Capitulo 4

Capítulo 4

El rugido de unas bestias despertó abruptamente a todo el grupo, asustando al más pequeño quien lloraba a todo pulmón, sin consuelo alguno, los arrumacos de Souta por calmar a su sobrino no daban resultados.

Aome vio con rabia las horripilantes criaturas, maldiciendo internamente el haber sido tan descuidada y no tomar su viejo arco junto con algunas flechas, que tanta falta le estaban haciendo ahora mismo.

Aquellos seres atravesaron el bosque y se plantaron frente a la familia, tenían el aspecto de unos topos gigantes, muy desagradables para la vista pero más para el olfato, desprendían un olor putrefacto, como si fueran carroñeros que acababan de servirse el desayuno, de algún infeliz ya bastantes días de muerto.

Frunció la boca con desagrado, y aumento el nivel de su energía cuando las criaturas comenzaron a rodearlos para seguidamente lanzarse en grupo hacia la ella–No teman. No podrán pasar mi barrera- señalo con confianza, al ver cómo estas eran repelidas al instante y mandadas varios metros atrás.

Sota la observo con duda, cubriendo los oídos del pequeño el chillido era insoportable–Pero te agotaras...–susurro, los bestias lo oyeron por lo que intensificaron la fuerza con la que golpeaban, la morena por su parte le dio una mirada de reproche.

–Sota–recrimino, el nombrado comenzó a llorar. Ella apretó los labios, porque el niño tenía razón a este paso sus poderes no tardarían mucho en acabarse–No llores, nada nos pasara...–agrego.

–Usa los pergaminos–grito su abuelo a las espaldas, rebusco rápidamente en el interior de su ropa para luego arrojarlos sobre las criaturas, solo tenía tres y todos dieron en el blanco, transformándolos en roca que luego se desmoronaba a pedazos hasta quedar tan solo cenizas, sin embargo, a pesar de ello aún quedaban tres en pie.

Rayos de energía pasaron frente a sus ojos, las criaturas estallaron en pedazos al ser tocados por este, una nube de polvo se alzó a los cielos, la cual lentamente se fue disipando hasta dejar ver la figura de una persona, un hombre.

– ¿Se encuentran bien?–cuestiono el extraño mirándolo con curiosidad.

Aome le devolvió la mirada sin bajar la barrera–Si, gracias–respondió con seriedad.

El joven sonrió–No tiene de que preocuparse. No les are daño–aseguro, ella frunció la vista con desconfianza–Eres una sacerdotisa ¿verdad?–la morena no respondió y el joven tomo eso como un notorio si–Sé que conoces el poder de mi arma, si quisiera hacerte daño ya lo hubiera hecho–agrego tirando la espada sobre su hombro–Mi nombre es Bankotsu, soy un humano–se presentó sonriendo de medio lado.

–Yo soy Aome y esta es mi familia–finalmente esta dijo aceptando el buen gesto del joven–venimos de tierras lejanas, en esta aldea vivía una vieja amiga, una sacerdotisa llamada Kaede.

Bankotsu asintió–La conozco, pero ahora no reside aquí ¿Puedo guiarlo si quieren? Voy camino a verla

– ¿Eres tu alguna especie de amigo?–el río ante la pregunta, dejando ver la fila de sus dientes tan blancos como la espuma.

–Soy más bien un mercenario y quizás un amigo–fue sincero

La morena viro hacia su familia pidiendo apoyo, su madre asintió, mientras que su hermano solo se encogió de hombros, su abuelo por su parte no dijo nada al respecto–De acuerdo te acompañaremos

...

– ¿Está muy lejos ese lugar?–la madre de Aome pregunto con interés, ya que sus pies comenzaban a entumecerse adoloridos por tantas horas que llevaban caminando.

El moreno asintió–A tres días a pie.

El bosque frente a sus narices parecía interminable, cada vez se encontraban con más árboles y espesas malezas.

–Siento que estoy perdida–murmuro Aome mirando hacia los lados– ¿Qué dirección es esta?–cuestiono frunciendo las cejas con duda.

El volteo el rostro para verla–No puedo decirte la ubicación, en esos bosques existen muchos ojos y oídos enemigos–respondió con absoluta seriedad.

–Entiendo–Aome acepto liberando un suave suspiro.

Sonrió–Pero puedo contarte que allí tanto los hombres y los demonios conviven por igual, uniendo fuerzas para sobrevivir a la bruja.

– ¿Bruja? ¿Qué bruja?–pregunta su hermano con temor, luego de haber escuchado parte de la charla.

El joven bufo, sorprendido de la ignorancia del niño, todo el mundo en la región conocía el nombre esa perra infeliz–Kagura. ¿Quién más?

Aome detiene su andar, durante todo este tiempo había creído que estaba muerta, que sus amigos habían logrado acabar con ella–Sigue con vida...–murmuro para sí misma.

Tal vez el destino la envió de regreso, para que acabara con esa mujer de una vez y para siempre.

–Sera mejor darnos prisa, en estos bosques la noche cae mucho antes–informo Bankotsu apretando el paso.

...

Tres horas después la noche cayó sobre sus cabezas, cualquier filtro de luz fue devorado por la más penumbrosa oscuridad, en el interior del bosque muy cerca de lo que parecía ser el sobresaliente de un acantilado, habían improvisado un campamento donde un fuego acogedor les calaba el cuerpo.

Él bebé de Aome estaba siendo alimentado con tibia leche de pecho, los hombres allí presentes le habían dado la espalda para obsequiarle privacidad a la avergonzada madre, quien les agradeció con una deliciosa cena de fideos instantáneos, una vez que el pequeño seso su hambre se quedó dormido de inmediato.

El abuelo de Aome miraba curiosamente el arma recostar al lado izquierdo del joven guerrero–Muchacho esa espada que traes ¿Te pertenece?–inquirió pescando varios fideos con los finos pálidos.

Este le dio un sorbo a su cuenco, limpiando las sobras con la palma de su mano. La mirada azulina se posó con frialdad en la silueta de su interlocutor–Es un regalo de mi padre, la herede cuando él murió–respondió secamente, no era su tema de conversación preferido.

El anciano medito un segundo sus siguientes palabras, sería más prudente callarse pero no podía dejar de lado su curiosidad– ¿Cómo logras controlar la energía demoníaca?

–Papá no es nuestro asunto–replico Naomi disgustada por su atrevimiento.

El moreno negó con pereza–Es un don o una desgracia–se encogió de hombros, restando importancia–Todo depende del contexto en el que lo veas. Puedo manipular la espada desde que era pequeño, mi padre me enseño eso–coge algunos fideos y los devora con ansias.

Aome soltó un bostezo llamando la atención, al parecer su abuelo aun tenia preguntas que hacerle y quizás era mejor no indagar en la vida del mercenario, porque tal como su madre lo había dicho se trataba de un asunto que no les interesaba, además, no estaba de ánimos para quedarse sin un guía en medio de un bosque repleto de criaturas.

–Es hora de dormir–anuncio mirando con insistencia al anciano–no quiero quejas abuelo, mañana será un largo día.

El moreno dejo el tazón vacío aun lado–Tiene razón, aún queda mucho camino por recorrer–agrego poniéndose de pie, para caminar hacia el árbol más cercano y acomodarse sobre las raíces y el tronco de este–Montare guarda unas horas.

Aome pensaba decirle que no era necesario, que con la presencia de su barrera sería más que suficiente para mantener el peligro a raya, sin embargo, algo dentro de ella el obligo a no abrir la boca. Quizás el muchacho necesitaba ese momento a solas.

Ella asintió vio a su madre meterse en el interior de un saco de dormir, después la siguieron su hermano y abuelo quienes compartirían cama, soltó un suspiro mirando el rostro de su pequeño bebé las marcas que heredó de su padre fueron cubiertas por una capa de maquillaje, fue la única alternativa que encontró para moverse juntos en las calles de su tiempo.

Pero aquí no tenía por qué ocultarlo, sin embargo, no fue capaz de mover un solo dedo para revelar las marcas, tan solo lo acomodado entre su regazo, sabía que estaba muy bien abrigado una gorra azul cubría su cabellera plateada por completo, beso sus mejillas dejándose llevar por el sueño.

...

En su segundo día de viaje, el ánimo de todos había mejorado bastante estaban a una luna de encontrarse con la vieja amiga de Aome, por lo que la esperanza crecía con cada paso que le restaban al camino.

–Veremos cómo te recibe el Aratar (El Supremo).

– ¿El Aratar?–repite Aome con duda, jamás había escuchado ese nombre.

–Sí, es el protector de la aldea la que vamos–revela.

Aome hace de sus labios una O.


Continuara...

*Hola linduras, este es el ultimo capitulo de hoy e que muchas estaba tirando de sus cabellos de la ansiedad por leer la continuación, y esta vez espero que nada me retrase para poder terminarla rápidamente, hasta el momento esta segunda temporada contara con alrededor de 40 capitulo. pero solo es un aproximado aun tengo cosas que decidir y arreglar, quizás sean mas o quizás menos. todo de ende de como lo desarrolle y sobre todo de que si les guste.*

*como siempre espero sus comentarios y consejos ortográficos

no os marchéis sin dejarme una estrellita*

Y tal como diría mi elfa Soratheya

Namárië

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