Capitulo 31
Capítulo 31
Lo amaba de tal forma que verlo ahí de pie junto a otra mujer le hervía la sangre de la rabia y sobre todo cuando el interés de esa mujer era obvio.
Cuando ambos posaron sus ojos sobre ella, Aome deseo desaparecer,-Tal vez los dos escucharon su confesión a la puerta- se enderezo acomodando sus ropas, evitando verlos directamente.
-"¿Qué haces aun despierta?"- Sesshōmaru interpelo, viendo con cierta curiosidad a la morena.
-"¿Hum?"-Aome se removió incomoda y nerviosa ¿La había escuchado?, noto la insistente mirada dorada sobre su persona, debía inventar algo y rápido-"Yo - yo costaba a Shippo y a Rin"-rio intranquila.
La examino con discreción, la humana lucia agitada, pero sobre todo ¿Qué demonios hacía arrodillada en la puerta?-"Ve a descansar"-finalmente respondió.
Ella lo observo con sus grandes ojos marrones, quienes lucían irritados, como si luchara internamente por no explotar, instintivamente miro a Kagura, como posible causa del enfado de la miko.
-"No, yo – yo tengo algo que hacer... antes"- ella balbuceo pasando a un lado, chocando intencionalmente a Kagura.
Sesshōmaru reprimo que la línea de sus labios, se curvara en una sonrisa.
La demoniza solo gruño y se abstuvo de atacarla, pero Aome no le interesaba, estando en su territorio no podía hacerle daño. Después de todo pronto seria Lady.
Sonrió, si Irazue la viera haciendo esas cosas, indignas de una dama, la regañaría.
Sus pasos sonaban apresurados, sobre la madera del palacio, hasta llegar al jardín trasero.
Inhalo y exhalo un par de veces. Debía tranquilizarse, o de lo contrario volvería y terminaría por sacar a esa mujer del palacio.
No le agradaba y no la quería cerca de Sesshōmaru, estaba demasiado celosa, ¿Con que derecho se le pegaba de esa manera, tan descarada? Lo que más le molestaba es que él, pareciera estar a gusto
¡Iba a ser su esposo por dios Santo!
Bufo, habiendo de sus manos un puño.
-"Oh estas de mal humor"- escucho un peculiar e inconfundible bufido.
Aome la miro de reojo-"Solo algo nerviosa"-Mintió.
-"No tienes que fingir conmigo, huelo tu descontento a kilómetros"-la dama se posó aun lado de la joven morena, está mantuvo su postura tensa -"No hay motivos para tus celos, Sesshōmaru te eligió a ti"
""Porque no tenía opción""
Aome grito en su mente con amargura, sus ojos cafés se opacaron.
-"También pudo haberla elegido a ella"
Los ojos de la miko cambiaron a sorpresa y desconcierto ¿Acaso Irazue sabía algo? E inevitablemente la miro; la demoneza apretó ligeramente el hombro de la chica, como dándole tranquilidad, Aome se sobresaltó y se mordió el labio inferior.
Irazue lo sabía.
¿Siempre lo supo?
¿Acaso Sesshōmaru se lo dijo? Era muy improbable era demasiado orgulloso para admitir algo, entonces ¿cómo? Tal vez solo lo supuso o quizás, en el peor de los casos investigo.
La idea de ser observada, le causaba escalofríos, pero no podía reclamarle nada, en primer lugar porque no sabía cómo se había enterado y en segundo porque estaba en todo su derecho, después de toda su relación amorosa con Sesshomaru era la más extraña de todas, en el principio apenas se toleraban, discutían todo el tiempo. Debía ser muy ingenua para no darse cuenta...
Y tal vez el último y más importante de las cosas, era que sentía cierto alivio, como si un gran peso le fue quitado de encima.
Ahora comprendía ciertas cosas en esta mujer, que no le cerraban del todo, pero si lo sabía ¿Por qué no la había matado?, aquella duda la asalto con fuerzas, haciendo que se estremeciera ¿Qué otras cosas sabia?
La vio sonreír y alzar la vista al cielo. La ansiedad en la joven azabache creció... Quería saber... deseaba preguntar ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Y porque no le había dicho nada antes?
Irazue arrugo el entrecejo y la miro directamente a los ojos-"Tu agitación me molesta"- se quejó.
Aome se alarmo- "Lo siento"- se las arregló para sonreír tontamente.
-"Mnh"
-"... Irazue"
-"Deberías ir a tus aposentos"- aconsejo mientras se daba media vuelta y retomaba el camino por donde había llegado. Aome solo asintió, suspiro aliviada cuando esta la había dejado a solas por completo.
Iba a preguntarle claro que sí, pero en otra ocasión ahora tenía otro asunto que solucionar.
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Ella comenzaba a irritarle.
Gruño con molestia notando que nuevamente ella, se acercaba invadiendo por completo su espacio, la aparto bruscamente, como siempre, lo hacía pare luego ignorarla. Pero al parecer el día de hoy estaba demasiado enceguecida y no media la magnitud de sus actos.
Kagura nunca fue tan estúpida, para poner a prueba su paciencia de esa forma, incluso la consideraba sensata, para ser quien era.
-"Sesshōmaru"- la escucho decir casi sorprendida, por la forma en que la estaba tratando. El aludido sola la miro de una manera tan profunda y fría que la hizo estremecer.-"¿En verdad vas a casarte con esa mujer?"- siseo con desdén frunciendo levemente el gesto, sin intimidarse del todo, estaba demasiado envenenada para pensar en lo que decía o hacía.
-"Si"-Replico huraño.
-"¡¿Porque?! ¡¿Porque ella y no?!"- Cerró la boca de golpe, mordiéndose la lengua antes de terminar dicha frase.
-"No te atrevas a cuestionar mis decisiones"- amenazo.
-"Es solo una simple humana"-argumento con rabia en voz baja
-"¡Es suficiente esa simple humana se casara conmigo!"-exasperado se puso de pie quedando a tan solo un brazo de distancia.
-"¡Pero ella no es digna de ti!"
Aquella frase fue la gota que lleno el vaso, el Dai Youkai se movió tan rápido que Kagura apenas si pudo reaccionar, dio un salto hacia atrás, pero fue inútil Sesshomaru la sujeto por el cuello, hasta el punto de asfixiarla. -"¡Acabas con mi paciencia Kagura!" -Sesshōmaru la miro por varios segundos, que para la mujer fueron eternos, el aire en sus pulmones era nulo.
Cuando la salto, esta jadeo y trato de retomar la compostura aun estando tirada en el suelo. Fue un milagro que no la matara, no solo por entremeterse en sus asuntos, sino también por alzarle la voz, en su propia casa.
""¡Maldito Naraku todo esto es tu culpa!""
Bramo en sus pensamientos, deseando internamente que aquel sucio ser desapareciera de sus vidas, tan solo le estaba trayendo problemas y grandes desgracias.
""Mantente tan cerca de Sesshomaru como puedas Kagura, y recuerda llevar siempre este frasco contigo""
Si tan solo pudiese deshacerse de él, no tendría que hacer esto, y aunque no conocía a ciencia cierta el plan de Naraku, estaba segura der que era algo malo, y Sesshomaru se vería muy afectado...
Pero si se reusaba a hacerlo, moriría, su ansiada libertada llegaría de la manera mas triste.
Se puso de pie, echando un suspiro al aire, cuando el Youkai de cabellera plateada, se alejó sin perder más tiempo.
Lo había puesto de muy mal humor.
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La pequeña farola que llevaba consigo, apenas daba la luz suficiente para ella y su alrededor, no estaba demasiado lejos, pero si lo suficiente para estar a solas con sus pensamientos, la dejo a un lado mientras ella se acomodaba sobre el tronco de un viejo árbol, quien parecía no llevar mucho tiempo derribado.
No se interesó por ensuciar aquel precioso vestido que llevaba puesto, ahora su interés estaba arriba, en el cielo, que se extendía infinito sobre su cabeza, cubierto por una fina y brillante capa de estrellas.
Suspiro ¿Acaso podía existir algo más hermoso que esto? Lo dudaba... tal parecía que sería lo único bonito el día de hoy.
No fue su intención haber escuchado, pero con lo que oyó fue más que suficiente, para hacer pedazos su autoestima.
""Ella no es digna de ti""
Cerró los ojos y apretó el puño con fuerzas, tal vez Kagura tenía razón, ahora que estaba segura de que amaba a Sesshōmaru era más consciente de que este jamás, nunca, la amaría.
Su matrimonio era una farsa, y en cuanto las cosas estuvieran en orden, la apartaría sin remordimientos.
Sintió deseos de llorar, pero no lo hizo, porque ello lo amaba y haría lo que estuviera a su alcance para permanecer juntos.
Aome estaría más feliz si, Kagura no hubiera aparecido, lo curiosa era que sentía que la odia mucho más que antes, es decir antes le caía tan solo un poco bien, ella en varias ocasiones fue de gran ayuda para encontrar a Naraku.
Y por cierto ¿Qué estaría haciendo ese rufián? La paz que estaban teniendo era sospechosa, demasiado para su gusto. No era que, no le agradaban estas vacaciones pero Jamás era por tanto tiempo...
Estrecho ligeramente los ojos-"Algo no está bien"- susurró.
El crujir de unas ramas la hizo ponerse de pie, examino en todas las direcciones tratando de distinguir entre tanta obscuridad, incluso con la ayuda de la lámpara.
-"Quizás solo fue un animal"- murmuro casi suspirando de alivio, si hubiera sido algún monstruo no tenía absolutamente nada para defenderse.
¿Qué hacia esa mujer a estas horas de la noche en medio del bosque? Es que acaso no era consciente de que monstruos rondaban a los alrededores, aunque era bien sabido que no se atrevían a ingresar a sus territorios, no quería correr riesgos.
Haciendo uso de su desarrollado olfato, no le tomo mucho tiempo encontrarla, la hayo sentada completamente sumida en sus pensamientos, para no alertarla redujo casi por completo su energía.
Lo alerto la presencia de un demonio inferior, que iba directamente hacia ella.
Aome tan solo grito, abriendo los ojos horrorizada y sorprendida, aquel ser había salido de la nada, sin darle tiempo a correr, tenía la forma de una serpiente gigante y de color verde, instintivamente se cubrió con las manos, esperando el golpe y su posible muerte.
Pero el dolor tardaba demasiado en llegar, se aventuró a abrir un ojo, tan solo encontró los restos en el suelo.
Y un peculiar demonio contemplándola, con afable expresión, sus ojos dorados brillando bajo la llama de la vela.
Había cierta inquietud en ellos-"Sesshōmaru"- alivio podía percibir en las palabras de la miko.
-"No deberías estar aquí, mucho menos a esta hora"- sintió el deseo de recriminarla, estuvo a punto de morir y lo hubiera hecho de no ser por él.
Que manía la de esta mujer y sus caminatas nocturnas.
-"¿Te preocupaste por mí?"- Aome pregunto insegura ocultándose bajo su flequillo.
Y hubiera querido no preguntar, pero fue inevitable su curiosidad fue más rápida.
Se acercó con cautela esperando una respuesta, que jamás llegaría, pero le bastaba con solo mirar sus ojos, aquel brillo dorado, que podía llevarla a la locura sin siquiera proponérselo.
Porque Sesshōmaru podía decir tantas cosas, con solo verla de la forma, en la que lo estaba haciendo ahora.
¿Por qué él no lucia distante?
Sesshōmaru, se mantuvo frente a ella observándola en silencio.
Aome trago con fuerzas, resto los últimos pasos y cuando por fin lo encontró frente a frente, se permitió abrasarlo.
-"Gracias... por salvarme"- la escucho decir ocultando el rostro sobre su pecho.
Aome se sentía tan pequeña a su lado, pero también tan segura y cálida.
El olía demasiado bien.
Estando ahí en sus brazos Aome descubrió que nada podía dañarla y se juró a si misma que no se alejaría, nadie podría separarla de Sesshōmaru.
-"Ten más cuidado la próxima vez"
Aome sonrió.
Continuara...
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