serie de patrones que seguían todas las parejas predestinadas.

Y ellos no cumplían ninguno de esos patrones y mucho menos las reacciones que normalmente se presentaban.

Así que, ¿Por qué ellos y ese tipo de conexión que no entendían?

Además, TaeHyun se preguntó si eso tenía que ver con su extraño sentimiento de protección hacia el omega.

En su mundo, aparte de las pocas predestinaciones, había otro tipo de conexión que se podía manifestar a personas específicas, pero claro, son historias antiguas que en la modernidad habían tachado como leyendas que poco a poco fueron perdiendo la popularidad hasta que fueron totalmente ignoradas y olvidadas por el simple hecho de que en el mundo moderno no tenían porqué esperar por la diosa luna para emparejarse con alguien o regirse por esas leyendas.

Simplemente estaba tachado como una leyenda antigua, y que con el pasar del tiempo, iba perdiendo su presencia en la mente de todos.

Un guardián.

La definición común de un guardián, un ente protector de algo o alguien.

En este caso, alguien.

Un protegido.

La característica de guardián no necesariamente debía ser entre personas con propensas relaciones amorosas, podría ser un hijo a su madre y viceversa, un tío, un amigo, incluso un hermano.

No había necesidad de algo romántico, simplemente eran guardianes de alguien.

Un guardián tenía asignado a su protegido y estaba destinado a encontrarlo a lo largo de su vida, o morir sin haberlo conocido.

En este caso, guardián y protegido se habían encontrado.

El manifestarse como un guardián venía desde el instinto, hablando desde lo físico y humano, todos tienen  ese instinto de protección hacia sus allegados, cualquier alfa, omega y beta poseía ese instinto.

Pero ese instinto de proteger y de cuidar se intensificaba cuando el protegido estaba frente al guardián, tanto que existía esa conexión de poder percibirlo sean cuál sean las circunstancias, he ahí la respuesta de porqué TaeHyun es el único que percibe su aroma.

Y también, de ahí el extraño sentimiento de TaeHyun al tener al bailarín frente a él.

Ahora hablando desde lo espiritual y místico, en dónde la famosa diosa Luna estaba involucrada tenemos que así como un guardián tiene sus motivos de ser, el protegido también los tiene.

La diosa luna asignaba a protegidos y guardianes con características específicas.

Alguien que necesitaba ser cuidado, con un cuidador.

Según las leyendas creadas por las manadas antiguas antes del mundo moderno, si una persona vivía una vida dura y triste, la diosa luna se encargaría de mandarle su respectivo guardián.

La diosa luna jamás juntaría a alguien que podría cuidarse sólo con alguien que lo cuidara.

Todo tenía una razón de ser y de existir.

Uno estaba hecho para cuidar al otro, claro está el papel de cada uno.

Aún así, gracias a la modernidad y el descuido de sus propias raíces que ha ido de generación en generación, ellos no tenían la más mínima idea de que eso existiera.

Así que ahora había una inmensa confusión.

—¿Por qué te espanta tanto? —preguntó escuchando la respiración del otro hacerse más pesada, BeomGyu apretó más el traje en manos.

¿Qué es? ¿Por qué tenía que pasarme algo así? ¿Es malo? ¿Y si se aprovecha de eso?

—Rélajate —murmuró el otro teniendo la reacción de bajar las manos del estante para rodearlo con los brazos, haciendo una mueca cuando el otro se tensó al sentirse rodeado.

BeomGyu sintió como el alfa lo abrazaba, rodeándolo del aroma a canela, sus manos quedaron en el medio de sus pechos juntos.

¿Y si me hace algo? Pensó, tenía demasiados sentimientos y pensamientos en poco tiempo, sentía ansiedad y ganas de fumar.

—Lamento no haberte dicho antes —murmuró rodeando su cintura con un brazo, el otro dejándolo en su nuca, acariciando el cabello.

En ese momento, alguien abrió la puerta.

—Beom-... Oh... —fue lo único que dijo Solar mirando a su compañero de trabajo acorralado en un estante, siendo abrazado por el alfa de antes.

BeomGyu la observó por arriba del hombro ajeno antes de separarse, soltando el traje del alfa que volteó a ver a la mujer con el ceño fruncido.

—A-ah... Ya salgo —prometió, la mujer negó con la cabeza.

—Puedes irte, el gerente te dió el día por tus daños —explicó solamente mirándolo a él, BeomGyu asintió mirando sus manos, olían a cebolla y estaban enrojecidas— Nos vemos mañana...

—Hasta mañana —se despidió mirando a la mujer volver a cerrar la puerta sin decir ni una sola palabra.

BeomGyu suspiró evitando el contacto visual con el alfa. Agradeciendo internamente que podía irse a su casa por hoy.

—¿Quieres que te lleve a tu casa? —preguntó TaeHyun dejando una mano en la puerta cuando el omega hizo ademán de abrirla.

—No, puedo caminar perfectamente —negó volviendo a jalar la puerta, el alfa se apoyó en ella mirándolo.

—Déjame llevarte.

—¿¡Para qué, carajo!? ¡Déjame en paz! ¿¡No te basta en el club y también vienes para acá a joderme!?

—No fue intencional —se excusó.

Vinimos a este a pesar de que está más lejos. Le recordó su lobo, TaeHyun suspiró. Tenía razón, cerca de su casa había un restaurante de la franquicia de su familia, pero había preferido conducir treinta minutos a la sede más lejana a su casa, solamente porque sabía que el bailarín trabajaba ahí.

—Me quiero ir, quítate —pidió jalando de nuevo la puerta, TaeHyun la detuvo con su propio peso, BeomGyu lo observó con el ceño fruncido.

—Dejame llevarte, no te ves tan bien —insistió sacándole un bufido al omega.

—¿¡Por qué jodes tanto!? ¿¡Crees que somos amigos!? ¿¡Ah!? Escúchame bien, Kang TaeHyun...—amenazó con un dedo empujando al alfa fuera de la puerta, TaeHyun se movió a voluntad, dejando la puerta libre— No confío en ti —soltó fuerte y claro, retrocedió para abrir la puerta, TaeHyun acomodó su traje mientras lo veía— Bastantes babosos que tengo que aguantar todas las noches como para aguantarte a ti también en las mañanas —espetó antes de salir a paso rápido, dejando la puerta abierta y a TaeHyun sólo en la habitación.

El alfa suspiró peinando su cabello.

—No soy un baboso —negó saliendo de ahí sólo, sin ver rastro del omega y aguantando las ganas que tenía de buscarlo por el lugar.

Simplemente volvió a la parte del público, excusándose con su prima que llevaba algunos minutos ya esperando.

Y mientras TaeHyun almorzaba con tranquilidad, BeomGyu estuvo toda la mañana carcomiéndose la cabeza.

Incluso en la noche.


















































—BeomGyu... ¡BeomGyu!

—Carajo —insultó al aire mirando a su compañera que había aplaudido frente a él, Suzy estaba sonriendo mientras caminaba a la par de él.

—Estás distraído, solo te devolvía a la realidad —se excusó la mujer caminando con tacones por los pasillos de los camerinos, BeomGyu suspiró.

—Podrías ser menos brusca —chistó abriendo la puerta para la mujer antes de pasar él mismo, iban a una salsa especial para sus prácticas de bailes.

—Bueno, lo consideraré...

—¿Cómo está tu hijo? —preguntó mirando la sala vacía, Suzy sonrió volteando a verlo.

—Oh, mucho mejor, ya no tiene fiebre y está comiendo más —contestó feliz de haber superado la enfermedad de su hijo, para ella, que su hijo se enfermase era lo peor.

BeomGyu le dió una pequeña sonrisa, escuchando a la mujer hablarle de su hijo y su avance, él mismo había preguntado después de todo.

—Es... Es tan horrible para mí cuando se enferma, me siento la peor madre —se quejó, BeomGyu estiró a un lado de ella.

—No lo eres...

—Si le pasara algo a mi bebé no podría seguir viviendo, es algo que siquiera quiero imaginar —negó, BeomGyu se quedó en silencio escuchando sus palabras. Suzy suspiró siguiendo con sus estiramientos— Por cierto... Gracias... —agradeció con amabilidad y sinceridad. BeomGyu la observó.

—¿Por qué?

—El día que me drogué... Me ayudaste... —recordó sin sentirse muy orgullosa de su recaída, había perdido su enfoque y se lamentaba mucho por ello.

—Un favor se paga con otro favor —bromeó sacándole una sonrisa a la mujer.

Suzy había hecho casi lo mismo y hasta más cuando apenas estaba nuevo en el club, e incluso había sido la única persona que estuvo en el hospital cuando tuvo una sobredosis.

Aún así, él sabía todo de la vida de Suzy, pero Suzy no sabía nada de su vida.

Nadie sabía su historia por completo, solo sabían lo que habían visto desde su llegada al club, ese era el BeomGyu que conocían y él estaba bien con eso.

Esa noche, tenían una actividad especial.

Debían hacer una demostración a un cliente nuevo que quería alquilar el local y los diferentes servicios que habían, aún así, iría a ver a los bailarines y trabajadores, para elegir los que quería que trabajaran a su gusto.

SooBin estaba ahí como el jefe que era, dándole recorridos a la mujer, además de explicaciones y respuestas a sus preguntas.

La demostración de baile se hacía por individual, así que luego de que pasaran uno por uno, estaba la respuesta decisiva.

El dichoso cliente resultó ser una mujer, una alfa de porte serio y elegante que había visto en silencio todas las demostraciones de baile, y solo faltaba una, la de BeomGyu.

El alfa con aroma a café estaba de brazos cruzados, observándolo desde un lado de la mujer que estaba inexpresiva ante todos los bailes.

BeomGyu hizo su simple demostración sabiendo que tenía una característica que lo colocaba más arriba que los anteriores bailarines.

Sus ojos.

Hizo contacto visual con la mujer antes de guiñarle un ojo, una pequeña sonrisa fue lo que logró sacarle a la alfa que le mantuvo la mirada hasta que su rutina terminó en una posición perfecta.

La mujer aplaudió y se levantó de su lugar, BeomGyu se enderezó y caminó hacia ella.

—Me gusta la chica anterior y él —decidió la mujer, sincera, la anterior había sido Suzy, SooBin sonrió con aires de insuficiencia, desde un principio había sabido que ellos dos serían los elegidos.

No por nada eran los mejores del club.

Y sobretodo, quienes tenían un precio más alto que los demás.

—Muy hermosa tu demostración —halagó la mujer estirando su mano a él, BeomGyu se la extendió mirando a la mujer besar su dorso.

—Gracias, a pesar de que fue sencilla —contestó usando el tono de siempre, suave y dulce.

La mujer acarició su dorso, una mirada de interés.

—¿Te esforzarás más en la fiesta?

—Siempre me esfuerzo de más —afirmó guiñando un ojo a la mujer antes de atraer su mano a su cuerpo, rompiendo el contacto.

—¿Cuál es tu precio? —preguntó la mujer metiendo las manos en los bolsillos, BeomGyu le sonrió, SooBin miraba todo en silencio.

—Lamento decirle que no estoy a la venta —negó con la cabeza, refiriéndose a sí mismo como un objeto.

Porque eso era, eso se sentía.

—En la oficina hablaremos del monto del alquiler del local —habló SooBin alejándose con la mujer, arqueó una ceja pensando en la pregunta de la mujer hacia BeomGyu.

Él la conocía y sabía que estaba en busca de bailarines para abrir ella misma su club, pero SooBin a pesar de que algunos no hicieran tantos ingresos, no tenía en mente ese tipo de negocios de intercambiar bailarines o venderlos porque cada uno tenía una función para él, y podían ser utilizados en un futuro.

Así que esa mujer y sus invitados disfrutarían en su club, con sus bailarines y trabajadores, solamente si pagaban.

Porque ellos le pertenecían.















































Espero todo el rollo del guardián se haya entendido, aún así dejen sus dudas!

(Dije que iba a tardar en actualizar e igual lo hice jeje)

The_Dark_Diamond04

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