Capítulo 17

"¿¿Te apetece que mañana por la noche salgamos un rato??"

Esa es la nota que me ha dado Jake en el cambio de clase. Sé que puede ser un error, pero he aceptado la cita.

El tiempo ha ido pasando cada vez más rápido y ya estamos en marzo. En unas dos semanas acabarán las clases y empezará la Pascua. Definitivamente, el tiempo pasa muy deprisa. Parece que ayer llegué a California, y pronto me iré de vacaciones.

—¡Oye, Bel! Enhorabuena por el partido del sábado. —Me para un chico de segundo.

—¡Gracias!

—¡Mucha suerte en la final!

Sí, habíamos llegado a la final y mis chicos mejoraban por momentos. Yo casi ni me lo creo, pero es cierto. Podrían ganar el campeonato este domingo e ir al campeonato nacional en junio.

—Hola, Sis... —Me acerco a Cece, que está en su taquilla.

—Uy, tú llamándome así... ¿Quieres algo, pelirroja mía? —Pone los brazos en jarras.

—¿Me llevas a casa? —Pongo un puchero.

—¿Mi hermano no te puede llevar?

—Se va a quedar con los chicos a practicar baloncesto aquí.

—¿Y Lola?

—Con Max. Vamos, sé buena amiga... Sé que eres la única, además de Lola que tiene coche. Hazme el favor.

Cece lo sopesa, aún mirando dentro de su taquilla. Yo me muevo, intranquila.

—¡Vale, pesada! ¡Tú ganas!

Hago palmaditas como una loca y la abrazo.

—Anda, vámonos antes de que me arrepienta.

Salimos del instituto justo cuando mis jugadores entran. Jake me guiña el ojo y yo le sonrío. Pillo a Cece mirándome raro.

—¿Qué?

—No sé. Me gustaría tener algo así con alguien.

Camina hacia atrás, cuando se estampa contra un chico.

—¿Te importaría mirar por dónde vas, im...? ¡Hola!

Álvaro García Martínez. El estudiante español que volvía loca a Cece. Dicha chica se pone tan nerviosa que empieza a balbucear ante la extraña mirada del chico. Me da pena, así que intervengo.

—Anda, Sis, vamos.

La arrastro hacia su coche. Finge llorar.

—No soy más tonta porque no he nacido antes.

—Tranquila. Es normal ponerse nerviosa cuando estás con el chico que te gusta. Ya se te pasará.

—¿Te pasó con Jake?

—No, pero hemos tenido una relación complicada.

Nos montamos en el coche y ella arranca. Nunca voy a comprender cómo la dejan a ella conducir un coche y no a mí. Menudo sentido de la responsabilidad.

Ella no tiene unos padres súper protectores.

¿Qué tal si te callas? Le harías un favor al mundo.

—Gracias por llevarme. Nos vemos en el partido.

—Lo cierto —me paro a escuchar—. Es que no creo que vaya. La semana que viene están acumulados todos los exámenes y necesito aprobar. Pero suerte igualmente.

—Bueno, entonces hasta el lunes. —Me doy la vuelta, pero me vuelve a parar.

—Otra cosa... Si sales con Jake, lleva mucho cuidado. No todos os conocen y podrían pensar lo que no es.

—Tranquila, nos cuidaremos. No voy a besarlo en público, será como una salida de amigos.

—¿A un restaurante caro?

—¿Qué me va a llevar dónde?

—Lo que yo digo. Es una sorpresa suya, hazte la sorprendida y sobre todo, ten cuidado.

Arranca y la pierdo de vista en dos segundos. Suspiro y entro a mi casa. Menuda chica...

Un día después...

—¿Cuánto le queda a Jake para llegar?

—No creo que mucho. Y estoy vestida, papá, no hace falta que estés en la puerta.

Entra, tímido, y cuando me ve en el espejo poniéndome un pendiente pega un silbido.

—Estás guapísima, cariño.

—Eso ya lo sabía. —Sonrío.

—Ten cuidado con Jake. Es mayor de edad y...

—Papá, llevamos un mes y nadie se ha dado cuenta de nada. Lo mantenemos muy en secreto, solo nos acercamos un poco en privado.

—¿Y por qué no os quedáis aquí? Es más privado y...

—No va a pasar nada. ¡Todo el mundo debería tranquilizarse un poco bastante!

Salgo de la habitación, algo crispada. Ya me tienen de los nervios con el temita. ¿Se creen que no sé que él se juega ir a la cárcel y yo volver a Washington?

Por suerte, llaman al timbre. Abro la puerta, salgo y la cierro de un portazo.

—Pareces enfadada.

—Te voy a dar un premio, chaval.

Le doy una palmadita en la espalda. Vamos en su moto. Lo bueno es que ya sé a dónde me lleva y me he preparado. Lo malo es que ir en moto con vestido... No es buena idea.

—¿Y este sitio, Jake? —Premio a la mejor actriz.

—Ya verás. Te va a encantar.

—¿No es muy caro? —Arrugo la nariz.

—Lo justo para que pueda pagarlo. En serio, ven.

Me coge la mano y tira conmigo al interior. Todo aquí es tan fino y delicado... Tengo miedo a caerme con los tacones y torcer una mesa. Típico de mí.

Jake da su apellido y nos conducen a una mesa.

—Ahórrate la tontería de la silla, porque eso no funciona conmigo.

Se lo digo muy digna, pero pierdo la seriedad al verlo reírse tanto.

—¿Qué? —Finjo ofenderme.

—Nada, que a veces olvido que eres una McClain.

—Por supuesto. La cabezonería de mi padre y la belleza de mi madre.

—Olvidaste decir la humildad.

—¿De quién?

—De los dos, por lo visto.

Seguimos riéndonos un buen rato de la tontería. Pedimos y charlamos. Es agradable estar en público, no esconderse todo el tiempo.

—¿Qué van a pedir de postre los señores? —Se nos aparece el camarero.

—Dos brownies de almendra sin harina, uno para mí y otro para la señorita.

Lo miro extrañada, hasta que el camarero se va.

—¿Has pedido por mí?

—Te va a encantar. Aquí lo hacen delicioso.

—Nunca lo he probado. No como frutos secos.

—¿Y eso?

—Ni idea. Mi madre siempre decía que eran malos, supongo que por alguna dieta o algo así.

—Pero tu madre no está aquí...

—Lo probaré, no te preocupes —digo cogiendo su mano.

Nos lo traen y Jake le pide la cuenta para ahorrar tiempo.

—Bueno... Mañana es el gran partido...

—Sí, ¿nervioso?

—No mucho. Ahora confío en que podemos hacerlo bien. Han mejorado.

—Exacto.

—Gracias a ti.

Me sonrojo, odio los cumplidos. Muerdo el brownie,  está delicioso. ¿Por qué mi madre no me dejaba tomar?

—Pareces ansiosa.

—Es que está rico.

—Menuda comilona eres, de verdad.

Cuando nos lo acabamos, nos dirigimos a la puerta del restaurante. De repente, me empieza a doler muchísimo la barriga y me pica la cara.

—Jake... —le digo como puedo y empiezo a toser.

—¡Ostias, Anabel! —me mira, asustado. Como si tuviera algo en la cara.

—¿Qué pasa?

—Hay que llevarte al hospital. Es bastante probable que seas alérgica a los frutos secos.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top