Capítulo 33
No había visto tantas personas yendo de un lado para el otro, desde que aquel primer día en que piso el castillo, los semblantes pasaban del entusiasmo, al nerviosismo e incluso el cansancio, llevaban horas arreglando lo que sería la decoración y el lugar de la ceremonia.
Siervos que cargaban en sus brazos flores, jarrones, mesas, velas, en fin cientos de cosas, que Aome ni si quiera sabía para que sirvieran.
Negó con suavidad echando un suspiro-"¡No pensé que esto fuera tan difícil, no demasiado bonitas no se con cual quedarme!"-detallo cada una de los ramos florales, se sintió abrumada, absolutamente todos eran precioso y con un aroma delicioso. ¿Cuál sería el indicado?
Sango sonrió extendiéndole uno, que a su parecer era el más bonito-"Intenta con este"
-"Esto es demasiado"- se quejó viendo su reflejo en el gran espejo de su aseo privado, lucia aquel hermoso y celestial vestido, que usaría para su boda, una prueba de vestuario, peinado y maquillaje, un día antes de la gran noche.
-"Yo creo que te ves hermosa"- Escucho decir a su amiga la exterminadora, quien parecía que comenzaría a llorar en cualquier instante.
-"Gracias"- susurró con el leve sonrojo en las mejillas, sango sonrió con dulzura.
Toda la región estaba intranquila, a decir verdad era la boda del año, o mejor dicho del siglo. El príncipe Youkai y la sacerdotisa, más humana que ninguna otra, causo conmoción y asombro en cada ser viviente. ¿Cómo había logrado este ser de corazón puro enamorar al demonio más terrible de todo?
Tal vez, nadie lo sabría.
Aome se sentía agobiada el verse a sí, tan distinta a ella, que se caracterizaba por ser sencilla e incluso descuidada por su propia imagen, lucir bien no era una prioridad para ella. Los preparativos, tanto los arreglos, como los invitados, la comida y el exceso de cuidado la estaban volviendo loca, Irazue se tomó muchas molestias para arreglar todo, y quizás no era para menos, después de todo era su primogénito quien se unía en sacramento, la fiesta era digna de Lord Sesshōmaru y ella tendría que lucir igual de hermosa.
La princesa de un cuento de hadas.
-"¡Vamos Aome mañana será tu gran día cambia esa expresión!"
-"Siento que no soy yo misma"-susurro
-"¡No digas tonterías sigues siendo la misma Aome que conozco!"
La azabache asintió.
-"Solo serán un par de horas luego podrás desacerté de todo esto"-agrego sonriendo, señalando el peinado y los adornos para el cabello.
-"Bien. Ayúdame a quitarme el vestido, no quiero arruinarlo"- rogo mastranto una tenue sonrisa avergonzada
-"¿Has tomado una decisión?"- inquirió la castaña refiriéndose a las flores. Aome asintió señalando el arreglo que minutos antes le fue entregado.-"El más bonito de todos"-comento satisfecha.
-"¿Qué te parece si preparo algo de té?"
-Aome asintió sonriente-"De acuerdo, me vendría bien ese descanso"
-"Enseguida regreso"- la azabache se sentó frente al ventanal que daba vista hacia el jardín trasero, a lo lejos noto como Koga e Inuyasha estaban sentados sobre la hierba, aparentemente hablando, no muy lejos de ellos Kikyo cuidaba de rin y el pequeño Shippo, quienes corrían tras Kohaku por doquier.
Suspiro, ellos no solo eran sus amigos, sino también su familia, se sentía tan bien esta paz, y verlos disfrutar de esa manera. Incluso si Kikyo estaba en aquel cuadro tan hermoso, ya no sentía rencor por ella.
Sus ojos se movieron siguiendo rin, quien repentinamente se había alejado del grupo, de inmediato noto el motivo.
Sesshōmaru, la vio abrazas ansiosa y sonriente la pierna de su amo, mientras este tan solo puso una de sus finas manos, sobre el lacio de sus cabellos negros.
La pequeña chillo emocionada y Jaken apareció en ese momento para alejarla.
"No molestes al amo"
Aome rio cuando este fue desmayado por el golpe de una piedra. Rin siguió jugando, aun mas entusiasmada.
Sango permaneció en silencio observando los gestos de su amiga, cargaba consigo una charola con dos tazas de un té, que olían deliciosos. La manera en que los ojos de la joven miko veían al demonio, le hacían saber que ya había aceptado sus sentimientos.
-"Sabes cundo Miroku me propuso ser su esposa, ni si quiera lo dude"- la castaña decidió interrumpir extendiéndole una taza a su amiga, quien la veía dudosa, por el repentino cambio de charla-"Me costó mucho tiempo aceptar que lo amaba, también tuve mucho miedo cuando se lo dije"-Sango sonrió, mientras Aome permanecía en silencio-"Tenía miedo a mi cobardía, de negarme a lo que sentía y no decirle"
Aome inconscientemente poso los ojos sobre el Youkai de cabellera plateada.
-"¿No tenías miedo al rechazo?"-Aome murmuro, sus ojos seguían fijos sobre el demonio, Sango se sentó a su lado, entonces esta se permitió verla, esperando una respuesta.
-"Si, me hubiera rechazado de todas formas, me hubiera sentido feliz, ya que hubiera sido fiel mis sentimientos"-sorbió un poco del dulce líquido, poso sus ojos sobre los de la joven azabache-"Si los ocultaba hubiera sido peor"
Aome suspiro, permaneció en silencio por un momento pensativa-"Aome, dile a Sesshōmaru lo que sientes"
-"No lo aceptara"- afirmo con notable descontento.
-"Eso tu no lo sabes, yo estoy segura de que siente algo por ti"
-"No lo sé, no parece posible"
-Sango rio-"Sesshōmaru no es el tipo de hombre que te regala flores"-era verdad aquella actitud tan distante fue lo que atrajo su atención la primera vez que lo vio, pero luego con la llegada de Rin, cambio lo suficiente, lo supo aquel día en que la salvo de las manos de Mukotsu -"No fuiste tú, quien me dijo que el lucia diferente"-Aome asintió-"Es por ti, no sé lo que hiciste amiga, pero sin duda alguna fuiste culpable"
Sango decidió que era tiempo de dejar sola a su amiga, seguramente tendría palabras en las que pensar.
..................
Camino apresurado por el pasillo, sin hacer caso, los saludos y las miradas de los sirvientes, ahora su mente estaba fija en alguien, con el corazón golpeado con fuerzas sobre su pecho y el nerviosismo que crecía a cada segundo que pasaba, se atrevió a pasar estrepitosamente la puerta, que la separaba de su objetivo.
-"Sesshōmaru"-Aome interrumpió jadeante, había dado los suficientes pasos para quedar en medio del salón- "Ho, estas ocupado"- se disculpó, por estar ansiosa había olvidado golpear antes. El Youkai estaba en compañía de un grupo de ancianos, quienes la observaban con curiosidad.
Genial había estropeado una reunión.
-"Lo siento"- hizo varias reverencias antes de voltear con intenciones de irse. La vergüenza se apodero de ella, apresuro el paso pero fue detenida por la profunda vos del demonio.
-"¿Qué es lo quieres?"- mordió su labio inferior nerviosa, repentinamente sentía demasiado calor, tanto que la palma de sus manos comenzaban a sudarle.
Aome se detuvo, volteando apenas el rostro para verlo-"No es importante"-susurro, no iba a confesar sus sentimiento frente a estas personas.
El aludido estrecho ligeramente los ojos sobre ella, lucia demasiado nerviosa para no ser Importante
-"Mujer"- llamo, y Aome se congelo sosteniendo temblorosa, el picaporte.
Aome esperaba que él, la hubiera ignorado o incluso regañado por haber interrumpido sin golpear. Sin embargo aquel nuevo calificativo, la hicieron estremecer de una manera aterradora, él no sonaba de ninguna forma, disgustado.
¿Mujer?
¡Mujer!
¿Cómo era posible que ese nuevo título hiciera estragos en su corazón? Golpeaba desenfrenado sobre su pecho, tan fuerte que podía escucharlo claramente.
Jadeo largo y tendido, repentizarte, respirar no era tan sencillo.
Se sintió estremecer cuando sintió las garras del Youkai sobre las suyas, cerrando finalmente la puerta, sin apartar su mano, él se las arregló para quedar frente a frente.
Se tomaron el tiempo para observarse el uno al otro, los ojos de Aome lucían ansiosos y brillantes, aquel par de luceros parecían querer gritar, descifrarlos era una tarea muy difícil para el Youkai, había tantas emociones, en ese marrón.
-"¿Qué ocurre?"- el murmuro con el rostro tranquilo y demasiado cerca.
No supo en que momento los habían dejado a solas, pero se sentía expuesta bajo aquel brillo dorado, que la detallaban silenciosos y lentamente.
Como una pequeña presa bajo las garras de un gran depredador, solo que no sentía miedo de ser atacada, el temor, era más para sí misma, carraspeo y trato de mantener la distancia entre ellos, tenerlo tan cerca no la dejaba pensar, y más ahora que necesitaba reunir el valor para decirle, lo que por tanto tiempo había estado pensando.
Aunque tal vez fuera una mala idea, ya no había vuelta atrás.
Sino lo hacía, sino confesaba lo que tanto le había costado aceptar, Iba arrepentirse toda la vida.
-"Sesshōmaru yo..."
Continuara...
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