Capítulo 15

—¡Dejad de hacer el idiota! Lo digo por vuestro bien. —Trato de ponerme seria, pero no puedo.

Vuelve a ser martes y volvemos a tener noche de chicas, esta vez en casa de Abby. ¿He mencionado alguna vez que es rica? Pues ella a nosotras no. La rubia ha conseguido coger alcohol de la bodega que tienen sus padres; y Lola y ella están demasiado borrachas.

—¿Por qué no nos dijiste antes que tienes memoria fotográfica?

Eso me lo dice Emily, la más lúcida de todas. Yo me encojo de hombros y me como un nacho, abriendo mucho la boca.

—No os conocía. En Washington no lo sabía nadie, porque no podía confiar en ninguno de esos pijos estúpidos. Os lo he contado porque ya sé que puedo confiar en vosotras.

—¿Jake lo sabe?

—Sí, se lo dije el domingo, cuando me llevó a casa.

—¿Y por qué a él primero? —murmuró Lola, borracha perdida.

—Pues no sé. Es mi novio.

—Y nosotras tus amigas. —Intercede Abby.

—Ya, pero no sé. Con él tengo mucha confianza.

—¿Habéis llegado a la tercera base? —Emily me pega un codazo.

—¿Tercera base? ¿Qué demonios es eso?

—Joder, hija... Mucha memoria fotográfica, pero no tienes ni idea de la vida.

—Es la primera vez que lo escucho—protesto—, a partir de ahora me acordaré.

—Pues... —Emily levanta la cabeza.

—Te lo voy a explicar yo, porque ella usará metáforas y lo simplificará, porque es una repipi. —Abby se levanta—. Emily te está preguntando que si has tenido sexo con Jake, pero como es muy pija, te habla de bases.

—No te pego porque sé que estás borracha y no sabes lo que dices. —Emily levanta la voz.

—Los borrachos siempre dicen la verdad —puntualizamos Cece y yo al mismo tiempo.

—Pero vosotras no estáis borrachas y os puedo pegar. —Nos tira un cojín a cada una.

—¡Me comí una salchipapa! —grita Abby, abriendo la ventana y chillando por ella.

—Tenemos que pensarnos lo de encerrarla en un armario.

—Luego decís que yo estoy loca. —Cece finge ofenderse.

—Es que estás loca. Pero volviendo al tema. No hace falta que Abby lo escuche. ¿Te has acostado con Jake?

—¡No! —Me pongo roja—. ¿Por qué pensáis eso?

—Ah, no sé. Porque has dicho que tenéis confianza...

—¡Pero no de ese tipo, guarras! —Les pego un manotazo, consiguiendo que se rían en mi cara.

—Como para no pensar mal... Tenemos diecisiete. Es momento de pensar mal.

—Por dios, hace cuatro días ni había dado mi primer beso... ¿Qué os hace pensar que iba a "llegar a tercera base" tan rápido?

—En eso tienes razón. —Cece le da un trago a la botella.

—No bebas mucho, no quiero quedarme con tres borrachas y una sabionda —dramatiza Emily.

—Al final te la ganas y todo...

Ante la risa histérica de Lola, empiezo a pegarle con un cojín. Emily chilla, pero la conozco. Quiere que pare por pena, pero no lo voy a hacer.

—Chicas —Abby llama nuestra atención, con tono solemne—, os quiero. Mucho. Muchísimo. Gracias por dejarme compartir estos momentos todas juntas. ¡Os amo!

—Ay, madre mía... Ha llegado a la fase del amor... —Cece menea la cabeza.

—Vamos a quitar el alcohol, no vaya a ser que llegue a la fase del odio.

Me llevo el alcohol y lo dejo en el mismo sitio de donde lo sacó la rubia borracha. Bueno, aunque casi no queda en la botella, pero la intención es lo que cuenta. Cuando vuelvo a la habitación, me encuentro a Abby saltando con emoción.

—¡Salgamos a la calle! ¡Hagamos volteretas!

—Por favor, decidle que se calle... —gime Lola retorciéndose como un pescado sobre la cama.

—Eh... ¿Qué ha pasado en el minuto que no he estado?

—Que la resaca le está viniendo ya. —Señalan a Lola.

—¡Salgamos a la calle!

—¿Quién quiere explicarle a Abby borracha que si salimos la pueden detener?

—Y por no hablar que es ilegal beber hasta que tenga los veintiún años —añado.

—Ya me encargo yo. —Lola se levanta, sacude a Abby por los hombros para espabilarla, la mete en la cama y la rubia se queda dormida—. ¿Veis qué fácil?

—Los borrachos son tan adorables... —suspira Cece.

—El día que te viole un borracho hablamos.

—Al menos se me acercarán. Soy la peste para los chicos. —Cece se sienta en el borde de la cama, compungida.

—Ya verás como conocerás a alguien genial. Todo el mundo tiene a su media naranja en alguna parte.

—Con la suerte que tengo, la mía estará en el polo norte, muriéndose. O es un medio limón.

—No seas negativa... Mira a Bel. La semana pasada no podía ni ver a Jake y le daba asco besar.

—Bueno... —Nos contempla con esperanza—. Lo cierto es que hay un chico... Pero pasa de mí, así que olvidaos.

—No vamos a olvidar. ¿Quién es?

—Álvaro, el estudiante español que acaba de llegar. Es muy mono y parece buena gente.

—Vale, su calificación no es mono. ¡Ese tío está como un tren! Tienes que hacer algo.

—Además, aprovecha a tu hermano. Él se lleva bien con todos, acércate a ellos y ya verás. —Sonrió Lola.

—Eso lo dices tú, que tienes novio —gime la morena.

—No, eso lo digo yo, que quiero ser la dama de honor de tu boda.

—Sois muy tontas.

—Pero nos quieres porque somos tus amigas.

—Sí, hasta que conozca a Agatha Ruiz de la Prada y a Donatella Versace. De momento me valéis.

Se ríe ella sola de su broma.

Ya se la devolveremos.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top