Día 7: Montgomery

El sonido de una llamada me despierta. Arrugo la frente, ¿por qué no la coge Jake? Tengo demasiado cansancio acumulado para ponerme a apagar su maldito móvil.

Compruebo lo que ya imaginaba: Jake ya está despierto y fuera de la habitación. Sobre la mesilla de noche se encuentra su móvil, que aún parpadea con los últimos tonos. Me acerco. Ed está llamándolo.

Asomo la cabeza por la puerta. Jake no está. Si no lo hago, me arrepentiré.

—¿Hola?

—¿Bel? —Parece extrañado de escucharme.

—Buenos días, Edward. Gracias por despertarme. —Trato de sonar risueña.

—¿Dónde está Jake?

—No lo sé. Siempre se despierta antes que yo, y esta vez se ha dejado el móvil.

—¿Qué tal vas, Bel? Me refiero a las historias que el idiota de mi mejor amigo te está contando.

—Si te soy sincera —suspiro—, no tengo ni idea de lo que debería hacer. Me está contando recuerdos de cuando estaba con Sophie y de cosas que pasaron mientras estaba conmigo. De hecho, la de ayer era sobre ti.

—¿Sobre mí? ¿De qué iba?

—Solo te digo que ya sé que no me mentiste. Tú no sabías lo de Sophie y Jake.

—Siento todo lo que pasó. Quizás si yo hubiera estado más atento...

—Nada fue culpa tuya. Solo ellos dos tienen la culpa de lo que me pasó. Ahora Jake intenta arreglarlo, y si te soy sincera hay días que quiero matarle y otros días que quiero volver con él.

—Mucho ánimo. —Casi lo veo sonreír desde aquí—. Pase lo que pase, espero que todo vaya bien, Bel. Y decidas lo que decidas, Jake no te odiará por ello.

Nos despedimos y colgamos. Me llevo el móvil hasta el salón. Jake está terminándose su desayuno. Me mira, arqueando las cejas.

—¿Vas a salir en pijama?

Le dejo el móvil en la mesa y vuelvo a mi habitación. Salgo con un vestido. Estamos en el sur, y el calor se hace ver a cada paso.

—¿Hablabas con Ed? —preguntó como si nada, revisando su móvil.

—Te ha llamado y no estabas en la autocaravana.

Él sonríe, mirándome fijamente. Parece como si fuera una niña pequeña que no entiende.

—¿Sabes que de vez en cuando hay que comprar en el supermercado para no quedarnos sin comida?

Esta conversación ya la tuvimos, así que asiento. Me pongo roja por momentos. Me acomodo en el sofá y desayuno. Jake recoge sus cosas y después se sienta a mi lado, observándome.

—¿Qué? —digo tras beber un sorbo de café.

—¿Sabes dónde estamos hoy?

—Si no me lo dices, es un poco difícil —bromeo.

Me muero de ganas de saberlo. La sonrisilla estúpida que tiene en la cara hay que quitársela ya. Trato de pensar en las fronteras de Misisipi. ¿Dónde estaremos?

—En Montgomery —revela.

—¿Alabama?

Sonrío sin poder evitarlo. Mis últimos veranos antes de la separación de mis padres fueron en esta ciudad. Mis mejores recuerdos están en cada rincón. Y Jake lo sabe, se lo dije varias veces cuando salíamos. Es, con diferencia, la ciudad más importante de mi vida. Ni Washington, ni San Diego. Montgomery.

—¿Y a qué estamos esperando para salir a visitarla? —Pego un salto.

—A que termines de desayunar. Anda, come más rápido y saldremos antes.

Me doy prisa. Mucha prisa. Tanta que dos minutos después, ya hemos salido. Jake ha aparcado la autocaravana junto a un parque.

Lo veo dirigirse a un banco. Se sienta y señala con la mano a su lado para que yo también lo haga. Le hago caso, aunque extrañado.

—Sé que amas esta ciudad, así que he pensado que podría contarte la historia en este parque tan veraniego y fresco; y luego pasearemos por la ciudad.

—Estoy de acuerdo. Tengo mucho que enseñarte. —Recuerdo que Jake dijo que nunca había ido. Era hora de arreglar eso.

—Supongo que querrás saber de qué va la historia de hoy.

—Ayer dijiste que sería de Ed, pero de la época en la que salías con Sophie.

—Exacto. —Mueve la cabeza con energía.

"Verás, hoy quiero contarte una pequeña historia sobre el día en el que Ed me previno sobre Sophie.

Estábamos en mi casa, jugando a videojuegos después de perder otro partido de baloncesto. Tu padre estaba muy enfadado con nosotros, pero en aquella época pasábamos bastante de lo que nos dijera. Antes de nada, hay que decir que teníamos dieciséis.

Como sabes, Sophie nunca venía a ver los partidos, los consideraba una pérdida de tiempo. Por eso me extrañó tanto que apareciera para las finales de este año.

Ed paró el juego en determinado momento y me miró. Estaba mucho más serio de lo normal.

—La gente habla, Jake.

—¿De qué estás hablando, tío?

—Sophie no ha venido al partido de hoy. Incluso después de que le dijeras que era importante para ti.

—Ya la conoces. No le va ese rollo. Yo no la obligo, que sería peor que si a me metes en una tienda de chicas del centro comercial. Además, no estamos obligados a que nos gusten las mismas cosas.

—No lo digo por eso. —Bajó la cabeza.

—¿Y entonces, de qué hablas?

—Hay rumores...

—¿Podrías hablar más claro? ¿Qué rumores? Suéltalo.

—Jake, ¿estás enamorado de ella?

Me lo pensé bastante.

—No lo . Llevamos casi un año juntos, la quiero, pero amarla... Son palabras mayores. Pero no me líes, intentas que olvide lo de los rumores.

—Es que hay gente que piensa que te los pone con otros tíos mayores. De último curso.

—¿Sophie? —Algo así me parecía imposible de creer. Estás loco si te lo crees.

—Jake, ella no es un ángel. Ha cambiado mucho desde que estáis juntos.

—¿Para bien?

—Para mal —dijo con pesadez. Se notaba que no quería decir aquello—. La he visto... Ya no es la chica dulce que te gustaba.

—¿Hay algo que no me estés contando? —Arqueé una ceja.

Se mordió el labio y bajó la cabeza. La única razón por la que no creí lo que dijo a continuación fue por su mirada. Parecía que alguien lo obligaba a decir aquello.

—Jake, su grupo de amigas está haciendo bullying a tu hermana. A tu propia hermana.

—Sophie no haría algo así.

—Pues yo las vi. —Rio con amargura—. Le tiraron los libros al suelo y casi le rompen la mano cuando se la pisaron. Jake, estás tan embobado con ella que no te has dado cuenta de lo mucho que ha cambiado. Y eres lo suficientemente idiota para no ver lo mal que lo está pasando tu hermana por la culpa de tu novia."

—Así que no te lo creíste.

Hay una pausa en la que ninguno dice nada.

—Ojalá lo hubiera hecho —suspira—. Me hubiera ahorrado el sufrimiento de su ruptura, Cece se habría ahorrado viajes al hospital y preguntas de mis padres... Estaba tan ciego...

—¿Por qué no le hiciste caso?

Me miró con una sonrisa triste.

—Porque la quería muchísimo y no podía imaginar a Sophie haciendo algo así.

Volvemos a quedarnos callados. Su mirada entristecida refleja muchas emociones a la vez. Me da miedo preguntar otra cosa, así que opto por levantarme.

—Te enseñaré mi sitio favorito de Montgomery. —Me acaricio la raíz del cabello.

Y mientras caminamos entre árboles y calles, lo pregunto:

—¿Te estaba poniendo los cuernos en tu ciudad?

—Nunca llegué a averiguarlo, pero tampoco quiero saberlo. Aunque teniendo en cuenta que lo de Cece era cierto... Lo más probable es que se hartara de mí mucho antes de decidirse a romper conmigo.

Asiento, moviendo con fuerza la cabeza. Me siento mal por él, no creo que se lo mereciera tanto.

Cruzamos el parque y pasamos del Capitolio. Hay uno en cada estado, y no me apetece perder tiempo en todos. Jake me sigue porque no tiene ni idea de este lugar. Si supiera, no creo que lo hiciera.

Me detengo al llegar al edificio. Jake lo mira, me mira y repite varias veces. Arquea una ceja.

—No sé cómo no he caído que siendo tú se trataría de algo educativo.

—No es solo educativo —lo regaño de broma—. Es un lugar de reflexión sobre cómo hemos llegado hasta nuestra situación política actual.

Me siento en el cartel de "Civil Rights Memorial" y con un gesto lo invito a acercarse.

—Echemos la foto antes de entrar.

Accede de buena gana. Se la damos a una pareja de asiáticos (no identifico el país) y enseguida tenemos nuestra foto en las manos. Mientras Jake va entrando, yo la miro.

Estamos cada vez más cerca, pero aún quedan ocho historias por contar. Y me espero lo peor, porque no me ha contado por qué motivo decidió engañarme con Sophie si resulta que me quiere muchísimo.

Sé que dolerá, pero es algo que debo saber.

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