¿Qué hubiera pasado si...? (1)

El siguiente capítulo, es el final alternativo de la primera parte de la casita, hecho a petición de uno de mis seguidores: Nawenforever21. 

***


La noticia sobre la muerte de Natsu, corrió como la pólvora, sin que nadie la detuviera; en poco tiempo, todo el barrio y toda la escuela, sabía de lo ocurrido. No tardaron en dirigirse hacia los familiares, dándoles el más sentido pésame. Los arreglos florales, las compensaciones económicas y otros objetos, entraban sin parar a la casa Dragneel.

Nadie era capaz de consolar a Igneel, Zeref se había aislado por completo y Dimaria no tenía los pantalones para decirles algo. Tuvo que solicitar la ayuda de Mavis, quien con mucho esfuerzo, logró que se bañaran y vistieran para el funeral. Les gritó que tuvieran respeto por Natsu, antes de largarse a llorar también, siendo consolada por Mari. Todos estaban muy sensibles.

Velarían a Natsu una noche.

Los chicos de la escuela, cooperaron entre todos, para comprar un arreglo floral con la forma de un dragón; no fue tanto pagarlo, sino encontrar a alguien que pudiera hacerlo. Gray, el mejor amigo de Natsu, fue el encargado de llevarlo hacia el ataúd y colocarlo al lado. Las piernas le temblaban, un nudo en la garganta le impedía hablar y siendo tan orgulloso como siempre, no permitió que nadie lo viera llorando. Se puso de espaldas a todos y liberó sus sentimientos. Se preguntó, por qué entre tantas personas en el mundo, le había tocado morir a Natsu. ¿Quién decidía la vida y la muerte? Como dijeran que era parte de un plan superior, le partiría la boca a esa persona.

Por otro lado, Gajeel no se atrevía a entrar en la funeraria; permaneciendo sentado en las escaleras de la entrada. Levy, salió con un plato de comida, entregándoselo con una sonrisa; esperando que lo aceptara. Gajeel se abrazó a sus piernas y ella acarició su cabeza. Entendió, que por el momento, él no estaba de humor para comer nada.

En la oficina de la funeraria, Don Papi firmaba cheques y pedía más café a su sobrino, masajeándose las sienes; no por el dinero que estaba gastando, sino porque no era capaz de alegrar a sus hijas. Se imaginó en el lugar de Igneel, llorando por una de sus niñas o por Jerall y no pudo soportarlo, no aguantó por mucho tiempo ese pensamiento. Comprendía el dolor de su amigo, aun sin haberlo experimentado, sabía exactamente lo destrozado que se encontraba. << ¿Por qué tú, Natsu? >> Preguntó en su cabeza, había llegado a quererlo como a un hijo; él se hubiera convertido en su hijo político. ¿Por qué no lo apreció cuando lo tuvo?

***

Lucy se peinaba frente al espejo, aun cuando su cabello corto, no necesitara demasiada atención. Una pequeña melena, a la altura del cuello, ahora estaba en su cabeza; como recordatorio del luto que llevaba en el alma. Ojos hinchados, ojeras rojas y una cara de miseria profunda; no se iba con nada. Quería sonreír y transmitirles algo de paz a sus amigas, pero era imposible; no podía forzarse a mentirse a sí misma. No estaba bien y no lo estaría en mucho tiempo.

Había hablado con su madre en la mañana, para contarle la mala noticia; a lo que Layla le dijo que lo sentía muchísimo y preguntó, si pensaba regresar a casa. ''No lo sé'' fue la respuesta de Lucy. Quería permanecer al lado de su tío, al menos un poco más, hasta que lo viera un poco compuesto; no pensaba abandonarlo tan fácil. Pero, estar en el lugar que le recordaba a Natsu, era demasiado doloroso. Tenía que pensarlo.

***

''Hija, por favor, siéntate un momento'' pidió Irene.
''No'' fue la respuesta de Erza, rotunda y contundente.

Parada al lado del ataúd, la pelirroja menor, observaba a su querido amigo. Natsu se veía tan tranquilo, como si estuviera durmiendo y fuera a despertar en cualquier momento, diciendo que necesitaba cinco más para dormir. Sin embargo, el tiempo pasaba y Natsu no abría los ojos, ni parecía con ganas de hacerlo. << Despierta, por favor >> pidió Erza, apretando los puños hasta dejarlos blancos.

— Despierta... Despierta...
— Erza, por favor —Irene, tomó a su hija por los hombros, llevándola hacia una silla. Supo que llegó a su límite, porque no puso ninguna resistencia, sólo se dejó arrastrar.
— ¡Por favor, despierta! —Gritó Erza, golpeando la pared con todas sus fuerzas. Tumbó algunos cuadros e hizo temblar un jarrón, que estaba muy cerca del muro. — ¡Natsu, despierta!

Las miradas de compasión, no se hicieron esperar...

***

Wendy, en su mejor intento por hacer algo y mantener su mente ocupada, se dedicaba a ofrecer galletas y té a los presentes. Nadie quiso pararla, de alguna forma, comprendían que lo hacía para no derrumbarse y bajo el pensamiento de la niña, no causarles más problemas a sus conocidos. << Tengo que ser fuerte >> se dijo a sí misma, tallándose los ojos, antes de dejar la cocina con una charola en las manos.

— Das pena ajena, niña...
— Acnologia-san...

Él le tapaba el camino, parado ahí frente a la puerta, si quería pasar tenía que empujarlo. Wendy no se atrevía.

— No tienes que ser fuerte por nadie, Wendy —dijo el muchacho, evitando mirarla directamente—. Nadie se molestará contigo si lloras, al contrario, están preocupados de que reprimas tus emociones. Tu madre es médica, ¿no? Ella debería haberte dicho que es malo para la salud; no seas testaruda, sólo déjalo salir...

<< ¿Para qué hablé? >> Meditó, al escuchar que algo caía y sentir a Wendy estrellarse contra él. Sin poder regresar el tiempo, para mantener la boca cerrada y dejarla seguir con sus cosas, no tuvo más opción que palmearle la cabeza y susurrar ''está bien, llora''.

***

Tras la funeraria, había un patio muy grande y bonito, lleno de flores de todos colores y formas; árboles frondosos y un pequeño estanque con peces koi en su interior. Juvia caminaba por el sitio, siempre con la cabeza agachada, preguntándose en qué momento había salido el sol; recordaba que durante la mañana hubo una lluvia pequeña, que aún permanecía en las hojas como gotas.

Era un buen día, a pesar de todo...

— Éste clima le gustaría a Natsu-san —comentó a la nada, sonriendo levemente.

La sonrisa duró poco, rápidamente se deshizo y se convirtió en un llanto silencioso. Juvia fue agachándose, quedando de cuclillas con su rostro contra las rodillas, intentando mantenerse positiva; cosa casi imposible. Natsu estaba muerto. ¿Cómo podría sentirse contenta? ¿O al menos bien?

— Natsu-san... ¿Por qué?...

El cielo azul, un sol resplandeciente y la risa de los niños a lo lejos; no ayudaban en nada a que Juvia se sintiera mejor.

— Natsu-san, Juvia quiere estar contigo... Pero no puede... ¿Qué debe hacer ahora? Díselo a Juvia, Natsu-san...

***

La noche anterior, Cana se emborrachó hasta quedar dormida, por lo que no fue capaz de levantarse por sí misma. Gildarts, su padre, tuvo que ayudarla a bañarse y vestirse; lavarse los dientes, cepillarse el cabello y otros pormenores. Condujo hacia la funeraria, sacó a su hija del coche y la llevó del brazo hasta el ataúd; sosteniéndola en todo momento, porque no quería verla estrellarse en el piso.

— Viejo, ¿de verdad está sucediendo? —Preguntó, inhalando profundamente. Durante su borrachera nocturna, había llorado hasta la saciedad, o eso pensó. De pronto, una sensación de picor, invadió sus ojos.
— Sí, Cana —respondió Gildarts—, está pasando.

Cana soltó el agarre, recargándose en la madera del ataúd, escondiendo su rostro. Su querido Natsu, el niño con el que había crecido, al que siempre consideró más que un hermano... Ya no lo vería más. Se había ido en un segundo. Y no pudo hacer nada para evitarlo. Se arrepintió de no pelear más por él, de no hacerle una pequeña guerra a Lucy o involucrarse más con sus amiguitas. << Creo que mis lágrimas son brandy, no he bebido otra cosa >> quiso reír, pero no pudo hacerlo. No era momento de risas.

— Ya, ya —una mano acarició la espalda de Cana, reconoció la voz de inmediato, era Mirajane—. Sácalo todo, Cana.
— ¡Mira!

Volteándose rápidamente, Cana se tiró sobre su amiga, abrazándola con tanta fuerza que casi la dejó sin respiración. Mira la acomodó en su pecho, dejando salir su propio llanto. Lo que comenzó como una pena sin sonido, se convirtió en un mar de lágrimas; con Mirajane gritando de dolor y Cana ahogando sus chillidos.

***

Escondida en el almacén, junto a los tarros de café y las ollas de cocina, Ume no permitía que nadie entrara. No quería que la vieran de esa forma. Tan débil. Maldecía todo lo existente y lo que estaba por existir, pegándole al suelo con sus palmas; al no poder hacer nada más. No había nada más para hacer. No quedaba nada.

— Ume, papá está preguntando por ti...

La hermana mayor, entró en la bodega, ignorando por completo la amenaza hacia su vida. Ume la miró con enojo, apenas unos segundos, antes de voltear la cara hacia donde no pudiera verla. Aun así, Yume notó de inmediato, que sus ojos estaban rojos. En sus brazos, cargaba a Happy, el gatito azul propiedad de Natsu y sabiendo que las cosas podían terminar mal se sentó al lado de la niña, dándole la espalda; cubriendo al animal con su cuerpo. Por si acaso.

— De entre todo lo que pudiste tomar de Natsu —habló Ume, sonando tan tosca como siempre—, tuviste que agarrar al gato...
— No lo entenderías, hermana —dijo Yume, sabiendo que si le explicaba que Natsu le pidió cuidarlo, nunca le creería—. ¿Vas a salir a verlo en algún momento?

Ume se abrazó a sus rodillas.

— No —susurró.
— Podrías arrepentirte si no lo haces...
— No puedo verlo, lloraré.

Yume recargó su espalda en la de su hermana.

— ¿Y qué tiene eso de malo?

Estupefactos, los padres de las hermanas, observaron a su hija mayor sacar a la menor del almacén.

Ume se acercó al ataúd y echó un vistazo rápido dentro. Al creer que no fue suficiente, miró de nuevo dentro, encontrando la cara de Natsu y eso fu demasiado para su corazón. Corrió fuera de la funeraria, hacia la parte trasera, escondiéndose entre los árboles para llorar en paz. Lejos de cualquier mirada de misericordia.

Yume, cargando a Happy, lo llevó a ver a su dueño. La cabeza de Happy, se mantuvo abajo en todo momento, no emitía sonido alguno y posicionó su pata sobre la madera. Golpeó ligeramente la mano de Yume, indicando que era suficiente; que no soportaría mucho más. ''Lo hiciste bien'' susurró ella, alejándolo de la caja.

Las horas pasaron rápidamente, cuando menos se dieron cuenta, eran las nueve de la noche y muchos de los asistentes se habían marchado a casa; indicando que estarían ahí a la mañana siguiente para la cremación del cuerpo. Darle el último adiós a Natsu.

Todas las chicas, buscando un poco de apoyo entre sus compañeras, salieron al patio para ver la luna. Había una hermosa luna llena, se veía tan grande, que Ume tuvo la fuerza para hacer una broma sobre que caería sobre sus cabezas. Hubo unas ligeras risas, flojas, pero lo suficientemente audibles para indicar que no era un comentario inapropiado.

— Lo están haciendo bien...

Natsu, parado tras las chicas, sonreía tranquilamente; sintiéndose en paz de que se mantuvieran juntas. Al menos una vez. Nunca buscó que compitieran entre sí, las quería a todas y nada cambiaría eso. Agradecía a Anna, de darle una nueva oportunidad para verlas. No sólo despedirse y presenciar los futuros a su lado, sino de simplemente pasar el rato con ellas... Aun si no pudieran verlo...

— Sigan siendo amigas, ¿de acuerdo? —Pidió, sintiéndose algo tonto de hablarles.
— Nuestra luna, un camino suavemente iluminó, me pregunto a dónde nos llevara el seguirlo —cantó Ume, moviendo su cabeza a los lados, distraída de todo lo que pasaba. Por un momento, logró olvidar la situación y la presencia de las chicas.

Giraron su cabeza en dirección a la niña, Wendy, que estaba sentada a su lado; sonrió y cerró los ojos, disfrutando de la música.

— Bella luna, que oscila sobre el agua, por favor ya muéstranos el futuro que desconocemos hoy...

Lucy, apretando su vestido negro por el borde, pensó en la oferta de su madre. Quería rodearse de amor. El amor de sus padres.

— El miedo que nos da, olvidar las cosas que podríamos amar, hace que nos apartemos; pero siempre te vuelvo a encontrar. Si el destino quiere aislar, cada sentimiento que hay en mí...

Ume tomó aire, negándose a romperse por una canción.

— Debo protegerte, aunque el mundo se pueda destruir...

Dimaria, inconscientemente, miró hacia la funeraria; pensando en que Igneel continuaba dentro. ¿Estaría bien solo? Porque con Zeref a un lado, que carecía de autocontrol como su padre, no parecía buena idea dejarlos juntos.

— Aunque esto sea sólo un sueño fugaz, quiero compartirlo con alguien más... Aunque el perder a alguien nos haga sufrir, hoy quiero arriesgarme sólo por ti...

Mavis, moviendo sus pies inquietamente, deseaba levantarse e ir con Zeref para preguntarle si había algo que pudiera hacer por él. Sí, quizás era algo egoísta e hipócrita, pero quería ayudarlo de alguna forma; la que fuera, ya que compartían el mismo dolor.

— Ésta noche hay luna llena y muy callada está, siento que algo en la ciudad se desvanecerá —Ume sintió un apretón en su mano, al voltear su cabeza, encontró a Wendy sosteniéndole —. El parque en que te conocí, esos puentes que ayer recorrí, la alegría de tu dulce voz; todo se esfumará...

Yume sonrió con tristeza, pensando en cómo conoció a Natsu, justamente en un parque. Happy le tocó la cara con su pata, evitando que una lágrima se derramara.

— Si escondemos nuestro amor, nunca vamos a sentir dolor; aunque esté muy claro en nuestra mente, no queremos olvidarlo...

Erza, mordiéndose los labios, observó a Jerall dándoles tazas de té a Zeref e Igneel. Él era muy amable.

— Aunque esto sea sólo un sueño fugaz —repitió el coro, un poco más tranquila—, mi vida a ti te quiero entregar. Aunque el perder a alguien nos haga sufrir, hoy quiero amarte tan sólo a ti... Hasta que ya no pueda más...

Juvia, levantando su rostro al cielo, juró que en el movimiento alcanzó a ver el cabello de Natsu. Y no tuvo el valor de comprobarlo.

— Las cosas materiales se esfumarán...

Cana tiró su botella, metiéndose las manos entre el cabello, sin saber qué más podía hacer.

— La ciudad va perdiendo su nitidez, algún día te veré otra vez...

Mirajane, levantándose del suelo, giró y sus ojos se abrieron tan grandes como era posible.

— La luna está hermosa, ¿no creen? —Preguntó Natsu. Al escucharlo, las chicas imitaron a Mirajane, volteando tan rápido como fue posible; todas lo vieron.

Ahí estaba él. Sonriéndoles como siempre.

En un impulso, algo que les gritaba el corazón, corrieron hacia Natsu; excepto Ume. Ella permaneció en su lugar. Siguió cantando:

— Hoy, nuestro mar de lágrimas, arraigará sobre un sentir inolvidable — llevó su mano hacia su pecho, apretando esa zona —. La noche, en que la luna llena brilla más, se lleva todo muy lejos... Te digo adiós, te digo adiós... Hoy, este adiós, superaré...

Natsu se desvaneció, tan rápido como apareció, antes de que las chicas fueran capaces de alcanzarlo.

***

Ah, como dije al principio, fue a petición de uno de mis seguidores y la verdad me gustó muchísimo la idea de qué hubiese pasado. Esta es la primera parte, en la siguiente, tendremos un time skip y veremos lo que sucedió con las chicas. ¡Me sentí bien triste escribiendo esto! ¡Neta! Estaba con los ojos llorosos... Ay, mi Nasho...

La canción que canta Ume es ''Sayonara Moon Town'', la letra es de un fandub de EmanuelDSite y Kura. Eso de ''La luna está hermosa, ¿no crees?'' es parte de la canción original, pero se me hizo lindo que Natsu lo preguntara...

¡Nos vemos en la próxima parte! ¡Gracias por leer! 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top