—Disculpa, me parece que te equivocaste de persona, yo no soy Clary, mi nombre es Claudia —ella lo observó con una sonrisa para luego hacerle caras al bebé que rebotó feliz en sus brazos

Simon la observó unos minutos dándose cuenta que no tenía recuerdos, sabía que sería así, pero de todas maneras le dolió en lo más profundo ver que ella trataba con cariño a Alexander sin saber que era su hijo, agradecío que Clary no lo estuviese viendo en esos instantes, eso le permitió cambiar su expresión llena de tristeza a una tímida sonrisa —lo siento, me hiciste recordar a una amiga, mi mejor amiga.

Ella lo miró curiosa y luego asintió —no pasa nada, espero que encuentres a tu amiga, debo irme, si no ellos... —ni siquiera pudo terminar de hablar cuando fue sujetada del brazo y jalada bruscamente.

—Maldita perra, te dije que no hablaras con nadie —aquel sujeto empezó a llevársela lanzando grosería y media junto a amenazas que Simón a pesar de su limitado conocimiento del idioma pudo entender.

La observó preguntandose el porque no hacía nada para defenderse, la antigua Clary habría dado pelea, lo comprendió cuando aquel hombre la jaló más bruscamente y dejó a la vista su cuello, había una marca violacea rodeándolo, ella trató de ocultarlo con su mano libre.

Simon busco su mirada y vio terror en sus ojos, sus temblorosos labios dieron un gritó silencioso pidiéndole ayuda, pero no duró mucho, apenas vio a Alexander, bajo la mirada y fue con ellos silenciosamente
A pesar de no haber dicho palabra alguna Simón lo entendió, ella no quería poner en riesgo al bebé y Simón no hizo nada, solo los dejó ir.

Se acercó a una silla y cambio el pañal en tiempo record sin importarle los reproches de la gente, algunos le decian que para eso había un baño y otros que era un mal padre al exponer a su hijo de esa forma, no hizo caso a nadie, no tenía tiempo. Sólo le tomó dos minutos y apenas terminó salió corriendo hacia la salida, los vio a lo lejos y los siguió sin que ellos se dieran cuenta y vio cuando se reunían con un grupo de cinco personas, todos tipos rudos que podrían romperte el cuello usando solo el meñique.

Bajó al bebé y lo sentó en una fila de maletas que iban para aduanas —Escucha Alexander, somos nefilim, algo así como super héroes y..., seguro ni entiendes lo que te estoy diciendo, pero necesito que seas fuerte, vamos a rescatar a mamá —el pequeño dejó de gimotear y sus lágrimas se secaron, agarro con fuerza su sonaja y se dejó poner en la cangurera que odiaba a muerte. Estaba listo para ir a la batalla.

Se escabulleron entre los autos estacionados y lograron acercarse lo suficiente para ver cómo un tipo de dos metros abofeteaba a Clary lanzándola al suelo —Puta de mierda, como los golpes no funcionan está vez voy a romperte las piernas.

Todo paso en segundos, aquel tipo levanto una llave de ruedas y golpeó con fuerza, pero sólo rompió el asfalto, estaban sorprendidos, no se habían percatado de la presencia del castaño hasta que Clary estaba a su lado, todos se abalanzaron contra el, pero Simón los venció con facilidad excepto al grandote de la llave, era un tipo rudo parecido a un gran oso, Clary estaba mirando asustada veía como los golpes de Simón no le hacían mucho daño, pero el otro a pesar de su fuerza era lento, no podía encajar ni un solo golpe.

Uno de los tipos volvió de la inconsciencia y sujeto a Simón de los tobillos y el grandote embistió con fuerza, en esos pocos segundos Clary lanzó una piedra con muy buena puntería a la vez que Simón le dio con su puño, lograron desviar el ataque frontal y lo vieron caer pesadamente. Simón se soltó del agarre del otro sujeto y lo pateo mandándolo a dormir nuevamente.

—Gracias, muchas gracias —Clary se acerco a Simón con un par de lágrimas —lamento haberte involucrado en esto... —el bebé hizo un ruidito y Clary lo miró con una sonrisa enternecida —Gracias a ti también pequeño hombrecito, te prometo que repondré tu sonaja

Simon bajo la vista y vio la sonaja de Alexander hecha pedazos, ya no tenía aquellas perlitas de colores que hacían ruido, se estaba preguntando que había pasado cuando Clary le señalo la cara del grandote —tu hijo es muy valiente, le estrelló la sonaja en el ojo con todas sus fuerzas —era cierto, aquellas perlitas de colores estaban hundidas en sus párpados.

Simon se quedó boquiabierto, no podía creer que su sobrino, casi hijo, hubiese participado de la pelea, iba a felicitarlo cuando escuchó unos jadeos adoloridos, señal de que los tipos se estaban levantando y tomo la mano de Clary para salir corriendo. 

Regresó al interior del edificio y salió por otra puerta para tomar el primer taxi que vio, tenía que alejarse del peligro e ir a un lugar seguro, y también comunicarse con Isabelle.
Llegaron a un hotel y pagó por una habitación matrimonial, no quería perder a Clary de vista y ella en lugar de molestarse aceptó.

—Así que... tú... ¿tú eres mi Príncipe azul? — Simón arqueo una ceja y la vio como si estuviera demente —es que mi ángel guardián me dijo que mi Príncipe vendría a salvarme y..., yo no le creí. Hasta que estuve en esa situación y empecé a imaginarlo, pero déjame decirte que te imaginé alto, de cabello negro y ojos azules, también extremadamente guapo, de esos sueños húmedos que te mojan.

Simón se quedó boquiabierto, en primera porque su querida amiga jamás hubiese aceptado la idea de un príncipe y menos azul y en segunda porque había descrito a Alec. Jace tenía que oir eso —bueno ya tienes a tu príncipe, en lugar de espada el tiene una sonaja... —Alexander agitó lo que quedaba de su sonaja como si estuviese golpeando algo, haciendolos sonreir, hasta que pareció entender algo —espera acabas de..., ¿a mi? —Simon la miró indignado, pero decidió no reclamar — No importa, estoy feliz.

El bebé también estaba feliz, rebotó, solto la sonaja y levantó su mano para demostrarlo y fue cuando vio una gran mancha roja —seguramente se la hizo cuando golpeó al tipo grande con la sonaja —le dijo Clary —Simon ahogó un jadeo, Alexander se había hecho daño, ahora no estaba tan feliz, iban a matarlo.