48: Es hermosa

Cainán B

El más delicioso aroma llega a mis fosas nasales, el olor de la sangre de Adara, el cual, definitivamente, no viene de la mujer a la que estoy abrazando. ¿Es acaso una advertencia? Debo irme de forma cautelosa y revisar de dónde proviene.

—Quédate aquí —le digo a la chica y me aparto—. Iré a verificar que no haya nada peligroso.

—¡No! —Me agarra la mano cuando me empiezo a marchar.

«Si es una impostora, sabrá que Adara es humana, así que fingirá no percibir su olor, sin embargo, ve con cautela, no generes sospechas, no sabemos qué tipo de demonio es», explica A.

Lo sé, no necesito tus consejos.

«Eres muy impulsivo, no queremos tener problemas en un lugar que no conocemos, no es nuestro territorio».

Qué irritante A cuando me da sermones. Lo peor, es que siempre debo darle la razón, pues si él no existiera, yo acabaría destripando o destripado. Aunque nunca me oirá admitiéndolo. Quizás lo perciba, pero lo ignoraré de manera total.

—Es peligroso —le repito, tranquilo, y agarro las manos de la falsa Adara—. Quédate aquí, debo ir por Elerick, para que nos ayude a cruzar el portal de regreso.

Por un momento, frunce el ceño, pero su semblante se relaja. Supongo que haberle dado más información la calmó. Suelto a la chica, luego me dirijo a dónde está el fuerte olor.

—Cainán. —Escucho su voz baja.

Busco a Adara entre los árboles, entonces la veo, la mitad de su vestido blanco y su cara están manchados en sangre. Es hermosa, aunque, ya que no fui yo quien le hizo eso, tengo ganas de destripar a alguien.

Maldito A que no me deja destripar gente.

Verifico que nadie esté cerca, así que corro hasta ella. Hace lo mismo y nos abrazamos. Ese exquisito olor. No puede ser otra, es Adara.

—Mi presa —susurro en su oído.

—Viniste por mí.

—Sí.

—Qué lindo todo. —Somos interrumpidos por el ser que más odio en cualquiera de las dimensiones que existan.

—Akil Stormville. —Gruño.

—Es su paralelo, así que no te fijes en su malhumor —aclara Adara, sonriente—. Por otro lado, él es el que usó mi sangre para que te dieras cuenta de Tempest. Me está ayudando a cambio de liberar su alma, en cuanto pueda, le preguntaré a Elerick.

Observo la sangre, en la garra convertida del híbrido, y solo me irrito.

—¿Tempest? —Enarco una ceja, volviendo a mirar a mi presa—. ¿Y por qué le pides ayuda a todo el mundo menos a mí?

—¿Eres o fuiste dueño de algún alma? —consulta, algo celosa.

Sonrío.

—No, todavía.

—La mía no va a ser —advierte.

—Sí, como sea, ¿quién es Tempest? —insisto.

—Mi ancestro, quiere utilizarte para ir al mundo de los vivos.

Me relamo los labios.

—Veo que vas informada, entonces, ¿al final eres un demonio? No tienes el gusto de uno. —Recuerdo.

—Iba a serlo, pero mi madre se sacrificó para convertirme en humana. —Baja la vista, triste—. Supongo que pensó que Tempest, desistiría de ir al mundo de los vivos, si cambiaba mi raza.

—Quizás —responde Akil—. Aunque es probable que haya sido en vano, Tempest encontrará la manera de llegar de una forma u otra. No creo que Norville esté contentó con aquello, es posible que te haya enviado las señales por esa razón.

—Bien —digo en tono molesto porque no quiero oírlo—. Vámonos antes de que la loca se dé cuenta de que la engañé.

Avanzo, agarro la mano de Adara y la hago caminar a mi lado. El insufrible del paralelo de Akil, nos sigue detrás. Tengo tantas ganas de golpearlo, pero no puedo, tiene un trato con ella, no puedo meterme en sus asuntos.

Adara

Llegamos a la casa del paralelo de Elerick, eso me ahorra muchos problemas, pues puedo hablarle desde aquí. No sabía que estaba en el infierno también, pero era evidente, vino por Triana y eso me pone muy feliz. Nada está perdido entre ellos, me genera un gran alivio por mi amiga. Explicamos todo y estamos listos para irnos. Visualizo a la rubia, estaba descansando, ahora corre a abrazarme, a lo cual, le correspondo, rápido.

—Estoy tan contenta de verte —expreso, emocionada—. Siento lo que ocurrió en la terminal de buses, no quise...

Niega con la cabeza.

—No fue tu culpa. —Mi amiga me regala una mirada enternecedora—. Sé que había algo maligno, jamás me lastimarías.

—¿Podemos irnos? —consulta Elerick.

Me aproximo hasta él.

—Antes, ¿cómo libero a Akil? —Señalo al híbrido—. ¿Puedo hacerlo si estoy conectada a Tempest?

—Seguro, te enseño —responde con un semblante serio y se aproxima a mi oreja, lo que hace que Cainán frunza el ceño—. Concéntrate y di "te libero".

—¿Así de fácil?

Siento su respiración.

—Sí, solo me acerqué a ti para burlarme de Cainán. —Sonríe y se aleja—. Ahora eres su comida podrida, ya lo admitió. —Lo mira, entonces el mencionado, gira su vista para no observarnos.

Me sonrojo.

—¿Qué?

—Concéntrate, lo sentirás aquí. —Señala debajo de su clavícula.

Justo donde tengo el tatuaje de la media flor.

—Bien. —Observo a Akil y me concentro, frunciendo el ceño—. Te libero.

—Más énfasis —aclara Elerick.

Te libero.

Mi voz se siente distinta y del brazo del paralelo salen chispas. Espero, con esto, no haber asustado al verdadero Akil, en el mundo de los vivos. El tatuaje cambia de color, se vuelve opaco y él resiste a la caída, entonces sonríe.

—Funcionó —expresa el híbrido, emocionado, y moviendo su mano, como sintiéndola adolorida o tensa, pero liberada o aliviada.

—¡¡Funcionó!! —repito con emoción.

—Supongo que ya cumplí mi tarea aquí, me largo.

—¿Se van tan pronto? —Esa voz.

Las puertas se abren y una ráfaga de viento se adentra en la casa, aunque no visualizo a nadie ingresando, solo el sonido. De repente, el techo se rompe, y aunque creí que la vería en su forma bestial, la visualizo en su apariencia humana. Tempest es gigante, veo mi rostro a varios metros de altura, ese cuerpo es tan alto y descomunal.

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