CAPITULO 2

[Y ACCION!!]

LÁGRIMAS Y CHARCOS

¡cataplum!,

fue a dar sobre un montón de ramas y hojas secas. La caída había terminado. Tweek no sufrió el menor daño, y se levantó de un salto.

Miró hacia arriba, pero todo estaba oscuro. Ante el se abría otro largo pasadizo, y alcanzó a ver en él, al Conejo de gorro azul y pompon rojo, que se alejaba a toda prisa.

No había momento que perder, y Tweek, sin vacilar, echó a correr como el viento, y llego justo a tiempo para oírle decir, mientras doblaba un recodo:--¡Válganme mis orejas y bigotes, qué tarde se me está haciendo, nadie sabrá la verdad de la pscientologia!

Iba casi pisándole los talones, pero, cuando dobló a su vez el recodo, no vio al Conejo por ninguna parte. Se encontró en un vestíbulo amplio y bajo, iluminado por una hilera de lámparas que colgaban del techo. Había puertas alrededor de todo el vestíbulo, pero todas estaban cerradas con llave u otras simplemente solo estaban pintadas en la pared , y cuando Tweek hubo dado la vuelta, bajando por un lado y subiendo por el otro, probando puerta a puerta, se dirigió tristemente al centro de la habitación, y se preguntó cómo se las arreglaría para salir de allí.

De repente se encontró ante una mesita de tres patas, toda de cristal macizo. No había nada sobre ella, salvo una diminuta llave de oro, y lo primero que se le ocurrió a Tweek fue que debía corresponder a una de las puertas del vestíbulo.

Pero, ¡ay!, las cerraduras eran demasiado grandes, o la llave era demasiado pequeña o no podia meter la lleve por que una lengua salia de la cerradura y le escupía en sus rubios cabellos, lo cierto es que no pudo abrir ninguna puerta.

Sin embargo, al dar la vuelta por segunda vez, descubrió una cortinilla que no había visto antes, y detrás había una puertecita de unos 30 centímetros de altura. Probó la llave de oro en la cerradura, y vio con alegría que ajustaba bien. El rubio abrió la puerta y se encontró con que daba a un estrecho pasadizo, no más ancho que la ratonera del comedor de la escuela.

Se arrodilló y al otro lado del pasadizo vio el jardín más maravilloso que pudiera imaginar, rosas rojas, azulejos cantando, podía sentir la armonía atravesando su traquea, como ver el mas delicioso café nunca antes conocido, como...ver a Craig sonreír con sus brackets nuevos. ¡Qué ganas tenía de salir de aquella oscura sala y de pasear entre aquellos macizos de flores multicolores y aquellas frescas fuentes!


Pero ni siquiera podía pasar la cabeza por la abertura.

«Y aunque pudiera pasar la cabeza»,

pensó el pobre cafeinomano,

«de poco iba a servirme sin los hombros. ¡Cómo me gustaría poderme encoger como gnomo! Creo que podría hacerlo, sólo con saber por dónde empezar....»

Y es que, como ven, a Tweek le habían pasado tantas cosas extraordinarias aquel día, que había empezado a pensar que casi nada era en realidad imposible.

De nada servía quedarse esperando junto a la puertecita, así que volvió a la mesa, casi con la esperanza de encontrar sobre ella otra llave, o, en todo caso, un libro de instrucciones para encoger a la gente como si fueran gnomos roba calzones.

Esta vez encontró en la mesa una botellita

(«que desde luego no estaba aquí antes, dijo Tweek),

y alrededor del cuello de la botella había una etiqueta de papel con la palabra

«BEBEME»

hermosamente impresa en grandes caracteres. Está muy bien eso de decir «BEBEME», pero el pequeño rubio era muy prudente y no iba a beber aquello por las buenas.

«No, primero voy a mirar»,

se dijo,

«para ver si lleva o no la indicación de veneno.»

Porque Tweek había leído preciosos cuentos de niños que se habían quemado, o habían sido devorados por bestias feroces, que los secuestraban, mongoles atacando, Corea del norte en guerra, pavos zombies en hallowen, u otras cosas desagradables, sólo por no haber querido recordar las sencillas normas que las personas que buscaban su bien les habían inculcado: como que un hierro al rojo te quema si no lo sueltas en seguida, o que si te cortas muy hondo en un dedo con un cuchillo suele salir sangre. Y Tweak no olvidaba nunca que, si bebes mucho de una botella que lleva la indicación «veneno», terminará, a la corta o a la larga, por hacerte daño, si, Tweek llegaba a pensar mucho las cosas y eso lo hacia desconfiar de todo.

Sin embargo, aquella botella no llevaba la indicación «veneno», así que el rubio se atrevió a probar el contenido,

y, encontrándolo muy agradable (tenía, de hecho, una mezcla de sabores a tarta de cerezas, almíbar, piña, café, pavo asado, miel, un ligero roce de olor a cigarrillo de una marca muy conocida para el rubio, caramelo y tostadas calientes con mantequilla),

se lo acabó en un santiamén.* * * * * * ** * * * * ** * * * * * * -

-¡Qué sensación más extraña! --dijo Tweek-

-. Me debo estar encogiendo como un gnomo gha!!

Y así era, en efecto: ahora medía sólo veinticinco centímetros, y su cara se iluminó de alegría al pensar que tenía la talla adecuada para pasar por la puertecita y meterse en el maravilloso jardín.

Primero, no obstante, esperó unos minutos para ver si seguía todavía disminuyendo de tamaño, y esta posibilidad lo puso un poco nervioso.

«N-no vaya consumirse del todo, como una vela!!!», se dijo para sus adentros.

«¿Qué sería de mí entonces gha!!?»

E intentó imaginar qué ocurría con la llama de una vela, cuando la vela estaba apagada, pues no podía recordar haber visto nunca una cosa así. Después de un rato, viendo que no pasaba nada más, decidió salir en seguida al jardín. Pero,

¡pobre Tweekers!, cuando llegó a la puerta, se encontró con que había olvidado la llavecita de oro, y, cuando volvió a la mesa para recogerla, descubrió que no le era posible alcanzarla.

Podía verla claramente a través del cristal, e intentó con ahínco trepar por una de las patas de la mesa, pero era demasiado resbaladiza. Y cuando se cansó de intentarlo, el pobre pequeño se sentó en el suelo y se echó a llorar.

«¡Vamos! ¡De nada sirve llorar de esta manera!»,

se dijo Tweek a sí mismo, con bastante firmeza.

«¡T-te aconsejo que dejes de llorar ahora mismo!»

Aquel cafeinomano se daba por lo general muy buenos consejos a sí mismo (aunque rara vez los seguía), y algunas veces se reñía con tanta dureza que se terminaba arrancando el mismo su cabello. Se acordaba incluso de haber intentado una vez tirarse de las orejas por haber dicho frente a craig cuanto le gustaba verlo sonreír, muy vergonzoso para el rubio, pues a este curioso joven le gustaba mucho comportarse como si fuera dos personas a la vez.

«¡Pero de nada me serviría ahora comportarme como si fuera dos personas!»,

pensó el pobre.

«¡Cuando ya se me hace bastante difícil ser una sola persona como Dios manda!»

Poco después, su mirada se posó en una cajita de cristal que había debajo de la mesa. La abrió y encontró dentro un diminuto pastelillo, en que se leía la palabra

«COMEME»,

deliciosamente escrita con grosella.

«Bueno, me lo comeré»

, se dijo el mismo

«y si me hace crecer, podré coger la llave, y, si me hace todavía más pequeño, podré deslizarme por debajo de la puerta. De un modo o de otro entraré en el jardín, y eso es lo que importa.»

Dio un mordisquito con sus labios ligeramente rosas y se preguntó nervioso a sí mismo:

«¿Hacia dónde?¿Hacia dónde?»

Al mismo tiempo, se llevó una mano a la cabeza para notar en qué dirección se iniciaba el cambio, y quedó muy sorprendido al advertir que seguía con el mismo tamaño. En realidad, esto es lo que sucede normalmente cuando se da un mordisco aun pastel, pero Tweek estaba ya tan acostumbrado a que todo lo que le sucedía fuera extraordinario (ya fuera en ese lugar o en su mismo pueblo), que le pareció muy aburrido y muy tonto que la vida discurriese por cauces normales.

Así pues pasó a la acción, y en un santiamén dio buena cuenta del pastelito.

(...)

¡Curiorífico y curiorífico!

--exclamó Tweek (estaba tan sorprendido, que por un momento se olvidó hasta de hablar correctamente)--

. --¡Ahora me estoy estirando como Barbara Streisand ghaaa!! ¡Adiós, pies! -

-gritó, porque cuando miró hacia abajo vio que sus pies quedaban ya tan lejos que parecía fuera a perderlos de vista-

-. ¡Oh, mis pobrecitos pies! ¡Me pregunto quién les pondrá ahora sus zapatos y sus calcetines! ¡Seguro que yo no podré hacerlo! Aunque yo tampoco lo hacia tan bien...Voy a estar demasiado lejos para ocuparme personalmente de ustedes: tendrán que arreglárselas como p-puedan.. Pero voy a tener que ser amable con ellos

--pensó--,

¡o a lo mejor no querrán llevarme en la dirección enque yo quiera ir! Veamos: les regalaré un par de zapatos nuevos todas las Navidades.

Y siguió planeando cómo iba a llevarlo a cabo:-

-Tendrán que ir por correo. ¡Y qué gracioso será esto de mandarse regalos a los propios pies! ¡Y qué chocante va a resultar la dirección!Al Sr. Pie Derecho de AliciaAlfombra de la Chimenea, junto al Guardafuegos(con un abrazo de Tweek), o que tal que a craig no le gusta que sea tan alto!!, seguramente terminara conmigo! GHA! ¡Dios mío, qué tonterías tan grandes estoy diciendo!

Justo en este momento, su cabeza chocó con el techo de la sala: en efecto, ahora medía más de dos metros. Agarro rápidamente la llavecita de oro y corrió hacia la puerta del jardín. ¡Pobre y mas pobre rubio! Lo máximo que podía hacer era echarse de lado en el suelo y mirar el jardín con un solo ojo; entrar en él era ahora más difícil que nunca.

Se sentó en el suelo y volvió a llorar.

--¡Debería darte vergüenza! --dijo Alicia--.

¡Un chico tan grande como tú (ahora sí que podía decirlo) y ponerse a llorar de este modo! ¡Para inmediatamente!

Pero siguió llorando como si tal cosa, vertiendo litros de lágrimas, hasta que se formó un verdadero charco a su alrededor, de unos diez centímetros de profundidad y que cubría la mitad del suelo de la sala.

Al poco rato oyó un ruidito de pisadas a lo lejos, y se secó rápidamente los ojos para ver quién llegaba.

Era el Conejo Blanco que volvía, espléndidamente vestido, con un par deguantes blancos de cabritilla, un traje bastante elegante, pero claro, sin dejar de usar su gorro rojo.

Se acercaba trotando a toda prisa, mientras rezongaba para sí:-

-¡Oh! ¡La Duquesa, la Duquesa! ¡Cómo se pondrá si la hago esperar, mierda, mierda, TODO ES MIERDA!

Tweek se sentía tan desesperado que estaba dispuesto a pedir socorro a cualquiera.

Así pues,cuando el Conejo estuvo cerca de el, empezó a decirle tímidamente y en voz baja:-

-P-por favor, señor...

El Conejo se llevó un susto tremendo, dejó caer los guantes blancos de cabritilla y su lata de cerveza sin trigo, y escapó a todo correr en la oscuridad.

Aquel rubio recogió la lata a medio beber y los guantes, Y, como en el vestíbulo hacía mucho calor, acerco lentamente sus labios a la lata de cerveza y empezar a beber:-

-¡Dios mío! ¡Qué cosas tan extrañas pasan hoy! Y ayer todo pasaba como de costumbre.Me pregunto si habré cambiado durante la noche. Veamos: ¿era yo el mismo al levantarme esta mañana? Me parece que puedo recordar que me sentía un poco distinta. Pero, si no soy el mismo, la siguiente pregunta es ¿quién demonios soy?!! GHA ¡Ah, este es el gran enigma!

Y se puso a pensar en todas los chicos que conocía y que tenían su misma edad, para ver si podía haberse transformado en uno de ellos.-

-Estoy segura de no ser Kyle --dijo--, porque su pelo cae en grandes rizos rojos, y el mío no tiene ni medio rizo. Y estoy seguro de que no puedo ser Clyde, porque yo sé muchísimas cosas,y ella, oh, ¡el sabe como molestar a token con una simple cuchara, si "su talento"! Además, ella es ella, y yo soy yo, y... ¡Dios mío, qué rompecabezas! Voy a ver si sé todas las cosas que antes sabía. Veamos: cuatro por cinco doce, y cuatro por seis trece, y cuatro por siete...¡Dios mío! ¡Así no llegaré nunca a veinte! Esto es mucha presión!! De todos modos, la tabla de multiplicar no s-significa nada. Probemos con la geografía. Londres es la capital de París, y París es la capital de Roma, y Roma... No, lo he dicho todo mal, estoy seguro!!!. ¡Me debo haber convertido en Clyde!

Y al pobre chico se le llenaron otra vez los ojos de lágrimas.-

-¡Seguro que soy Clyde! Con razon estoy llorando tanto!!, y tendre que trabajar en la zapateria y ¡tantas lecciones que aprender! Yo no soy tan gordito y adorable, No, estoy completamente decidida: ¡si soy Clyde, me quedaré aquí! De nada servirá que asomen sus cabezas por el pozo y me digan:

«¡Vuelve a salir, cariño!»

Me limitaré a mirar hacia arriba y a decir:

«¿Quién soy ahora, veamos? Diganme esto primero, y después, si me gusta ser esa persona,volveré a subir, no quiero ser alguien molesto para.... Si no me gusta, me quedaré aquí abajo hasta que sea alguien distinto...»

Pero, Dios mío --exclamó Tweek, hecha un mar de lágrimas--, ¡cómo me gustaría que asomaran de veras sus cabezas por el pozo! ¡Estoy tan cansado de estar solo aquí abajo!

Al decir estas palabras, su mirada se fijó en sus manos, y vio con sorpresa que mientras hablaba se había puesto uno de los pequeños guantes blancos de cabritilla del Conejo.--¿Cómo he podido hacerlo? --se preguntó--. Tengo que haberme encogido otra vez.

Se levantó y se acercó a la mesa para comprobar su medida. Y descubrió que, según sus conjeturas, ahora no medía más de sesenta centímetros, y seguía achicándose rápidamente.

Se dio cuenta en seguida de que la causa de todo era la cerveza que tenía en la mano, y la soltó a toda prisa, justo a tiempo para no llegar a desaparecer del todo.--¡De buena me he librado ! --dijo , bastante asustado por aquel cambio inesperado,pero muy contento de verse sano y salvo-

-. ¡Y ahora al jardín!

Y echó a correr hacia la puertecilla. Pero, ¡ay!, la puertecita volvía a estar cerrada y la llave de oro seguía como antes sobre la mesa de cristal.

«¡Las cosas están peor que nunca!»,pensó el cafeinomano muy exasperando

«¡Porque nunca había sido tan pequeño como ahora, nunca! ¡Y declaro que la situación se está poniendo imposible!»

Mientras decía estas palabras, le resbaló un pie, y un segundo más tarde, ¡chap!, estaba hundido hasta el cuello en agua salada. Lo primero que se le ocurrió fue que se había caído de alguna manera en el mar.

«Y en este caso podré volver a casa en tren»,

se dijo para sí.(Tweek había ido a la playa con la familia de craig una sola vez en su vida, y había llegado a la conclusión general de que, fuera uno a donde fuera, la costa inglesa estaba siempre llena de casetas de baño,niños jugando con palas en la arena, después una hilera de casas y detrás una estación de ferrocarril.)

Sin embargo, pronto comprendió que estaba en el charco de lágrimas que había derramado cuando medía casi tres metros de estatura.-

-¡Ojalá no hubiera llorado tanto! --

dijo Tweekers, mientras nadaba a su alrededor, intentando encontrar la salida

--. ¡Supongo que ahora recibiré el castigo y moriré ahogado en mis propias lágrimas! ¡Será de veras una cosa extraña! Pero todo es extraño hoy.

En este momento oyó que alguien chapoteaba en el charco, no muy lejos de el, y nadó hacia allí para ver quién era.

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Hello, se que estuve muerta, PERO YA TENGO TELÉFONO PARA ACTUALIZAR!! :D

Sin mas me voy :v

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EXTRA

-Si, me gustaría mover esta parte del dialogo a aquí...

Mencionaba la directora hablando con el camarógrafo, cuando, por detrás paso un chico corriendo hacia la escena que se estaba grabando

Era Craig, que se había puesto un disfraz de un pastelillo con merengue

-hey!! A donde vas?!

Pregunto indignada la directora

-leí el guión, aquí dice perfectamente que Tweek se come el pastelillo que encuentra y por lo que veo nadie tiene ese papel así que yo lo tomare, así que....muevete.

-craig, no le hace falta un papel a algo inanimado, por favor vete a sentar en lo que acaba Tweek de filmar.

-que tal si soy la botella que Tweek bebe?

-noo! Y ya vete a sentar!

Dijo ya indignada la productora

-solo dejame acomodarle el vestido, no crees que esta muy arriba de sus rodillitas?!

-no así es perfecto, SIENTATE!!

->:V .|.

(...)
todos se empezaban a retirar, guardaban cámaras y maquillaje para volver a sus casas.

Tweek se estaba levantando de la ultima escena donde se ponía llorar, para irse a su casa

Realmente se quería ir, se sentía incomodo en ese vestido algo corto

-hey....

Sonó una voz nasal, Tweek giro alegre al saber de quien pertenecía aquella voz, para ya al tenerlo frente a frente, no pudo evitar empezar a reír hasta ponerse rojo

-q-que t-tienes puesto pff jajaja, perdón

Craig sonrió ante su lindo novio, pues el mismo, seguía sin quitarse su "gran" disfraz de pastel

-que, no te gusta?, me siento ofendido, tiene hasta un mensaje para ti

Menciono alegre el azabache acercándose a su novio, que a duras penas contuvo su risa y pregunto

-y-y cual es e-ese mensaje?...

Craig sin esperar mas se acerco al oído del rubio para hacer rozar sus labios con su sonrojada oreja

-COMEME....

finalizo mordiendo su lóbulo y depositando un beso en su cuello

Tweek lo separo tomándolo de los hombros, que, el mismo estaba a punto de explotar, tal vez por el echo de que su novio le pedía algo tan tentador, o el echo de que aun estaban en el set y con el vestido.

Mientras el pequeño debatía que hacer con todo, Craig se deliraba como su chico se podía perder SOLO con sus palabras

-b-bien....creo, q-que Alicia tampoco le dio importancia de lo que fuera a pasar....

Craig sonrió por su respuesta, tomando al rubio de sus caderas pegándolo mas a su cuerpo

Tweek acerco sus manos al rostro del azabache, se acerco lentamente, para después besar dulcemente las mejillas del contrario, besaba ligeramente la barbilla de su novio, como también besaba sus pequeños lunares que solo el sabia donde estaban como la palma de su mano, se separo ligeramente para luego darle un pequeño beso eskimal en su nariz roja, luego de terminar la acción pudo ver los ojos de craig que claramente decían que estaba insatisfecho, Tweek sonrió con su sonrojo al mil, para después, levantar la ta de sus pies, doblando el cuero del zapato, sus narices rozaban, como su aliento que se mezclaba y como sus ojos no se despegaban del contrario, ambos cerraron los ojos, acercándose, podían sentir aquellas mariposas en su estomago, revoloteando con cada acercamiento, sus labios estaban a un milímetro de juntarse, pero antes de todo

-te amo....

Sentencio el azabache tomando los labios de su rubio, el encaje perfecto, suave y dulce que era cerrado con el fuerte agarre de craig, este mismo, podía sentir el dulce sabor del café amargo, el azúcar y el caramelo de su novio, rogándole por mas, siguiendo sus deseos, lamió gentilmente los temblorosos labios del cafeinomano, pidiendo permiso de probar el cielo y el infierno.

Tweek sedio a esto abriendo unos milímetros sus labios, ahí, pudo sentir la lengua de su azabache, buscando la lengua del rubio, que inconscientemente se escondía, aunque craig victoriosamente la encontró, entrelazando aun mas su unión

Craig dejo de agarrar las caderas del rubio para tomar su cabeza para impedirle separarse, Tweek no podía ver, solo sentía el roce de su novio, chocar con sus dientes, solo se podían oír jadeos cortos, y respiraciones pesadas.

Tristemente, necesitaban respirar, se separaron lentamente para no perder momento, ocasionando una leve unión de plata proveniente de sus labios que parecían desesperados por volverse a unir, craig por ultima vez, lamió los labios de su chico intentado recordar el sabor para el resto del día.

Finalmente, beso en la mejilla a su azabache para mirarlo a los ojos

-gracias por el postre....

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