- ¿Estoy viendo lo que creo ver o estoy en unos de esos de los fabulosos sieños que parece un cuento de hadas? Porque si es así ¿ por qué estás aquí?- dije sorprendida al ver como Matt estaba haciendo el trabajo del castigo.

- Se que sueñas conmigo pero, por lo menos, disimúlalo un poco- dijo riendo.

- Me pones de los nervios. - dije rodando los ojos.

- Te pongo, a secas.

- Eres estúpido.

- Pero mírame. - dijo señalandose- un cuerpo como este pone a cualquiera. Si a ti te pusiera serías una más.

- Eres feo- dije simulando una cara de asco.

La primera mentira que e dicho en mi vida.

- Tú más.

- ¿A quién llamas tu fea?

- A ti.- dijo y le eché la lengua.

- Oye Matt.

- Dime

- ¿Montamos a caballo?

- Hace como doce años que no monto.

- Yo... monté de niña con tres o cuatro muy poco. Pero adoro los caballos.

- Yo iba a equitación. Si quieres te ayudo.

Cuando me estaba ayudando a subir noté algo en mis caderas.

- Matt! Porque se te ocurre meterme mano!

- Yo no hice nada- dijo levantando las manos en señal de inocencia.

- Estúpido- dije a regañadientes quutando sus manos de mis caderas.

- Por encima de que me ofrezco a ayudarte..- dijo fingiendo resignación .Me quedé en silencio. Él se subio al caballo detrás de mi agarrando las riendas.

- Lista?

- Lista.

De pequeña me aterraba subir a los caballos, pero cerca de Matt me sentía la persona más protegida sel mundo. Tanto que se me olvidó por completo que estaba superando uno de mis mayores miedos.