Capitulo 36

Capítulo 36

Se abrió paso a través de la muchedumbre, quienes parecían estar ajena a su malhumorada presencia, presionando con excesiva fuerza el puño de sus manos, logrando lastimarse a causa de sus garras, varios hilos de sangre cayeran sobre el suelo.

Frente a sus ojos, todo parecía desmoronarse, porque el hombre en el que había puesto toda su esperanza, para recuperar su libertad, ni si quiera volteaba a verla. El interés que Sesshōmaru puso en ella, desde que la conoció siempre fue escaso, con el único motivo de obtener información, Kagura lo acepto a pesar de todo, porque ese pequeño momento en que él, ponía sus ojos sobre ella, se sentía afortunada.

Creía que podía obtener del demonio, mucho más que cualquier otro ser sobre la tierra, se había hecho falsas expectativas... ahora él ni si quiera notaba, que ella se encontraba ahí.

-"Sesshōmaru"- susurro en voz baja, observando desde una distancia considerable, creyendo que tal vez la escucharía y que dejaría de poner su atención sobre la sacerdotisa.

No fue así, en cambio obtuvo algo que le desagrado por completo.

Había sonreído para Aome, aunque fue tenue y duro tan solo segundos, Kagura lo recordaría eternamente. Jamás lo había visto con esa expresión en el rostro.

Una autentica sonrisa.

Pero no fue dirigido para ella.

Nunca seria para ella.

Sintió su sangre arder, y que la furia comenzaba a subir burbujeando a través de cada poro de su cuerpo, sus ojos pasaron a convertirse en un rojo más intenso.

Algunos invitados se retiraron alarmados de su alrededor, sin embargo logro contener las ansias de deshacerse de una vez de esa molesta sacerdotisa, se retiró con toda la tranquilidad que logro reunir, para no provocar un escándalo.

Cuando logro perderse de la vista de todos, se dirigió de inmediato al escondite de Naraku, este amplio la sonrisa al verla llegar, presintiendo de ante mano, el motivo de su descontento.

-"No te esperaba de regreso tan pronto"- este murmuro con burla visible.

Kagura le dedico una susceptible mirada.

"¿La fiesta ya sea terminado?" – prosiguió viéndola con desdén.

Se permitió dudar antes de responder y decirle lo que tenía en mente-"Aun no ha acabado, pero quiero que termine pronto" – respondió ocultando el mensaje entre líneas.

Naraku camino hasta quedar frente a ella, Kagura ni si quiera se movió, el en cambio acercó su pálido rostro, y justo antes de tocar su nariz se detuvo, mostrando una espeluznante sonrisa.

Kagura paso saliva.

-"Oh"- exclamo este de repente, soltando una risa macabra-"Tus deseos serán cumplidos" – murmuro mientras sus ojos tan rojos como la misma sangre, veían a través de ella y de sus pensamientos.

Ella abrió los ojos con sorpresa, para seguidamente asentir con la cabeza de arriba hacia abajo.

-"Aun conservas aquel recipiente que te entregue"

-"Si"

-"Creo que es momento de que lo uses como se debe"- agrego pensativo, en hanyou, aunque la demonio seguía sin comprender.

No sabía que cosas podían estar pasando por la retorcida y macabra mente de su creador.

-"Vuelve a esa fiesta y asegúrate de que Sesshōmaru y tu tengan un momento a solas"- insinuó torciendo el gesto, Kagura jadeo pasmada, los ojos de Naraku brillaron con diversión a través de la poca luz.-"Solo tendrás una oportunidad, así que te sugiero no fallar, si es que quieres continuar con vida"

Kagura negó lentamente-"¿Qué hay de la sacerdotisa?"

-"Con lo que te he pedido bastara, yo me encargare de la miko"

No le convencía el hecho de dañar al Youkai, su intención era solo deshacerse de la humana, para que nuevamente volviera a fijar sus ojos en ella.

Naraku estaba empecinado en deshacerse de ambos, y estaba segura de que si lo lograba, correría con la misma suerte.

-""Cualquier final es mejor que verlo con esa mujer""- pensó con rabia, retomando el camino de regreso a la fiesta-""Incluso si el muere estaré satisfecha""

..........

Absolutamente todos los invitados estaban maravillados con la joven dama del Oeste, era dulce, compasiva y sobre todo muy amable, se notaba que no tenía reparos en convivir con demonios de todo tipo e incluso interactuar mucho más que cualquier otro humano.

Casi podían imaginar porque el Lord Sesshōmaru la había elegido, ella era quizás la mujer humana más humana entre todas, mas allá de su hermoso aspecto físico y de su cautivante personalidad, Lady Aome era sumamente transparente.

Demostraba sin reparos sus emociones, sobre todo cuando estaba junto al Lord, bastaba con tan solo que él, la viera por un par de segundos para que su rostro se tiñera de un pálido rosa y en su rostro apareciera una suave sonrisa.

Tenía la inocencia de una niña y cada gesto de su rostro delataba todo el amor que sentía por el demonio, y que este aunque luciera frio e indiferente, como siempre, ponía su interés en ella.

Sus ojos siempre encontraban el camino para verla, aquellos soles de oro fundido, escondían un pequeño secreto, un tenue brillo que se asomaba cada vez que veía el rostro de la morena sonreír, cada vez que ella se aferraba a sus brazos con ayuda de sus pequeñas manos.

Su atención estaba sobre ella, memorizando cada gesto de su rostro, y no tenía idea de porque razón lo hacía, porque parecía, que estaba unido a un hilo invisible que tiraba de él, llevándola con ella.

Sesshōmaru no se negaba, aun siendo consciente que debía hacerlo, que no debía permitir que esa mujer llegara más lejos, de lo que ya lo había hecho.

Sin embargo no lo hacía, siguió el camino.

Como un estúpido insecto que volaba directamente hacia la luz.

Aome era la luz, su luz.

¿Cómo la estrella más lejana del cielo, la más brillante y hermosa estaba amándolo de esa forma?

Cuando él era un demonio, un asesino, incluso intento dañarla en varias oportunidades.

¡Que masoquista la oveja enamorándose del lobo!

¿Aún podría hacerle daño? ¿Aún podría alejarla de su lado?

¿Podría verla llorar mientras le decía que se fuera?

Nunca fue un problema para Sesshomaru alejarse de las personas...

Pero...

¿Podría?

-"¿Qué es lo que tanto piensas?"- escucho una fémina voz a su lado, el rostro de su madre estaba relajado, sus facciones no demostraban ser dura e incluso frías, algo que lo dejo gratamente sorprendido-"¿Te preocupa la humana?"- agrego después de un rato.

-"No, no estoy preocupado por ella"-mintió aun sabiendo que su madre se daría cuenta.

Irazue dibujo una tenue sonrisa en el rostro, lo que provoco un gesto fruncido en las finas cejas de su hijo-"En comparación a ti ella tendrá una corta vida a tu lado"-la escucho decir con tranquilidad, en cambio dentro del removió una desagradable sensación, similar al miedo-"Si estas arrepentido de esto, solo tienes que esperar"-agrego luego llevándose una copa de vino a los labios, aun sin perder su sonrisa, Sesshōmaru le dedico un alarga y silenciosa mirada, el jamás se arrepentía de las decisiones que tomaba-"Pero si no quieres que tu esposa muera, ya sabes lo que debes hacer"- fue lo último que dijo esta, antes de retirase con toda la tranquilidad e elegancia que la caracterizaba.

Todo lo contrario al mundo en el que Sesshōmaru, se encontraba sumergido, mientras la sensación agridulce y ahogante se abría camino, atravesando cada fibra de su pecho, la observo tan tranquila y risueña conversando con sus amigos.

Había elegido a una mujer humana.

La más humana entre todas.

Su vida no sería más que solo un momento, para la vida del Youkai.

Podía ignorar aquel fugaz pensamiento que atravesó su mente, quería reusarse a la loca idea, de que no le disgustaba como realmente debería, él debía d estar furioso con solo imaginarse en esa posibilidad... sin embargo no lo estaba, aunque intentara negarlo.

Debía admitir, que muy dentro de si ya había pensado en compartir su sangre.

Y cuando Aome se giró para mirarlo con sus ojos brillantes y sonreírle dulcemente.

Entendió que no podía dejarla ir.

Continuara...


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