18. Visita del diablo

Atsushi y Ryunosuke habían descansado al final de la atracción, la verdad si había sido demasiada adrenalina para ambos, el albino se había acostado boca abajo en la silla amplia y el azabache sostenía su cabeza con sus piernas – Ryu, quiero agua – menciono el albino

― ¿te sigue doliendo?

― Ya es menos, tienes suerte de la regeneración, si no me hubiera muerto

― Fue increíble

― Ca-cállate – oculto su rostro – si lo fue... pero me duele aun

― Ya pasará – menciono – déjame levantarme, te traeré comida

― Si, gracias

El azabache compraba en uno de los puestos, cuando Toru y Sousuke llegaron, al ver a su hermano tirado en la banca no evito sus ganas de salir corriendo y golpear las nalgas de su hermano - ¡HEEEY! – Grito alegre Toru mientras Atsushi soltó un chillido de dolor - ¿Qué pedo? ¿Qué hay? ¿Qué tienes?

― Me duele Toru – se quejó mirándole

― ¿Por qué? Te dieron duro contra el muro

― Peor

― ¿peor? – pregunto curioso Toru, más bien ansioso – cuéntamelo todo

― Me dio duro contra la montaña rusa

― No mames

― Toruuu

― ¿Qué? ¿Cómo?

― En la bajada de la parte más alta

― Nooooo mammeeeeees – Toru corrió hasta Sousuke - ¡Sousuke! ¡subamos a la montaña rusa!

― Ya subimos a varios

― ¡PERO NO COMO ATSUSHI Y RYU! ¡SUBAMOS!

El mafioso volvió para dejarle la comida a Atsushi y les miro - ¿Qué les pasa?

― Toru quiere subir a la montaña rusa

― ¿quieres que lo acompañe?

― No – le miro serio – debe ser Sousuke y solo Sousuke

― ¿ah?

― Ryu eres mío y por eso solo puedes subir conmigo

― Eres lindo diciendo esas cosas

Atsushi tomo al mafioso del cuello y lo beso, Sousuke les miro – parece que la pasan bien – menciono pero sintió al pequeño azabache tomarlo del cuello y besarlo.

Los Akutagawa no podían ver, pero mientras se besaban, los gemelos Nakajima se retaban con la mirada, y mostraban el dedo de en medio del uno al otro. Marcar territorio era su primera regla y lo único que separaba su armoniosa hermandad.

Más tarde, los Akutagawa leían un libro cada uno sentados en la sala de la habitación mientras los Nakajima jugaban cartas arriba de la cama – oye, Toru ¿seguiremos con el plan de la mafia?

― ¿deberíamos? Pero fue perfecto, tenemos los derechos

― Es por eso que lo digo, si don dracula le dice a Ryu

― El trato que sellamos fue confidencial y fuera de cualquier bando

― Ya veo... - suspiro – pero ¿deberíamos?

― Es lo que queríamos Atsushi

― Lo sé, pero... - suspiro – Ryu dijo que estaba feliz por como estábamos y que yo no tendría tiempo

― Tiene razón, Sousuke y yo viajamos mucho también

― ¿será buena idea?

― Deberíamos repensarlo, además Ougai ya debe saber que no moriste

― Cierto – suspiro el albino – no quiero que Ryu vuelva a enojarse

― Podemos modificarlo

― Cierto, cierto.

Mientras, los Akutagawa notaron aquello, fingían leer mientras observaban a los Nakajima - ¿Qué les ocurre?

― No lo sé, han estado raros desde que Jinko enfermo

― Estoy seguro que algo planean

― No lo dudes, tengamos cuidado. Son imbéciles

Los gemelos felinos habían captado las miradas de los Akutagawa, la verdad no habían entendido que eran vigilados, más bien, fue una mirada seductora.

Ambos gatos saltaron a sus esposos en un desenfrenado beso – Jinko – se quejó mientras el albino lo besaba

― No puedo evitarlo – menciono abrazándole – tu mirada de mafioso me mata

― Literalmente – dijo burlón Toru

― Métete con tu Akutagawa – se quejó Atsushi

― Quiero que me meta mi Akutagawa – le reto Toru

― Chicos, tranquilos, habíamos dicho que compartirían la habitación, por eso es que tomamos de las más grandes

― Compartir, bien – dijeron los gemelos. Se cruzaron de brazos y miraron a su respectivo Akutagawa - ¡Quiero hacerlo!

¿Cómo ir en contra de sus peticiones? Eran excelentes esposos, obviamente irían y obedecían su petición. Claro, sonrieron. – Bien, tenemos una sorpresa – dijeron los gemelos Akutagawa

Desnudos, con ojos vendados, y atados con sus brazos hacia atrás - ¡MÁS LES VALE QUE NO SE INTERCAMBIEN! – gritaron los gemelos molestos

― RYU/SOUSUKE TU SOLO ERES MIO – habían dicho al mismo tiempo

Los Akutagawa se miraron y sonrieron, estaban hartos de que los Nakajima siempre fueran tan... retadores y activos.

Los Nakajima tenían los ojos tapados aun así lograron sentir como eran tomados por los hombros y volteados para quedar boca abajo - ¡que hacen! – Gritaron al mismo tiempo pero los mayores no contestaron, sintieron como su ano era jugueteado – aah, es-esperen – se quejaron. Sintieron un botón entrar en ellos, era algo pequeño y suave, así como también sintieron como se quedaba dentro y una atadura en su pierna. Los volvieron a voltear haciéndoles sentir un gran espasmo y quitaron las vendas de sus ojos

― Ahora están listos – dijeron los mayores sonrientes, los Nakajima se miraron pero no encontraron nada raro más que un listón en sus piernas

― ¿Qué hicieron? – preguntaron molestos

Los Akutagawa sonrieron, se lanzaron un botón el uno al otro y apretaron el botón, los Nakajima rápidamente abrieron sus ojos – aaah aah ¿qu-que? – pregunto Atsushi

― Pa-paren ¿qu-que nos pusieron?

― Es pe-peor que el ma-maldito cat nip – se quejó Atsushi

Ambos chicos se recostaron en la cama, sus manos seguían siendo atadas, movían sus piernas sin parar como en un sentimiento deseando quitarlos pero simplemente no podían, los mayor habían dejado aquel huevo de consolador muy dentro. Los gemelos no paraban de gemir y contonearse en la cama, los mayores suspiraron – definitivamente debimos comprarlos antes

― Si, esto nos dará un buen descanso

― No sé tú, pero yo ya quiero darle a Jinko

― Adelante, no me molesta

Ryunosuke fue a tomar a Atsushi, quien seguia sonando con aquel cascabel, solo con verlo Sousuke no pudo más y tomo a Toru, embestían a los felinos sin piedad incluso teniendo el consolador dentro, definitivamente harían un desastre de ellos toda la noche.

A la mañana siguiente, Sousuke despertaba ojeroso, pegajoso, no habían dormido la noche anterior, estaba aun dentro de Toru, estaban en el suelo aunque su pierna derecha estaba en la cama siendo aplastada por la cintura de Atsushi, quien tenía medio cuerpo bajo la cama y el resto sobre ella, el mafioso estaba sobre la otra mitad y odiaba que estaban tocando la puerta como un demente, suspiro cansado, tomo aire - ¡DESPIERTEN MALDITOS HIJOS DE PUTA! – grito Sousuke, oh sí. Sousuke tenía su lado.

Ryunosuke dio un salto y Atsushi con ello cayo de la cama golpeándose la cabeza pero así Sousuke pudo liberar su pierna, Toru lo miraba molesto – Souuuusuke, ¿Por qué me despiertas así después de ese buen sexo? – se quejo

― tocan la maldita puerta

― voy yo – dijo Ryunosuke, era el único vestido

― ¡gracias! – grito Sousuke molesto mientras Toru lo acurrucaba

Sousuke sin dormir se ponía de mal humor, Atsushi tallo su cadera, le dolía. Tomo el abrigo del mafioso y se lo puso encima para asomarse justo cuando el mafioso abrió la puerta – Akutagawa-kun, me alegra verte – escucharon los cuatro más solo el mafioso y Atsushi miraron la sonrisa de aquella persona quien rápidamente miro a Atsushi – me alegra que no hayas muertos

― ¿morir? – pregunto el azabache mafioso

― Ah, es-esto... - decía Atsushi nervioso

― ¿noche desenfrenada? – pregunto Mori al mirar los moretones del mafioso y al albino con el abrigo del mafioso

― Jinko – le llamo molesto el azabache pero Atsushi ya estaba intentando saltar por la ventana y su hermano quien le preparaba ropa para vestirse

― ¿ahora que hicieron par de gatos dementes? – se quejaron ambos Akutagawa

Se sentaron todos en la sala, Atsushi y Toru seguían desnudos, aunque ambos llevaban los abrigos largos de sus parejas, Ougai Mori estaba cruzado de piernas y los Akutagawa los miraban retándoles – bien, ya que tienen el valor de enfrentarse a mí pero no a sus esposos hablaré yo – dijo Ougai y los señalo – esté par de gatos me retaron, me hicieron sentir mal y me enseñaron

― No le engañamos, Atsushi estaba muy mal – dijo Toru

― Cierto, pude haber muerto – se quejó Atsushi

― El único que le confirmo su mal estar fue el presidente pero el presidente jamás dijo que Atsushi moriría, usted lo asimilo

― Así lo dijiste maldito gato – se quejó Ougai

― Pero acepto, no hay devoluciones

― ¡Atsushi esta vivito y coleando! – se quejó Ougai

― Bien, bien ¿Qué trato hicieron? – pregunto Sousuke

― Atsushi y yo le hicimos una propuesta a Ougai

― Querían que consiguiera bebes en el mercado negro – dijo Ougai sorprendieron a ambos Akutagawa

― O-oiga – se quejaron los felinos

― Para su suerte aún no hay disponibles – menciono Ougai

― Espere, Jefe usted...

― Pensé que si Atsushi iba a morir podría hacerlo feliz con ello

― Jinko, no puedes solicitar ese tipo de compras – dijo el mafioso

― Es por eso que lo solicite yo – alego Toru

― Ib-iba a ser secreto – menciono Atsushi sin mirarle

― ¿tan desesperados estaban por tener bebés? – pregunto Sousuke

― Bien – sonrió Ougai – mi venganza se culminó – menciono levantándose – Elise-chan me pidió quedarse en el parque pero espero no verlos más – salió del lugar pero antes de ello volteo a verlos – por cierto, nuestro trato sigue, conseguiré a sus bebés

Ougai salió de la habitación de hotel, losNakajima y los Akutagawa estaban incómodos, serios y los mayores enfadados. 


...

¿que les puedo decir? Ougai merecía su venganza por tantos años de bromas y maltrato de los Nakajima. 

Al rato sigo la continuación. 

Ámenme 

¡Gracias por leer!

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