El episodio perdido
No, no es un creepypasta.
Originalmente, este capítulo, estaba destinado para el fanfic anterior de ''Tú y yo''; pero por razones que ahora no importan, no se publicó y tampoco se terminó. De haber sido acabado y publicado, la historia, habría tenido una trama completamente diferente a la que estamos leyendo en esta segunda temporada.
Este capítulo, como dije antes, estaba destinado a la primera temporada; para ser parte del especial de Halloween. Hoy, después de arreglar esas razones que me impidieron publicarlo, se los dejaré aquí, tal cual como quedó: Sin terminar.
Pueden disfrutarlo o sufrirlo. Daré más información al final.
***
En Japón, el Halloween no es algo festivo, ni una fecha que esté presente como la Navidad. Sin embargo, algunas grandes tiendas, no desaprovechan la ocasión y adornan sus locales; llenándolos con motivos de calabazas, calaveras, brujas y otros espantos. Esperando atraer a los curiosos. Una vez adentro, verían los productos que tenían para ofrecer y gastarían algo de dinerito, en cosas que probablemente no necesitaban; pero que definitivamente iban a comprar, por dos razones:
Estaban de oferta.
Eran muy llamativas.
Uno de los tontos, que cayó con sus decoraciones atractivas a la vista, fue Natsu. Andaba por el centro comercial, buscando unas cosas para Happy: El rascador, un nuevo plato de comida y un pescado de juguete, porque el anterior, pasó a mejor vida luego de que Dimaria le cayera encima y le sacara el extraño líquido, que tenía adentro. Happy estuvo muy triste con la ''muerte'' de su juguete. A Natsu le quedaba bastante dinero de su última compra impulsiva, así que se puso en marcha, para buscarle otro igual pescado igual a su hijo peludo y azul.
Una vez comprado todo, parado en la fila detrás de unos chicos de secundaria, no pudiendo evitar escuchar su conversación. Empezaron con algo bastante interesante, sobre visitar Chernobyl a través de los mapas de Google; asegurando que era una experiencia aterradora si se hacía de noche. Luego, terminaron haciéndose preguntas sexuales mutuamente, como cualquier adolescente pendejo y caliente. << Debo probarlo hoy >> pensó, dando un paso al frente, siendo su turno de pagar en la caja. La mujer tras el mostrador, le miró de pies a cabeza y discretamente, escribió su número en un papelito; metiéndolo dentro de la bolsa de Natsu.
Aun le quedaba bastante tiempo libre, antes de la hora de cenar. Dio un paseo por la azotea del edificio y sin quererlo, recordó ese horrible momento, en que Yume trató de saltar desde el techo del hotel. Se preguntó a sí mismo, si ella de verdad estaría bien, porque no tenía demasiada información; excepto por las cosas que Ume le contaba de vez en cuando, diciendo que Yume estaba bien, que la veían más contenta y que, según su padre, lentamente volvía a ser la de antes. Claro, le alegraba saber esas cosas, pero quería escucharlas de ella. Deseaba que Yume le dijera: ''Estoy bien, regresaré pronto...''
Sabía que eso estaba demasiado lejos de pasar, pero al menos, le gustaría escuchar su voz. Por diferentes motivos, no investigaba todavía, la diferencia horaria entre Tokio y Nueva York; ni preguntó a Ume, cómo era que se comunicaba con sus padres, si a través de celular o teléfono de casa, video-llamadas de Skype o Facebook; aun necesitaba muchas respuestas y detalles.
- ¡Natsu! -La voz de Lucy, lo sacó de sus pensamientos profundos.
- Lucy -saludó, levantando la mano.
- ¿Qué haces aquí? -Preguntó.
- Vine a comprarle unas cosas a Happy. ¿Nos sentamos a comer? Hay una cafetería aquí arriba.
<< ¿Cómo una cita? >> La imaginación de Lucy, trabajando a mil por hora, divisó una serie de situaciones para los próximos minutos; donde todas terminaban con resultados sexuales. Movió su cabeza de arriba-abajo, indicando que sí, que aceptaba humildemente la invitación a comer. No pasaba nada malo, si los dos estaban un rato juntos; Lucy extrañaba esa cercanía, que estuvo presente durante sus primeros días en Japón, cuando Natsu la llevó a recorrer toda la ciudad; comieron en diferentes lugares y paseaban hasta altas horas de la noche. Sin que nadie se metiera. Sin que otras chicas, guapas y que lo conocían desde hace más tiempo que ella, llegaran para interrumpir sus momentos a solas.
No las odiaba, a ninguna de ellas, las consideraba unas amadas amigas y sabía que, tal como ella, todas albergaban algún tipo de sentimiento hacia Natsu; lo que ignoraba es si son iguales a los suyos. Si todas estaban enamoradas de él. Erza, Mirajane, Juvia... E incluso, algunos comentarios de la pequeña Wendy, le hicieron pensar un poco mal de ella. Wendy, admitió en un par de ocasiones, que no podía dejar de ver a Natsu; que lo admiraba y ansiaba que él la mirara de regreso. Eso sonaba como toda una confesión de amor. La loli, se sonrojaba después de decir esas palabras, acentuando las preocupaciones de Lucy.
Se sentaron en una de las mesas, mirándose uno al otro; sonriéndose mutuamente. El clima era perfecto, soleado y cálido, a pesar de que estaban en otoño. Natsu pidió una hamburguesa, Lucy un sándwich de pavo y para beber, ambos ordenaron jugo de mandarina. En la azotea, había todo tipo de personas: Parejas jóvenes y ancianas, adultos solos y familias con niños pequeños. Un ambiente de tranquilidad, se respiraba, olía a suavizante de telas.
Comieron, rieron y charlaron por horas. Regresaron a casa, a las ocho de la noche, andando a paso lento por las calles de la ciudad; rumbo a la estación del tren. En un acto de valentía, Lucy tomó la mano de Natsu y él no hizo nada por impedírselo. No se engañaría a sí mismo: Le gustaba esa sensación de calidez. Aunque llevara poco tiempo conociendo a Lucy, menos de un año, ella se convirtió rápidamente en una persona muy importante para él; tanto que ni el mismo Natsu se lo explicaba. Sólo sabía que eso le gustaba. Que todo estaría bien mientras permaneciera al lado de Lucy.
El viaje en tren, silencioso y calmado, los dejó al borde del sueño. En casa, ninguno de los dos cenó, se fueron a dormir inmediatamente. Natsu recordó, que debía buscar los mapas de Chernobyl; reuniendo fuerza de voluntad, se sentó en la cama y tomó su computadora, poniéndola sobre sus piernas. Puso las palabras en el buscador de mapas, hizo click en ''Visión de calle'' y con ayuda de la flechita, miró un buen tramo de la ciudad. Anduvo por un camino lleno de maleza, entró al parque de diversiones abandonado y juró que fue por el sueño, pero alcanzó a ver una extraña figura entre los árboles. Una figura humanoide, bastante alta y oscura.
Cayó dormido, sin pensar en nada, ya seguiría investigando cuando despertara.
***
- Estoy soñando, genial...
Natsu dio una vuelta, observando atentamente el ambiente de su sueño. Estaba dentro de la ciudad abandonada de Prypiat. Maleza por doquier, un aspecto gris en los colores, edificios viejos y ese sentimiento de paranoia; como si algo o alguien, te estuviera observando desde lejos y seas incapaz de verlo. ¿Por qué no aprovechar del momento? ¡A saber cuándo se repetiría un sueño en que el estuviera consciente! Había leído en un par de ocasiones, por ahí en internet, que esa clase de sueños son fáciles de manipular. Si no te dejas llevar por la desesperación y no olvidas que todo es parte de tu mente inconsciente.
Corrió por la carretera, gritando y dando giros al brincar; emocionado de lo que le esperaba más adelante. No supo bien cómo lo hizo, pero consiguió llegar hasta el parque de diversiones, dispuesto a subirse en la rueda de la fortuna; dudaba mucho que aun sirviera o fuera seguro subirse, sin embargo, podría tratar de moverla con el poder de manipular sus sueños. Sería la primera vez que lo intentara.
Dándole la espalda, sentada a un lado de la rueda, había una chica. Ella no se movía. Parecía dormida. Natsu, lento y cauteloso, se acercó a ella; le tocó el hombro. << Por favor, que no sea Kayako >> rogó. Ese monstruo del cine era su trauma de la niñez.
- ¿Ah? -La chica volteó a verle, confundida.
- ¡Yume! -Exclamó Natsu, sonriendo. - ¿Qué haces en éste lugar?
<<Ah, por supuesto, estuve pensando en ella >> pensó, sintiéndose algo tonto, por preguntarle algo así a una manifestación de su cerebro; obviamente no respondería coherentemente.
- Estoy soñando -respondió Yume-. Recordé el desastre de la planta nuclear y me dio curiosidad ver la ciudad, así que me puse a buscarla antes de dormir; creo que por eso estoy aquí. Y el hecho de que sueñe contigo, quiere decir, que también he... He...
- ¿Qué dices? -Natsu la interrumpió. - El que está soñando soy yo. Y yo busqué sobre Chernobyl.
Pudieron ponerse a discutir, sobre quién era el producto de la mente del otro, sobre quién buscó la información o las imágenes de la ciudad y el desastre; pero la figura oscura que Natsu vio, se aproximaba a ellos, saliendo de entre los árboles. Ahora, que la veía con más detenimiento, logró identificar que se trataba de un ser desconocido para él: Alto, de brazos extremadamente largos, completamente desnudo; carecía de genitales y sus escuálidos brazos, terminan en algo parecido a garras de bestia. Garras ensangrentadas.
Sin importarle nada más, Natsu tomó a Yume de la mano, corriendo lejos del monstruo. Ruidos, similares a los quejidos que encontrarías en el infierno, perturbaron el ambiente de inquietante calma. Daba igual si esa Yume era un simple sueño, no podía dejarla a su suerte; primero muerto, antes que abandonar a una de sus amigas. Y si él moría, suponiendo que se despertara por el susto, el sueño terminaría; en teoría Yume estaría bien, ¿cierto? Sólo necesitaba salir de ahí. Con la mirada, buscó un lugar para ocultarse, hasta dar con un viejo edificio que tenía la apariencia de un hospital. Entró con Yume, llevándola a través de los pasillos, hacia el último piso. Ella no decía absolutamente nada.
- Aquí estaremos a salvo -dijo él, cerrando la puerta del cuarto que eligió como escondite-. Yume, esto va a sonar raro, pero ayúdame a despertar... ¿Sabes cómo? ¿Tengo que golpearme? ¿Basta con hacerlo contra la pared? ¿O hay que usar agua? No sé mucho sobre ello.
Yume le sujetó por la muñeca, apretando lo más fuerte que le permitió su cuerpo. Natsu, pensó que se volvía loco, porque estaba sintiendo la presión en esa zona. ¿Se habría agarrado la mano con algo en la realidad?
- Lo siento -susurró Yume.
- ¿Ah? No te entiendo...
- Incluso en un sueño -ella sollozó, limpiándose los ojos con su mano libre-, incluso en una pesadilla, le estoy dando problemas a alguien. Todo es mi culpa. Estaba tan triste por lo de Nym, que simplemente me dejé abatir y quise hacer una tontería. Por eso, mamá y papá, dejaron sola a Ume y vinieron conmigo a cuidarme. Se supone que soy la hermana mayor. Debería cuidarme sola. Debería cuidar de mi hermanita. Lo siento. Lo siento mucho. Le estoy dando problemas a todo el mundo.
Los chillidos de afuera, se hicieron más fuertes, pero ninguno los escuchó.
- Yo... Yo en verdad quería seguir mi vida, ¿sabes? Yo quería ser amiga de Lucy y las demás... Quería recuperar mi anterior carácter. Pero no importaba cuánto me esforzara por cambiar. Nunca ocurría. Siempre había algo que me recordaba a ella. Lo siento. Lo siento mucho. Soy una tonta.
- Yume, escucha, tú...
El cristal de una ventana, se rompió. El extraño monstruo alargado, metió una de sus manos, buscando a tientas por la habitación. << No hay tiempo para hablar >> pensó Natsu, abriendo la puerta sin darle la espalda a ese brazo espectral. Sacó primero a Yume y él salió detrás.
Eso fue un gran error.
Afuera, había decenas de las mismas bestias, pero más pequeñas; en el tamaño de un humano promedio. ¿De dónde demonios salieron? Tenían la cara vendada, sólo se notaba una boca llena de dientes filosos y una lengua negra que salía de esa cavidad putrefacta. La mano de Yume, que todavía no lo soltaba, temblaba violentamente; un obvio signo de miedo. Tenía que sacarla de ahí inmediatamente.
- Ellos no irán a la central nuclear -susurró Yume, castañeando los dientes-. Tienen miedo a lo que hay dentro, estaremos seguros ahí, lo que sea que esté ahí no es capaz de moverse.
- ¿Cómo sabes eso? -Preguntó Natsu.
- He estado aquí antes. He soñado antes con éste lugar, desde que llegué al centro, al menos tres veces por semana. Sé que no van a la central. Pero no sé qué vamos a encontrar allá.
- Sea lo que sea, si dices que no se mueve, bastará con no ir a confrontarlo directamente.
Corrieron rumbo al techo del hospital, porque salir a través del pasillo era imposible. Natsu, supuso que si todo era un simple sueño, no le costaría nada desafiar a la realidad. Apenas estuvo allá, cargó a Yume y pegó un brinco hacia la azotea de otra construcción; y tal como lo esperaba, logró llegar, aterrizando perfectamente sobre la superficie.
El camino hacia la central, fue complicado y estresante, porque las criaturas extrañas no dejaban de perseguirlos; hasta que estuvieron a unos metros del lugar. Los seres huyeron en dirección contraria. Yume abrió la puerta...
***
Bueno, bueno... ¿Qué puedo decirles? La trama, que se habría quedado a partir de este capítulo, hubiera sido mucho más complicada.
En primer lugar: Yume iba a morir.
En segundo: Lucy volvería a Londres y su lugar en el harem, sería tomado por Elie de Rave Master.
Luego la trama se volvía más feliz, porque Lucy regresaba y tenía pleitos con Elie, por la atención de Natsu y eventualmente, todas se hubieran unido para ser un harem feliz.
¿Por qué lo publico ahora, si no lo hice, cuando debí hacerlo? Bueno, básicamente, porque me pareció una curiosidad que quería compartir con mis lectores. Entonces: ¿Qué opinan? ¿Les hubiera gustado que siguiera con la trama que tenía en mente? ¿O les hizo feliz lo que ocurrió con el San Valentín de Natsu? ¡Espero sus comentarios! ¡Gracias por leer!
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