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Dime lo que estás esperando
Dime a qué le temes
¿Qué estás jugando?
Las semanas siguen pasando
Meses, años, lustros te he esperado

Décadas podrían pasar
Dime cuánto debo esperar
Yo que vine y tú qué no estás
Tulipanes

-Enjambre

***

La felicidad existe pero como tantas cosas, no siempre es como esperamos y en un sendero tan oscuro no habría alcanzado un solo rayo de luz.

No fue difícil empezar a ver a Damien -mi mejor amigo- como dicho rayo luminoso pues era un chico genial que le agradaba a todo mundo y tenía una respuesta para todo. Con él compartí dos años de la universidad y lo quise mucho, si me pedía un favor siempre le ayudaba y si me pedía saltar de un barranco lo hacía, porque era increíble.

Damien Sufler y yo, nos conocimos apenas pasé al segundo año de la universidad y nos llevamos bien instantáneamente pues aunque era sociable no se reunía con mucha gente en los días libres.

Con el tiempo y poco a poco me fui dando cuenta de que lo que entre nosotros había no era simplemente una relación de amistad, así le platiqué a Avery -mi mejor amiga- que confirmó que tanto Damien como yo, estábamos en el mismo canal y queríamos lo mismo, que los chicos a veces tardan en confesar éstas cosas y al parecer, él aún no se atrevía a decirme, así que esperé el momento pero nunca llegó.

Al menos, no como lo esperé por tanto tiempo.

Una tarde durante las vacaciones de verano me dirigí a su casa en la que había organizado una fiesta estudiantil por su cumpleaños, imaginé que seguro habría algo de gente y cerveza. Hacía frío por lo que me abrigue y llegué buscando a mi amigo, quería felicitarlo y contagiarlo de alegría en un abrazo muy fuerte, pero al cruzar por la gran multitud me llevé la peor sorpresa que pudieron haberme dado.

Ahí estaba Damien en medio de la música, rodeando a una chica que besaba mientras me daba la espalda. Quería pedirle que dejará de hacerlo pero con los segundos que transcurrieron sin que se soltaran, supe que no tendría que ocultarme y mis ojos se hicieron acuosos poco a poco.

En ese momento quería correr, ir lejos pero mis pies no respondían y solo quería llamar a mi amiga Avery para decirle cómo me sentía y no fue, hasta que tras unos segundos descubrí de quién era el brillante pelo rubio de la chica que besaba a Damien. Mis ojos se abrieron y ante la decepción me solté a llorar ahí mismo, algunos de los presentes se dieron cuenta y me señalaron, otros miraron preocupados mientras que el resto se burlaban entre murmullos.

Mi amigo interrumpió el beso y se giró para impactar sus retinas oscuras con las mías, lo mismo que su pareja; Avery. Su expresión pasó de la alegría a la preocupación y pude leer sus labios hablándome en medio del bullicio pero yo, llena de tristeza y decepción no aguanté más y salí corriendo hacia fuera.

Quería ir a casa, estar sola y desaparecer del mapa.

Avery sabía de mis sentimientos por Damien y pasó por encima de ellos. Hubiera entendido el verlos juntos si nadie supiera lo que yo sentía, pero elegí confiar al compartirlo, ella lo sabía.

En medio de mis impulsos, ignoré como un auto estaba a punto de pasar y me silbaba, al tiempo que Damien me jalaba del brazo, haciéndome caer de vuelta a la acera de su casa.

—¿Estás.. loca? -Me reclama nervioso y yo, de rodillas agacho la mirada, no quiero, no puedo verle.-¿Qué ocurre?

Tambalea un par de segundos sobre su posición.

—Nada.. –expreso en un murmullo muy suave, pues no quiero que el llanto sea evidente en mi voz pero cuál sea el esfuerzo, no da el resultado esperado.

Su característico olor a crema se ha ido y ha sido sustituido por alcohol, por lo que puedo percibir que ha bebido mucho en poco tiempo.

—¿Na..da?-Me pregunta ebrio pero preocupado.- dime qué te pasa.

Jalo aire y limpio mis lágrimas pensando una y otra vez en decírselo, ya que no puedo mentirle, nunca he sabido hacerlo.

—Damien...hay algo que nunca te dije -digo tratando de ser valiente, pues sé que ahora las cosas no saldrán como esperaba en un inicio.

Él da un paso hacia mí, mis nervios están acumulados en mi interior, no puedo pero tengo que hacerlo aún si el resultado es desastroso y tomando en cuenta a Avery, seguro que lo será.

—Yo te quería, Damien... —Trago saliva pero decido continuar– Me.. gustabas..

Suelto la verdad sabiendo lo que me espera y es el rechazo. Mi amigo Damien pese a la borrachera parece sorprenderse y a continuación se empieza a reír.

¿Por qué?

—Chloe -se toca la cara pasando la mano por sus ojos y boca- ya lo sabía... pero no digas tonterías, tú eres mi amiga.

¿Saberlo? ¿Cómo podría?

Tras el golpe final que significa su inevitable rechazo abro la boca ante la sorpresa e inhalo fuerte para decirle con las mejores intenciones:

—Me alegra que Avery y tú estén contentos. -La miro a ella que baja la mirada al instante.

—Yo.. iba a decirtelo -confiesa la rubia.

Tragó saliva y le doy a como puedo una sonrisa triste pero al final, solo es una mueca con la que ni yo consigo engañarme.

—¿Decir qué, Avery? -Interviene él y percibo su mirada perdida hacía ella- ¿que me contaste lo que te dijo el otro día y luego... nos hicimos novios?

Él pregunta divertido mientras yo estoy a nada de derrumbarme. Días.. luego de saberlo, la eligió.

No quiero estar más aquí, mis ojos queman y mi vista se nubla cristalina, no puedo permitir que me vean llorando.

—Está bien, ahora será mejor que me vaya. -Declaro en un hilo de voz mientras me doy la vuelta.

—Creo que es mejor que ya no seamos amigos -espeta la voz masculina a mis espaldas, frenando mi andar y dejándome sin habla– no pensé que fueras a tener agallas para decírmelo... pero ya que estás aquí creo que no podemos ser tres.

Una lágrima se desliza por mi mejilla y me siento débil para correr en este momento. Apostaría a que hay más personas mirando y cuando miro a mi alrededor confirmo que es cierto. Más compañeros de los que puedo reconocer presencian la escena, me miran llorando y algunos incluso están grabando.

—Está bien -lo asumo sin protestar luego de tragar saliva- gracias.

Doy un paso para marcharme, no quiero ser blanco de burlas de los compañeros de carrera, ni darles más de qué hablar.

—Hay más, niña. -Agrega elevando la voz una vez más tras de mí, usando el apodo con el que suele llamarme cuando está feliz pero hoy no es así - Mereces que te diga la razón al menos, así que lo haré: creo que somos muy diferentes; a tí te gusta encerrarte en tu burbuja a leer novelas románticas, a mí me gusta salir y hacer amigos. Tú con tu mente cerrada esperas al hombre perfecto y eres inmadura, yo prefiero vivir experiencias. Quise protegerte y ayudarte a socializar pero ya no puedo, así que no. Me gustan los retos, pude ser tu amigo, pero nunca saldría con una chica que es igual a su madre o en tu caso, a su abuela.

Las risas no se hacen esperar y creo que tengo a todo el salón completo riéndose de la decepción en mi cara.

Entonces, ¿nuestra amistad no fue de verdad? ¿por qué basar su argumento en que soy como mi abuela y hace referencia a qué no tengo a mamá? ¿por qué ser cruel?

Ese no es Damien, está ebrio y lo creo pues nunca me diría eso, pero quiero decirle algo, reclamarle por su falta de tacto pero estoy llorando y sé que ya me humillé demasiado con prestarme a escucharlo y a que los compañeros sepan todo.

Tengo que irme.

Avanzo sin decir más, y me voy, puedo tomar un taxi pero aún en la oscuridad de la noche no quiero llegar tan pronto a casa y prefiero ir caminando, sufriendo y extrañando.

***

—Ya llegué -digo con fingida alegría como si pudieran verme pero no hay nadie en casa o al menos nadie se asoma.

—¿Cómo te fue?-Pregunta mi abuela Margareth desde la cocina, huele a chocolate y galletas horneadas. Es delicioso, pero no tengo hambre.–No tardaste mucho.

—Bien, gracias -contesto disimulando la tristeza que siento y subo escaleras arriba para tirarme en la cama de mi habitación.

Esta vez no consigo fingir estando a solas y aprieto mi almohada con fuerza contra mi cara, mojando la tela en un instante mientras yo quiero que el dolor se vaya.

Damien fue amable y fingió estar en sincronía conmigo todo éste tiempo pero Avery.. si a ella también le gustaba, ¿por qué no decir la verdad?

Mi pecho duele de tanto sollozar, triste, dolorido y casi me ahogo pues de repente me falta el aire. Lloro -por todo- por la mentira, las tardes alegres en las que reímos tanto, lo bien que me trataron, por sentirme patética y por no tener a mi madre conmigo.

Ella murió al darme a luz, producto de una hemorragia posparto que nos la quitó para siempre. Su familia me culpó y culpó a mi padre de no haberla cuidado, me costó mucho quitarme la idea de que era culpable de ello pero ahora, quisiera tener a mamá más que nunca.

Además, mi abuela es una persona increíble. ¿Es malo querer ser gentil, útil, educada y noble como ella?

Sus pasos se acercan a la habitación y me levanto de prisa, limpiando mis lágrimas pero ella entra y con ello, sé que es tarde. Ha oscurecido ya pero no tengo ánimos de que me vean o mirarme como estoy.

—Traje galletas y chocolate.. -mira mi silueta en la noche- ¿por qué estás a oscuras?

Yo no consigo articular palabra y ella deja la charola en mi buró antes de encender la lámpara y encontrarse con mi cara demacrada.

—¿Qué pasó?

Enmudezco y al mirar mi expresión apagada solo puede encontrar una respuesta en mi cara: Damien.

Ella me abraza, yo me aferro a su calor y al hecho de que al menos mi abuela si me quiere. Como una película, se reproduce en mi mente cuando conocí a Damien, me caí y luego de reírse me levantó, tambien cuando bromeando una vez, me hizo el comentario de que era mejor no tener madre, pues no tendría que pedir permiso para nada, pero también está la otra parte, me ayudó a subir mis calificaciones y a ser más divertida, vino a verme algunas veces y bromeó con mi padre.

Afuera el cielo hace un pequeño estruendo y sé que algunas gotas de lluvia empiezan a caer como si un desastre natural fuese a ocurrir o la soledad estuviera por venir.

***

BIENVENIDOS, pónganse cómodos y preparen algo cálido porque ya vamos a empezar, espero que la historia les guste tanto como me divertí escribiendola, les advierto que hay drama aquí y muchas anécdotas que contar.

Los amo, gracias por leer. 💋

R.L. Hidalgo 💋