Tenía miedo. Matt siempre me hablaba de las chicas con las que había estado. De todas ellas. Para mí eran algo parecido a una colección pues, era siempre cosa de un par de noches. Yo le temía a eso. No quería que el me tratase como a todas esas chicas, pero sería peor si me dejase en la friendzone para siempre.
A lo mejor era por eso que no quería enamorarse de mi. O a lo mejor si queria pero lo ocultaba para no dañarme. Ni idea.

Entré en mi habitación y la única que estaba en ella era Tessa. En esta ocasión me dio pena. Estaba llorando.
-¿Que te pasa Tessa? -pregunté.
Sabia que ella me habia hecho la vida imposible desde que llegé, pero esa no era razón para ignorarla.
-El chico que me gusta no me cree lo suficientemente buena para él.
Mierda. ¿Quién me mandaría a mí a hablar con ella?
-¿Es Matt no?
-Sí. Pensé que cuando llegara me olvidaría de todo lo que pasó entre nosotros y todas las palabras que nos dijimos. Pero me equivoqué. Una vez más. Estuve así cuando el se alejó de mi, sin despedirse. Sin contestarme ni a una sola llamada.
-No te preocupes. Lo olvidarás.
-Para ti es fácil decirlo. Lo tienes comiendo de tu mano. Se ve a lo lejos que te quiere. Y tú lo único que haces es ignorarlo.
-Pe..per..
No pude decir nada más, porque en pocos minutos la habitación quedó desierta y sumida en un profundo silencio.