Capítulo 19: Natsu y el nuevo profesor

09 de Abril, 09:01 AM.
Escuela Preparatoria Josei.

<< Te odio... >>

El sujeto que Natsu vio en la calle, aquel que le pegó en la frente, resultó ser el nuevo profesor de música. Todavía no sabía de dónde conocía a Yume. La intriga le estaba carcomiendo el alma. ¡Y no sólo por Yume! ¡Ella era una de las razones, pero no la única en el tema! Mirajane y Erza, lo veían con ganas de comérselo, como si fuera la gran cosa... Sí, era un hombre guapo, alto, fuerte y de aspecto sofisticado. Okey, sí. ¿Eso que más daba? ¿Qué tenía él, que Natsu no? ¿Vejez? Estaba celoso. No lo escondería.

— Mi nombre es Ren —se presentó el hombre, escribiendo su nombre en la pizarra—. Soy su nuevo profesor de música. Tengo veintinueve años, sé tocar varios instrumentos, pero en el que más destaco es el violín, ya que fui concertista desde los quince años. Recientemente me retiré y pedí trabajo en una escuela. Y aquí estoy.
— Y sí eres tan bueno —dijo Natsu, levantándose de la silla—, ¿cómo es que nunca supimos de ti?
— Trabajé en Italia. Muy lejos de aquí —explicó el profesor.
— ¿Y cómo es que conoces a una alumna del salón 3-D? —A Natsu no le importaba cuestionarlo frente a sus compañeros, mejor que lo supieran, antes de que ''alguien'' inventara chismes para correrlo de la preparatoria.

Ren se metió una paleta en la boca, recargándose en la pared.

— ¿Te refieres a Yume? —Preguntó, jugando con el palito del dulce. — Nos conocimos hace muchos años.
— ¡Eso no responde a mis dudas! —Natsu le apuntó con el dedo.
— ¿Por qué tengo que responderlas yo? —Ren suspiró, fingiendo que no le gustaba verlo así de enojado. Ah, el aroma de las hormonas adolescentes encabronadas, en especial de los chicos, alegraban sus mañanas. — Sí son amigos, que ella te lo diga, claro, a menos que no sean tan cercanos como tú pensabas...

Mira y Erza, observaron discretamente a Natsu, esperando que se pusiera loco para saltarle encima y evitar que el profesor terminara con un diente menos. ¡No sabía con quién se estaba metiendo! El chico rosa era un loco, que cuando se enojaba, no respetaba a ninguna figura de autoridad. Y Natsu tenía una mecha muy corta. Se encendía en cuestión de segundos, explotaba en menos de un minuto.

— ¿Me llamaba?

Por la puerta del aula, se asomó Yume. La ira de Natsu, se desvaneció lentamente, al mismo tiempo que caía sentado de vuelta a su silla.

— Sí, pasa —dijo Ren, haciendo señas.
— ¿Qué necesita? —Preguntó Yume, ingresando en la sala.
— ¿Desde cuándo me hablas tan respetuosamente? —Ren se sacó la paleta, tomando la guitarra que había en una esquina. — Me pone nervioso esa formalidad. En especial si viene de alguien como tú.
— Estamos en una escuela —puntualizó Yume.
— ¿Y eso qué? Somos amigos, ¿no?

<< Dile que no, Yume >> pensó Natsu, mirándola de manera suplicante. Al lado del rosado, estaba Gray, viendo la escena con el ceño fruncido. Ambos compartían un pensamiento hacia ese nuevo profesor: Persona non grata. Demasiado confianzudo con una alumna, que aunque ya pasara de los dieciocho años, según la legislación japonesa, todavía no era una adulta y por lo tanto resultaba intocable para cualquier mayor de edad... No, en realidad, la legislación japonesa valía verga en ese aspecto; ya que si las parejas interesadas en intimar, no tenían más de diez años de diferencia entre sí, estaba permitido. Era inmoral, sí, pero no ilegal.

— Oh, demonios, ¿te vas a poner a cantar? —Exclamó Yume, sorprendida; olvidando sus palabras sobre ''estamos en una escuela''. — Eso quiero verlo...
— Y lo harás conmigo —dijo Ren.
— No...
— Estoy segura de que ellos te quieren oír. En especial los dos que me miran con ganas de arrancarme el miembro. O chupármelo.

Ren comenzó a tocar la guitarra, un sonido relajado y cantó:

— Hey, me fue bien antes de conocerte —sonrió, agachando la cabeza—. Bebí demasiado, eso es un problema, pero estoy bien... Hey, diles a tus amigos que gusto en conocerlos, pero espero no volverlos a ver. Sé que rompí tu corazón, me fui de la ciudad en un coche viejo... Cuatro años, ni una llamada. Y ahora, luces hermosa en el bar de un hotel y no puedo parar... No, no puedo parar...

Yume reconoció la canción, como una que, en el pasado, le hubiera gustado a esa persona especial. Miró de reojo a Natsu, mordiéndose los labios. ¿Qué planeaba Ren al hacerlo sufrir? ¿Se burlaba de él, como hacía con todo el mundo, o se trataba de algo más de lo que se veía a simple vista? Con su viejo amigo nunca se sabía. Sin embargo, ahora, se trataba de un profesor y debía obedecer lo que él dijera. Se aclaró la garganta, con un poco de pena, siguió la letra, la música y la voz de Ren, que cantó el coro con ella:

— Así que, bebé, acércame a ti en el asiento de tu rover, el que sé que olvidaste. Morderé tu tu tatuaje, tiraré fuerte de las sábanas del colchón que le robaste a tu rommie, que tenías en el boulder. Nunca nos haremos viejos...

Los alumnos, escuchaban embobados, sin recordar la pelea que casi causan Natsu y el maestro. La vergüenza de Yume, poco a poco, se disipó.

— Tú —ella volteó su cabeza, en dirección contraria a Ren—, te ves tan bien como el día en que te conocí. Olvidé por qué te dejé, enloquecí. Quédate, toca esa canción de ''BLINK-182'' que masacramos en Tucson, ¿okey?

***

09 de Abril, 10:30 AM.
Empresa Miyamoto.

— Zeref, sácale unas copias a esto.
— Sí, ahora.

En la copiadora, bebiendo café despreocupadamente, madrastra e hijastro compartían un poco de ''tiempo de calidad en familia''. Igneel siempre los regañaba, hicieran o no algo malo, así que preferían ahorrarle el trabajo de buscarlos por separado y ahora se juntaban cada vez que se los permitía. La encargada de sección, Ultear, los veía sin decir nada porque estuvieran perdiendo el tiempo. A partir de que la dueña se marchara por tiempo indefinido, el piso quince de la compañía, se transformó en tierra de nadie. Todos seguían cumpliendo su trabajo, entregaban las cosas a tiempo; pero se quedaban más tiempo de lo normal tomando el café, parados al lado de la copiadora o del garrafón del agua.

— Oye, ''hijo'' —Dimaria terminó su bebida, limpiando su boca con una servilleta—: ¿Cuándo le van a hablar a Natsu de su madre?
— Nunca, de ser posible —contestó sin darle vueltas al asunto—. Nunca ha necesitado una madre y lo más seguro es que no lo haga ahora. ¿En que beneficiaría su vida saber sobre ella? Eso no hará que se aparezca en la puerta de la casa.
— ¿Por qué les molesta hablar tanto de ella? —Exasperada, deseosa de saber todo lo relacionado al secreto, se lo sacaría a Zeref aunque lo tuviera que amenazar. — ¿Dejó a tu padre cuando Natsu nació, para ser estrella de Hollywood? ¿Nunca los quiso? ¿O simplemente...?

Zeref se marchó a paso apresurado, sin sacar las copias.

***

09 de Abril, 12:35 PM.
Escuela Preparatoria Josei.

Natsu se sintió idiota.

— Así que... Eres el ex esposo de Rina...
— Pues claro, hombre —dijo Ren—. ¿Qué pensabas?
— Fuimos amigos desde que yo era niña —explicó Yume—, yo lo presenté con Rina y fui su madrina cuando se casaron.

Natsu y Gray suspiraron de puro alivio, luego se vieron uno al otro, preguntándose con la mirada: '' ¿Qué te pasa idiota? ¿Por qué parece que te sacaste un peso de encima?'' Y las chicas, que estaban ''relacionadas'' con Natsu, ahogaron su risa. Todo el grupo y el profesor, se hallaba en la azotea, exceptuando a Gajeel y Levy, que se perdieron por ahí y estarían haciendo cosas de novios. De alguna manera, Yukino se les agregó y aun no encontraba el valor en sí misma, para decirle a Natsu que comiera con ella.

— Natsu-san, ya le cambió la clara —señaló Juvia.
— ¿Ah, sí? —Él se pasó un pañuelo por la frente. — ¿Qué cara tenía antes?
— De perro bulldog enojado —dijo Gray.
— ¿Qué dice el chihuahua neurótico? —Preguntó Natsu, haciéndose el loco.
— ¡¿Cómo me...?! —Gray paró la amenaza. — ¿Qué es un chihuahua?
— Un perro pequeñito —Yume le mostró una foto de su celular, ahí se veía a un ejemplar de la raza, blanco y de ojos saltones—. Son originarios de México, la gente hace bromas sobre ellos, diciendo que son mitad maldad y mitad temblores. Ladran mucho, son celosos de sus dueños y siempre creen que le pueden ganar a un pitbull con tres patas amarradas.
— Suena justo como tú, Gray —se burló Natsu.

Erza ignoró la pelea, el profesor igual, era algo bastante ridículo de ver. Natsu y Gray se jalaban los pelos, se gritaban insultos y se arañaban la cara. Erza sintió pena ajena. ¿Dónde quedaban los puñetazos, piquetes en los ojos, patadas en los bajos y ganchos al hígado? ¿Qué no les enseñó cómo pelear en el jardín de niños? Tantos años instruyendo a sus amigos, para que terminaran de esa forma, como un par de mujercitas enojadas, porque una de las dos usó el lápiz labial favorito de la otra.

Las demás chicas, reían en voz baja, observando a Natsu. Lucy negaba con la cabeza, Mira decía que se veía lindo, Juvia movía los puños en señal de que siguieran.

Yukino, ella no creía que se comportaran de esa manera y que, tras golpearse por un rato, volvieran a actuar como amigos. Era un ambiente muy diferente al de su salón de clases y la hacía sentir bien. Se sentía alegre de haber sido transferida. Cuando Natsu volvió a sentarse, refunfuñando que Gray le mordió las tetillas y por eso había ganado. Ella, rápidamente como un rayo, estiró la caja de almuerzo contra Natsu; golpeándolo sin querer con el objeto en la panza. Le sacó el aire. Eso decía mucho sobre la fuerza de Yukino.

— ¡Natsu-san, por favor come esto! —Soltó, la sangre se acumuló en su cara, provocando un leve sudor que corría por su rostro.
— A... Ah... Claro, Yukino... Déjame recuperar el... Aliento...
— ¡Lo siento! —Yukino agachó la cabeza, haciendo una reverencia. — ¡Lo siento mucho, Natsu-san! ¡No era mi intención!

***

09 de Abril, 02:10 PM.
Aula de música.

— Es muy bueno —admitió Mavis.
— Increíble —susurró Evergreen.
— Hay amor en la música —dijo Sherry.

Ren terminó de tocar el violín.

— ¿Y bien? —Preguntó a las profesoras, quienes insistieron bastante, en que les tocara una pieza musical.
— ¿Usted compuso la música, maestro? —Preguntó Evergreen.
— Sí, hace mucho tiempo.
— ¿Para alguien en especial? —Quiso saber Sherry.
— Para la que fue mi esposa —respondió.
— ¿Es viudo? —Mavis alzó la ceja.
— Me abandonaron —Ren se encogió de hombros—. Nunca supe motivos y ahora tampoco me interesa saberlo. Teníamos una buena relación en todo sentido, a nivel emocional y físico, así que, bueno... Estoy más solo que la luna y planeo seguir así por el resto de mi vida. Ahogado en vodka los fines de semana, comiendo comida chatarra de cadenas poco saludables y espero morir a los sesenta años. De ser posible, dormido y con el estómago lleno.

Las tres adultas se quedaron en silencio. Sonrieron de manera forzada. ¿Qué se supone que se responde a eso?

— Exageras —dijo Yume, entrando a dejar una caja con instrumentos viejos—. Dice el director que aquí está lo que pediste.
— ¿Y por qué lo manda contigo? —Ren dejó el violín en el estuche.
— Porque fui a la primera bruta que vio en el pasillo...

Natsu entró tras Yume, cargando una caja más grande.

<< Genial, ahora me quita la atención de Mavis >> pensó, volviendo a sentir enojo hacia el nuevo docente. ¿Qué planeaba? ¿Quitarle a sus ''waifus''? No, señor, no. Primero le tendría que matarlo, sodomizarlo muerto, escupirle, mearlo y pasarle por encima... ¡Nadie tocaría a Mavis! ¡No después de todo lo que tuvo que sufrir con ella! Si trataba de acercarse a Mavis, le mordería la cara, así como hicieron varios sujetos en Estados Unidos; que consumieron una droga camuflajeada como ''sales de baño''. Esa clase de noticias iniciaron un chiste colectivo en internet sobre invasiones zombis.

— Natsu-chan, qué gusto verte —Ren se le acercó y le plantó un beso en la frente. Natsu dio cinco pasos atrás, lo miró con una expresión de pánico, corriendo a toda velocidad por el pasillo hacia su aula.
— Lo traumatizaste —Yume le metió un codazo en el costado—. No te metas con Natsu o te haré sufrir.
— ¿Lo amas?
— ¡Por supuesto que no! —Ella se dio la vuelta, saliendo detrás de su amigo. — ¡Natsu, vuelve aquí! ¡Oye!

Ren sonrió.

— Lo ama. Más de lo que quiere admitir.
— ¿Conoce a la alumna desde hace tiempo? —Mavis se asomó por la puerta.
— Desde que ella tenía cinco años...
— Eso es mucho tiempo.
— Sí, bastante. La conozco. Lo ama.

***

A las cinco y media, los alumnos abandonaron la escuela, excepto los que tenían actividades en sus respectivos clubs. Natsu esperaba pacientemente en la entrada, recargado en el muro, a que Lucy terminara de despedirse de Levy y... No, Yume dijo que se quedaría más tiempo en la escuela, que no la esperaran a cenar; a lo que él estaba seguro que se quedaría a conversar con el profesor. Ya no sospechaba. Ya no pensaba mal del pobre hombre, que resultó ser el esposo de esa mujer, a la que Yume quería tanto; sabía que ellos no tendrían ningún acercamiento sexual. Emocional tal vez, por eso de que ambos fueron afectados por la misma persona, pero Natsu pensaba que ellos no se besarían ni tocarían. Sería un insulto hacia Rina y una gran traición.

<< Y tú eras incapaz de lastimar a tu hermano, ¿no? >> Le dijo la voz en su cabeza, de una manera burlona. Oh, oh. La carne es débil. Quiso volver dentro de la escuela, pero lo pensó un poco: Se vería raro, psicópata... ¡Él no tenía motivos para celar a Yume! ¡Ninguno! Se concentraría en acompañar a Lucy, encontrar a Ume en la esquina y llevar a las dos, sanas y salvas, hasta su casa. Eso era lo importante.

— ¡Natsu-san! —Yukino se acercó, corriendo con una gran sonrisa en la cara.
— Ah, Yukino, gracias por la comida que me diste —movió la cabeza levemente, en señal de reverencia—. ¿Pasa algo? ¿Te están molestando?
— No, para nada —dijo, negando con la cabeza—. Sting me ha pedido perdón en la mañana, olvidé decirlo. Dijo que no volvería a meterse conmigo.
— Qué bueno, el golpe le reacomodó el cerebro.
— Muchas gracias por lo que hizo, Natsu-san... Insisto, si puedo pagarle de alguna manera, yo... Estoy dispuesta a cualquier cosa...

¿Estaba permitido malpensar de esas nobles palabras? Porque Natsu lo hizo, en treinta maneras diferentes. ¿Cuántas cosas, le podía pedir a Yukino, antes de que ella se aburriera y le insinuara cosas que terminarían en resultados sexuales? Él entendía lo que Yukino quería al dejar tan al aire, las actividades que podía realizar, con tal de agradecerle lo que había hecho al quitarle de encima a Sting. La timidez no es nada más porque sí.

— Ah, Yukino, ¿hay algo que quisieras decirme?
— Sí, a decir verdad, sí hay algo...
— Te escucho, dime lo que quieras —Natsu sonrió.
— Es que... Tú... Me...

A Natsu le llegó un balonazo en la cara.

— ¡Uy, perdón!

La voz de Sting, fue la que pidió disculpas y a ella le siguió una risotada. Natsu se quitó la bola de la cara y la apretó con tanta fuerza, que terminó ponchandola. ¿Sting quería guerra? ¡Pues guerra le daría!

— ¡¿Por qué no vienes y me pegas en persona?! —Bramó Natsu, enseñando sus extraños colmillos, demasiado pronunciados para una persona. — ¡¿Te da miedo que te vuelva a dejar inconsciente?! ¡¿Eh?!
— Natsu-san, no lo tomes en cuenta —dijo Yukino, intentando tranquilizarlo.
— Natsu, no empieces a pelear ahora —Lucy lo tomó por el brazo, tratando de llevarlo hacia la puerta—. Apenas es la segunda semana de clases.

Él se soltó del agarre y sonrió de manera atrevida.

— Lo pulverizaré en dos segundos. No te preocupes. Esto ni siquiera será una pelea. Entonces, Sting, ¿vienes o te da miedo? 

***

¡Un capítulo muy largo! La imagen del principio, es más o menos como se yo imagino a Ren, sin embargo, la cara la dejo a la imaginación de cada quien. Él es guapo. Un adulto muy guapo y muy hijo de la chingada. ¿Y para qué viene? Pues, entre muchas cosas, digamos que hará un bien muy bueno... ¡Que empiecen las teorías! 

¿Qué más les digo? No sé... ¡Me inspiré mucho! Eh... La canción que cantaron Ren y Yume, es ''Closer'' de The Chainsmokers. Les recomiendo que la escuchen, pero la versión cover de Boyce Avenue y Sarah Hyland. Es la versión más bonita, armoniosa y demás... ¡Es la que más me gusta! 

En fin, ha sido todo por hoy, ¡muchas gracias por leer! ¡nos vemos en el próximo episodio! 

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