Twins

Aclaraciones: Un poco tarde pero aquí está (¿Cuál un poco? fueron 5 días). Espero que tengan un feliz inicio de año y deseo verles de nuevo por aquí, siempre me saca una sonrisa leer lo que ustedes comentan 😊❤️

Este es el segundo regalo de la dinámica que hice en mi Facebook, donde la ganadora fue ArminAckerman. Muchas gracias por participar y felicidades por ganar el segundo puesto 🏆 Y lo siento por la tardanza.

Espero sea de su agrado, porque no estoy familiarizada con la poligamia, así que salió lo que se pudo. 😅

Bakugou Katsuki siempre había tenido una vida tranquila y común. Era un buen estudiante, tenía una familia estándar y ser un omega nunca le representó un problema.

Tomaba sus supresores al pie de la letra, se tomaba sus días de descanso cuando su celo era muy fuerte y siempre llevaba consigo protección por si algún alfa quería pasarse de listo.

Fuera de eso, podría decirse que lo único malo en él era su actitud.

Pero eso era culpa de su madre. Igual estaban ya viendo eso con un psicólogo familiar.

Sin embargo, lo que le sucedió a él durante la preparatoria era algo que nunca había tenido previsto. Había leído sobre personas bendecidas que al llegar a ese nivel educativo presenciaban como 2 de los chicos más guapos se peleaban por su amor.

No pensó que le sucediera a él. Porque sí, era bello y todo pero...

¿Si ubican su carácter?

Es así como terminó siendo el interés amoroso de Todoroki Shouto y Todoroki Shouyo. Los dos gemelos alfa millonarios y bien parecidos que parecían haber sido sacados de una novela juvenil.

Incluso aquella cicatriz extraña, les daba un aspecto cool en vez de asqueroso.

Y no es como que hubiera una mega-diferencia entre ellos. No era el típico cliché de "uno es divertido y genial, mientras que el otro es callado y misterioso" no.

Los 2 Todoroki eran unos asociales ineptos que compartían una misma neurona.

Tal vez por eso querían compartirlo a él igual.

Bakugou no estaba en contra de ellos. Eran guapos, ricos y fáciles de manipular. Con cualquiera de ellos tendría la vida asegurada.

Pero ¿qué le garantizaba a Bakugou que al casarse con uno, el otro no seguiría intentando?

Hasta el día de hoy continúan peleando, y eso lo sabe porque ha tenido un recuento de sus desastrosos intentos de avance y saboteo mutuo.

Bakugou recuerda perfectamente cómo es que terminó entre ambos.

Todo comenzó cuando se inscribió a la preparatoria UA. Pasó el examen de ingreso con el primer puesto, ganó el concurso prefectoral de Musutafu y el festival deportivo de su escuela.

Luego los conoció a ambos porque eran unos buenos rivales. Dignos rivales. Todoroki Shouto con su cicatriz de agua caliente y Todoroki Shouyo con su cicatriz de piel quemada.

Fuera de su rivalidad, nunca les prestó demasiada atención. Solo sabía que eran unos tipos insufribles que tenían a media escuela a sus pies solo por ser alfas, guapos, ricos entre otras cosas.

Pero no a él. Ningún alfa de quinta lograría doblegarlo.

Sus primeras interacciones no fueron de lo mejor. Los Todoroki fueron serios y despectivos con él, a Bakugou le valió un carajo; les gritó hasta de lo que se iban a morir, ellos le dijeron que se callara, eso provocó más gritos, en fin.

Un desastre.

Katsuki les puso apodos curiosos pero dado a que eran gemelos, los insultos podrían fácilmente confundirse así que dictaminó que unos serían para el cara quemada de agua y el otro para el cara quemada de fuego.

Bastón de caramelo para Shouyo; Bastardo mitad-mitad para Shouto. Entre otros.

Otra razón de porqué Bakugou los detestaba tanto era porque ambos se creían mejores por el simple hecho de ser alfas; Bakugou no odiaba nada más que a un alfa con complejo de superioridad.

Su madre le crio para pisotear a cualquiera que se le ponga enfrente. Sea alfa, beta u omega. Estos niños mimados y ricachones no iban a intimidarle.

Bakugou pensó que podría pasar el resto de la preparatoria sin tener que relacionarse con aquellos idiotas, pero pensó mal.

Hubo un problema con un grupo de pandilleros y le salvaron. También reprobó sin querer un examen nacional donde tuvo que tomar clases extra –con aquellos gemelos–. Le dieron un montón de castigos por estar siempre peleando, etc.

Pero lo peor fue cuando los 2 hermanos declararon fervientemente que eran amigos.

Amigos... ¡JA! Esos imbéciles realmente creen que alguien tan genial como él sería amigo de un par de cabrones ineptos y alfas. Qué ingenuos.

Lo intentaron. Shouyo y Shouto intentaron de todo para acercarse a él. Desde querer cocinar, hacer prácticas y tareas en equipo –a veces, al ser en parejas, terminaba en una disputa sobre qué gemelo se quedaría con él–, y acompañarlo cuando salía.

Poco a poco, el rubio se fue acostumbrando no solo a su presencia, sino también a sus aromas.

Todoroki Shouto olía a un día nevado, a hielo. Aquel aire que se siente tan frío como para congelar tus fosas nasales y te duela respirar.

Por otro lado, Todoroki Shouyo olía a la leña prendida en fuego. Su olor hogareño le recordaba a la chimenea encendida en su casa durante navidad.

Pronto se sentía cómodo con ellos, pero solo cuando estaba con uno.

Cuando los dos gemelos estaban en la misma área reducida que él, el olor se volvía tan pesado y fuerte que a veces por poco le provocan vómitos.

Como si la sensación de seguridad y satisfacción cambiara drásticamente. Katsuki supuso que se debía a la pubertad y al estar entrando en lo más profundo de la pubertad, que tendía a ser peor para los omegas y los alfas.

En especial para los alfas, pues se volvían más agresivos y territoriales. Y eso aplicaba hasta con la familia. Muchos padres optaban por encerrar a sus hijos durante esa etapa.

Los hermanos Todoroki se gruñían entre ellos pero solo cuando estaba él presente. Los había estado espiando y notó que cuando él no estaba, los gemelos actuaban completamente normal.

Pero solo aparecía por unos segundos en el campo de visión de ambos y ya, se jodió todo.

En realidad la respuesta a la actitud fue más simple de lo que uno podía imaginar. La razón detrás del comportamiento fue que se habían enamorado de él, y como alfas, estaban un constante pleito por intentar cortejarlo.

Bakugou se sintió extraño, ya que aunque los aromas de ambos fuesen diferentes, eran exactamente la misma cosa, salvo en algunos detalles. A Shouto le gustaba la soba fría, a Shouyo la caliente; a Shouto le gustaba la leche de fresa, a Shouyo la de chocolate.

Pero eran prácticamente casi lo mismo.

Aun con el conocimiento de que, de hecho, ambos gemelos tenían fuertes sentimientos hacia él e intentaban cortejarlo, decidió que no dejaría que eso influyera mucho en su vida diaria.

Podría ignorarlos y seguir su vida como hasta ahora ha estado.

Su semestre en la preparatoria UA fue común fuera de los problemas en los que se había metido al ser de interés para los dos alfas, – un especie de triángulo amoroso que él nunca pidió– pero desde la revelación, toda su vida escolar se volvió un caos en aumento.

Cada día era llenado de muchos obsequios, invitado a citas, atosigado con la presencia de ambos idiotas, entre otras cosas igual de empalagosas. Su lado omega estaba encantado, él no tanto.

Aunque admitía sentir cierta atracción por los Todoroki. El problema era que como eran lo mismo no podía decidirse por uno. Y elegir a ambos sería mucha avaricia.

Pero bueno, veamos qué le depara el futuro.

La clase de aritmética estaba siendo particularmente tediosa ese día. Bakugou no sabe de quién fue la idea de mezclar letras con números pero de nada le servía quejarse.

Se encontraba garabateando su hoja de cuaderno con números para hacer las operaciones, pues el maestro no dejó usar la calculadora. ¿Por qué? Quería hacerlos sufrir quizá.

Ya iba en el ejercicio número 3 a la mitad, lo terminaba y solo le faltaría uno. Su aroma de satisfacción comenzó a desprenderse ligeramente y para el resto de la clase fue tan efímero como lo es un aroma que lleva la brisa.

El silencio del salón fue interrumpido cuando repentinamente una de las sillas hizo demasiado ruido, señal de que alguien se había levantado.

Bakugou no le tomó el más mínimo interés aunque sus oídos captaran el sonido; debía ser un extra que quería ir al baño. Así que ni se molestó en girar la cabeza hacia atrás.

Él, porque por increíble que parezca su cabeza si giró hacia atrás, y eso fue porque uno de los idiotas Todoroki –Bakugou no pudo distinguir cual ya que la cercanía le abrumó como para notarlo– se paró en medio de la clase para ir a robarle un beso.

¡UN MALDITO BESO!

¡SU PRIMER JODIDO BESO!

No solo eso, sino que después de besarlo comenzó a soltar su aroma alfa y luego se percibió otro aroma alfa con más intensidad y así sucesivamente, ambos aromas se volvían uno cada vez más potente mientras que la clase, él y su maestro no entendían qué carajos pasaba.

– Es suficiente, Shouyo. No voy a tolerar más este comportamiento monopolizador hacia Bakugou.

– ¿Ahora sí es algo malo, no? Pero si se tratara de ti, Shouto, no pensarías igual.

– No me compares contigo. No hay necesidad de extender nuestro asunto a mitad de la clase.

Los gemelos dejaron de dirigirse la mirada solo para otra las caras de estupefacción de sus compañeros y su maestro. Bakugou seguía en cortocircuito.

– De acuerdo. Discutiremos esto al final de la clase.

– Por mientras, mantente alejado de Bakugou – Dictaminó Shouto.

El gemelo menor solo dio una mirada gélida a su hermano, para regresar a su lugar y sentarse.

Como si lo que acabara de pasar no hubiese sido real, la gente comenzó a reaccionar y volver a lo que hacía, bueno, en el caso del resto de alumnos.

Bakugou continuó en shock y con un gesto de mente perdida y al final, el maestro sacudió la cabeza antes de comenzar el regaño.

– ¡Todoroki Shouyo! ¡Al final de la clase vas a ir pero a la dirección! ¡Llamaremos a tus padres por el comportamiento inapropiado que está teniendo con su compañero de clase!

– Pero...

– Eso incluye también a tu hermano Shouto – Interrumpió – Y aunque no hayas hecho nada, me temo que también hablaremos a los tuyos, Bakugou.

– ¡¿Qué?! ¡¿Pero por qué tengo que quedarme por estos estúpidos?! – Gritó el omega reaccionando por fin, rojo de furia y vergüenza – ¡Yo soy la victima aquí!

– Por lo mismo tienes que quedarte. Habrá que discutir la situación. Después de todo, los 3 han estado envueltos en un ambiente incómodo para el resto del cuerpo estudiantil. No sé cómo ni por qué, pero tenemos que acabar con esto ahora.

– Tch. Me quedaré solo para que me saque a estos inútiles de encima.

– Bakugou, te besé – Se quejó Shouyo – ¿Cómo puedes decir eso?

– ¡Lo que hiciste se llama acoso, bastón de caramelo! ¡Así que si no quieres que mi papá te meta en la correccional, mantente lejos de mí! – Gruñó Katsuki.

Todoroki Shouto se reía por dentro ante la amenaza, aunque estaba triste por no ser él quien le robó un beso al rubio. Supuso que al contrario que su hermano, podría ganárselo en vez de robárselo.

¿Qué mejor que un beso por voluntad propia que en contra?

Por supuesto, eso sería hasta que Katsuki se enamorara de él y decidieran tener un noviazgo; todo en la cara de su patético hermano menor que de seguro se moriría de envidia.

– Joven Shouto, calme sus hormonas – Regañó el maestro – No sé qué le pasa pero está apestando toda el aula.

El mencionado despertó de su fantasía para notar que tenía toda la atención sobre él. Así que respiró hondo y disminuyó su aroma para no causar más problemas.

Katsuki por su parte solo estaba maldiciendo en voz baja a la situación, a los gemelos y que su primer beso haya sido robado de manera tan cruel.

En la dirección las cosas no fueron mejores. El padre de los gemelos, Todoroki Enji, fue el único que asistió; de su parte, tanto su madre que su padre llegaron de inmediato al saber que habían estado molestando a su bebé omega.

El maestro externó las quejas, explicó la situación y sugirió algunas medidas para corregir el comportamiento de los 2 alfas; puesto que el rubio estaba en la oficina solo por ser la víctima de la pelea territorial de esos dos.

Enji solo escuchaba con atención lo que decían, dispuesto a reprender a sus hijos más tarde. Mitsuki estaba hecha un furia y Masaru –aunque no lo externara– también.

– Por último, hoy en la mañana, el joven Shouyo se levantó a mitad de la clase para invadir el espacio personal del joven Bakugou y robarle un beso. Ya está rebasando los límites.

– ¡¿Qué hizo qué?! – Explotó su madre – ¡¿Cuál de ustedes es?! ¡Si no me responden tendré que golpear a los 2!

– Señora, el uso de violencia física en la escuela está estrictamente prohibido de acuerdo al código educativo...

– ¡Pues solo esperen a salir de aquí, mocosos! ¡Nadie toca a mi bebé!

Los demás adultos hicieron un esfuerzo por tranquilizar a la rubia mientras que los gemelos sentían la mirada penetrante del padre. Parecía calmado, pero sentían que los ojos cafés detrás de los lentes podían traspasarles y torturarles.

– Lamento los inconvenientes que mis hijos puedan estar provocando – Habló al fin Enji – Pero creo que no deberían ser tan severos con el amor adolescente.

– ¡No es amor! ¡Son hormonas de malcriados pubertos! – Respondió Mitsuki.

– Es obvio que mis hijos se sienten atraídos hacia el suyo; Dios sepa por qué razón – Dijo con sarcasmo, dado el carácter y físico heredado – Y la única manera de terminar la disputa, es si su hijo elige a alguno de ellos.

– Qué detalle – Masculló Katsuki con ironía.

– Katsuki es muy joven para andar eligiendo novios y/o alfas – Masaru intervino – Aplica lo mismo para sus hijos.

– Ya tienen casi 18 años – Explicó el Todoroki mayor – Siendo que ustedes son dueños de su propia marca de ropa y yo soy el CEO de la compañía Endeavour, sería apropiado establecer una alianza por medio del matrimonio entre ambas empresas.

– Me ofrezco de voluntario – Rápidamente añadió Shouto; su gemelo le dio un codazo.

– ¡No voy a casarme con ninguno de ustedes! – Gritó el omega rubio.

– ¡Será mejor que me agarren porque estoy a nada de destrozar a este alfa de quinta que se cree lo suficientemente importante para decirme a mí y a mi familia qué hacer! – Mitsuki comenzó a zarandear a las personas que intentaban detenerla para abalanzarse sobre Enji.

– Esto solo está pasando a mayores... – Susurró el director. El maestro asintió de acuerdo – Muy bien, muy bien, señores. La escuela se encargará de lo que suceda dentro del establecimiento, pero me temo que deberán resolver sus diferencias personales fuera de aquí; no queremos problemas en UA que involucren temas tan delicados como compromisos arreglados.

– Bakugou, solo tienes que elegirme...

– No, elígeme a mí.

– ¡Suéltenme bastardos!

La escuela se desligó de cualquier problema que pudiera pasar entre los padres de familia; sin embargo, eso no evitó que los 2 alumnos alfas recibieran un castigo por su comportamiento de acoso excesivo –y de paso igual le metieron buen castigo a Deku, que era igual–.

Si bien los primeros 2 días Bakugou estuvo muy contento de mantener alejados a los bichos raros, al tercer día ya se había fastidiado sin atención, y arrastrando los pies fue a buscarlos.

Las disputas entre los gemelos nunca se detuvieron, pero al estar obligados a cumplir ciertas tareas y mantenerse alejados del rubio, fueron bastante tolerables y mínimas. Shouyo y Shouto estaban limpiando el salón de clase cuando sintieron el particular aroma a caramelo.

– Hey, bastardos.

La voz de Bakugou se dejó escuchar cuando el omega entró al aula. Inmediatamente los gemelos se pusieron alerta ante la presencia de este, intentando descifrar con la única neurona que tenían –y que para colmo, compartían– la razón de porqué estaba ahí.

– ¿Ya terminaron? – Insistió cuando ninguno le habló de vuelta.

– Casi... – Logró decir el gemelo mayor una vez recuperó la realidad – ¿Qué haces aquí, Bakugou?

– ¿Quieres que me largue? – Respondió la pregunta con otra pregunta, un poco más agresiva en su tono de voz.

– Sabes que eso no es lo que pregunté.

– Tch. Solo quería saber si ya habían escarmentado con respecto a invadir mi espacio personal y a atreverse a tocarme sin mi consentimiento – Evadió su respuesta – Aunque la acción suene poética.

– Sí, ya aprendí – Finalmente dijo Shouyo.

Después de eso, Bakugou quedó sin palabras, realmente no había ido con una idea diferente que no sea la de volver a hablar con ellos y verlos, pero tampoco es que lo fuese a aceptar tan tranquilamente.

Tenía un orgullo omega que mantener.

– Y... – Comenzó otra plática al ver que los gemelos habían regresado a limpiar, ignorándolo – ¿Cuáles son las condiciones de su castigo?

– Limpieza 2 semanas.

– Y mantenernos alejados de ti por una distancia de 1.5 metros.

Bakugou se percató de eso al estar él en la puerta del salón mientras que los alfas permanecían alejados terminando con sus tareas como limpiar el piso y sacudir las ventanas.

– ¿Qué sucede si no cumplen? – Los hermanos se miraron entre ellos y se encogieron de hombros.

– Ninguna idea, pero puede que nos aumenten el castigo.

– Además, no deberías estar aquí, Bakugou – Le hizo ver Shouto – Si alguien te ve puede malentender las cosas y no necesitamos más problemas.

– Pues debieron de haber pensado eso antes de besarme a la fuerza.

– Ya dije que aprendí mi lección – Se quejó Shouyo.

– Como sea, bastardos inútiles alfas de quinta. Solo quería verlos sufriendo por querer pasarse de listos – Dijo sacándoles la lengua – Me voy.

– Que tengas buen día – Le respondieron los gemelos al unísono, con suma tranquilidad.

A Katsuki se le hinchó una vena en la sien al ver que no fueron afectados por sus insultos.

– Tch, como sea.

Cuando faltaba cada vez menos para la graduación, Bakugou se encontró pasando su tiempo cada vez más con los gemelos.

No importaba que fuese su idea la casi orden de alejamiento que quería con los alfas hacia su persona. Era un tsundere en todo el sentido punk de la palabra.

Los Todoroki no es que se quejaran de la atención. En realidad, cuando notaban al rubio más cómodo entre ellos, parecían complacidos. Su aroma se extendía de satisfacción y fuera de sus usuales gruñidos entre ellos, parecían estarse acostumbrando.

Bueno, eran hermanos a fin de cuentas, ya estaban familiarizados con el aroma del otro.

Katsuki tampoco continuó insistiendo en que debían de ponerles orden de alejamiento; en realidad disfrutaba el ambiente seguro al estar rodeado de 2 alfas.

Lo que nunca cesó fue el conflicto entre ambas familias. Como la escuela dijo, los problemas personales fuera del establecimiento; y los Bakugou y los Todoroki le tomaron la palabra.

Todoroki Enji seguía aferrado a la idea de unir las familias, así que Katsuki era libre de elegir a cualquiera de los gemelos. Por su parte, Bakugou Masaru no estaba de acuerdo con la idea de soltar a su bebé; y Bakugou Mitsuki quería destrozarle el cuello a Enji por su insolencia.

Pero Katsuki lo pensó bien –ya que el mismo Enji fue a hablar con él en persona–. No sería una rareza que le arreglaran una boda, debido a que su carácter fuerte no haría posible encontrar pareja por su cuenta.

¿No sería mejor casarse con alguien a quien medio tolera y conoce a alguien extraño? En su mente sonaba como un buen argumento. Pero había otro problema. Eran 2.

Los gemelos se habían mantenido en disputa por él, si eligiera a uno de ellos, eso no garantizaba que el otro no volviera a intentar nada. Y fuera de cualquier cosa, él sería muy fiel a su matrimonio.

¿Cómo sabría qué gemelo le convenía más? Fuera de los olores y las razones de sus cicatrices, ambos eran exactamente iguales. ¿Cómo tendría un punto de comparación con eso?

– Y bien, Bakugou. ¿Has pensado en mi propuesta?

– Casarme con cualquiera de sus hijos sería un dolor en el culo; sin embargo hay el ligero detallito de que sus 2 hijos quieren cogerme.

– Quiero unir a uno con la hija de los Yaoyorozu, así que tendrás que elegir a uno.

– No necesito esta mierda, viejo rabo verde – Se quejó el omega, levantándose del sofá de la sala de los Todoroki – Que sus bastardos vean qué hacer porque yo no seré el que elija.

Katsuki se acomodó la ropa antes de irse hacia la salida, dejando al alfa de la familia con un gran coraje interior y a los 2 Todoroki menores escuchando todo, escondidos detrás de las paredes.

– ¿Escuchaste eso?

– Sí – Afirmó Shouto – Lo quiero yo.

– Fui yo quien lo besó.

– Pero a mí me gustaba desde antes.

– A Yaoyorozu le gustas tú.

– Pero le caes mejor a sus padres que yo.

Escondidos pudieron escuchar toda la conversación, en especial la parte donde su padre había dicho que uno debería casarse con Momo y el otro con Katsuki. Pero ambos gemelos querían ser los afortunados en el corazón del omega rubio.

– Estoy dispuesto a pelear contigo por su mano.

– Iba a decir lo mismo.

Ambos se miraron con desafío antes de que su hermana mayor los interrumpiera al verles tan amargados y soltando feromonas amargas.

– Shouto, Shouyo. ¿Algún problema? – Preguntó preocupada.

– No, ninguno Nee-san.

– Sí, no te preocupes por nada.

Fuyumi dudó un poco pero al ver que el aroma en el aire se desvanecía, soltó un suspiro antes de dejarlos solos e ir a cocinar la cena.

– Está bien, pero ante cualquier cosa, pueden hablar conmigo.

– Sí, Nee-san, gracias.

Y los hermanos desaparecieron también.

En la academia las cosas se pusieron feas durante gimnasia.

Cuando había que hacer equipos y enfrentarse, los gemelos –que siempre intentaban no separarse– se iban a equipos diferentes y cada que se encontraban frente a frente en la cancha, la rivalidad salía a flote al igual que su aroma.

Muchos se dieron cuenta de que no era una rivalidad amistosa entre hermanos.

De hecho, ya muchos sabían la razón de esa rivalidad. A ese punto, quien no lo supiera de plano estaba sordo y/o ciego, o no había asistido a la preparatoria en todo el semestre.

Katsuki sabía que era su culpa. Cualquier pelea de ambos lo ligaba a él directamente. Pero tampoco es que pudiera hacer mucho.

Después de la práctica de ese día, el omega los llamó a ambos y sin que nadie importante les viera, se fueron al sanitario. Porque necesitaban hablar y a ese periodo, Katsuki esperaba que no haya nadie en el baño.

– ¿Bakugou? ¿Necesitas hablar con nosotros?

– Sí, bastardo mitad y mitad, necesito hablar con ambos. Ya estoy harto de sus peleítas, por su culpa toda la escuela me mira raro y joder, que es incómodo.

– Oh, lo sentimos...

– ¡Pero claro que lo sienten, tarados! – Gritó – Todo esto es para saber quién se casará conmigo, ¿No es así? ¡Sabía que no debí haber aceptado una mierda! ¡Se han vuelto peor que antes!

– Pero...

– Me niego a elegir entre los 2. Son exactamente la misma mierda, y aun así causan unos problemas que ¡Ahg, joder! ¡Solo dejen de andarse peleando! ¡Me ponen los pelos de punta!

– Bakugou...

– Le diré a su viejo que se cancela el compromiso. Son de lo peor, no tengo porqué andar soportando tanto alfa idiota. ¿A costa de qué? Tch, me largo.

Katsuki siguió en su monólogo a punto de irse lejos y no volver a ver alfas de dos colores, pero los gemelos le detuvieron justo a tiempo; detuvo sus palabras y confundido volteó para encarar a los 2 bastardos.

– ¿Qué?

Shouto y Shouyo se miraron entre ellos, y como si fuese algo de gemelos, se comunicaron a través de la mirada estando de acuerdo en una cosa.

«Tenemos que ser ambos, o ninguno lo tendrá»

– No canceles el compromiso – Le pidió Shouyo.

– Tú no me dices qué hacer, bastón de caramelo.

– No lo hagas, Bakugou – Insistió el otro hermano – Nosotros hablaremos con el viejo. ¿Dices que no puedes elegir? Entonces no lo hagas.

– ¿Qué mierda están diciendo?

– Decimos que si la única forma de poder estar contigo es si te compartimos, lo haremos. Preferimos ser 2 antes que ninguno.

Bakugou miró al primer gemelo, luego al segundo, otra vez al primero y después a segundo, y así por varias veces intentando descifrar qué carajos estaba pasando en ese momento. Su cerebro casi explota de confusión.

– ¿Cómo?

– Hablaremos con el viejo para que ambos nos podamos casar contigo. Somos hermanos así que como alfas, la aceptación del aroma del otro será más sencilla.

– Y como somos gemelos, no importa quién te preñe, ya que genéticamente ambos somos sus padres. Espero que no te incomode tener 2 compañeros.

La mente de Bakugou se detuvo ante la explicación de los 2 Todoroki. A su parecer no había mucha lógica, pero los gemelos tenían otras ideas.

– ¿No sientes curiosidad de cómo sería estar con 2 alfas durante tu celo? – Preguntó Shouyo.

– No soy un pervertido como ustedes, par de imbéciles – Reaccionó al fin.

– Pero ¿qué dices sobre nuestra propuesta?

– No lo sé, es muy... – Bakugou se erizó ante la sensación de aliento en su nuca – ¿Qué?

– Nada, nada – Shouto acercó sus labios a la piel descubierta – ¿Nos decías?

– Decía que... – Y ahora otro aliento, justo en la oreja. Sintió un escalofrío.

– Continúa, por favor – Le pidió Shouyo, susurrándole en el oído.

– Oigan, imbéciles, sé lo que intentan... – Pero como habían estado haciendo, de nueva cuenta le interrumpieron. Ahora no con el aliento, sino con los labios.

Bakugou quedó en modo tieso pero tampoco es como si se pudiera mover, sus extremidades jugaban en su contra por la increíble sensación. Es más, de un momento a otro, ronroneó, sorprendiendo a los 2 alfas.

– ¿Qué fue eso? – Preguntó Shouyo. La cara de Katsuki se sonrojó.

– ¡Dejen ya de joder!

– Shh – Y de nueva cuenta un beso suyo fue robado, ahora por el otro gemelo.

Bakugou de inmediato los empujó y se alejó lo más que podía de ellos. Maldición, estaban en una baño público; cualquier extra pudo haber entrado y al verlos a los 3 en una situación tan sugerente, el chisme se hubiera extendido más rápido que la peste.

– ¡Mantengan sus manos lejos de mí! – Gritó, sonrojado pero con orgullo. No les quitó la mirada de encima mientras se movía hasta tomar la perrilla de la puerta – Al menos hasta que busque cómo resolver esto.

– ¿Eso significa que aceptas nuestra propuesta? – Escuchó preguntar a Shouto. Bakugou mantuvo una mirada desafiante pero la cara roja.

– L-Lo pensaré – Dijo, aun confundido de que de un momento para otro, dos alfas estaban dispuestos a casarse con él – Me voy – Y salió del baño.

Fuera lo pensó bien. La situación era incómoda pero no sería imposible, después de todo no es algo raro la poligamia, aunque por lo general es el alfa quien termina con varios omegas, en lugar de al revés. Bakugou suspiró.

Quizá podría presumir su estatus, teniendo la vida soñada de cualquier persona tercermundista –con billones de millones de dinero, fama y sin trabajar ni un solo día–, además de exhibir a sus 2 futuros esposos como los alfas que cayeron por él.

Sonrió con arrogancia mientras caminaba de regreso al gimnasio antes de que la hora terminara, esperando que su profesor no se hubiera percatado de su ausencia.

Después de clase le tocaba hablar con sus padres y la familia Todoroki, para poder firmar esa alianza matrimonial. Enji se moriría porque su alianza con los Yaoyorozu no podría formarse pero si le quería a él como yerno, entonces debía sacrificar otras cosas.

– ¡Bakugou, espéranos! – Se dio la vuelta cuando escuchó la voz, notando a los gemelos que venían trotando intentando alcanzarlo.

Katsuki sonrió de nuevo, mirándolos con desafío antes de volver la mirada al frente y también él comenzar a correr.

– ¡Muevan esas piernas, alfas de mierda! – Rio diabólico antes de soltar la siguiente frase – ¡Besaré a quien me derrote!

Casi se ahoga de risa cuando los pasitos gentiles de la trotada fueron reemplazados por pasos fuertes y rápidos. Joder, qué vivir con 2 alfas no sonaba tan espantoso como lo pensó.

Definitivamente arreglarían ese matrimonio.

PD: Pero hasta los 24 años, por ahora están chiquitos.

FIN

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