2: Las desventajas de la soledad.

Lo que acababa de leer era sin dudas lo más ridículo del mundo. No tenía siquiera comentarios para eso.

Tan absurdo que no podía dejar de releerlo, por si sus ojos la engañaban. Ahora comprende mejor las palabras de ese fanático, aunque todavía no lo perdonó.

¿Tú persona amada? Que ridiculez.

Era tan pero tan ridículo que Kagura ya había abierto su computadora para ingresar el link a ese sitio web.

Pronto la página se cargó, tan jodidamente colorida y kawaii.

🔴 La transmisión en vivo terminó.

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...

Ya casi era la hora de la salida en su trabajo. Kagura mataría por el reloj, si pudiera avanzar más rápido. Haciendo su tic tac tan lentamente, como si se burlara de ella.

Solo un poco más y acabar el día. Descansar y luego prepararse para el siguiente hasta que alguna vez se termine el mundo.

─ Solo faltan... veinte años más hasta que Kana se gradué.  ─ suspiró.

...

Salir de prisa y luego caminar lento una vez que tocó la acera fuera del edificio, si, es lo que le ocurrió apenas dio la hora de salida. Sin importarle ser discreta, mejor que todos supieran que odiaba su trabajo. Ser una maldita secretaria con sueños frustrados.

Como, el de ser una bailarina profesional. ¿Cuanto más tiempo tendría que soñar despierta? ¿Hasta el día de su muerte?

¿Cuando sería realmente libre?

No todas las veces de cumplen los sueños, sin embargo, hallar la forma de disfrutar la vida era el sentido de esta misma. ¿Cómo haria eso? ¿Con dinero? ¿Con un pasatiempo? ¿Con el amor?

Oh, que intrepido y atrevido pensamiento que se le había ocurrido. Absurdo, nunca le agrado la idea del amor. Ya fuesen sus traumas o malas experiencias, era un asunto que prefería evitar.

Siempre siendo el blanco de las burlas.

Sacudir su cabeza de lado no es suficiente para olvidar el tema.

Hechizo de invocación 100% VERIDICA. ¡Compruebe usted mismo!  Conseguirás invocar a tu ser amado al instante. En carne y hueso frente a tus ojos ¡Pruébalo ya!

Esa grabación para nada era real, seguramente usaron trucos como los magos o incluso el video ya estaba editado para subirse. ¿Qué otra explicación había?

Kagura había visto ese video, la grabación de la transmisión de ese ridículo evento. Esos otakus fanáticos y niños rata habían realizado una matriz satánica o algo por el estilo donde aparecían personas de la nada. ¡Nada creíble! ¿Cómo podía salir el amor de tu vida de un sello del diablo?

─ Oye, oye. ─ Escuchó una voz nada agradable la cual trajo a Kagura de nuevo a la realidad. ─ ¿No es la muñequita engreida de la otra vez? ¿Eh? ¿Qué te has creído?

Ignorarlo era su mejor opción, era plena calle a la luz del día. Ciertamente era increíble el tiempo que perdían los vagos que no trabajaban decentemente. Cuando aparecieron lo que asumió eran sus compañeros, ignorarlos dejó de ser una opción.

─ Fuiste tan grosera cuando amablemente te invite a dar una vuelta. ¡Desagradecida! Debería de darte una lección.

Correr con los tacones sin dudas le jugaría en contra en caso de tener que echarse a correr en tres...

─ No entiendo de que estás hablando. ─ lo que amaba Kagura de su rostro es que podía mostrarse dura y enojada independientemente de lo que estuviese sintiendo.

Asquerosos cobardes, teniendo que ser al menos cuatro para atacar a una mujer y bajo estas condiciones.
Dos...  ¿Alguien podría alguna vez limpiar la basura de esta ciudad?

─ ¿Por qué te haces la tonta?

─ Yo no te recuerdo.

Tres.

En su distracción, el líder del grupo recibió un certero golpe debido a que la mujer había pateado su calzado directo a su cara, de paso tomando el otro por si acaso necesitase lanzarlo de nuevo. Sin mencionar que ya se encontraba corriendo en la dirección opuesta de donde vino, acercándose al centro, una zona con más gente. Podía escuchar los pasos, las respiraciones agitadas y las maldiciones de esos pandilleros.

Tuvo la necesidad de lanzar su otro zapato, tal como lo había predicho. Esperaba sinceramente que le haya sacado un ojo a uno de esos bastardos.

¿Era una sádica por desear una cosa así?

...

El sol ya se estaba ocultando para cuando Kagura llegó a su casa, descalza y totalmente hecha un desastre. Sabía que para esa hora estaría Kana con alguno de los vecinos puesto que no había llegado para abrirle la puerta. Que gran error, eso le haría recordar darle una copia de las llaves a la pequeña.

...

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¡Maldición! ¿Por qué no pueda deshacerse de esa estúpida idea en su mente?

Claro, su cerebro seguramente esté buscando una manera de apaciguar su ardiente estrés. No es como si pudiera estar del todo bien luego de ser acosada, y llegar a casa con los pies destruidos por correr para salvar tu vida.

Tuvo mucha suerte de toparse con la policía a medio camino, no tiene idea si lograron atraparlos, pero confiaba en qué tomarían cartas en el asunto. Por otro lado, estaba tan decepcionada de si misma. ¿Qué había pensado Kana cuando no encontró a nadie en casa? Lastimar sus sentimientos era lo último que quería hacer.

Dio un gran suspiro cuando por fin abrazó la almohada, queriendo dormir para enfrentar un día más al amanecer.

¿Podrá con todo esto sola?

El silencio de la habitación y la oscuridad al rededor de la luz de la luna llena eran la respuesta. 

...

─ ¿Viste los zapatos que trajo hoy?

─ ¿Acaso los heredó de su tatara abuela?

─ ¡Baja la voz, te oirá!

─ Tu también Cállate.

Quisquillosas y odiosas compañeras de trabajo. O como Kagura le gusta llamarlas, víboras, lo que en realidad son. ¿Realmente es una necesidad hablar a espaldas de alguien? ¿Les pagan extras por ello? ¿No tienen algo mejor que hacer?

Después de todo, la mujer también debía de sufrir las consecuencias de haber perdido su calzado, como una cenicienta, pero sin el príncipe azul.

¿Un Príncipe? ¿De dónde rayos estaban saliendo estos pensamientos?

...

¿Acaso su... mente estaba tratando de avisarle de algo? Desde que ese otaku le había entregado ese folleto los días habían sido completamente extraños o por lo menos así los percibía Kagura. Siempre creyó que se trataba de su ansiedad. O posiblemente paranoia. ¿No hay otra explicación lógica?

Es viernes por la tarde. Puede dedicarse a descansar hasta el lunes.
Realmente, estaba siendo curiosa respecto a esa publicidad bizarra.
A pesar de que su lado racional gritaba que darle lugar a pensarlo era una pérdida de tiempo.

Kagura revisaba una vez más aquel folleto mientras viajaba por el metro.

─ Oye, ¿Tú también fuiste al evento? ─ una colegiala a su lado le preguntó, con una sonrisa en su rostro. ─ ¿Qué tal te fue?

─ ¿Cómo? Oh, no, yo no-

─ ¿No fue increíble? Por una entrada VIP pude tener mi oportunidad de invocar a mi sempai y poder declararme al fin.

─ Ah, te felicito. ─ Dios ¿por que tenía que escuchar esa cursileria-

La mente de Kagura se detuvo. ¿Qué es lo que acababa de decir está niña?

─ Con mi novia hicimos una prueba de amor ¡También participamos! ¡Me teletransporté desde afuera hasta el círculo! ¡Pude sentirme como Goku! ─ Un joven se unió a la charla.

─ Yo tampoco creía que era real.

No pueden estar hablando en serio. La magia y brujerías ¡No eran reales! Solo eran Mocosos aficionados a la fantasía seguramente imaginando cosas que les gustaría que pasasen. Era una locura.

Kagura se bajó en la siguiente estación sin importar si era la indicada. Ya no podía seguir escuchando respecto al tema.

Había viajado para comprar unos nuevos zapatos para el trabajo. No tendría que estar pensando en otra cosa.

En carne y hueso frente a tus ojos ¡Pruébalo ya! 

¿Los eslóganes de todas las tiendas tenían la misma frase? Por que es lo que estaba leyendo Kagura a medida que avanzaba entre la gente.

¿Acaso... era una señal?

¡Pruébalo ya

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