—Quiero que entiendas que te amo, que haría cualquier cosa por ti y que si estamos aquí es porque fuera no podíamos tener tanto contacto como me gustaría. Pero ahora tenemos todo el tiempo para conocernos mejor. ¿Qué te parece el lugar que he preparado para nuestras citas? ¿No es acogedor?

Le quito la cinta aislante de la boca para permitirle responder, pero no aguanto la tentación y le beso. Se revuelve un poco en la silla mas no puede librarse de las ataduras. Pasé meses estudiando ésto antes de tenerle aquí. No podía permitirme ningun fallo si quiero que se enamore de mí.

—¡Socorro —grita. Lo callo con un beso. Le muerdo el labio. La sangre brota. Lamo desesperado, eufórico. Vuelvo a taparle la boca para impedir otro grito.

—Parece que aún no lo has entendido, mi amor.