Capítulo 42: Viaje
03 de Junio, 03:30 PM.
Casa Dragneel.
— Por favor, déjame ir contigo.
— No, Natsu. Tienes que ir a la escuela.
Lucy, caminaba de un lado a otro, metiendo cosas dentro de su maleta; no queriendo olvidar las cosas más importantes: Pasaporte, Michelle, celular, cepillo de dientes y algunos dulces para las sirvientas de la mansión Heartfilia. Virgo, dentro de la habitación de su princesa, estaba parada frente a Natsu; impidiéndole avanzar hacia la rubia. A donde él se movía, ella lo hacía también, como en el juego de las imitaciones; cosa que estaba molestando al muchacho.
— Lucy, déjame ir —repitió, de manera seria.
— No —en el mismo tono, Lucy se cubrió los oídos—. Es algo que debo hacer sola. Tú no lo entiendes, nadie lo hace. Es algo demasiado personal para compartirlo.
— No lo entiendo, es verdad —Natsu se movió a la izquierda, cuando Virgo lo imitó, se tiró al suelo y gateó entre las piernas de la sirvienta; llegando a donde estaba Lucy—. Pero si no me explicas, nunca lo haré: ¿Por qué quieres hacerlo sola? ¿Por qué es tan importante?
Lucy bajó la cabeza, apretando la boca; manteniendo las lágrimas dentro de sus conductos. Prometió no llorar hasta ver a Acuario.
— Acuario —habló, de forma un tanto temblorosa—, desde que yo era niña, me decía que era una llorona y una niña mimada; que nunca iba a madurar si continuaba siendo así y pasaría el resto de su vida cuidándome; sin tener nada más para hacer. Quiero demostrarle que finalmente cambié, que crecí y maduré; para que pueda irse tranquila y... y...
A gran velocidad, cerró la maleta y se dio la vuelta; frotándose los ojos con fuerza. << Sé fuerte, Lucy >> se dijo a sí misma, respirando profundo y largo; recobrando la compostura por el momento. Natsu la siguió, diciéndole cosas que Lucy no escuchaba, por ir tan metida en sus pensamientos; su boleto decía que saldría a las ocho de la noche y llegaría a Londres, entre las cuatro y las cinco de la mañana; dependiendo que tan a favor o en contra le jugara el clima. Su madre dijo que la esperarían, no realizarían el funeral hasta que ella llegara, para que pudiera despedirse adecuadamente de su nana; que llorara todo el tiempo que quisiera y estuviera presente en todos los aspectos. También, avisó que encontraron un testamento, hecho por la fallecida y lo leerían al estar Lucy presente; pues seguramente había palabras dedicadas a ella.
03 de Junio, 07:36 AM.
Londres, Mansión Heartfilia.
— Nunca me han gustado los funerales —dijo Layla, mirando un ataúd blanco, pasando su mano sobre la fina madera.
— Lo sé, mi lady. Son muy tristes.
— Lamento que me tengas que acompañar, Brandish...
La aludida, una chica de cabello corto y verde, cuyo flequillo estaba cortado en línea recta por encima de sus ojos; se quedó unos pasos tras la señora. Brandish, era la hija de una vieja amiga de Layla, que había muerto un año atrás; poco después de la partida de Lucy. La señora Heartfilia, aceptó a Brandish en su hogar y la trató como una hija; encontrando consuelo una en la otra.
— Estoy aquí por voluntad —Brandish se paró al lado de Layla, sosteniendo su mano—. Mi voluntad es estar contigo.
Layla sonrió, dirigiendo su mirada hacia la mano de la chica. Ella era tal cual como su madre.
03 de Junio, 06:01 PM.
Casa Miyamoto.
— Yo no sabía a dónde más acudir, lo siento... Necesitaba alejarme de Natsu...
— Está bien. No me molesta.
<< ¿Qué estoy diciendo? >> Pensó Ume, viendo a Lucy, quien se encontraba acostada en su cama; luego de haber corrido por algunos kilómetros. Su estómago se hundía con cada respiración, se tocaba constantemente el pecho y sudaba. ¿Cómo no lo haría? Si estaban a treinta y cinco grados; el sol aún estaba en el cielo y la estuvo siguiendo por todo el trayecto.
— Natsu no entiende —Lucy suspiró, secándose el sudor de la frente con una pequeña toallita, que guardaba en uno de sus bolsillos—, no me quiere dejar crecer. ¿Qué debo hacer? No quiero irme sin decirle que volveré, pero si lo veo, me insistirá en ir y voy a decir que sí; porque no quiero ir sola. Pero tengo que hacerlo.
— Tus contradicciones me hacen doler la cabeza —Ume, mirándola directamente, no tuvo sensibilidad hacia la situación de la rubia y no le hablaría con palabras endulzadas—. Si no quieres ir sola, sólo dile que te acompañe y te ahorras el drama, no te hagas una tormenta en un vaso de agua. No tiene nada de malo si fallas, podrás demostrar lo que sea que quieras enseñarle al mundo, en otro momento.
— No tendré otra oportunidad. Nunca.
— Entonces sólo mandale un mensaje de texto, que diga: ''Nos vemos pronto'' o ''Hasta luego''. Y listo. Soluciones sencillas, Lucy.
<< Para ti es tan sencillo, porque no estás pasando por lo mismo que yo, Ume >> Lucy guardó ese comentario en su cabeza, no queriendo iniciar una pequeña discusión; que de minúscula no tendría absolutamente nada y menos si Ume estaba involucrada. Conocía su mala reputación y el miedo que Natsu admitía tenerle, en ciertas ocasiones. ¿Entonces por qué acudió a ese lugar? ¿No era mejor ir con Yume? Ella podría entenderla un poco me... Oh, no, no podría hacerlo. No recordaba lo que le pasó con esa mujer, así que no comprendería el dolor de Lucy, pero al menos sería mucho más delicada que la hermana menor.
— ¿Está Yume en casa? —Preguntó Lucy.
— No, salió por la mañana, iba hablando sola. Papá dijo que la dejáramos hacerlo, que puede ser terapéutico. Su lógica me hace doler la cabeza, igual que tus contradicciones.
03 de Junio, 06:24 PM.
Casa Dragneel.
Sayla observaba a su amo, quien no se movía desde un rato atrás, acostado sobre la cama; boca arriba y con la vista fija en el techo; no hablaba, no la veía y tampoco daba señales de estar completamente consciente. Ni siquiera parpadeaba mucho. Ella empezaba a preocuparse mucho.
— ¿Te encuentras bien? —Acercándose a la cama, Sayla se agachó a verlo más detenidamente. — Si hay algo que pueda hacer, sólo tienes que decirlo.
— ¿Hay forma de que me mandes a Londres, sin ningún pasaporte y sin que Lucy me pueda ver?
Ella esbozó una sonrisa.
— Claro que puedo, amo. Te llevaré a cualquier parte que desees.
03 de Junio, 10:32 PM.
Algún punto del espacio aéreo.
Sentada al lado de la ventana, Lucy veía la pantalla frente a su cara, donde pasaban una vieja película clásica: ''Casa Blanca'' y su final triste, ese donde dicen ''Siempre tendremos París''. O tal vez me estoy confundiendo de cinta. Sea como fuere, lo que Lucy veía en la televisión, no era más interesante que las tinieblas al otro lado del vidrio y la falta de estrellas en el cielo.
Viajar en sala privada, era algo aburrido.
<< Debí dejar venir a Natsu >> meditó, negando de inmediato. No era momento para flaquear en su decisión. ¿Qué haría si se arrepentía de eso? No existía manera alguna de volver, no podía entrar a la cabina del capitán y forzarlo a dar la vuelta, de regreso a Japón. No esperaba estar tanto tiempo fuera, creía que estaría de vuelta antes del cumpleaños de Natsu, el veintiuno de Junio; el día del solsticio.
Ahora entendía por qué se llamaba Natsu.
''Si te aburres en tu viaje, sólo canta'' le aconsejó Ume, antes de que subiera al avión; sólo ella la fue a despedir al aeropuerto, ya que nadie más sabía que saldría. También, le pidió a la niña, que le avisara a Levy y a las chicas lo que había sucedido y el por qué se marchó tan de repente; esperaba que la entendieran mejor que Natsu.
— ¿Cantar? —Susurró, levantándose del asiento, yendo en dirección al baño. Para su suerte, estaba desocupado y pudo sentarse con tranquilidad, sabiendo que las historias sobre gente siendo succionada por el inodoro; no eran más que puras leyendas urbanas y mentiras sacadas de internet.
No se le ocurría ninguna canción, excepto...
— A bear there was, a bear, a bear... All black and Brown —cantó, riendo ligeramente; Acuario le había enseñado esa canción de pequeña, que ahora sabía, la sacó de ''Canción de hielo y fuego'', una colección de libros que terminó convirtiéndose en una serie de televisión—, and covered in hair; oh come they said, come to the fair! The fair? Said he, but i'm a bear...
Recordó la forma alegre, en que Acuario aplaudía al cantar, como si en verdad estuvieran en una feria medieval; bailando con un verdadero oso, cubierto de pelo negro y marrón. La letra continuaba, con tres niños y una cabra, que junto al oso caminaban hacia el evento y encontraban a una doncella en el camino; que tenía el cabello cubierto de miel. El oso se enamoraba de ella y la invitaba al baile, pero es rechazado al principio, sin embargo, la doncella dice que esperaba a un caballero y en cambio le dieron un oso; así que termina yendo con todos a bailar.
<< Ese oso, sólo quería la miel en su cabello. Ella pensó algo más, sin embargo, al final se terminó enamorando de alguien que sólo quería algo de comer >> reflexionó Lucy, encontrando cierta semejanza, en su historia con Natsu. Después de todo, ella era una dama y a veces, Natsu se comportaba como un animal y definitivamente, roncaba como oso; e incluso pasaba por pequeños periodos de ''hibernación'', luego de haberse tragado todo lo del refrigerador, le daba sueño.
04 de Junio, 00:01 AM.
Casa Dragneel.
— ¿Todo listo, amo?
— Sí, podemos irnos.
— ¡Entendido!
Haciendo un saludo militar, Sayla se puso manos a la obra, concentrando toda su magia en la pared de la habitación; de la cual se abrió un vórtice lleno de lo que parecían ser nubes dando vueltas, como el ojo de un huracán. Era el portal hacia Londres.
— Sólo debemos entrar —explicó ella—, la copia que hice para que se infiltre en la escuela, deberá durar una semana antes de desaparecer; así que tenemos ese tiempo para volver. Nadie notará la diferencia, amo; ni siquiera Happy.
— Alto ahí, loca —dijo el gato, parándose al lado de Natsu—, yo también los voy a acompañar. No puedo dejar de pensar en que Lucy está triste y si yo no la puedo molestar, me preocupa.
Natsu cargó su mochila en la mano derecha y a Happy en la izquierda, hizo una seña a Sayla y los tres entraron dentro del portal; sin saber qué los esperaría al otro lado.
A Natsu no le importaba.
Lo único en su mente, desde el momento en que le pidió a Sayla ir a Londres, era encontrar a Lucy y acompañarla.
04 de Junio, 03:33 AM.
Casa Miyamoto.
Ayami despertó, al escuchar sonidos provenientes de la cocina y pensó que se trataba de un mapache hambriento; que estaría buscando los restos de la cena.
Salió de la cama y bajó a la cocina, viendo trastes y cacerolas regados por doquier; tras unos cajones abiertos, vio algo de cabello rosado y rápidamente, reconoció esa presencia. Era imposible que la olvidara, no después de la despedida de soltera, que salió mal.
— ¿Hambre, Kokkuri-san? —Preguntó, mirando por encima de la puerta del cajón.
E.N.D pegó un salto, volteando su cabeza hacia arriba, se sorprendió de que esa mujer también pudiera verlo; pero supuso que era algo de familia, una familia muy rara que poseía habilidades extrasensoriales demasiado fuertes. Y ya le estaban dando algo de miedo.
— Vaya, Kokkuri-san tiene una apariencia muy familiar para mí, ¿acaso intenta hacerme caer en un truco? No funcionará.
— Ahora sé por qué tu hija puede verme, pero la pequeña no lo hace —dijo él—. Supongo que la niña salió al padre.
— No puedes ver algo en lo que no crees. Es obvio. En fin, ¿a qué debo la intromisión en mi hogar, falso Kokkuri-san? —El tono de voz de Ayami, no salía de su normalidad, formal y gentil; propio de una dama japonesa tradicional.
¿Qué contestaría E.N.D? Por alguna razón, contestarle feo o hacerle una insinuación indecorosa, le haría sentir incómodo.
— Yume está durmiendo —respondió.
— Y espero que lo haga vestida.
— Yo no la he...
— ¿Pretendes que lo crea?
— Claro que sí.
Ayami abrió el refrigerador y sacó el pollo que sobró, ofreciéndoselo a E.N.D; quien aceptó de inmediato la comida.
— ¿Qué buscas en mi casa, Natsu?
Él comió una de las piernas del pollo.
— Todo lo que pueda conseguir.
— ¿Eso incluye a mi hija, Natsu?
— ¿Qué parte de ''todo'' no quedó clara?
***
— Oye, despierta. ¡Despierta!
E.N.D le pegó a Yume con un peluche, dándole de lleno en la cara; haciéndola reaccionar. << Mierda, estaba soñando algo bonito >> pensó, lamentándose. En sus extraños sueños locos, montaba sobre un unicornio rosa, a través de un arcoíris para ir a salvar el mundo de los extraterrestres grises; que deseaban experimentar con humanos.
— ¡¿Ah, qué?! —Yume lo miró, cerrando de nuevo los ojos.
— Natsu se ha ido a Londres —comentó en un tono apagado.
— Ya veo...
— Fue detrás de Lucy. Y yo haré lo mismo. Te quedas sola.
Yume se sentó en la cama, quitándose el cabello de la cara y la saliva de los cachetes.
— No es nuevo para mí —dijo, sonriendo tranquila—. Anda, ve, Lucy necesitará que ambos estén allá; incluso si no puede verte, ¿cierto?
Ella golpeó una zona sensible.
— ¿Quieres que te deje medio muerta antes de irme? —Preguntó E.N.D, amenazando su vida de nuevo.
— Seguro, pero que sea rápido, Lucy necesita tu apoyo invisible...
— ¡Serás...!
***
¡Bueno, esto ha sido todo por ahora! ¡Nos vemos en el próximo capítulo!
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