Capitulo 7.
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El sonido de la campana, anunciando que el receso y almuerzo estaba por empezar, era su momento favorito de la escuela.
Todos los alumnos de todos los grados salían a hablar, comprar en la cafetería, o sentarse en la azotea.
Y esto último era una acción que ambos hacían.
La mayoría de la sección los veía como 2 bichos raros. Un "futuro escritor de misterios definitivos" y un "bicho raro".
A Mushitaro le apodaron "Bicho raro" o "Bicho gordo" por su nombre en la lista. Ya sea cuando el profesor de educación física gritaba el nombre de cada alumno en el patio de la escuela, y cuando llegaba el turno de Oguri los más "machitos de la clase" empezaban a decir cosas como:
—"No te pases, bicho gordo va a hacer ejercicio. ¿Qué hará? ¿Caerse de cara y romperse la nariz como en 5to grado?"—
O en la clase de matemáticas.
—"Mushitaro Oguri, un 15 en ecuaciones."
—No sirve ni para las matemáticas, pues claro. Los bichos tienen un cerebro in-ser-vi-ble."— susurraban por allá.
Pero a Seishi no le importaba.
Se sentaba con el en los trabajos en pareja.
Lo ayudaba en tareas.
Le soplaba en algunas pruebas.
Si los dos iban a dirección, mayormente era por culpa de Yokomizo, pero se arriesgó por el.
Y si los separabas, no iban a tardar en volver porque esos eran unos buenísimos amigos.
Hubo un tiempo en el que se rumoreaba que Seishi gustaba del azabache.
Lo que ocasionó que este faltara más de 2 semanas a la escuela.
Por suerte se aclaró el suceso, pero aún así la incomodidad de tocar el tema se hacía presente .
Más ahora comían tranquilamente en la azotea.
Sus ojos turquesa, tranquilos y cansados se dirigían a los orbes dorados que tenía en frente suyo. Recorriendo silenciosamente su cuerpo y admirando cada fragmento de Mushitaro.
—¿Hmghh? Twngo wlgo n lw bwca? [Tengo algo en la boca?]— Preguntó con la boca llena.
Dio un pequeño saltito y miró hacia abajo. —No, nada. Sino que me iré unos meses hacia Okinawa, para vacaciones. Así que no nos veremos en un tiempo.— Termino de comer su bento.
—Ah.. ¿Te refieres a las vacaciones de invierno?—
—Desafortunadamente si.— Contestó el castaño.— Todo enero y febrero, a partir de marzo estaré por aquí. Lo que sucede es que mis padres tienen un compromiso..—
—Vaya, está bien. Me detallas todo lo que sucede. Pero sin errores ortográficos, eh?— terminó el azabache.
—¡E-Estoy tratando!— Exclamó.
Ambos se tiraron a reír al suelo, carcajeándose como buenos amigos que son.
Tomaron aire y Seishi se levantó del suelo para ayudar a Mushitaro a levantarse.
Pero apenas dirigió su mirada al azabache, su cuerpo inerte yacía en el suelo. Flores regadas por todas partes de su cuerpo, floreciendo a partir de su boca, con leves manchas de sangre.
Órganos explotando con pétalos de flores que su aroma ahora se mezclaba con el sabor metálico del líquido carmín.
Se levantó rápidamente para ver qué sucedía, más nada podía hacer. Ya era muy tarde.
El Aura se convirtió en una aura deprimente, los cielos azules se tornaron unos rojizos.
Sentía poco a poco como su respiración se tornaba más pesada, más sólo se arrodilló y tomó la fría mano de Mushitaro, besándola mientras lagrimas calientes caían de sus mejillas.
Su cabeza dio un giro de 360 grados y sus ojos se desvanecieron.
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Despertó a penas sintió el despertador antiguo de su abuela sonar. Aún con los ojos cerrados y algo mareado apagó el dicho aparato.
Tomó sus suaves rizos mientras se sobaba la cabeza y sus ojos, y la primera imagen que vio, era de Mushitaro durmiendo plácidamente ahora unido a su regazo.
El azabache abrazaba suavemente su cintura, pegándose más a su cálido cuerpo, jalándolo hacia el.
No lo pudo evitar y calló de espaldas al futón por la fuerza que enmendaba Oguri y sintió como se le iba encima.
Estaba aferrado a él, cómo un niño pequeño. Cómo si no quisiese que se vaya de su lado ni para ir a comer.
Nervioso por la pesadilla anterior que acababa de tener, trató de corresponder el abrazo algo lento. Su débil mano tomando la cabeza de Mushitaro, acariciando su cabello desordenado.
Inconscientemente, Mushitaro soltó una sonrisa acompañado de un quejido mientras abrazaba más a Seishi.
Pero por otro lado, Ranpo y Poe estaban preparando el desayuno con Karl, este ultimo estaba recostado en el sillón cómo un pequeño peluche de souvenir.
—Oye Ranpo, ¿Qué le agregamos al panqueque de la derecha?— Preguntó el americano.
—Ahh...— Se acercó el detective..— Este de ahí le agregas Maple, Fudge, caramelo, dos bolas de helado, unas chispitas de colores, una estrellita de caramelo..—
—Ranpo, ese panqueque es tuyo, ¿Verdad?—
—...S-Si... Lo siento, tengo hambre..— Miró hacia abajo algo desanimado, sus orbes esmeralda se decayeron. — A los demás agrégales Maple.—
El escritor inmediatamente se sonrojó, ¡Ranpo parecía un adorable gatito regañado!
Tomó aire y por mero impulso tomó el mentón del azabache con su mano derecha, acercándose poco a poco para que al final, sus respiraciones choquen entre sí.
De casualidad, una parte del mechón que le cubría la cara al violáceo claro se descubrió, dejando ver una parte de sus orbes violeta grisáceo.
Ranpo casi se ahoga con un suspiro, así que retiro la mano de su mentón y colocó sus brazos detrás del cuello de Poe.
Obviamente el más alto se agachó un poco para que lo pueda hacer.
Lentamente, unió sus labios con los contrarios, presionando y abriendo estos en un beso placentero, el cuál empezó a subir la intensidad.
Felizmente no tenían ningún panqueque friéndose en la sartén ahora mismo, porque el departamento ya estaría en llamas.
Sus lenguas por fin se encontraron, lentamente recorriendo las bocas ajenas y separándose por falta de aire. El azabache abrazó al mayor y escondió su cara en su pecho, oliendo el aroma de su amante.
Las manos del más alto recorrieron toda la espalda de Edogawa para al final tomar suavemente su cintura y traerlo más cerca de él.
Se aferró más y tímidamente volvieron a unir sus cabezas para besarse una vez más.
Se subieron al sillón que estaba enfrente de Karl, Ranpo encima de Poe. El azabache se retiró la playera negra que tenía como pijama y solo se quedó con un short corto.
El contrario comenzó a entrar en pánico. —R-Ranpo! E-Estamos en la sala.. — Susurró algo asustado.
El menor se agachó y susurró a su oído.
—No nos van a escuchar, tranquilo..—
Abrazó su cuerpo y empezó a subir y bajar sus caderas. Edgar se volvía loco.
Una electricidad recorrió su cuerpo, tomó su mano derecha y tomó la cintura de Ranpo para empezar a acariciarla.
—Mhm!~—
Empezó a dar pequeños saltitos y a sonrojarse más, unió de nuevo sus labios con los del violáceo para jadear y suspirar fuerte.
Amaba como las manos de su amor recorrían su torso desnudo, subiendo hacia sus pezones apretándolos levemente, haciendo sacar pequeños y diminutos gemidos por parte del azabache.
Hasta que la manija de la puerta de la habitación de Mushitaro se escuchó por toda la casa.
Ahí pararon.
Oh no.
Inevitablemente, por el nerviosismo, Edgar le dio una nalgada a Ranpo.
—AAH!~— Tapó su boca.
Los pasos se aceleraron conforme alguien se acercaba, revelando que se trataba de Yokomizo en todo este tiempo.
Ambos se sonrojaron demasiado, ¿Y ahora que impresión se iba a llevar de los mejores amigos de Mushitaro?
Habían dos posibilidades. La primera: Iba a decirle a Mushitaro y se iría de la casa. Y la segunda: Iban a huir hasta nuevo aviso.
Ranpo inmediatamente se levantó desesperado, cayéndose en el intento. —Por favor ¡No se lo digas a Mushitaro! ¡E-El sabe que somos novios pero- per!
Soltó una suave risa, empezó a carcajearse hasta ponerse casi rosita, se limpió una lágrima de tanto reír.
—¡Tranquilos! No le voy a decir nada, amor es amor. Ya saben, pueden manifestarlo de todas las maneras, por mí está bien. Ah, y buenos días, por cierto.— Finalizó el castaño.
Los dos amigos del azabache se miraron, escritor y detective. —Buenos días...—
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Ranpoe y mushimizo en el episodio de hoy
POR FIN
POR FIN ESTOY LIBRE
lloro
saludos a Nicolás fan del mushimizo promedio, que probablemente esté leyendo esto [No sé cual es su cuenta]
necesito más contenido ranpoe o no sobrevivo este mes
bien, cuídense por favor, los quiero y gracias por leer siempre !!
-Luci_D
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