Kagami Tsuguri es una chica monótona; en sus propias palabras. No tiene amistades pero sí las llegó a tener; estas se fueron alejando de ella hasta dejarla sola.

Es fuerte aunque débil a la vez. Suena contradictorio pero los que la conocen saben que es verdad. ¿No es así, Kagami? En París, hay muchas personas que se cruzaron en su camino pero ahora queda alguien capaz de leerla como un libro. Kalet DePierre, un chico con una excéntrica personalidad.

[...]

—N-No es real. —murmuraba tratando de convencerse a sí misma—No no no. —repitió.

Después de haber encontrado el perfil del escritor, se pasó horas enteras indagando en la web en búsqueda de pistas que la ayudaran a resolver el problema.

¿Qué problema?

Ni ella misma lo sabía pero quería detener al responsable lo más pronto posible pues esa primera parte describía a la perfección sus emociones. Tan solo leer el principio le provocaba una sensación de desnudez y sensibilidad ante todos puesto que cualquiera puede leer esa historia y gratis.

Pero no había ni una sola pista que la guiaría hacia el responsable del abrumador momento.

Kagami estaba asombrada al descubrir que iba en serio y asustada pues se sentía observada además de que el extraño describía todo con mucha precisión; los detalles le causaban escalofríos.

—¿Quién eres? —preguntó viendo la portada de la historia.

Sabía que sería cuestión de tiempo para que se dieran cuenta de que Kagami Tsuguri no era un personaje ficticio sino alguien de carne y hueso. ¿Cómo? Digo, no por nada sus padres eran multimillonarios.

Y justo como ella predijo, los más observadores no tardaron en tener una sed insaciable de curiosidad. En cuestión de horas su nombre sería buscado en el buscador, dejando en evidencia a Kagami Tsuguri.

Quien sabe cuáles serán las consecuencias ocasionadas por la publicación de esta historia que la propia azabache pidió sin meditar sus acciones.