Capitulo 37

Capítulo 37

Aome suspiro mientras quitaba un escurridizo mechón de cabellos, pegado a su frente, se sentía cansada, sudorosa además de que los pies la estaban matando, echo un último vistazo a los últimos invitados que quedaban, entre ellos, la insufrible de Kagura, que no dejaba de perseguir a su ahora esposo.

Bufo, cruzándose de brazos, mientras la veía de muy mala gana.

-"Aome vamos"- llamo un sonriente Sango, a pocos pasos de donde estaba, habían quedado en beber algo a solas, ya que con tanto tumulto, no habían tenido la oportunidad, de conversar.

-"Enseguida voy"- respondió, sonriendo, su vista regreso a la demonio de los vientos, quien le sonreía con cierta malicia desde la otra punta del jardín.

Frunció el ceño, con desagrado, sin embargo se retiró.

....

-"Sesshomaru hijo, podrías venir un segundo. Ahora"- llamo con siento tono de disgusto la dama del oeste, al ver como la dama de los vientos, se aferraba a uno de los brazos del ex príncipe.

-"¿Qué hace aun esa mujer aquí?"- refiriéndose a Kagura, está por su parte lucia despreocupada, mientras bebía una copa de vino

-"Tú la invitaste"- respondió con sinceridad, lo cierto es que jamás se le hubiera ocurrido invitar a esta mujer, pero como siempre su madre, hacia lo que quería y cuando quería.

Irasue frunció el ceño-"Ese no es el punto, sabes muy bien a lo que me refiero, quiero a esa mujer fuera del castillo"-sugirió, mientras daba una última mirada por los alrededores-"¿Ya has notado donde está tu esposa?"-ahora tenía la atención completa del Youkai-"Recuerda que es humana Sesshomaru, seguramente noto las libertades que esa mujer, tiene contigo y ahora está molesta"-casi rio al ver la expresión de preocupación en el rostro de su hijo, logro disimularlo muy bien, gracias a su rostro de hielo. Tras un suspiro se retiró para dejarlo a solas.

...

-"¿Aome?"-la aludida la miro-"¿Te encuentras bien pareces preocupada?"

-"No es nada, solo estoy cansada"- le regalo una sonrisa, la castaña dudo ante las palabras de su amiga.

-"Deberías ir a descansar"- sugirió-"Fue un largo día para ti"- la azabache asintió, se puso de pie al mismo tiempo en que terminaba de beber su vino.

-"Nos vemos mañana. Que descanses"- se despidió sonriente la morena. Sango asintió.

Cuando llego a la habitación lo primero que hizo fue sacarse, su hermoso pero incómodo vestido de novia, arrojo aun lados sus sandalias, de la manera menos elegante posible, echo un suspiro mientras terminaba de desarreglar su cabello.

Sin perder más el tiempo entro al cuarto de baño, y no salió hasta terminar de asearse, se encontró con la imagen del Youkai, cubierto solamente por su hakama (pantalón), y esta estaba sujeta gracias a su Obi.

Se sonrojo, furiosamente sin poder contenerse, ella solo estaba envuelta en una toalla, y no era la primera vez que lo veía a Sesshomaru en ese estado, pero sin embargo, la situación ahora era distinta, estaban casados y claramente, había pensado en la posibilidad de consumar su unión.

Estaba segura de que su tono de piel, le hacía competencia a los tomates.

Al parecer el demonio había tomado también un baño, tenía gotas de agua esparcidas por todo su abdomen, que por cierto estaba demasiado marcado... tonificado, fuerte... duro.

Aome jadeo, volteando su rostro un lado, camino rápidamente hacia el armario más cercano, dispuesta a buscar una prenda.

Pero la mano poderosa del demonio detuvo su accionar, la azabache se vio envuelta por un par de fuertes brazos, dejándola entre el perlado pecho del demonio y la madera del placar, mientras que ambas manos fueron sujetas por encima de su cabeza, completamente a merced.

-"¿Q- que ha-haces?"- su voz era apenas un hilo, tenía los orbes de oro fundido fijos sobre ella.

Recibió como respuesta, un acercamiento por parte del rostro del demonio, dejando tan solo centímetros de distancia, las mejillas de Aome estaban ardiendo.

Las palabras murieron en su garganta, cuando el cálido aliento del demonio se mezcló con el suyo, Aome decidió que era hora de ponerle fin, a esa absurda distancia, resto los centímetros que los separaban, uniendo sus labios, en un ansiado beso.

Las manos de la miko lentamente eran liberadas, ya que el youkai estaba al pendiente, de sujetar posesivamente sus caderas, mientras era levantada en brazos, Aome se aferró a su nuca, sin cortar el beso.

Sintió la suavidad de las sabanas tocar su espalda, su cabellera azabache un húmeda, se esparció por la superficie de la cama, Sesshomaru estaba encima de ella, sin llegar aplastarla, haciendo uso de la fuerza de su brazo, derecho para mantenerse a flote, mientras que con su mano libre se desasía del obstáculo que cubría la desnudes de la joven.

Aome cerró los ojos con fuerzas, muy avergonzada, por la manera en que Sesshomaru admiraba su desnudez.

Tomaba a la miko del mentón, obligándola a mirarlo-"Mírame mujer"- pidió con vos tranquila, Aome suspiro abriendo lentamente los parados-"Puedo detenerme ahora"-escucho la voz suave del Youkai.

Los ojos de la azabache, lo miraban embelesados -"No, no Sesshomaru"- susurro avergonzada-"Quiero que seas... el primero y el ultimo"

Tras estas últimas palabras, el demonio volvió apoderarse de los labios de su miko, mientras recorría lentamente con la yema de sus dedos, la nívea piel, de la muchacha.

Se abrió paso entre besos y mordidas a través de la línea de su cuello, mientras deleitaba su mano derecha con los senos de la joven.

-"Sessh..."- llamo voz entre cortada la morena, pasando las manos a través de los cabellos plata, arqueo la espalda al mismo tiempo en que sentía como sus pezones eran succionados, suspiro sumamente complacida, poco a poco el Youkai, fue abandonando sus pechos, para comenzar a bajar a través de su abdomen, se detuvo en la línea de su ombligo, la respiración entrecortada de la joven, le hacía saber que lo estaba disfrutando tanto como el, pero también que se encontraba algo tensa, temerosa, necesitaba darle tranquilidad.

La atrajo hacia su cuerpo, de tal forma que la miko quedo sentada, sobre el cuerpo del youkai, nuevamente sus labios volvieron a unirse, esta vez de una forma lenta y pausada, sumamente suave y cuidadoso, quería que su mujer perdiera la vergüenza y el temor frente a él... porque no sería capaz de hacerle daño, incluso su forma de hacer el sexo, estaba pensado solamente para ella, tan frágil y delicada.

En otras circunstancias hubiera ido al punto y ya, sin impostarle nada, con el solo motivo de saciar su deseo...

Con Aome todo era diferente, ella era única y especial, algo torpe y descuidada, pero suya al fin de cuentas... le aria entender con hechos, que quizás, el también sentía algo especial por ella, que aunque no lo dijera con palabras, sabría que su mujer entendería.

Le aria el amor de una forma maravillosa.

Esa necesidad de tenerla cerca y de estar al pendiente de ella, e incluso de sobreprotegerla, no lo había sentido por nadie más en sus largos años de vida.

Cuando finalmente el pequeño cuerpo entre sus brazos se relajó, supo que había llegado el momento de pasar al siguiente nivel.

Incrusto sus colmillos en la pálida piel de la joven.

Continuara....

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