Capitulo 5

""Cásate conmigo""

""Cásate conmigo""

""Cásate conmigo""

Aome sacudió la cabeza con tanta violencia que termino dañándose el cuello, pero no le importo lo único que quería hacer era, sacar aquellas frías palabras de su mente-"¡Estúpido Sesshomaru, ni si quiera me lo pregunto!"- frunció las cejas con molestia, mientras escupía maldiciones en vos baja, lo bastante alejada de todos-"¡No dije sí!"

""Cásate conmigo""

"Fueron Palabras sin ninguna emoción" Aome pensó con tristeza y enojo al momento en que miraba a su ahora, prometido, Sesshomaru charlar con los demás Lores.

¡Ni una puta sonrisa, nada, solo tenía esa cara de amargado!

¡Por Kami se supone que debería estar feliz ¿no?! Era su fiesta de compromiso.

Si fuera Inuyasha el estaría sonriendo o regañándola por lo despampanante de su vestido; y ahí estaba el problema 'ese' no era Inuyasha, se parecían físicamente un poco, pero su personalidad era totalmente distinta.

Y para su lastima...

Ella no quería esto, deseaba salir corriendo hasta que sus pies se desgarraran de dolor, pero finalmente estaría lejos del castillo, a miles de kilómetros de ahí y de Sesshomaru.

Aome solo deseaba volver con Inuyasha y abrazarlo, no sabía si lo volvería a ver, el demonio no había dicho nada al respecto; porque en definitiva no tenía ni el más mínimo interés de quedarse otro día aquí. Estaba decidida a regresar con los suyos, y le importaba un rábano lo que el Youkai le dijera, Depuse de todo ella también podía darle ordenes, y al no le quedaría más remedio que aceptar.

Y sonrió por eso, sin darse cuenta de que su prometido la observaba, con sumo interés por el repentico estado de buen humor, pero su rostro seguía inmutable, ni si fuera una sonrisa o un pequeño brillo en sus ojos, nada.

-"¡Lord Sesshomaru, déjeme darle mis felicitaciones, es una hermosa mujer la que ha elegido!"- alago uno de los lores que allí estaban, de aspecto regordete, y calvo.

El Daiyoukai, asintió e emitió un audible -"Hn"- pensando en que tal vez el viejo estaba mal de la vista, porque para él esa mujer ni si quiera era linda, era una humana sin gracia.

Estaba seguro de ello, pero al parecer los demás hombres de ahí no compartían la misma opinión en cuanto a la belleza femenina, porque miko estaba continuamente en compañía del sexo contrario.

La sacerdotisa no era linda, ni si quiera hermosa, tal vez solo llamaba la atención porque siempre estaba sonriendo y su cabello está continuamente cambiando de lugar; Era sumamente amable y transmitía calidez a quien este a su alrededor, pero eso no la hacía linda.

Y el Youkai se convenció de tal vez había hecho un mala elección, esa mujer sin si quiera era buena sacerdotisa, era tan torpe que podía herirse a sí misma.

Sin duda era indigna de él, no la toleraba, y no la quería consigo pero no tenía opción.

Además ganaría algo bueno con el compromiso, a parte de sus tierras, Sesshomaru convertiría un infierno la vida del apestoso Hanyou y por qué no también la de esa mujer. Hacerla encabriar, no era tan mala idea.

Y decidió que era momento de interrumpir, al parecer la mujer estaba, para su parecer demasiado a gusto hablando con uno de los príncipes del Este.

-"Con todo respeto déjeme decirle que Lord Sesshomaru ha tenido la mejor de las suertes"

-"Ho, estoy segura que si..."- la azabache respondió regalándole una sonrisa.

-"Por supuesto usted es la mujer más hermosa que he vito"- era un joven muy apuesto con profundos ojos verdes y piel morena, le recordaba tanto a Koga.

Y sonrió anonada de la pena-"Yo- muchas gracias..."

-"¿Le ama?"- y entonces ella casi escupe el vino que estaba probando.

-"¿Qué? ¿Por qué lo pregunta?"- Ella pregunto, temiendo de que se diera cuenta de cómo eran en realidad las osas.

-"Bueno, es que noto cierta tristeza en usted y para serle sincero no hay mucho entusiasmo por parte de Sesshomaru"

Ella sonrió y miro al Daiyoukai que en ese momento se encontraba frente a ella-"Bueno, Lord Kira, como usted ve mi prometido es un hombre muy serio"- decía esto mientras lo tomaba del brazo y sonría con burla al Daiyoukai –"pero eso no le quita lo encantador, suele ser muy tierno cuando quiere"- le giño un ojo con picardía.

Mientras tanto el Lord del Este miro sorprendido a la joven, jamás pensó que escucharía eso, ósea para el Sesshomaru era de todo menos encantador y tierno.

Miro molesto a la mujer odiándola aún más-si eso era posible- al parecer no se cansaba de decir tonterías; era demasiado obvio que se estaba burlado de él, seguramente lo hacía para vengarse, de algo podía estar segura, que eso no se iba a quedar así, le enseñaría quien era Sesshomaru Taisho, ella aprendería a temerle y a respetarlo.

-"Ho, vaya bueno, lo siento señorita Lady Aome"-el demonio dijo rasándose la nuca avergonzado y sonriendo-"pero ya debo dejarlo fue un placer haber hablado con usted"- y le beso el dorso de la mano, mientras la veía a los ojos-"Lord Sesshomaru, con permiso y felicidades una vez más"- después de una pequeña reverencia se retiró.

Sesshomaru aprisiono el brazo de la azabache con fuerzas y le susurro muy molesto en el oído-"¿Qué crees que estás haciendo miko?"

Frunció las cejas con molestia, aunque el brazo le dolía-"Estoy fingiendo ¿no querías eso?"

Respondió el mientras fingía una sonrisa a uno general que pasaba por ahí -"No me trates de estúpido Humana"- volvió a susurrarle.

-"¡No lo hago, en todo caso deberías de cambiar esa cara de amargado, nadie cree que somos una feliz pareja!"

-"¿Qué esperabas? Nadie en su sano juicio querría casarse contigo"

-"¡Entonces eso te hace a ti el loco!"- Ese comentario lo hizo enfurecer aún más, para alegría de la Higurashi.

Con su mano libre la agarro del mentón -"Aprenderás a respetarme miko"- Susurro y su vos hizo temblar a la azabache.

-"El respeto es algo que se gana, y tú no lo mereces"- ella escupió, aunque estaba aterrada por la mirada, no se echaría para atrás-"¡Y mi nombre es A-o-m-e, No mi-ko, apréndetelo!"

Él estaba demasiado cerca para su buena salud, y demasiado molesto.

-"Sesshomaru"-la vos de su madre detuvo la pelea, pero él no se apartó de la mujer-"sé que estás enamorado, pero cariño es mejor que te controles ahí invitados aquí viéndolos"- y tras esto pudo notar que todos estaban observándolos.

Claro para los ojos de los demás, el Daiyoukai estaba tomando del mentón a la miko seguramente para besarla, y el rostro enrojecido de Aome producto de todo el enojo, para ellos era un sonrojo.

Por un segundo se preguntó si realmente eran tan idiotas como para no ver lo que en verdad pasaba, e incluso llega dudar del sano juicio e instinto de su madre. Ella tendría que ser la primera en saber que estaban discutiendo, pero ahí estaba luciendo muy tranquila y ajena a todo.

-"Disculpe Señora Irazue"-la vos de la Higurashi salió dudosa-"me gustaría retirarme estoy un poco cansada"-la demonesa la miro de arriba abajo, como buscando alguna excusa para detenerla-"no estoy acostumbrada a estas fiestas"- agrego y sonrió

-"Hn, está bien, pero solo en esta ocasión, ve y descansa mañana tenemos muchas cosas de las cuales hablar"- respondió.

-"Si, por su puesto"- hizo una pequeña reverencia y salió a toda prisa de ahí, seguida sin que se diera cuanta por Sesshomaru.

Y se sintió repentinamente perdida y estúpida, ¿A dónde iba? Si ni siquiera conocía el castillo, ¿Dónde se supone que estaba su habitación o la puesta de salida? Quería ir a su casa, o con sus amigos, a cualquier lado menos quedarse ahí.

-"¡No quiero volver a ver su cara!"- refunfuño por lo bajo, mientras hacía de sus manos un puño-"¡o juro que lo golpeare!"- sujeto con fuerzas el vestido, que le impedía caminar bien, debido a lo voluptuosos que era-"¡mierda!"-soltó y se fue con todo al duro suelo.

-"Siempre Supe que terminarías de rodillas ante mi"- escucho la vos burlona de Sesshomaru, que paso a su lado sin intenciones de ayudarla.

Ella le lanzo una mortal mirada, pero no respondió, se puso de pie como pudo y siguió caminando. Entro a la primera habitación que encontró abierta y se recostó en la cama sin siquiera preguntar de quien era, lo único que quería era dormir.

Pasaron las horas y ella seguía ene l mundo de los sueños, ya no tenía su vestido puesto, ahora solo estaba cubierta por un afina Yukata de color morado, pero su cabellos seguía igual de prolijo.

El Daiyoukai observo sin interés a la mujer que yacía sobre SU cama, es que habiendo tantas habitaciones fue a elegir esta.

Si, alguien haya arriba lo odiaba

Sería una larga noche para el

Continuara...

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