Capítulo 5

Capítulo 5

– ¿El Aratar?–repite Aome con duda, jamás había escuchado ese nombre.

–Sí, es el protector de la aldea la que vamos–revela.

Aome hace de sus labios una O– ¿Cómo es ese tal Aratar? (Supremo).

El moreno frunció los labios con un gesto pensativo–Es un ser poderoso, es más fuerte que he conocido.

– ¿Pero cómo es físicamente?–pregunto con el gesto arrugado.

El río– Ya le he advertido de los ojos y oídos de este bosque.

La morena suspiro resignada y decepcionada por sus palabras en partes iguales.

–Solo debe preocuparse por caerle bien.

–Es un ser maligno–susurro para sí misma, siendo escuchada por el joven.

–No, al menos no ahora–agrego pensativo– Pero si mantiene su desconfianza hacia los desconocidos, en tiempos como este es mejor andar precavido–razono–Si le preocupa su carácter, solo diré que a mi lado, yo sería un amor de persona–bromeo.

– ¿Tratas de decir que eres una buena persona?–pregunto esta con una sonrisa ligera

–No, señorita soy todo menos una buena persona–respondió con sorna.

La morena frunció el ceño–Tratas de decirme que aún podrías matarnos...–agrego está deteniendo su andar.

Bankotsu suspira antes de girarse de cuerpo completo en su dirección–No. Hay una sensación–trato de explicar quedando en silencio unos segundos para encontrar las palabras siguientes–Llámalo sexto sentido, me impide hacerles daño–respondió finalmente, ganándose una ceja arqueada por parte de la morena y la mirada interrogante de los demás–Algo me dice que tendré una muerte dolorosa, si la lastimo–rascando su frente con aire divertido.

Ame hizo de sus labios una fina línea recta, agradeció que su familia no dijera nada al respecto... Pero las palabras del muchacho habían despertado cierta desconfianza en ella, ¿Sería posible qué él supiera quién era?

–No soy un santo, pero no dejare aún bebé sin su madre–lo escucho decir antes de verlo girar y retomar la caminata. Y tras esto descarto la posibilidad anterior de inmediato.

La morena le dedico una mirada retadora–Solo para que lo sepa, no soy una persona fácil de matar.

Bankotsu soltó una risa–Puedo imaginarme–respondió divertido–Tiene un carácter muy atrayente–agrego por lo bajo.

Aome arqueo una ceja interrogante, él se encogió de hombros restándole importancia.

¿Acaso estaba tratando de coquetear?

Ella negó ante tal pensamiento.

Continuaron atravesando aquel bosque frondoso, Aome comenzaba a preguntarse qué posibilidades habían de que este fuera infinito, durante los últimos dos días no había visto más que árboles y todo tipo de hierbas, realmente comenzaba a cansarle pero nada podía hacer, a pesar de lo que ella opinara el joven Bankotsu les había comentado que era la forma más rápida de llegar a la aldea, pero descartaba que fuera la más segura, aunque en el transcurso del viaje no se habían topado con males mayores, siempre cabía la posibilidad de que un monstruo los atacara.

Tenía confianza en sí misma en sus poderes de purificación que había aprendido a dominar durante el tiempo que estuvo en su tiempo, el fruto de una perseverancia constante y los consejos de su abuelo lograron hacer de ella una digna sacerdotisa. Aquella mujer débil del pasado murió hace mucho tiempo, ella no tenía a nadie más que a sí misma para defenderse y sobre todo debía mantener su valor para cuidar de los suyos, sobre todo en estas tierras tan colmada de peligros.

–Oh. No hermana creo que ya se hizo...–chillo Souta cogiendo a su sobrino un tanto alejado de su cuerpo, arrugando la nariz de una forma graciosa, mientras que el pequeño reía divertido por los gestos de su tío.

Bankotsu observo al menor por el rabillo del ojo y río ligeramente.

–Déjamelo a mí–pidió su madre acercándose al adolescente–Ven la abuela te limpiara...–arrompo con dulzura, Aome le entrego su bolso materno, ayudo a improvisar una cama con una de las mantas y dejo que lo asearan–Podrías pasarme un poco de agua–pidió mirando a la morena, esta rebusco en el interior de su mochila una botella y se la dio; Naomi humedeció un paño para proceder a limpiarlo.

–Como algo tan pequeño puede apestar tanto–se dijo Souta así mismo con los ojos cerrados y apretando sus fosas nasales.

–Tú olías igual. No te quejes–escupió su abuelo con cierto tono de diversión, el meno lo dedico una mirada ofendida.

Bufo cruzándose de brazos–No te creo abuelo–murmuro avergonzado.

Naomi quien los estaba escuchando comenzó a reír–es algo natural entre los bebés, no tienes de que avergonzarte–acoto sin perder la risa.

–Acamparemos aquí hoy–anuncio percatándose de que la ubicación era buena, sin tantas malezas y si su oído no fallaba, un rió corría cerca de su posición.

– ¿Aún falta mucho para llegar a esa aldea?–pregunto el anciano con curiosidad.

Bankotsu se mostró pensativo antes de responder–Si mis cálculos no fallan, estaremos ahí para el medio día–respondió recibiendo una sonrisa por parte de todos, ya que se encontraban exhaustos de tanto caminar.

–Que bien–susurro la morena mirando a su pequeño, el cual tenía en brazos, esta cerraba los ojos con pesadez debido al sueño que comenzaba a dominarla.

Su madre se acercó a ella y tomó asiento su costado, sonrió mirando el semblante de su nieto adormecido, tenía su pequeño ceño fruncido, este gesto no era algo que heredo precisamente de su hija–Debes sentirte feliz Aome, pronto llegaremos...

La nombrada asintió, tenía muchas ansias de ver a la anciana Kaede y a sus amigos a quienes esperaba encontrar con ella o por lo menos tener noticias sobre ellos.

Estaba tan cerca pronto los vería, por la mañana todo sería diferente.

Decidieron trasladarse cerca del arroyo con la ayuda de Souta lograron capturar algunos peces, la joven miko estaba un poco fuera de practica pero no impidió que lograra atrapar dos lo bastante grandes, por otro lado su madre recogía algunas ramas para encender el fuego, mientras que su abuelo cuidaba del pequeño, siendo ayudado por la vigilancia de Bankotsu quien había terminado de dar un sondeo por alrededor descartando posibles amenazas.

Aome regreso con los demás, Bankotsu la esperaba recostado sobre el tronco de un gran árbol, lo vio con duda. Se dijo así misa que era guapo, a pesar de su aire de cabroncete.

–Ten–dijo sin mirarla, extendiéndole un arco que parecía ser imperial y un carcaj con algunas flechas, la morena arqueo una ceja ante la sangre seca cubría el cuero de la empuñadura–Su dueño ya no la necesitara–agrego este sonriendo con arrogancia.

Ella suspiro al fin tomando el arma, la situación actual no meritaba volverse una delicada doncella de cuentos de hadas, aquel arco viejo y sucio le serviría en algún momento.

– ¿Hermana?–susurro Souta con incredulidad, esta se encogió de hombros asegurando el arma sobre su espalda–Esto es asqueroso...

Le daba la razón pero no tenía otra opción–Cenemos...–anuncio en tono cansado.

Sacio su estómago y se acomodó en el interior de su saco de dormir junto a su pequeño, el sueño la estaba matando necesitaba recobrar energías para poder continuar con su camino.

Estaba tan cerca.

Después de tanto tiempo volvería a ver a sus amigos, Aome se durmió con ese pensamiento.

Continuara...

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