Capítulo 1.

¿Es realmente la vida justa?, esa era la pregunta que rondaba todo el tiempo en la cabeza de Harry, y estaba casi seguro de que la respuesta era negativa, la vida no era realmente justa.

Harry había pasado por tantas cosas en su corta vida que no podía explicarse como tantas personas lucían alegres y despreocupadas. Lucían con tantas ganas de vivir que Harry estaba convencido de que sus vidas no tenían ningún parecido con la suya, lo cual lo llevaba a responder la pregunta.

No. la vida no era realmente justa, porque mientras unas personas se encuentran en el ápice de sus vidas, otras se encontraban por debajo de la base de las suyas. Mientras unos tienen millones, lujos y privilegios, otros no tienen comida. Mientras unos sonríen, otros lloran.

✥✥✥

¾¡Harry! ¾Gritó su madre¾. ¡¿Dónde estás?!

Harry era entonces solo un niño de cinco años, él solo estaba asustado y no podía comprender muy bien lo que pasaba allí afuera. Él simplemente hacía lo mismo cada vez que eso ocurría. Cada vez que su padre llegaba tarde a casa, siempre ebrio y enojado, ¿Por qué tenía que estar siempre enojado?

Cada vez que escuchaba como su padre cerraba la puerta de un fuerte portazo y empezaba a gritar aquellas cosas que él no entendía. Bueno... algunas sí llegaba a entenderlas, pero fingía que no porque esas cosas eran las que su mamá llamaba como ­"palabrotas" y siempre le repetía que no debía de aprenderlas. Pero papá las gritaba.

Escuchaba golpes secos de su padre en las paredes y más gritos, su papá solía gritar mucho esos días. Ahora escuchaba sollozos y algunos otros gritos ahogados, pero ya no era su padre el que emitía los sonidos. Era su madre.

Mientras tanto él seguía allí, acurrucado en el viejo clóset de su cuarto, sus rodillas contra su pecho. Lágrimas y sollozos se le escapaban mientras intentaba regular su respiración. Una parte de su ser sabía lo que sucedía, su papá le estaba gritando a su mamá y quizá le estaría dando unos golpes, pero Harry se negaba a imaginarse esa escena, Harry prefería cerrar sus ojos e intentar recordar aquella canción del video en internet que veía al menos unas 10 veces al día, su video favorito. "Lindo niño de cartón...que sentado está. Dulce y frágil corazón..." No lo recordaba muy bien.

Se sentía impotente, débil y asustado. Pero, ¿Qué podría hacer un niño como él para defender a su madre? Su padre era mucho más grande y mucho más fuerte que él.

— ¡Harry! ¡Tenemos que irnos! —Dijo su madre entre sollozos e hipidos— Sal de donde sea que estés.

Y Harry se sentía seguro allí dentro, no quería salir. Así que se aferraba más fuerte a sí mismo mientras cerraba sus ojos con fuerza y se repetía su canción una y otra vez.

Aún escucha a su padre dando golpes a las paredes y gritando cosas inentendibles. Su madre corre desesperada, buscándolo por su cuarto, hasta que da con el armario y abre su puerta desesperadamente.

Lo toma rápidamente entre sus brazos y corre hacia la puerta. Harry sigue con los ojos cerrados y su cabeza apretada contra el hombro de su madre. Sus lágrimas empapan su camisa.

Escucha a su madre tomar su celular y llamar alguien, probablemente a su abuela o a alguna amiga. Pocos minutos después un carro se estaciona a su lado y su madre se sube sin pensarlo. Lo lleva abrazado y le susurra que se calme, que todo irá bien, mientras deposita suaves besos en su cabeza y acaricia su cabello con cuidado, y Harry realmente espera que todo esté bien, porque él ama a su mamá.

Harry sabe que no dormirá en su cama hoy, sabe que su madre no le contará una historia para que pueda dormir. Porque ha pasado antes, no es la primera vez que tiene que dormir en casa de la amiga de su madre.

No lo entiende. Él no entiende lo que sucede. Pero quiere que se detenga.

La vida no siempre es como la cuentan las historias que su madre le relata por las noches.

Y él...Él estáempezando a darse cuenta de eso. 

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