Capítulo 8: Alone


Amy lo vio caer de espaldas a las aguas turbulentas y desaparecer como una mota de polvo en el viento. Lanzó el arma que aún colgaba de su pecho y sin pensarlo dos veces saltar en clavado detrás de él al río y rogar por no encontrar rocas en su caída.

Cayó en las turbulentas aguas para sacar su cabeza del río en busca de aire y del erizo, quien no aparecía por ningún lado. Amy volvió a sumergirse para buscarlo en las profundidades, y así, en el fondo lograr distinguir al erizo azul, quien yacía atrapado gracias a la mochila que llevaba sobre sus hombros, intentando liberarse de lo que parecía ser helechos marinos. Amy regresó a la superficie por otra bocanada de aire y luego nadar de regreso a donde él yacía aún forcejeando; Amy llegó con el erizo azul para que éste lo viera con asombro, y sin poderlo evitar, soltar el poco aire que aún le quedaba, provocando que ella se espantara y así verlo cerrar sus ojos poco a poco, perdiendo el conocimiento por la falta de oxígeno. La eriza se alarmó para buscar en su pantalón y de éste sacar una navaja para cortar las amarras de la mochila y helechos que lo aprisionaban liberando al erizo para tomarlo por ambos brazos y salir a la superficie en busca de oxígeno. Amy sintió como la corriente del río los arrastraba entre sus aguas, y como pudo se arrastró hasta la orilla junto con el erizo para sacarse a ella junto a él de las aguas heladas.

–¡Sonic!– exclamó ella para toser agua y respirar agitadamente, exhausta –¡¿Me escuchas?!– llamó para observar al erizo inconsciente. –¡Maldición!– gritó desesperada. Amy colocó ambas mano sobre su pecho para presionar contra el mismo e iniciar la técnica de resucitación. Tapó su nariz con sus manos y abrió su boca para así darle respiración de boca a boca –¡Vamos Sonic, respira!– dijo impaciente para repetir el procedimiento y hacer lo mismo –¡Vamos!– clamó para tapar su nariz nuevamente y brindarle respiración de boca a boca.

Sonic entreabrió a sus ojos y observar de cerca el rostro del erizo rosa sintiendo sus labios sobre los suyos para sonrojarse con intensidad para empujarlo con sus pocos fuerzas y toser con fuerza, escupiendo el agua que se había alojado en sus pulmones, llenando los mismos de oxígeno.

–¡Estás bien!– exclamó el erizo rosa abalanzándose hacia él y abrazarlo con fuerza.

Sonic sintió de nuevo su cuerpo sobre el suyo para que el indeseado sonroje cayera sobre su rostro, recordando sus labios sobre los suyos de manera indeseada –¡E-Está bien!– vociferó para alejarlo de sí bruscamente.

–¡Ups, lo siento!– habló el erizo rosa con una amplia sonrisa cual gesto infantil –Olvide que no te gusta que te toquen– dijo divertido retrocediendo un par de pasos. Se le miraba de muy buen humor.

–...Estoy bien– murmuró el erizo azul apenas audible, para que él le sonriera con calidez, una que llegó hasta él.

Sonic le desvió la mirada sintiendo su cara arder y su corazón latir aceleradamente. Permaneció en silencio, uno que parecía asfixiarlo con su presencia y sin poderlo evitarlo, vio de reojo para observar al erizo rosa quitarse aquel pesado chaleco y empezara a escurrirlo, ignorando su reacción; por lo visto para él no había sido nada importante aquel breve encuentro que le había salvado la vida; disimuladamente tocó sus labios sintiendo aquella calidez que ahora lo embriagaba, Sonic sacudió su cabeza con fuerza para sacar aquellos pensamientos de la misma, le estaba dando demasiada importancia a algo que no lo merecía y que seguramente únicamente lo haría pernoctar nuevamente. Sonic escuchó el río a sus espaldas y no tardó mucho en recordar cómo es que se había metido en ese embrollo para empezar.

–Estaba atrapado– susurró para romper el silencio, recordando la sensación de los helechos alrededor de su cuerpo –Y tú...– calló para dirigirle la mirada al fin– ¿Tú fuiste por mí?

–Oh, bueno...– murmuró el erizo rosa sonrojándose desviándole la mirada –Practique natación en toda la secundaria y cuando te vi caer por culpa mía no lo pensé dos veces y fue detrás de ti– habló con un dejo de culpa en la voz –Realmente no me asustaba tanto el agua como las rocas en el fondo– confesó con un amago de sonrisa.

–¿Cómo lograste sacarme?– inquirió Sonic confundido –Es decir...

–Con esto– explicó sacando aquella navaja que le había salvado su vida –Y también tengo...– murmuró para sacar de los bolsillos de una cajetilla de cerillos –, pero creo que con el agua se han arruinado– dijo con decepción.

–Espera, ¿Es eso acaso la navaja que estaba en la mochila de supervivencia?

–Sí– asintió el erizo rosa –Mi padre siempre me dijo que al momento de acampar las cosas más indispensables deberías de tenerlas siempre junto a ti como en los bolsillos de tu pantalón, ya que en una mochila podrían perderse con facilidad; de esa manera jamás estarías en problemas.

–Es eso...– calló Sonic para verlo con asombro –Eso es un muy buen plan, bien hecho soldado– felicitó. Era la primera vez que realmente hacía algo que mereciere un reconocimiento de su parte, y no era de menos, eso había salvado su vida.

Sonic se puso en pie y ver a los alrededores, desubicado. El río los había arrastrado con la corriente y los había alejado del campamento base por varios kilómetros.

–Regresar será una misión en sí misma– murmuró el erizo para ver montaña arriba– Y nos quedamos sin suplementos o...– calló para observar al erizo rosa moverse de un lado a otro y así buscar un par de ramas, juntarlas y con cierto esfuerzo encender una fogata de pronto. –¿Cómo...

–Mi padre me obligaba a acampar cuando era más joven– respondió para intentar mantener el fuego –Nunca imagine que su insistencia por hacer este tipo de cosas desagradables algún día tendría frutos– respondió con una amplía sonrisa.

–Realmente eres alguien con más sorpresas de las que imagine– dijo para acercarse a él y sentir el calor de la fogata –Bien, supongo que lo primero será secar nuestras ropas– habló el erizo azul para quitarse de encima aquel pesado chaleco y playera mojada.

–¡¿Q-Qué haces?!– exclamó Amus sonrojándose con intensidad.

Sonic rodó sus ojos al ver de nuevo esa expresión nerviosa por parte del erizo rosa –Ves el cielo– explicó para apuntar con su dedo al firmamento –En un par de horas la temperatura descenderá de manera crítica, sino secamos nuestra ropa antes de eso podríamos padecer de hipotermia– respondió para quitarse aquellas pesadas botas –Te aconsejo que hagas lo mismo.

Amy lo vio con espanto y ver como se quedaba únicamente en ropa interior, y así, acercar sus ropas a la hoguera que había logrado encender. Sabía perfectamente que él tenía razón, pero también sabía que no podía quitarse hasta la última prenda como él lo hacía; Amy se vio a sí misma y el estilar de todas sus prendas, provocando que el frío empezará a colarse hasta sus huesos con el viento incesante de aquel día nublado.

–¡No puedes verme!– gritó de pronto para que el erizo azul la viera con sorpresa mientras sus mejillas se encendían incandescentemente. –¡Deberás de darme la espalda todo el tiempo y sin importar que pase jamás podrás voltearte!– ordenó autoritaria y sonrojada.

–¿Por qué?– expresó sin entender su vergüenza.

–Porque... porque... –calló desviando su vista al suelo ideando una buena razón, y de repente su mente dijo lo único que alguien en su situación podría ocurrírsele –¡Porque estoy gordo!– respondió al fin para que la mirada del erizo azul fuera de incredulidad y asombro –¡Es decir, tengo serios problemas con mi cuerpo!– continuó –Y aunque no lo parezca no me siento cómodo con que nadie me mire, o me toque, ¡o se acerque!

–Eso...– calló Sonic para verlo sin palabras por lo que sus oídos escuchaban –Eso tiene más sentido de lo que parece– dijo para recordar todos aquellos momentos en donde él había actuado tan extraño con el contacto entre ellos, y de alguna manera lo hacía sentir aliviado, significaba que él no estaba perdiendo la cabeza –Bien, como quieras– asintió para darle la espalda y sentarse sobre la tierra –Prometo no voltear a ver.

–¿Prometes no espiar?– preguntó con una dulzura que lo hizo estremecer.

–¡Por supuesto que no!– respondió Sonic irritado –¡No tienes nada que no haya visto antes!

Amy asintió con la cabeza para así quitarse por igual la ropa, incluido aquel vendaje clave para su disfraz. Colocándola junto a la de él y así tomar asiento a su lado y abrazar sus piernas con fuerza cubriendo su cuerpo semi-desnudo, recostando su espalda sobre la de él; quien al sentir su tacto se estremeció provocando que ella lo viera de reojo extrañada.

–Lo siento– musitó –Tengo frío– susurró Amy en voz baja –Si te molesta puedo...

–E-Está bien...– interrumpió Sonic con nerviosismo –No te muevas– lo escuchó decir con un dejo de vergüenza en su voz.

Amy asintió con la cabeza para sonreír con timidez; nunca había estado de esa manera con nadie. Su corazón latía tan rápido como un tren bala y su rostro irradiaba por el sonroje con lo acogía. Lograba sentir la tensión del cuerpo de él por el simple contacto de sus pieles desnudas rozarse, pensamiento que la hizo sonrojar con mayor intensidad, ¿si el supiera que ella era una chica, intentaría sacar ventaja del asunto?

–Y dime...– murmuró la eriza para cortar el incómodo silencio entre ambos –¿Tienes novia?

–¿Eh?– exclamó el erizo azul extrañado por su pregunta.

–¡Es sólo para hacer conversación!– aclaró rápidamente, ruborizándose intensamente.

–No por ahora– negó sin darle importancia al asunto.

–¿Sales de una mala relación?

–¿Cuál es el repentino interés?– inquirió el erizo azul incómodo por las preguntas.

–Bueno, sabes muchas cosas sobre mí y yo...

–Hey, yo no tuve interés en saber nada de tu vida, tú has sido quien ha escupido las situaciones más vergonzosas que te han pasado– interrumpió irritado.

–¿Está mal?

–Los hombres no hacemos eso– respondió Sonic alzando los hombros sin interés –Muchas veces actúas más como una chica que como un hombre.

–¡C-Claro que no!– se defendió alarmado por su comentario. –¡Sólo porque ustedes sean toscos y hablen de sexo y mujeres no me hace una chica!– reclamó molesto.

–¿Quienes son "ustedes" exactamente?– curioseó el erizo azul para ver de reojo al erizo rosa que le daba la espalda.

–¡Ah!... eh... ¡Tú y Scourge!– respondió –Es decir... eso he escuchado...

–Scourge y yo rara vez cruzamos palabra, no me bajes a su nivel– se defendió Sonic rodando sus ojos exasperado, un tanto ofendido por la comparación.

–Si no hablas de eso, ¿de qué te gusta hablar?– inquirió Amy con timidez.

–Claro que hablo de eso, pero no lo hago con él– dijo Sonic divertido.

–Oh...– murmuró Amy sonrojándose y así abrazar sus piernas con más fuerza –Y si estuvieras en esta misma posición con una mujer... ¿tú harías algo con ella?

Sonic arqueó una ceja extrañado por su repentina pregunta, algo muy extraño por parte de él y a su vez, bastante normal para lo raro que era ese erizo en particular.

–Eso depende.

–¿De qué?– preguntó Amy para verlo de reojo, a la expectativa.

–¿Es bonita?

–¡Eres tan superficial!– exclamó molesta para darle un codazo desde la posición en la que estaban, para que él gimiera de dolor por el impacto.

–¡Oh vamos!– se defendió el erizo azul frunciendo el ceño –¿Tú qué harías?

–¡Pues la respetaría, aún así estuviera desnuda a mi lado!– dijo molesta.

–Por cosas como esas es que todos creen que te gustan los hombres– espetó el erizo azul rodando sus ojos. –Además, tú fuiste quien hizo la pregunta.

–Bien, supongamos que es bonita, que es una eriza femenina y muy linda– continuó con el tema –¿Qué harías?

–Bueno...– murmuró pensativo –Supongo que la abrazaría para que no padeciera de frío, una vez en mis brazos la acariciaría suavemente y así le robaría el primer beso... la vería fijamente a los ojos y le sonreiría con dulzura, haciéndola saber que no tiene nada que temer y una vez ahí...– silenció para que Amy lo viera de reojo, a la expectativa. –Seguramente ella haría el resto y terminaríamos haciéndolo– rió divertido.

Amy golpeó fuertemente su costado indignada por las palabras del erizo azul para así arrastrarse hacia delante y terminar con el contacto previo y abrazar sus piernas aún con más fuerza que antes.

–¡¿Qué demonios pasa contigo?!– exclamó para voltear a ver al erizo rosa sin pensar y ver la espalda desnuda del mismo. Se había alejado lo suficiente para apreciar su silueta. El enojo inicial desapareció para que la embriaguez y curiosidad fuera más fuerte. Sonic siguió el contorno de su figura con la mirada, que aunque encorvada, aún podía apreciarse. –Que cintura más pequeña...– soltó sin pensar en suave voz.

Amy escuchó decir para que cada vello de su cuerpo se erizara con sus palabras y voltear a ver al erizo quien al ser descubierto regresó su mirada al frente sonrojado –¡No puedo creerlo!– exclamó alarmada para ponerse en pie al acto y tomar sus prendas tan rápido como pudo y así colocarse aquella playera húmeda y pantalón a gran velocidad –¡Eres incapaz de cumplir con tu palabra!

–L-Lo lamento– dijo el erizo azul arrepentido para voltearlo a verlo nuevamente, esta vez con sus prendas puestas de manera desprolija. No estaba seguro por qué sentía que había hecho algo malo, pero no podía evitar sentir que debía de disculparse –¡Fue un accidente, yo sólo...

–¡No te soporto!– gritó Amy sintiendo la vergüenza recorrer cada parte de su cuerpo, y así tomar una piña de pino y lanzársela al erizo, quien no se molesto en esquivarla para verla con el ceño fruncido, a lo cual le restó importancia –¡No se puede confiar en ti!– reclamó para repetir el acto.

–Oye, ya basta– amenazó Sonic seriamente para colocarse en pie mientras seguía siendo agredido por las inútiles piñas que él le lanzaba para tomarlas en el aire y lanzarlas a un lado –Basta– insistió para caminara hacia él, sin cambios en su actitud –¡Dije basta!– ordenó para tomar sus muñecas con fuerza y acercarlo a él –Es suficiente...– le susurró.

Lo vio de frente mientras el erizo rosa mantenía aquella mirada intensa sobre él, una que parecía ser algo más que una simple molestia; Sonic suavizó su mirada, la cual por alguna razón no podía desprenderse de él, la expresión del erizo rosa se suavizó para verlo atentamente, expectante. Sus ojos, atentos y furtivos, se dirigieron a los pequeños labios del erizo rosa, casi en contra de su voluntad; por qué su cuerpo parecía querer estar más cerca de lo que debería, ¿qué tenía él que lo hacía atraerse de una manera que sabía que no cabría entre el concepto de normal? Frunció el ceño molesto para así lanzarlo fuertemente a un lado haciéndolo caer al suelo con brusquedad.

–Esta por anochecer, deberemos de acampar aquí hasta la mañana siguiente si no queremos perdernos aún más– dijo dándole la espalda e ir por sus ropas –Conseguiré más leños, y tú arma un campamento más adecuada– ordenó colocándose sus ropas aún húmedas, lo cual alivianaba el calor que su cuerpo emanaba por el previo contacto y así adentrarse al bosque sin voltear a ver atrás.

Amy yacía sobre la tierra sintiendo su corazón latir a prisa y una extraña sensación en la boca de su estómago, por qué la necesidad de acercarse más a él hace tan sólo un momento se apoderó de ella.

–Estoy perdiendo la cabeza.

La noche fue bastante incómoda, pues Sonic a penas cruzó palabra alguna con ella luego de regresar, lo observó distante y ausente. Así sin más, antes de darle la oportunidad de abrir una vía de comunicación, le indicó que era hora de dormir y le dio la espalda, huyendo de ella; sin entender el repentino cambio de actitud. Amy asintió con la cabeza para abrazarse fuertemente y recostarse sobre la tierra sintiendo como el frío empezaba hacerse notar a pesar de la fogata frente a ellos, sin embargo, el cansancio era más que sus quejas y así sus ojos se cerraron pesadamente para conciliar el sueño.

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El sonido de las aves cantar y la calidez de los primeros rayos de luz de aquella mañana fue lo que lo hizo saber que el amanecer había llegado. Sonic entreabrió sus ojos para sentir una calidez abrazarlo. Dirigió su mirada a su mirada hacia su pecho para ver al erizo rosa abrazarlo apaciblemente mientras dormía cómodamente sobre su pecho; por su parte sus brazos rodeaban la pequeña figura del erizo rosa acercándolo aún más él.

–"¡Demonios!"– pensó alarmado tensándose al acto. No sabía cómo moverse sin despertarlo y realmente no quería que despertara, él era tan culpable como Amus por esa situación. Sonic intentó mover lentamente el brazo que yacía debajo del cuerpo del erizo rosa en un intento de tomar distancia hasta que éste empezó a despertar alarmándolo. Amus abrió los ojos adormitado para que su mirada chocara con la suya de pronto.

–Sonic...– murmuró en suave voz, adormitada, para ver las mejillas del erizo azul sonrojarse con gran intensidad. –¿Eh?– exclamó abriendo sus ojos por completo, despertado y notar la cercanía de ambos y como el cálido aliento de él rozaba el suyo, ruborizándose incandescentemente. –¡EH!

–¡Los encontramos!– la voz a la distancia alarmó a ambos para voltear a ver a la distancia a los jóvenes reclutas empezar a llegar.


Bien, espero les gustase el capítulo. No se preocupen, la relación entre Sonic y Amy seguirá creciendo y el siguiente capítulo prometo hacer dudar de todo a nuestros protagonistas. Capítulo 9: Dudas. Hasta entonces, su autora se despide, Kat fuera.

P.D: Agradecimientos especiales por la imagen a Darina Velazquez y quiero compartirla con ustedes!! Es increíblemente hermosa!! :D

¡GrAcIaS pOr LeEr!

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