12: El asesino y su presa
Adara
Se oye el sonido de las teclas de los computadores de la comisaría mientras yo muevo foto tras foto, intentando entender las escenas de los crímenes, buscando alguna conexión entre Lucila y el hombre de la cabaña. Nadie ha venido a reclamar el cuerpo y al parecer a ningún oficial de aquí le importa. Si no fuera por mi insistencia, solo haría trabajo de oficina, rellenando formas. Lo curioso es que el capitán Likos se las arregló para mantenerme un poco más en mi silla con un ingenioso juego de palabras. Es sarcasmo, no es manipulador, solo sabe dar órdenes.
Visualizo a Lott venir, entonces frunzo el ceño, él apoya una gran cantidad de papeles en mi escritorio.
—Te los manda el jefe —aclara.
—¿Por qué no te vas a inspeccionar cadáveres? —refiriéndome a su trabajo de forense, el cual, como todos los demás, me parece ineficiente.
—Hago unos recados.
—¿No hay trabajo, doctorcito? —me burlo.
—Kyleth, concéntrate en tus asuntos. —Viene Likos al lado de una mujer rubia—. Desde ahora, ella será tu compañera, la señorita Mareum.
—Triana —se presenta con su nombre de manera amigable y alza su mano hacia mí—. Un gusto.
—Trabajo sola. —Cierro mi portafolios y me levanto de mi asiento—. Saldré un poco, me sofocan los mentirosos.
—¿Te suena el nombre Elerick? —consulta, la rubia, que tiene todo el cabello sostenido hacia atrás por una coleta—. Soy su hermana adoptiva.
Me detengo, entonces doy la vuelta para mirarla.
—En absoluto. ¿Por qué debería importarme?
La chica gira la vista hacia los dos hombres, haciéndoles una señal, entonces terminan yéndose de nuestra cercanía. Esta mujer, ¿es acaso más importante que mi jefe? Quizás haya una especie de jerarquía que todavía no pude ver.
Triana da unos pasos hacia mí.
—Siento lo del galpón, eso fue muy cruel —se disculpa.
Ato los hilos.
—El moreno que estaba con Gutiérrez —afirmo, luego frunzo el ceño—. ¿Por qué me dices esto? Tu hermano es cómplice de un secuestro.
—Aclaraste que no querías mentiras.
Me cruzo de brazos.
—Te escucho.
—Debes entender que no acostumbramos a dar la bienvenida a nadie en Norville. La gente que viene aquí, se termina largando lo más rápido que puede, o tiene algo en su corazón, tan corrupto, que no le importará quedarse. —Se aproxima hasta mí, entonces susurra en mi oído—. ¿Tú qué tienes?
Me alejo, dando unos pasos hacia atrás.
—Soy policía, estoy del lado de la ley, no entiendo a qué te refieres.
—Todos los residentes nos preguntamos lo mismo, ¿por qué sigues aquí? Y como no soy mala onda, te puedo ayudar en lo que necesites, compañera.
—No requiero de ti, solo...
Visualizo una sombra en la ventana, entonces giro mi cabeza hacia allí. Escucho un chirrido molesto en mi oreja, un murmuro casi imperceptible, que podría ser el sonido de mi nombre.
—¿Sucede algo? —consulta la chica—. Te ves distraída.
—No te importa, no confío en ti.
—Te seré más sincera todavía. Sí, mi hermano me mandó aquí. Estoy recibida de policía, pero nunca ejercí. Aprovéchame, maestra.
Me quedo mirándola fijo, luego decido responder.
—Veremos.
Elijo irme y por suerte no me sigue. Si es cierto lo que dice, podría mantenerla cerca, quizás me ayude o descubra algo de Norville que no entiendo. Mantendré mi arma bien vigilada, no vaya a ser que me pasé de nuevo lo de Lott. No puedo bajar la guardia.
~~~
Llego a donde me estoy hospedando, ya es tarde. Otra vez no puedo dormir. Esas sombras y pesadillas cada vez son más constantes. Tiene que ser un chiste lo de corromperse, esa Triana debe estar delirando, y pronto iré por ese camino, si le sigo prestando atención a los locos.
Hablando de gente con mala cabeza, no puedo creer que A cumplió, no lo he visto en días. Aunque no sé qué es peor, verlo o no. Dije que lo necesitaba lejos, pero mi corazón me molesta demasiado. ¿Qué tiene que me encanta tanto? Es guapo, amable, y parece que tiene alma, no como el estúpido de B. Lamentablemente, B también es Cainán, así que ese combo viene doble, y no estoy segura de soportarlo. Quizás triple, teniendo en cuenta lo de los asesinatos. Espero que sea una intuición y no mis sentimientos hablando, sobre su inocencia.
¿Qué estará haciendo? Espero que contrate un buen abogado. No puedo dejar de pensar, necesito verlo. Me levanto de la cama, busco su dirección entre mis documentos y luego me dirijo a agarrar las llaves, para ver a mi sospechoso número uno. Aunque en realidad sean dos.
Cainán A
Miro por la ventana, en el despacho de mi padre. La mansión está en la colina más alta de Norville y, aun así, no se puede ver bien el fondo del bosque. Quisiera ir, pero se vería demasiado sospechoso.
Me giro, viendo el esqueleto de mi padre en su silla. Los huesos tienen un traje viejo, pero elegante. Deberé ocultarlo, aunque ya no hay tiempo.
«Ahí viene», avisa B.
—Lo sé —respondo—. ¿Por qué crees que pensaba en padre? No me gusta tu rastreador —termino opinando—. Puedo oír su corazón, se mueve rápido.
«Le encantas».
—Qué insoportable —me quejo.
«Yo solo quiero sexo casual».
Río sin humor.
—Eso no va a pasar.
«Pero conmigo no quiere», continúa.
—Cielos, cállate. —Desactivo su voz.
Miro mi pantalón. Es un degenerado. Genial, acabo de insultarme a mí mismo. No tengo nada en contra de la señorita Kyleth, pero es cierto que no sé ni quién es. Si no fuera por mí, B ya la hubiera descuartizado, pero como decidí ser amable, ahora es un problema.
Suena el timbre, ya está aquí, puedo oír la vibración del rastreador en su pecho. Me aproximo a la puerta y la abro despacio. Se queda de piedra al ver que soy yo y la dejo pasar.
Avanza, lento.
—Me costó encontrar tu casa —opina—. A pesar de que es enorme.
—Me gusta vivir alejado.
Se gira a mirarme, sus ojos color miel, se quedan hipnóticos al observarme de tan manera constante, no puede apartar la mirada de mí.
—Sé que dije que necesitaba espacio, pero... —Mueve un mechón detrás de su oreja, luego traga saliva—. No podía dormir, no salías de mi cabeza.
—Podría ser un asesino —le aclaro.
Baja la vista y sus mejillas se ruborizan.
—Lo sé, pero creo en tu inocencia.
Camino hasta ella y me acerco a su rostro, tomando un mechón de sus cabellos castaños.
—Podrías ser mi presa, ¿sabías?
Se ríe y vuelve a mirarme.
—¿Tu presa?
La empujo cerca de la pared y se le eriza la piel cuando aproximo mi boca a su oreja para susurrarle.
—Los demonios comen carne humana.
Primera nota de este libro, pero es que no me podía quedar callada, acá comienza la intensidad de A 😂💖. Me gustan ambos, pero desde este capítulo, esto se pone perturbadoramente interesante JAJAJA
Ah, y justo hoy le hice un meme:
Auxilio, perdí a mi caballero 😂
Espero que estén disfrutando de la historia, gracias por acompañarme ❤️
Saludos, Vivi.
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