Capítulo 15: Conociéndonos
Llegaron a una tienda con sus muros tapizados de diseños variados y diferentes para crear los tatuajes que pensaban realizarse. Amy observó los diseños con temor, pensando si eso había sido una buena idea.
–¡Ese!– escuchó decir al entusiasta equidna para señalar uno de los diseños y sentarse sobre la silla de tatuado.
Amy se acercó curiosa junto a los otros para ver la aguja eléctrica empezar a penetrar la piel del equidna, quien hizo un mohín del dolor al sentir la aguja sobre su piel para verlo tolerar el dolor en silencio. Retrocedió un par de pasos, insegura, sin embargo, sabía que no podía retractarse ahora o ellos eran capaz de sentarla a la fuerza y hacerle un tatuaje vulgar por su cobardía. Sus ojos navegaron en silencio por el local para así detenerse en un punto exacto, una vitrina que llamó por ella, acercándose a la misma, y ahí, ver algo que sin duda sería menos doloroso de hacer y un poco más su estilo.
–¿Y qué te harás Amus?– escuchó preguntar a sus espaldas para ver llegar a un equidna con un mohín de dolor pintado en su rostro.
–Un tatuaje en definitiva no– puntualizó Amy un dejo de cobardía en su voz –Creo que será una perforación– indicó con una sonrisa para regresar su mirada a los pequeños pendientes circulares frente a ella, esbozando una sonrisa.
Knuckles caminó hasta ella para así detenerse frente al mostrador de cristal y dirigir su mirada a los pendientes que el erizo rosa admiraba en silencio, arqueando una ceja, inconforme.
–¿No es acaso algo de niñas?– inquirió Knuckles con una expresión de desaprobación.
–¿No lo son las esmeraldas?– rebatió Amy divertida para fijarse en el tatuaje que ahora cubría su brazo.
–Bien, como quieras– dijo Knuckles ocultando su molestia –¿Y dónde piensas hacerlo?
–En mi oreja derecha, creo que ahí se verá bien– sonrió –Será bueno el cambio– musitó pensativa.
Blaze tenía razón, era momento de traer a una nueva Amy, y ese parecía ser una buena forma de empezar a construirse nuevamente. Así, junto todo el valor que había creado en esas pocas semanas para sentarse en aquella silla de cuero negro y respirar profundamente; sintió la aguja atravesarla cerrando sus ojos fuertemente debido al dolor y así escuchar: –Listo– del hombre tatuado que se había encargado de realizar la perforación.
Amy abrió sus ojos con sorpresa por lo rápido de la perforación, y cual niña pequeña, se levantó rápidamente de la silla para correr hacia el espejo del lugar y ver ahora el pendiente en su oreja, provocando en ella una amplía sonrisa. Sin lugar a dudas era diferente, pero el cambio parecía quedarle; seguía siendo ella, pero un poco más dura. Era perfecto.
–Bueno, miren que tenemos aquí– escuchó Amy decir a sus espaldas para ver al Capitán Scourge aparecer cual espectro detrás de ella con una sonrisa retorcida.
Amy se volteó al acto con una expresión de terror en su rostro. Sabía que no estaban haciendo nada ilegal, pero de alguna manera su mirada acechadora le provocaba escalofríos y la necesidad de salir del local de tatuaje a toda prisa si no quería un severo castigo. Scourge elevó las comisuras de sus labios para acercarse invasivamente al rostro de ella provocando que ella golpeara su cuerpo contra el espejo a sus espaldas en un intento de tomar distancia de él. Sin éxito.
Scourge dirigió su mirada a la nueva la perforación en su oreja y así decir: –Realmente eres un chico muy femenino, ¿no es cierto?– habló burlesco, provocando que se encogiera de hombros en su lugar, desviándole la mirada –¿Incómodo?– curioseó el erizo verde divertido, percatándose que lo hacía a propósito. Amy fue incapaz de emitir palabra alguna ante el obvio acoso que sufría; de reojo pudo notar a sus compañeros desviar la mirada en silencio, no podía ayudarla ¿y por qué lo harían? Después de todo ella era un él. –Dime algo– habló de nuevo el erizo verde para poner una mano a la par de su cabeza con fuerza impidiéndole escapar, y así acercarse aún más a su rostro –¿Acaso no te gusta estar así con otros muchachos?– preguntó divertido para que sus ojos se clavaran en la mirada despiadada y perversa del erizo verde –¿No es acaso lo que te gusta?– tentó para sutilmente rozar con su dedo índice su brazo y verla con picardía.
Amy cerró sus ojos con fuerza sintiéndose asqueada por el tacto de sus dedos sobre ella, y así, sin pensarlo más vociferar:–¡Aléjate de mí!– y propiciarle un puñetazo justo en el rostro haciéndolo caer hacia atrás por la fuerza del impacto. Amy soltó el aire retenido sintiendo que podía respirar nuevamente o al menos así fue hasta que dirigió su mirada a su puño aún en el aire y luego al erizo verde, quien yacía sentado sobre el suelo reacomodándose la quijada para así darle una mirada asesina. Un silencio mortal cayó en el recinto; todos en la habitación quedaron anonadados, observando a Scourge levantarse del suelo con pesadez.
–Tú...– masculló el erizo verde limpiando el hilo rojo de sangre de su labio herido y ponerse en pie –¡Voy a matarte!– vociferó para abalanzarse hacia ella con su puño levantado.
–¡Es suficiente!– se escuchó de pronto, para que una atemorizada eriza pudiera ver como a el erizo verde era contenido por Sonic, quien lo sujetaba por detrás para evitar que se acercara más a ella y le diera la paliza de su vida. Amy desvió su mirada de Scourge, quien ahora forcejeaba con Sonic para dirigir su mirada a los ojos esmeralda de él, sintiendo como estos le robaban el aliento. Aunque ella sabía que sin duda él no era su caballero de armadura plateada, pues él se lo había dejado muy en claro, él no dejaba de actuar como uno.
–Si quieres sobrevivir una noche más te aconsejo que te vayas ¡ahora!– ordenó Sonic despertándola de su ensoñación, recordándole que no se parecía en nada los príncipes de sus cuentos. Amy asintió con la cabeza y sin decir nada correr fuera de aquella tienda juntos a los demás novatos que habían llegado junto a ella, no sin verlo una vez más antes de partir.
La vio marcharse junto a los demás para así soltar a Scourge, quien volteó a verlo iracundo. Sonic pudo observar como sus emociones fueras de control iban a conducirlo a una discusión sin sentido, pero antes de permitirle emitir palabra alguna dijo:
–No es el momento ni el lugar– interrumpió Sonic lo que sabía sería una inminente pelea –Además, no quiero que nos prohiban la entrada a otro local por tu falta de temperamento.
Scourge resopló molesto viéndolo con intensidad y así lograr entrar en sus cabales. Asintió forzadamente para que Sonic le diera la espalda, ignorándolo. Scourge siguió con la mirada en silencio al erizo azul, quien divagaba entre los cuadros de diferentes obras de tatuado e imágenes de perforaciones. Scourge ya había notado algo extraño en la dinámica entre el recluta 3991 y él, pero esa era la primera vez que podía confirmarlo sin lugar a duda.
–Sabes...– habló Scourge al fin, más tranquilo –En otro momento me hubieras dejado darle la paliza de su vida.
Sonic lo vio de reojo sintiendo la amenaza y la sospecha detrás de tan inocentes palabras. –Sólo...– murmuró en baja voz –No lo creí necesario.
–¿Por qué?– preguntó el erizo verde tajante para encarar al erizo que insistía en evadirlo.
–Él... – calló Sonic sin saber cómo continuar la oración, cómo explicarle que no podía permitirle golpearlo por la razón de ser una chica.
–Es mi imaginación o parece que le has agarrado aprecio a este nuevo recluta– habló Scourge con un dejo de maldad en su voz, provocando que una mirada de sorpresa se posara en los ojos del erizo azul –Tal vez demasiado...
–No sé de qué hablas– negó Sonic para caminar lejos de él –Tú mejor que yo sabes que si el comandante sabe de alguna pelea con un novato podría costarte algo más que una llamada de atención– intentó convencerlo –Ahora si me disculpas, será mejor que regrese, es obvio que aquí no encontraré lo que estoy buscando– dijo apresurado para caminar a la salida.
–Por el contrario– habló Scourge estoico –Creo que lo encontraste...
Scourge lo vio salir sin decirle nada más y dejarlo a solas en el lugar. Lo que había iniciado como una simple coincidencia de toparse frente al mismo local había terminado en una tarde de lo más interesante.
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Huyó de la mirada intensa de Scourge, no era alguien con quien le convenía tener una enemistad, menos si tenía tanto que perder. Sonic regresó al recinto esperando poder esconderse de las preguntas y sospechas del erizo verde en su habitación hasta que todo se le olvidara mañana, sin embargo, al regresar a su habitación retomó otro problema que lo había hecho salir para empezar. Sentada sobre su cama con una expresión de abatimiento yacía ella, la eriza que había provocado un caos en su mundo. Amy.
–Volviste– habló la eriza rosa al percatarse de su presencia, para que él asintiera con la cabeza, en silencio. –¿Él está...
–Molesto, sí– anticipó cortante.
–...Gracias– susurró –Por ayudarme.
–No me agradezcas, mañana pagarás caro tu impertinencia– habló Sonic sombrío –Y no habrá nada que puede hacer para protegerte.
–Lo sé...– murmuró Amy con pesar.
–¡Dime exactamente qué cruzó por tu cabeza cuando decidiste que golpear a uno de los erizos más vengativos jamás nacidos era una buena idea!– reprochó Sonic para verla con enojo.
–Estoy cansada de que todos piensen que pueden hacer lo que quieran conmigo sólo por ser...– calló unos segundos para endurecer su mirada –Débil– completó.
Sonic borró aquella expresión de furia para que una de sorpresa tomara su lugar. Eso sin lugar a dudas había sido admirable, después de todo, se requería de mucho valor para golpear a Scourge por dar a entender un punto; estaba seguro que ahora nadie podría decirle cobarde en el entrenamiento.
–Bueno...– murmuró Sonic con una expresión más relajada –Supongo que yo hubiera hecho lo mismo– dijo con un esbozo de sonrisa –, pero espero estés lista para enfrentar las consecuencias.
Amy asintió con la cabeza con un amago de sonrisa; lo observó en silencio para que nuevamente la misma tensión de aquella mañana se hiciera lugar entre ellos. Sonic le desvió la mirada, suspirando pesadamente y así tomar camino a su lado de la recámara cuando la voz de ella lo detuvo.
–Mi nombre es Amy Rose, tengo 21 años y mi color favorito es el rojo– habló de pronto para que Sonic la volteara ver extrañado por su charla incoherente –Me gustan la repostería, y tal vez sea en lo único que soy buena además de usar armas– dijo con un dejo de diversión en su voz –No sé conducir y creo que los perros me odian, pues nunca les he agradado.
Sonic la observó confuso por la información no requerida.
–Emmm... Eso fue...– murmuró el erizo azul, un tanto incómodo –¿Qué fue todo eso?
–Una vez me dijiste que no te conocía y tienes razón– explicó la eriza –No estoy segura si yo me conozco a mí misma, pero...– silenció para voltearlo a ver con una amago de sonrisa –Tal vez, este sea el lugar indicado para hacerlo–. Sonic le sonrió de regreso, casi como una felicitación silenciosa. –Así que ahora es tu turno.
–¿Disculpa?– dijo Sonic borrando aquella sonrisa previa.
–No conozco nada de ti– señaló nuevamente –Y quiero hacerlo, quiero conocer a Sonic the Hedgehog para definir si me gustas o no.
Sonic se sonrojó intensamente por sus palabras sin saber cómo sentirse al respecto, desviándole la mirada. Una mezcla extraña entre enojo y vergüenza se apoderaron de él. No era exactamente lo que tenía en mente cuando le dijo que debía de haber otra razón aparte de un buen acto para gustar de alguien.
–¿Esperas que te diga toda una lista de cosas triviales?– inquirió el erizo con una mirada intensa, sin obtener una respuesta por parte de ella. Sonic bufó molesto con una expresión solazada en su rostro –Bien, me gusta correr, los chillidog y la cerveza– empezó –Me gusta el jazz clásico, viajar, en especial a las montañas, y lo creas o no, leer novelas de misterio.– exteriorizó con una expresión casi burlona –Y la lista sigue y sigue, pero dime, ahora que sabes todo esto ¿ya sabes que es lo que sientes?– preguntó fríamente.
La pregunta la tomó por sorpresa. Lo que ella pensó sería una buena idea ahora parecía, como él enfatizaba, una muy estúpida.
–Yo...
–No me conoces, ni yo a ti, lo que tú sientes es una atracción carnal o una hermosa ilusión– reclamó dolido nuevamente.
Sonic odiaba que las palabras que ella le había dicho aquella noche le hubieran afectado de la forma que lo hicieron, pero habían tenido mas peso que cualquier otra cosa que hubiesen vivido juntos.
–Supongo que tienes razón– habló Amy firmemente con una expresión pensativa –Entonces nos veamos hoy en el bar a las 6.
–¿Qué?– inquirió el erizo sin entender –¿De qué estás hablando ahora?
–Sólo prométeme que me encontrarás allá– insistió la eriza para que Sonic la viera con desconfianza –¡Promételo!– insistió con enfado
–¡Está bien!– accedió Sonic al final forzadamente.
Amy borró aquella expresión de enfado para que una de felicidad tomara lugar y así le sonriera ampliamente, obligándolo a desviarle la mirada, sintiendo sus mejillas ruborizarse sin su consentimiento.
–Es una cita– dijo Amy de pronto para que su vista regresara a la eriza quien ahora tomaba camino fuera de su recámara.
–¡E-Espera!– balbuceó sonrojándose intensamente.
–¡Nos veremos a las 6!– se despidió sonriente para cerrar la puerta detrás de ella.
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Sonic no la había visto el resto de la tarde, y no sabía exactamente qué esperar. Llegó al mismo bar donde lograba ahogar sus penas y pensamientos, pero a diferencia de otras oportunidades, esta vez estaba ahí por una razón muy diferente. Sonic no entendía qué pretendía Amy con citarlo ahí, es decir, si una conversación era lo que quería, la cafetería o su habitación serviría para dicha función, aunque era obvio que eso no le había resultado en absoluto.
Sonic buscó una mesa donde esperar a la impuntual eriza para así sentarse con una expresión de aburrimiento y ver la hora nuevamente, pasaban quince minutos de las seis y no estaba seguro cuánto tiempo más debería de esperar por ella.
–Su cerveza capitán– escuchó decir de pronto para ver al gato morado dejarle un tarro frío en la mesa.
–Me conoces bien Big– dijo Sonic a modo de agradecimiento a lo que el felino le sonrió. La esperaría hasta terminarse su bebida, eso le daría unos quince minutos más a la eriza, y a él algo qué hacer.
Bebió aquella amarga bebida para pasar su vista distraído en los comensales, hasta que alguien llamó su atención. Una hermosa chica que caminaba con una capa que cubría parcialmente su rostro y cuerpo casi invisiblemente en medio del bar con una llamativo y provocativo vestido rojo. Sonic se quedó embelesado viendo caminar a la extraña con capucha hasta que ella llegó hacia donde él se encontraba para regalarle un sonrisa fugaz.
–Wow... quiero decir, ¿quieres sentarte?– preguntó el erizo azul a prisa para ponerse en pie y así ofrecerle el asiento frente a él.
–No es necesaria tanta formalidad– habló ella divertida para quitarse aquel capuchón sobre su cabeza y dejar ver a una eriza con su cabello en una coleta alta y larga –Gracias por venir, Sonic.
Sonic le sonrió extrañado sin entender cómo sabía su nombre hasta que se fijó en aquellos ojos que lo miraban con dulzura y esa sonrisa que más de una vez lo habían obligado a tomar distancia de ella.
–¡¿AMY?!– exclamó sin poder evitar su sorpresa –¡¿Cómo...– calló para ver hacia los lados paranoico. –¡¿Qué demonios haces?!– preguntó cual reclamó. Si alguien la miraba de esa forma sería el final para ambos.
–Tranquilízate– habló ella serena, para colocar aquella capucha sobre el respaldo de su asiento –Tú apenas me reconociste y eso que compartimos habitación
–Es porque te ves como... como...
–Como una chica, ¿no es cierto?
–¿Qué rayos le hiciste a tu cabello?– inquirió el erizo asombrado por el nuevo largo.
–Son extensiones– respondió divertida, recordando las horas que había tomado junto a Sally para lograrse verse como lo hacía –Tenía que verme tan Amy Rose como fuera posible.
–No lo entiendo, ¿por qué?
–Quiero que conozcas a la verdadera yo, no a la chica disfrazado de un chico sudoroso y sin estilo– explicó –Escucha, yo...
–¿Puedo servirle algo señorita?– interrumpió Big acercándose a la mesa.
–Un Martini seco– pidió ella con amabilidad.
–Lo que sea para la novia del capitán– le sonrió el gato.
–¡No, ella no...
–Vengo enseguida– interrumpió Big al erizo azul alegremente para correr a la barra.
Sonic la observó con desaprobación, sonrosado por el comentario del gato para que ella riera divertida ante su obvia molestia.
–Veo que no traes muchas chicas aquí ¿no es cierto?
–¿Quién demonios traería una cita a un lugar como este?– se defendió Sonic con una falsa molestia.
–¿A dónde la llevarías tú?
–No lo sé, a un restaurante italiano o a una velada romántica al parque o...– calló para ver la amplía sonrisa de la eriza, entendiendo qué intentaba hacer –Ya veo que planeas– habló Sonic con una sonrisa victoriosa.
–¿Así?– dijo divertida la eriza, para que su Martini llegara hacia ella, agradeciéndole al gato con una sonrisa. –¿Qué crees que intento hacer?– inquirió la eriza para tomar un sorbo.
–Me has citado aquí para lograr sacarme información para tu ridículo experimento.
–¿Eso crees que hago?– preguntó juguetona.
–¡Sé que lo haces!– exclamó Sonic molesto. Esa no parecía la misma tímida eriza que se sonrojaba con la más mínima insinuación. –Y te advierto que no funcionara– habló más relajado para tomar un sorbo pesado de su bebida.
–Tal vez no es eso lo que deseo– murmuró la eriza con un esbozo de sonrisa oculto por la copa en su mano –Tal vez sólo quiero pasar un momento agradable contigo.
–¿En un bar?– se mofó incrédulo.
–¿Y por qué no?– dijo Amy divertida –¿O acaso me invitaras a una cita de verdad en algún lujoso restaurante para luego seducirme y querer llevarme a tu casa o apartamento?
Sonic se sonrojó intensamente ante la escena que ahora rápidamente recorría su mente de manera indecorosa, casi como si leyera su estrategia de conquista; desviándole la mirada.
–Apartamento– aclaró el erizo azul sin darle la cara –Y contigo no usaría algo como eso.
–¿Entonces qué harías?
–Eso depende– respondió Sonic para esbozar una media sonrisa y verla pícaramente. –¿Aún eres virgen?
Los colores se le subieron a la cabeza al escuchar tan inapropiada pregunta, destruyendo la fachada de chica segura y sensual que Sally le había dicho cómo hacer cual sermón de iglesia toda aquella tarde. Amy lanzó su vista a su regazo sintiendo un tamboriteó ensordecedor, no era algo que quisiera responder, sin embargo, por fin había logrado que Sonic hablara de manera casual con ella y ese, a la larga, era su objetivo de aquella noche; que la viera como una chica y ver cómo reaccionaba ante sus encantos femeninos.
–Eso podrías decir...– respondió apenada –Ya sabes... hice un par de tonterías después de la secundaria pero nunca llegue tan lejos.
–Virgen, ¿ha?– dijo Sonic divertido por la obvia incomodidad de ella ante el tema –Requeriría más de una cita seguramente, tal vez tres...– habló pensativo para sorber otro trago de cerveza.
Amy frunció el ceño por su sugerencia. Ahora tenía ganas de probarle lo que esa chica virgen podía hacer, pero perdería el punto de su experimento y estaba segura que no podría volver a convencerlo de verla nuevamente en un bar o en cualquier otro lado de ser el caso. Debería de guardar la calma y jugar sus cartas correctamente, sólo tenía una oportunidad y pensaba aprovecharla.
–Te sorprenderías de lo que esta chica virgen es capaz de hacer– fanfarroneó la eriza para tomar otro sorbo de su bebida.
–¿Hacer?– repitió el erizo azul para reír escandalosamente ocasionando que ella lo viera con enfado, intentando evitar que su enojo arruinara todo –¿En serio? Me gustaría verte hacer algo interesante– dijo para tomar otro sorbo de cerveza.
–¿Así?– retó Amy para tomar el resto de su Martini de un sorbo provocando que el erizo azul la viera divertido, a la expectativa.
Amy le sonrió pícaramente para así acercarse a él y tomar con amabas su rostro y robarle así un beso pasional. Sonic se tensó por el repentino acto por parte de la eriza sintiendo como ella jugaba con sus labios pasionalmente provocando que la temperatura de su cuerpo se elevara y así traer involuntariamente los recuerdos de aquella noche en donde sus manos había recorrido el cuerpo semidesnudo de la eriza y los gemidos distantes de ella al mencionar su nombre empezaron a golpear su cabeza. Sonic tomó a la eriza por la cintura para acercarla bruscamente hacia él y de nuevo, aquella necesidad de poder tocarla parecía ser saciada por el simple contacto de sus labios sobre los suyos, una necesidad que lo atormentaba cada mañana y cada noche.
Sonic le correspondió el beso, besándola pasionalmente aferrándose a su pequeño cuerpo como si su vida dependiera de ello, hasta que Amy terminó el beso casi en contra de su voluntad, intentando tomar distancia de él. La vio irascible con su respiración agitada y su rostro enrojecido por lo que acababa de suceder. Estaba listo para dejar el dinero sobre la mesa y regresar a su habitación junto a Amy para continuar lo que ella había empezado.
Amy tomó distancia de él con cierto esfuerzo pues las manos de él no parecían querer dejarla ir.
–Creo que se necesitaría sólo una cita– habló Amy victoriosa.
–¿Disculpa?– inquirió Sonic sin entender aún embelesado por lo que acaba de acontecer.
–Para hacer que me lleves a tu apartamento– le recordó divertida –No me subestimes por mi falta de experiencia, podré no haber tenido la cantidad de amoríos que sé que tú has desflorado, pero puedo asegurarte que tengo uno o dos movimientos bajo la manga– dijo casi en forma de reproche.
Sonic bufó divertido para intentar recobrar la compostura y ocultar los deseos que ahora atormentaban su cuerpo. –Bien, ganaste este round– habló el erizo para tomar un sorbo de aquella bebida en un intento de enfría su cuerpo. –Debo admitir– habló nuevamente –Que no esperaba algo así de ti... me gusta– admitió pícaramente.
–Claro que sí, es lo que a todos los hombres le gusta– dijo Amy borrando aquella sonrisa –Y esto daría inicio posiblemente a una relación si nos hubiéramos conocido de esta forma ¿no es cierto?
Sonic logró detectar cierto enfado en su pregunta ¿había dicho algo inadecuado? La eriza lo observó con una expresión dura, era obvio que esperaba una respuesta a su pregunta.
–Amm... supongo– logró responder.
–¿Y por qué entonces esto sería diferente a que una chica quiera una relación con alguien que una vez tuvo un acto de amabilidad en el peor día de su vida?– reclamó molesta.
–¡Espera, eso es totalmente diferente!– dijo Sonic frunciendo el ceño, ya entendía a donde dirigía la conversación.
–¡¿Por qué?!– exclamó Amy con enfado.
–¡Porque yo al menos he hablado contigo y compartido contigo!– indicó Sonic con enfado –¡No estoy enamorado de una absurda idea de caballerosidad!
–¡Yo tampoco!– refutó ella para que la expresión de enojo del erizo se borrara y dejara a su pasó una de confusión y sorpresa, la misma que ahora ella tenía. Parecía que la eriza había descubierto algo –Ya no al menos...– murmuró viéndolo directamente a los ojos.
–Me tratas de decir que por esta "cita", como tú la llamas, te has dado cuenta que...
–Me he dado cuenta que es lo que siento realmente– interrumpió ella –Me gustas Sonic the Hedgehog... creo que desde la primera vez que cruzamos palabra.
Sonic se sonrojó con fuerza ante su confesión sintiendo una cálida sensación en su pecho, una alegría que por mucho quisiera que no existiera estaba ahí, para darle un nuevo sabor a la vida monótona que había tenido hasta ese momento.
–Yo...
–Vaya, vaya– interrumpieron su conversación. Sonic dirigió su mirada al dueño de aquella voz para ver a Scourge con un cigarro en mano y una sonrisa maliciosa. –Veo que hoy tendemos a frecuentar los mismo lugares.
Sonic volteó a ver a Amy en forma automática, quien tenía la misma expresión de pánico que él. Debían de irse, ahora.
–De hecho ya nos íbamos– dijo Sonic tan amistoso como pudo para ponerse en pie y acto seguido Amy lo imitara.
–Espera, espera– detuvo Scourge para caminar hacia la eriza quien al verlo retrocedió un par de pasos –¿No piensas presentarme a la hermosa dama?
–¿A Ella?– habló Sonic con un dejo de horror en su voz –No, ella es...
–Mi nombre es Scourge– ignoró el erizo verde para tomar su mano con velocidad –Enchanté– dijo con elocuencia para besar su mano.
–Yo... debo irme, lo siento– soltó Amy para retirar su mano y tomar aquella capucha desviando su mirada de la persistente de él.
–Espera, la noche aún es joven– detuvo Scourge para tomarla del brazo y acercarla invasivamente hacia él, trayendo vívidamente lo sucedido aquella mañana. –Hay algo...– murmuró Scourge borrando aquella expresión pícara y fijar su vista en su rostro minuciosamente cuando algo pareció llamar su atención. –¿Eso es...
–Bien, es suficiente– se interpuso Sonic entre él y Amy autoritariamente –Se nos hace tarde– insistió para tomar la mano de la eriza rosa
–Aún no me has dicho quién es ella– insistió Scourge con desconfianza.
Sonic soltó un suspiro exasperado para verlo con intensidad, era obvio que no los dejaría salir de ahí fácilmente. –Si lo debes de saber, es mi novia– dijo de pronto –Y si me disculpas tenemos que irnos porque...– calló pensando en una excusa que fuera suficiente para evitar que él los siguiera –Porque haremos el amor hasta el amanecer– habló divertido sintiendo la mano de ella tensarse bajo la suya –Y el día libre casi termina, hasta pronto.
La sacó corriendo de ahí junto con él para alejarse de Scourge, quien pareció satisfecho con la excusa pues se quedó inmóvil en el mismo lugar, no sin antes darle una sonrisa maliciosa. Había funcionado.
Scourge los vio correr a toda prisa fuera del recinto para sonreírle perversamente.
–¿Quién lo diría?– musitó el erizo verde por lo bajo –Nuestro Amus es en realidad una chica...
¡Lamento mucho la tardanza! Pero aquí les traigo el capítulo 15 de esta increíble historia que muy pronto llegará a su final. ¡Gracias a todos por sus comentarios y por su espera! Espero tener el siguiente capítulo para el otra viernes a más tardar. Sin más que decir, su autora se despide. Kat fuera.
¡GrAcIaS pOr LeEr!
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