Capítulo 13: My Love
–Sonic... ¿Acaso te gusto?– soltó Amy de pronto sin poder contenerse.
Sonic se sonrojó intensamente ante su pregunta para que la temperatura de su cuerpo se elevara. Le desvió la mirada, sintiendo su corazón latir en sus oídos y la mirada fija de ella sobre él, haciéndolo fruncir el ceño al sentir la presión sobre una pregunta que no sabía si tenía respuesta alguna.
–Me gustan las mujeres si a eso te refieres– respondió vagamente para verla de reojo y notar una expresión de decepción mezclada con confusión, parecía que su respuesta no había sido lo que ella esperaba. Sonic bufó molesto para así hablar nuevamente: –Lo lamento niña, pero no me siento atraído de la manera que tu piensas por chicas tan poco... como decirlo...– pausó unos segundos para verla de reojo –Femeninas– completó al fin –Es decir, mírate– señaló burlesco –Tienes lodo y grava casi todo el tiempo en tus ropas.
Amy se sonrojó avergonzada para que un ceño fruncido borrara aquella inocente y dulce mirada y una intensa y molesta tomara lugar.
–¡Eso es por...
–No mal interpretes lo que te dije antes– cortó el erizo azul para empujarla suavemente a un lado y tomar distancia –Que te veas como chica cuando dices o haces ciertas cosas no significa que me atraigas de esa forma, es decir, no más que cualquier otra chica– explicó para caminar hacia la salida sin dirigirle la mirada en ningún momento –Tú lo dijiste muy bien antes, los hombres tenemos necesidades que a veces queremos llenar con lo que sea que tengamos enfrente– continuó para verla de reojo y sonreír divertido, percibiendo una mirada fulminante por parte de la eriza.
–Ahora si me disculpas, tengo cosas que hacer.
–¡ERES UN...
Sonic cerró la puerta detrás suya dejando a una iracunda eriza rosa maldiciéndolo del otro lado de la puerta; sonrió divertido ante las maldiciones que escuchaba en la recámara cual eco distante, jovial. Sonic soltó un pesado suspiro para que así su vista se dirigiera al techo del recinto, mientras la pregunta de ella ahora golpeaba fuertemente su cabeza; desde que se había enterado sobre la identidad de la eriza no había tomado tiempo para pensar qué sentía por ella y realmente no estaba seguro si quería hacerlo. Lo único que sabía es que cuando la miraba sonreírle su corazón latía a prisa y el deseo de estar cerca de ella ahora era casi intolerable... como ahora.
–Necesito un trago– dijo pesadamente para caminar alejarse tanto como fuera posible.
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Regresó más tarde esa noche para regresar a hurtadillas a su recámara y con suavidad cerrar la puerta detrás suya, en un intento de no hacer ruido alguno, pero la suave voz de ella le hizo saber que no había funcionado.
–¿De nuevo afuera?– escuchó decir de pronto para fijar su mirada a la cama de la eriza, quien yacía envuelta en las sabanas como un pequeño bulto, en donde a penas sus ojos color esmeralda podían sobresalir. –Sé que no es de mi incumbencia, pero creo que tantos desvelos tendrán un efecto tarde o temprano.
–Pensé que estarías durmiendo– evadió para dirigirse a su cama, sentándose al borde de la misma y empezar por quitarse sus pesadas botas.
–Siendo honesta...– murmuró para sacar su cabeza de entre las sabanas –Pensé que vendrías ebrio e intentarías algo mientras dormía.
–¡Eso fue algo de una vez!– se defendió el erizo sonrojándose con intensidad –... pero para que lo sepas, no pienso tomar tanto como para que se pueda volver a repetir– musitó avergonzado, desviándole la mirada.
–Dime algo, ¿dónde consigues alcohol?– inquirió la eriza sentándose al fin sobre su colchón –Es decir, está prohibido.
–Un bar...– respondió Sonic sin interés –Ser capitán tiene ciertas ventajas... como poder salir por las noches, por ejemplo.
–Oh...– musitó por último, dejando que un silencio incómodo se aposentara entre ambos. Amy vio de reojo al erizo azul quien no emitió palabra alguna, casi como querer ignorarla, para quitarse aquella playera blanca y de nuevo dejarla ver sus marcados pectorales. Amy dirigió su vista velozmente a su regazo, ruborizándose por la escena y trayendo a ella los recuerdos candentes de la noche anterior. –¿Era cierto lo que dijiste antes?– preguntó de pronto febrilmente.
–¿Sobre qué?– inquirió Sonic sin realmente prestarle interés para colocarse una playera encima y tirarse sobre su colchón; el alcohol en su sistema así como las últimas noches en vela le indicaba que necesitaba una buena noche de sueño.
–Qué buscarías a cualquiera para llenar aquellas necesidades que ustedes los hombres...– repitió ella con un dejo de vergüenza en su voz.
–¿Qué si sí lo hice?– dijo exasperado dándole la espalda, esperando que dejara el tema en paz y lo dejara dormir al fin, no tenía ánimos de regresar a esa conversación, después de todo había salido a embriagarse para poder sacar esos pensamientos de su mente.
Parecía que ella había desistido de hablar sobre el tema, o eso creyó hasta que sintió como una almohada caía sobre él para que por instinto voltease a verla con el ceño fruncido para que otra almohada fuera lanzada hacia su rostro haciéndolo tambalear.
–¡Pero que...– Sonic calló para que almohadones, zapatos, ropa y prácticamente cualquier cosa que tuviera la eriza en mano fueran lanzados hacia su dirección, protegiéndose como podía con sus brazos –¡Basta!– ordenó molesto.
–¡Estoy cansada de ti!– exclamó Amy mientras buscaba más cosas para arrojarle desde su cama –¡Eres un patán!– reclamó lista para arrojar la pequeña lámpara de su mesa de noche –¡Yo...– calló al sentir como él se abalanzaba sobre ella para evitarle de seguir su ataque y lograr así que ambos rodaran de la cama enredándose con las sabanas blancas, cayendo pesadamente al suelo.
Amy exclamó un gemido de dolor para ver al erizo azul debajo de ella, quien también emitía un quejido por el golpe. Sonic abrió sus ojos con pesadez para distinguirla sobre él, abriendo los mismos de par en par con una clara expresión de sorpresa, seguramente por la posición en la que ambos se encontraban.
–¡Q-Quítate!–ordenó Sonic febrilmente, intentando empujarla lejos de él, sin embargo, gracias al embrollo de sabanas era casi imposible.
–¡Eso intento!– rebatió Amy moviéndose en la oscuridad sin poder divisar correctamente cómo poder desenredarse de la situación para nuevamente caer sobre su pecho, y así, escuchar un corazón que latía a gran velocidad. Eso la hizo detener sus vagos intentos por separarse de él, y por unos segundos quedarse atenta al tamborileo incesante, ¿era normal que el corazón de los chicos latieran tan apresuradamente? ¿era normal que él de lo hiciera por ambos estar tan cerca?
Amy se levantó lentamente, para así observar en la oscuridad el rostro sonrojado del erizo, quien desviaba su mirada efusivamente.
–... ¿Realmente era cierto?– insistió Amy provocando que él la viera al fin. El rostro del erizo tornó rojizo ante su pregunta.
Sonic le frunció el ceño para verla con intensidad, era obvio que ella simplemente no podía dejar el tema a un lado.
–¡¿Realmente quieres saber?!– explotó molesto, para que ella asintiera con la cabeza, no reaccionado a su obvia molestia –Si debes de saberlo...– murmuró para así tomar con ambas manos su rostro y con suavidad robarle un beso, sintiendo como una corriente eléctrica recorría su cuerpo cual bocanada fresca de aire. Sonic se separó de ella, para que una eriza estupefacta lo viera incrédula, sin lograr emitir palabra alguna ante su acción. –No... no buscaría a cualquiera– confesó con un dejo de vergüenza en su voz –Tú...
–Entiendo– habló la eriza para interrumpir sus palabras, desviándole la mirada y así, con todas sus fuerzas, lograr liberarse de las sábanas por fin. –Sólo eso quería saber...– murmuró poniéndose en pie y caminar hacia la salida.
–¡E-Espera!– inquirió Sonic para ponerse en pie tambaleante –¿A dónde vas tan tarde?
–Enfermería– respondió cortante –Yo...– silenció para ver de reojo al erizo quien la observaba expectante –¡Yo prometo estar aquí a primera hora en la mañana!
Sin darle oportunidad de decir algo más, salió a prisa de su habitación para correr tan rápido como sus piernas se lo permitieron y así tomar rumbo al único lugar donde sabía que la dejarían pasar la noche. La enfermería. No podía lidiar con Sonic, o con lo que acaba de sucederle, él la había besado, conscientemente... y a ella le había gustado.
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Se levantó antes de que las trompetas sonaran para así soltar un suspiro pesado. No sabía qué pensar o cómo sentirse con lo que había pasado ayer; –"No... No buscaría a cualquiera"– recordó involuntariamente. Amy se sonrojó intensamente ante el recuerdo de esas dulces palabras. Una parte de ella realmente anhelaba esa respuesta, pero ¿por qué?
–Veo que te has levantado temprano– escuchó de pronto para ver a la dulce conejita que la había ayudado ayer por la noche –Por lo que veo tu fiebre ha disminuido– habló para tocar su frente y aún sentir su cabeza caliente –O tal vez no...
–¿Puedo quedarme un poco más?– pidió Amy de pronto. La realidad era que aún no quería ver a Sonic y aunque no podía esconderse en la enfermería para siempre, deseaba hacerlo al menos hasta ordenar sus ideas.
–Eso supongo... pero tu capitán tiene que aprobarlo– indicó la coneja para que Amy asintiera con la cabeza; estaba segura que Sonic no tendría ningún problema con eso, conociéndolo estaría tan incómoda como ella –Bueno, supongo que al menos podrás hacerle compañía al otro recluta que está aquí– dijo con una sonrisa para encaminarse a la salida.
–¿Otro recluta?– repitió para ver a un zorrito del otro extremo de la habitación vendando su mano –¿Tails?– llamó esbozando una sonrisa –¡Tails!– dijo para levantarse en un salto y correr hacia él, llevaba demasiado tiempo sin poder hablar con alguien amigable.
Tails la vio llegar para abrazarlo de pronto, sonrojándose con fuerza por la repentina muestra de afecto y así forcejear con ella para lograr conseguir distancia.
–¡¿Pero qué haces aquí?!– preguntó el zorro retrocediendo un par de pasos de ella, para ver un hematoma en su rostro y recordar la pelea del día anterior con aquel equidna –¡¿No me digas que Knuckles te mandó a la enfermería?!
–¿Eh? No, claro que no– negó ella con la cabeza para colocar una mano sobre el golpe inconscientemente –Yo vine por... – enmudeció borrando aquella sonrisa al recordar la razón –Bueno... tiene que ver con Sonic– explicó con desánimo.
–¿El capitán?– inquirió Tails sin entender –, pero por qué... ¡Espera! ¡¿Qué pasó?!
–Bueno– murmuró con una sonrisa nerviosa sin poder verlo a los ojos –Digamos que él puede haberse o no enterado de... bueno...
–¡¿Qué?!– gritó el zorro alarmado para que ella tapara su boca con su mano.
–Fue un accidente– explicó apresurada para retroceder un par de pasos –, pero no te preocupes, no dirá nada. Dijo que Shadow lo volvería conserje si se enteraba de tú sabes.
–¿Hablas del Comandante?– dijo Tails sin entender por qué la repentina familiarización con alguien de alto rango –¿Por qué llamas al comandante por su... – calló de pronto para que una mirada intensa se dirigiera hacia la eriza –¿Acaso tú estás aquí por...– Tails la vio desviar su mirada a sus pies para que un obvio sonroje pintara su rostro y una clara expresión de nerviosismo expeliera su ser –¡¿Esa es la razón por la que haces esto?!
–¡Tú no entiendes!– se defendió Amy ante la acusación del zorrito –No sabía que Shadow estaría aquí cuando inicie esto– confesó ruborizada.
–¿Entonces por qué estás aquí?
–Es por... bueno...– silenció un momento para recordar nuevamente al erizo negro –Quiero que él me note...– explicó con su mejillas sonrosada –Estoy enamorada de Shadow the Hedegehog y si logró pasar este entrenamiento conseguiré lo que siempre he soñado... una cita con él– explicó.
–Pero cómo...
La puerta se abrió de golpe de pronto para que ambos callaran. Tails y Amy voltearon a ver a la misma y ahí, de pie, con una mirada estoica yacía un erizo azul con una mirada fija y endurecida.
–Sonic...– murmuró la eriza, desviándole la mirada por lo que había pasado apenas hace unas cuantas horas.
–La enfermera me ha comentado que desde la noche anterior has tenido fiebre, recluta 3991– dijo Sonic secamente para que la eriza lo viera al fin, un poco confusa por su trato tosco. –Debido a eso debo de extenderte un permiso para permanecer aquí, sin embargo, debo de indicarte que perderás tu puesto entre los primeros si llegas a hacer eso.
–¡¿Qué?!– exclamó Amy de golpe. Si eso pasaba no podría estar cerca de Shadow y era que no podía permitirse. –¡Espera, no...
–Si no deseas que suceda te recomiendo que vayas inmediatamente al campo de entrenamiento– amenazó con un mirada intensa, recordando su primer encuentro y al erizo cruel y sin emociones que hizo su vida un infierno la primera noche. ¿Qué le había pasado? –Eso va para ti también, recluta 2991, si bien yaces durmiendo en la escuadrilla del Capitán Scourge aún sigues bajo mi cargo, así que te recomiendo que vayas inmediatamente a los dormitorios, ¿has comprendido?
–¡Sí señor!– asintió Tails con saludo militar y correr fuera de la enfermería.
Amy vio al zorro salir, esperando que esa fuera la razón por la cual Sonic actuaba tan extraño con ella, o tal vez era por lo que había pasado ayer, de ser el caso prefería hablar con él en lugar de seguir esquivándolo, odiaba verlo tan inaccesible.
–Sonic, yo...
–Te recuerdo que soy tu capitán y has de llamarme Capitán, Señor, o Capitán Sonic en su defecto ¿haz comprendido?
–Espera, ¿por qué...
–Dije– interrumpió para verla con una mirada intensa y ojos asesinos –¿Haz entendido?
–S-Sí... señor– musitó encogiéndose de hombros, atemorizada.
–Ahora si deseas permanecer en tu puesto por el resto de esta semana te recomiendo que te muevas y vayas al campo de entrenamiento ¡Ahora!
Amy asintió con la cabeza para correr fuera del lugar. No entendía qué era lo que le pasaba, pero tal vez, , había olvidado por completo lo que había pasado entre ellos debido al alcohol, si era el caso, tal vez lo mejor sería dejar el tema en el olvido y enfocarse en la razón por la que había ido a ese lugar en primer lugar.
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La hora de almuerzo llegó y en ese momento lo único que quería era desparramarse en una silla y no volver a levantarse jamás. El entrenamiento había sido más intenso de lo que esperaba y gran parte tenía que ver con que Sonic parecía haberla tomado en contra ella, había sido el novato de demostración para cada uno de los ejercicios que consistían en darle 20 vueltas a todas las instalaciones, levantar pesas, ejercicios de agilidad, entre otros.
–Hoy el Capitán Sonic amaneció de mal humor– dijo Knuckles sentándose a su lado, igual de exhausto que ella –Sentí que el Capitán Scourge fue sin lugar a dudas mucho más suave con nosotros, ¡Y eso es mucho que decir!– se quejó el equidna dejando caer la bandeja de comida a su lado para que ella gimiera exhausta en forma de respuesta –, pero amigo, contigo fue tres veces peor que con nosotros– indicó para voltearla a ver, mientras ella mantenía su rostro pegado a la mesa con pereza –¿Qué pudiste haber hecho para enojarlo tanto?
–Yo no hice nada– habló Amy al fin para sentarse correctamente y acercar su charola de comida –¡Él es un completo lunático!– explotó viendo su comida con su ceño fruncido, intentando de alguna manera poder discernir el cambio de actitud; tal vez el haberse ido en la noche era lo que lo tenía tan molesto –"¡Tal vez quería sobrepasarse conmigo nuevamente!"– pensó iracunda, ruborizándose ante la idea –"Y al no permitirlo ahora se está vengando..."–pensó abruptamente –¡Esa rata mal nacida!– exclamó frunciendo el ceño para que el equidna la viera con asombro, era la primera vez que la miraba así.
Knuckles vio al erizo rosa apuñalar al puré de papas frente a él iracundo mientras una expresión un tanto extraña se posaba en su rostro, no sabía decir si era ira, vergüenza o una mezcla de ambas. –Hey, no te desquites con la comida– habló para que el erizo rosa se detuviera de pronto, volteándolo a ver –Si el Capitán Sonic te ve haciendo eso es capaz de ponerte a comer esa avena fría – dijo para señalar la comida de aquellos que no habían podido alcanzar a ser de los primeros en la lista de rangos.
–¡¿Así?! ¡Pues yo creo que el Capitán Sonic puede...
–¿Puede qué?– una voz grave la interrumpió; Amy vio como el erizo negro se hacía presenta para tomar asiento frente a ella con una expresión dura y castigadora.
–Shadow...– susurró inaudible, sintiendo como sus mejillas adoptaron un tono carmesí ante su presencia, provocando una felicidad indescriptible. La única razón por la que se había esforzado tanto para estar entre los primeros reclutas era poder disfrutar de ese pequeño momento con él, comer juntos, por fin.
–¡Nuestro amigo rosa sólo decía que el Capitán Sonic puede ser muy duro, pero que sin duda es un gran capitán!– habló Knuckles para colocar su brazo alrededor de su cuello amistosamente, haciéndola despertar de su ensoñación y reír forzadamente.
–Eso imagine– dijo Shadow macabramente para empezar a comer.
Amy volteó a ver al equidna quien pareció reprenderla con la mirada por no responderle al comandante inmediatamente, pero no podía evitarlo, ella se quedaba sin habla cada vez que lo miraba, algo que le pasaba desde aquella vez en donde él se había convertido en lo más importante para ella...
Inicio del Flash Back
Era una tarde lluviosa, una de las peores tormentas que jamás habían azotado a Station Square, después de todo se había desatado la peor tormenta tropical de los últimos cinco años en el país. Sus padres venían atrasados de su vuelto internacional y ella, ansiosa, los esperaba sentada en la sala de espera, abrazando sus piernas con fuerza mientras el fuego en la chimenea le brindaba el suficiente calor.
Amy tenía tan sólo 15 años para ese entonces, y el sonido de la lluvia golpear la ventana y los truenos iluminar el cielo grisáceo la hacían estremecer, sólo quería que ellos regresaran... y de repente las puertas se abrieron para que ella se levantara de un salto con una sonrisa en su rostro, sin embargo, no era quien que esperaba ver, era su guardaespaldas personal, quién había llegado con una extraña expresión en su rostro.
–Señorita Rose...– habló con gentileza para caminar hacia ella –Sus padres....– empezó; de alguna manera ella sabía que eso significaba. Amy desvió su mirada al suelo sintiendo como el aire le empezaba a faltar –Sus padres no regresaran... fallecieron esta tarde, señorita– soltó al fin con una expresión de tristeza –Como lo siento...
Los ojos de ella se llenaron de lágrimas para así morder su labio inferior con fuerza. Su respiración se aceleró y de pronto la gran mansión en la que vivía empezó a sentir cada vez más y más pequeña. Amy empezó a respirar aceleradamente para escuchar el eco distante de su empleado quien parecía hablarle sobre el funeral y lo que ahora debería de hacerse. Ella no quería escuchar nada, a penas podía respirar.
–¿Señorita Rose?
–Yo...– murmuró sintiendo como las paredes empezaba a encerrarla y el oxígeno a faltarle –¡Necesito salir de aquí!– gritó para correr a la puerta que aún yacía abierta y correr fuera de lo que alguna vez fue un hogar amoroso.
Amy corrió sin rumbo bajo la lluvia sintiendo cómo ésta la golpeaba despiadadamente y empapaba sus ropas y calzado, pero no le importaba, sólo quería correr hasta alejarse del dolor que le aquejaba. Continuó su marcha hasta que sus torpes pies la hicieron tropezar y rodar crudamente por el asfalto.
Sollozó sin consuelo viendo entrar a la noche y a la oscuridad abrazarla, quedándose inmóvil en medio de la carretera, sintiendo como las gotas de lluvia golpeaban su cuerpo cual cuchillos y a pesar de eso, no tenía intención de levantarse hasta que el sonido de un trueno en las cercanías la hizo reaccionar. Exclamó un grito ante el estruendo para tapar sus oídos con fuerza mientras los truenos rugían a su alrededor.
–¡Basta!– gritó al cielo sin encontrar consuelo a su pena hasta que de pronto dejo de sentir la lluvia mojarla y una cálida presencia situarse junto a ella. –¿Eh?– exclamó por lo bajo para ver sobre su cabeza y apenas lograr diferenciar entre la noche lo que le pareció un erizo con una sombrilla en mano.
–¿Estás bien?– le preguntó con suavidad. Lágrimas aún bañaban su rostro y en la penumbra del día que poco a poco moría logró a penas distinguir una sonrisa amigable. Amy le desvió la mirada velozmente, sin intención de levantarse del suelo; abrazó sus piernas con fuerza, sin emitir palabra alguna. –Sea lo que sea...– lo escuchó decir de nuevo para hincarse a su nivel, sin que ella se molestara en verlo –Mañana será un nuevo día– intentó animar, a lo que ella no reaccionó para así ocultar su rostro entre sus rodillas. Para ella no habría un nuevo día. –Toma– habló de nuevo para sentir como él colocaba su chaqueta sobre su espalda, haciéndola reaccionar de su letargo y levantar su rostro empapado. Amy distinguió vagamente entre la penumbra a un erizo que ahora se ponía de pie –Así no tendrás frío– dijo amablemente
–Ummm... gracias– murmuró sonrojándose y sin poderlo evitar esbozar una sonrisa por su amabilidad.
–¡Eres muy linda cuando sonríes!– soltó de pronto haciéndola sonrojar con intensidad y obligándolo a desviar su mirada, avergonzada –Me gustan las chicas femeninas, en especial cuando sonríen– habló divertido.
–¡Señor The Hedgehog!– escucharon ambos a la distancia para que así ella viera un vehículo del otro lado de la calle detenido con sus luces de emergencia puestas –¡No podemos seguir detenidos en la mitad de la nada, ella está bien, andando!– ordenó con enfado lo que asumió era su chofer.
–Sí, sí, ya voy– dijo el erizo para dar media vuelta y verlo marcharse con aquella sombrilla negra que cubría casi todo su cuerpo, y así, escucharlo decir: –¡Devuélveme la chaqueta cuando puedas!– habló divertido.
–¿Devolver?– repitió poniéndose en pie torpemente y verlo alejarse hacia su vehículo.
–Así tendré otra excusa para verte– habló para verla de reojo en la oscuridad, provocando que un intenso sonroje bañara sus mejillas, lanzando su mirada a sus pies, avergonzada.
Amy escuchó el vehículo arrancar para iniciar su rumbo obligándola a levantar la cabeza para verlo alejarse en la noche, alarmándose.
–¡Espera! ¿Cómo sabré dónde...– silenció para ver al vehículo negro perderse en la distancia, y así, quedarse nuevamente a solas bajo la lluvia. Se quedó en silencio viendo como las luces de la calle empezaban a encenderse dándole luz a la oscuridad que la había rodeado hasta el momento. Amy abrazó aquella chaqueta con fuerza esbozando nuevamente una pequeña sonrisa. –¿Paraste por mí?
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Amy inspeccionó aquella chaqueta, la cual tenía las iniciales STH bordadas en la misma y así recordar cómo el chofer lo había llamado, según parecía él era de la familia The Hedgehog, una familia de elite en el país. Buscó la dirección de la casa y así encontró una mansión igual de lujosa a la suya que se encontraba muy lejos de donde ella vivía. –¡Perfecto!– exclamó con emoción para tomar aquella chaqueta de color musgo y dirigirse a la residencia.
Amy llegó hasta la lujosa residencia para así tocar el timbre ansiosa, abrazando aquella prenda con fuerza y ver así como un erizo negro abría la puerta, viéndola con sorpresa. Parecía que iba de salida.
–Oh, lo lamento– se disculpó él al no percatarse de su presencia –¿Puedo ayudarte?
–Yo...– intentó decir sin lograr que las palabras salieran de su boca, sin entender por qué su cuerpo no parecía responder. –Eh... ¡Esto!– alcanzó a decir para estirar la chaqueta con amabas manos y entregársela nerviosamente.
–Eso es...– musitó él para tomar la prenda de su mano e inspeccionarla –¿Cómo...
–¡Señor Shadow, debemos irnos!– los interrumpieron de pronto –¡O llegaremos tarde!
–Maldición– masculló para asentir con la cabeza y así dirigir su atención a la eriza, quien lo miraba expectante –Muchas gracias– dijo el erizo con una reverencia –Lo lamento, pero debo irme– dijo cerrando la puerta detrás de él. –Nos veremos después– se despidió corriendo hacia el vehículo que lo esperaba como la noche anterior.
Amy se sonrojó con fuerza para de sus labios pronunciar su nombre cual hermosa melodía. Shadow The Hedeghog, el erizo que había robado su corazón.
Fin del Flash Back
Amy lo vio de reojo comer en silencio, como era su costumbre en los últimos seis años, pero está vez no lo observaría en la distancia, pues aprovecharía para poder hablar con él, después de todo, no sabía cuándo volvería a verlo por aquí o si ella estaría en esa misma mesa la siguiente semana.
–Y...– rompió Amy el silencio para sentir la mirada de él sobre ella, sonrojándose intensamente y desviando la propia a su plato de comida –He escuchado que el comandante está disponible para tener citas...
La mesa silenció bruscamente para que ella volteara a ver a sus demás compañeros con una verdadera expresión de asombro y horror en sus rostros. Amy volteó a ver al erizo negro, quien ahora la miraba con una ceja arqueada sin entender el comentario, él cual podía tomarse sin lugar a dudas de la forma equivocada.
–¡Lo digo porque tengo una amiga que quisiera conocerlo!– aclaró avergonzada.
–¿Una amiga?– repitió el erizo negro un poco más tranquilo.
–Es... es...– calló para que una sonrisa empezara a formarse poco a poco al idear un plan en su cabeza; si Amy habla de ella misma en tercera persona sería la manera perfecta para que él la conociera sin delatarse –Es una chica que gusta de usted hace mucho tiempo comandante– dijo al fin con soltura.
–¿Cómo...
–¡Se conocieron hace muchos años!– interrumpió apresurada, esa era la primera vez que podía hablar con él bajo el disfraz de Amus.
–Amm... Y cómo... quiero decir, ¿cuál es su nombre?– preguntó el erizo negro un tanto ofuscado por la información del recluta.
–Su nombre es Amy Rose– se presentó con un suave carmín pintado sobre sus mejillas –Se conocieron hace casi 6 años... en una noche lluviosa– rememoró con una pequeña sonrisa.
Shadow la observó pensativo en lo que parecía un intento de poder recordar lo que ella le describía, y luego de un corto silencio al fin decirle: –Lo lamento, pero no recuerdo algo como eso.
–¿Eh?– exclamó borrando su sonrisa para verlo con asombro ¿cómo era posible que él no pudiera recordar lo que sin duda era la noche más importante de su vida? –¡Debes dé!– exigió molesta provocando que el erizo negro la viera con asombro ante su arrebato de emociones –¡Detuviste tu vehículo sólo para saber qué pasaba con ella!– le recordó con un dejo de desesperación –¡Le diste tu chaqueta!– exclamó para que un silenció incómodo se aposentara entre los presentes.
–Yo termine de comer– habló Knuckles para levantarse con una sonrisa forzada y apresuradamente tomar su charola aprisa.
–¡Yo también!– dijeron unísono los demás comensales para todos ponerse en pie y con una reverencia despedirse del comandante, dejándolos a solas.
Amy regresó su mirada al erizo negro, quien, a diferencia de los demás, no parecía tener problemas con el incómodo tema que ella insistía en tocar, pues siguió comiendo, sin inmutarse ante sus preguntas o emociones.
–Dile a tu amiga– habló Shadow de pronto, rompiendo el silencio –, que lo lamento, pero lo que me dices no suena a algo que yo haría– concluyó para tomar otra bocanada de comida.
–Pero...– murmuró Amy con desánimo y unos ojos cristalinos –Fue un 23 de septiembre... una noche lluviosa...– rememoró mientras un nudo en su garganta empezaba a formarse. Dirigió su mirada a su regazo intentando no derramar las lágrimas que empezaban a acumularse en sus ojos.
–Con más razón, no pude ser yo– dijo Shadow de pronto –Mi vuelo se atraso ese día por la tormenta, llegue a casa casi en la madrugada del día siguiente.
Amy abrió los ojos de par en par y así levantar su mirada cristalina para verlo con asombro.
–¿Cómo dices?– soltó la eriza al fin, atónita.
–Regresaba de un viaje y hubo un accidente aéreo. Los aeropuertos atrasaron los vuelos por horas– explicó sin interés.
–Pero si no fuiste tú, quién...
–Lo que me dices suena algo más que mi hermano haría– interrumpió anticipando su pregunta; desconcertándola.
–Espera, espera– dijo Amy intentando procesar lo que él intentaba decirle. Ahora que lo pensaba, ella jamás pudo ver correctamente el rostro de aquel quien la ayudó aquella noche, podría realmente todos estos años estar enamorada del erizo equivocado –Tú... ¿Tú tienes un hermano?– preguntó apenas.
Shadow esbozó una media sonrisa para reír divertido por lo bajo y así tomar aquella charola de comida, ahora vacía. –Me parece que ya lo conoces– dijo poniéndose de pie –Es tu capitán de escuadrilla después de todo– dijo de último para dejarla a solas.
Amy se quedó en silencio, con una clara expresión de sorpresa en su rostro, recordando las iniciales de aquella chaqueta que alguna vez la habían protegido de la lluvia y la desolación.
–STH...– susurró al viento, trayendo el recuerdo de aquellas iniciales a su mente –Sonic the Hedgehog...
Bien lectores, sé que está semana actualice antes, pero termine el capítulo antes; aunque el otro lo más seguro es que esté para el viernes (no sé si este o el siguiente).
Bueno, muchos de ustedes querían saber de dónde Sonic sacaba el alcohol y bueno ¡Aquí está su respuesta! Las cosas se van esclareciendo para Amy, pero ¿cómo lo manejara ahora? Todo esto y más lo sabrán en el siguiente capítulo. Capítulo 14: The Bar
¡GrAcIaS pOr LeEr!
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