capítulo 4

hola a todos. No Pude esperar para publicar el siguiente capítulo. Cada vez son más los interesados en mi historia y les agradezco mucho.

como persona con discapacidad, nunca espero que se me tome en cuenta a la primera. Si, ese detalle de la historia si es real.

Pero no se preocupen. Me siento feliz de ser débil visual porque así puedo demostrar que todo se puede en este mundo.

y recuerden. Soy una persona como ustedes.

y aquí hay algo que tal vez ustedes vivan a diario. Pero como lo enfrentamos, es lo que importa.

- 4 -

la rebelde Sara

Me levanté de la mesa para volver al cuarto, pero noté que Sabín se había olvidado de su libro así que lo tomé con mis manos y me lo puse bajo el brazo. Me encontraba de nuevo en la habitación y encontré a Sara discutiendo por teléfono con su amigo Adriel.

Él es un chico simpático, pero Sara es muy mala con él y ni siquiera le tiene tanta paciencia, de hecho, me cuesta creer que aún sigue siendo su amigo.

Ella siempre ha sido de un carácter fuerte pero nunca ha sabido controlar su ira, a diferencia de Celia que es muy pacífica y algo sentimental, pero, en mi opinión, en el fondo ella es más fuerte de lo que piensa.

Tomé el libro y me lo acerqué a los ojos, pero no pude leer las letras así que cuando se le pasó el enojo, le pedí ayuda a Sara y me prestó sus lentes.

Pude ver que era un libro muy cuidado y por lo que lograba observar, su dueña era muy ordenada y metódica al guardarlo.

Ni siquiera me percaté de lo que observaba hasta que me fijé en el papel. Era muy suave y estaba demasiado cuidado

A duras penas, logré leer en la portada unas letras que decían "las aventuras de Sherlock Holmes". Al parecer, Sabín estaba leyendo el mismo libro que yo solo que ella lo tenía en físico y yo en PDF

Lo tomé con cuidado y lo puse dentro de mi mochila y sara me preguntó —¿qué es eso?

luego le respondí —es un libro que se le olvidó a una amiga

No quería seguir hablando así que encendí mi computadora y me puse a escuchar música.

Llegó la tarde y la verdad era hermosa y muy fresca. Celia y mi mamá regresaban de comprar la comida y yo estaba hambrienta y emocionada de que fuera mañana para ver a mi nueva amiga.

Sara seguía algo enojadita, pero a mí no me importaba mucho porque no tenía espacio en mi cabeza para tantas cosas y era algo de lo que ella se tenía que encargar.

Comí con muchas ganas y me quedé en la cama viendo la tele un rato mientras platicaba con mi mamá y Sara y Celia se peleaban por cosas insignificantes, comosiempre.

Me imaginé a mi dentro de unos años peleando con ellas por cosas como un lápiz o maquillaje, y me prometí a mi misma no ser como ellas.

pero bueno, ¿quién puede prometer eso cuando se trata de algo que te importa?

Miré a Sara y le dije

—¿qué haces?

–nada que te importe -bufó

–oye, deja de ser tan chocante. Victoria no te hiso nada tampoco -respondí

— si no sabes, no hables -dijo con ira

No me importó por lo que se estaban peleando, pero sabía que Sara había empezado. Además, la oí hablar primero así que definitivamente había sido ella.

—cálmate, no te estoy haciendo nada -dije

Ella no respondió y yo solo me enojé más.

—no te desquites conmigo -susurré

—hay ya cállate -respondió ella secamente.

Detestaba con toda mi alma que se desquitara conmigo y no podía con eso. Siempre había sido igual pero ésta vez no podía ignorarla.

sentí que la ira me recorría por dentro.

Me sentía tan enojada que para calmar mi mal genio le pedí a mi mamá que me llevara afuera un rato.

Ella aceptó y me llevó afuera. Me senté en la misma mesa donde había conocido a Sabín y realmente deseaba verla en ese momento. Tenía ganas de contarle todo y decirle que me ayudara, pero ella no estaba ahí así que no podía hacer nada y no me quedaba más remedio que sentarme a lidiar con mis minúsculos problemitas

Me molestaba que mis hermanas pelearan tanto. Y no solo eso, también pensaba en mi papá, y en todo lo que tendría que pasar mi mamá cuando regresáramos a Tabasco.

—¿por qué no vamos a caminar? -me preguntó mi mamá de repente

—creo que no estoy de humor -dije

—te hará sentir mejor

—tal vez después -respondí desanimada

Estaba intentando lidiar con todo y creo que mi mamá se dio cuenta porque me miró y luego dejó de hablar.

Me senté y me quedé un rato absorta en mis pensamientos cuando de repente sentí la mano traviesa de Loki en mi hombro. Mi mamá ya estaba hablando con el como si se conocieran desde hacía tiempo

—aléjate de mi mamá pequeño granuja— dije sustituyendo la palabra que pensé

Él dijo con un tonillo suave —no vengo a molestarte niña, vengo a pedirte perdón—; me quedé atónita y le dije algo avergonzada y enojada —¿pedir perdón? ¡vaya menos mal! Discúlpate entonces—. Luego lo pensó un poco y suspiró y cuando por fin iba a decir algo me miró y dijo

—lo siento

–muy bien. Disculpa aceptada -dije con una sonrisa

Me estrechó la mano como todo un caballero y se fue a su cuarto de nuevo. —¿qué pasó aquí -preguntó mi mamá. Le expliqué todo y cuando por fin me entendió dejó escapar un suspiro y cambió de tema.

Esome molestó un poco pero no podía expresar mi enojo porque sabía que 

me diría algo de lo que me arrepentiría luego.

Después mis hermanas bajaron para meterse a la alberca y yo me puse a leer las aventuras de Sherlock Holmes en mi computadora porque si las leía en el libro de Sabín sería muy descortés de mi parte.

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