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TU SONRISA DE REGALIZ - CAPÍTULO XVI

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Disclaimer: Naruto y sus personajes no me pertenecen.

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—Hmm...es que hace frio. Yo diría que uses el vestido de lanilla pero con las medias.

—Sí, creo que es una buena opción.

Ino bufó tras nuestro determinante diálogo.

—Bien, con medias, con tal de que sí uses el vestido.

Asentí para ellas mientras me sentaba en la cama para colocarme las medias.

Hoy era el gran día, está noche tendría mi anhelada cita con Naruto. Realmente estuve más preocupada y nerviosa en que llegara que olvidé por completo en pensar que ponerme, por lo que tuve que llamar a las chicas de último minuto por Skype para que me ayudaran con mi vestuario.

Luego de ponerme las botas me paré en el espejo para observar el resultado. Lo aprobaba, tenía que admitir que me veía bien, ni siquiera me acordaba de donde había sacado ese vestido gris de lanilla pero ahora me amo por haberlo comprado o lo que sea que haya hecho para conseguirlo. La combinación de medias oscuras con botas negras daban un aire elegante pero juvenil, y cómo hacía frío aprovecharía para usar una chalina de colores para que contraste con el conjunto. Todo eso, sumado a un ligero maquillaje y una pequeña trenza al costado de mi cabello suelto consumaban mi outfit para esta noche.

—¡Te ves preciosa!

—Te ves jodidamente increíble —agregó Ino —. En serio, si Naruto no te besa hoy es porque es un completo idiota.

Me reí sólo para disimular como me había puesto su comentario, claro que el rojo en mis mejillas no se pudo evitar.

No había dejado dar mucha rienda suelta a mi imaginación con lo que pudiera ocurrir esa noche, la verdad ni siquiera sabía exactamente en qué consistiría; sabía que iríamos al cine pero desconocía si Naruto había planeado algo más. De todos modos, sólo quería disfrutar y pasarla bien con él y que pasara lo que tenga que pasar.

Tomé mi bolso y miré la hora en mi celular.

—¿A qué hora dijo que vendría?

—A las siete —le respondí a Ino mientras me sentaba frente a la laptop y me aplicaba perfume.

—faltan quince minutos aún... ¿estás nerviosa? —miré a la ventana de Tenten y por un segundo se me cruzó por la cabeza decirle que no, que no sería la primera vez que esté a solas con él, pero me mordí la lengua de inmediato, ¿a quién iba a engañar? ¡Estaba temblando como un flan en un terremoto!

—Algo...—ambas me dedicaron una mirada significativa—, okey, mucho.

—Relájate... —me aconsejó Ino alargando la primer «a»—, no será la primera vez que estén solos.

Eso mismo pensé yo.

—Sí, además, ambos han pasado por muchas cosas juntos, esta cita es como una mera formalidad.

Me reí por el relajado comentario de Tenten, aunque tenía bastante razón, entre Naruto y yo había un pasado, una historia. Y aunque quizás sea más significativa para mí que para él, estaba segura que salir con el chico que me ayudó a corregir el rumbo de mi vida –aunque de manera inconsciente- no podía ser sólo pura casualidad.

Sabía que me había dicho que no me permitiría pensar más allá con la cita de ese día pero...en el hipotético caso de que Naruto y yo comenzásemos a salir, ¿debería decirle alguna vez que ya nos conocíamos desde antes?

El repentino sonido del timbre hizo detener el tren de mis pensamientos mientras escuchaba a Ino gritar del otro lado de la pantalla y cómo mi corazón comenzaba a acelerarse más a cada palpitar.

—¡Hinata! —Escuché a mamá del otro lado de la puerta —. Naruto está aquí.

—¡Voy! —Me levanté apresuradamente y tomé mi bolso y mi chaqueta antes de girarme a mis amigas en la pantalla—. Deséenme suerte.

—¡Suerte! —vociferaron al unísono antes de desconectarse y que yo baje a la sala.

Cada escalón que descendía de la escalera se sentía más pesado que el anterior, mis pulmones me estaban jugando sucio al cerrarse y no dejar que mi respiración trabaje como era debido. Si mi cerebro no colaboraba y les mandaba una señal para que se pusieran a trabajar me harían desmallar por falta de oxígeno.

Cuando doblé por el vestíbulo para llegar a la sala la imagen de las espaldas de papá y Naruto, frente a la biblioteca, me recibieron.

Papá le estaba enseñando lo que alcancé a ver que era su primer libro de medicina, perfectamente mantenido para la cantidad de años que tenía. Al pensar en que mi padre estaba ahí a esa hora me hacía querer reír. Normalmente él llegaba una hora más tarde, pero como les comenté que ese día saldría con Naruto se ensañó en volver antes. Y no, estaba segura que no era para actuar de padre sobreprotector, podía confirmarlo cuando lo vi sonreírle abiertamente luego de que Naruto le haya hecho una pregunta sobre su profesión que el contestaría gustosamente.

Carraspee para hacerme notar, tratando de evitar que mi padre comience con sus monólogos interminables.

—Ah, hija, ya bajaste —traté de contener una sonrisa al notar la obvia decepción en su voz. Era gracioso porque lo hacía sin poder evitarlo.

—Hola —Naruto me sonrió desde su lugar y cuando lo miré todo mi mundo desapareció para sólo enfocarse en él.

—Hola —Le sonreí de vuelta. Se veía increíblemente atractivo con el jersey negro y los jeans azules; sus mechones rubios brillaban bajo la lámpara de la sala como si se tratasen de los mismísimos rayos del sol y sus ojos me envolvían en un mar profundo de una calidez inexplicable que me hacía estremecer.

Oí a papá carraspear a nuestro lado.

—Bueno, los dejaré para que se vayan, no creo que...ehm, quieran llegar tarde.

Nos encaminamos de regreso al vestíbulo con mi papá encabezando la fila cuando de repente, al llegar a la puerta de entrada, se volteó provocando que Naruto y yo nos detengamos. Lo vi esforzarse por dibujar una expresión severa en su rostro pero le salió más una mueca que otra cosa.

—Diviértanse y no lleguen tarde.

—Sí —afirmamos al unísono y antes de que pueda marcharme por la puerta que Naruto acababa de abrir los pasos de mi mamá nos interrumpieron.

—¡Ah! Espera, cariño —mamá llegó hasta nosotros y le extendió una pequeña bolsa a Naruto—. Son galletas de coco, las hice hoy, espero que te agraden, Naruto.

Por Dios, mi familia en serio es especial.

Naruto le sonrió a pesar de mi vergüenza y aceptó gustoso el obsequio de mamá.

—Gracias señora Hyuga, estoy seguro que estarán deliciosas.

Empujé a Naruto por la puerta antes de que salieran con otra cosa o que mi hermana apareciera para hacer esto mucho más humillante. Mamá se despidió sonriendo radiante y papá mantuvo la misma actitud estoica que había adoptado hace poco.

Cuando ya estuve sobre la camioneta de Naruto me permití suspirar relajada.

—Eso fue tan vergonzoso —le di un vistazo a mi casa y sospechosamente noté como las cortinas de la sala se movieron con rapidez.

—Tus padres son geniales —lo miré al percatarme del atisbo de nostalgia con el que pronunció esas palabras—. Se nota que te aman mucho y se preocupan por ti.

Sonreí, porque sabía que tenía razón, alguien como Naruto, que sufrió todo lo que sufrió, sabía muy bien de lo que hablaba.

—Bueno, a ti creo que ya te han agarrado bastante cariño —señalé la mini bolsa de galletas que estaba sobre el tablero. Naruto agachó la cabeza riendo, pero de un momento a otro, una delicada sombra cubrió sus pupilas haciéndome extrañar.

—¿Tus padres saben que yo...?

Frunció los labios, no sabiendo cómo seguir pronunciando esas palabras, pero yo le entendí a la perfección.

Estiré mi mano y tomé una de las suyas, intentando confortarlo con un suave apretón.

—No, no se los he dicho aún —vi como su rostro se relajaba visiblemente.

Naruto no quería que las demás personas le tuvieran lástima, lo había descubierto el día que fui a verlo a su casa, lo mucho que me costó que confiara en mí para contarme lo que le había sucedido a sus padres. Él la mayor parte de su vida se había criado de manera independiente, como un adulto; solo. Era lógico pensar que no le gustaba que los demás lo compadeciesen.

Naruto apretó mi mano con suavidad y deslizó el pulgar por mis nudillos y luego por mi palma, fue una caricia tan íntima que me hizo estremecer. Al final sus ojos se elevaron hacia mí con una sonrisa.

—Estás hermosa.

Su comentario arrancó un precipitado sonrojo en mis mejillas y me vi obligada a bajar la vista hacia mi regazo.

—Gra-gracias —Me relajé y tuve que soltar su mano para que pudiera encender el motor. Cuando ya estábamos a varios metros de mi casa me gire para preguntarle—: Y, ¿qué tienes planeado para hoy?

Pude apreciar la enorme sonrisa de perfil que me dedicaba sin siquiera apartar sus ojos del camino.

—Bueno, ¿te prometí una película o no?

—Eso hiciste.

—Sí...pero luego pensé que estaríamos muy poco tiempo juntos, así que se me ocurrió también llevarte a cenar —sus ojos se desviaron un instante hacia mí—. ¿Qué dices?

Sonreí sintiendo las millones de mariposas revoloteando en mi estómago.

—Sólo si no involucra un restaurante de comida china.

—¿No te gusta la comida china?

—Me encanta la comida china, sólo que los chinos me dan desconfianza...

—¡Qué racista eres, Hinata! ¿Quién lo diría?

—¡N-no quise decir eso! —Me apresuré a aclarar con las mejillas arreboladas por su risa burlona—, es que siempre me pareció que quieren que comas rápido para que sólo te vayas. Es como si escondieran un secreto súper importante que no quieren que descubras...

Naruto se volvió a reír entre dientes y me miró de nuevo un instante.

—Está bien, nada de comida china.

Cuando llegamos al cine Naruto se portó como todo un caballero y me abrió la puerta de la camioneta. Sonreí divertida por su accionar pero no me quejé, no soy de esas chicas que prefieren hacer todo por si solas, de vez en cuando es lindo que te ayuden o te hagan algún gesto.

Una ansiedad me asaltó cuando Naruto le colocó la alarma con el mando a distancia al vehículo y se puso a mi lado, ¿debía tomar su mano o...?

Él no vaciló, simplemente tomó mi mano con la suya y nos comenzó a dirigir hacía la entrada del cine, yo lo seguí con el corazón desbocado. Creo que Tenten tenía razón, esta cita era una mera formalidad, era obvio que entre él y yo había algo más... sólido.

Nos decidimos por una película cómica, ya que, odiaba las de terror y...sinceramente, las demás se veían malísimas.

Me comí todas las palomitas posibles durante la publicidad, y es que nunca podía comer mientras me concentraba en una película, por más que fuera cómica, simplemente no podía hacer las dos cosas al mismo tiempo.

—¿Me vas a dejar algo? —Miré la mueca burlona de Naruto y, como tenía la boca llena, sólo pude defenderme arrojándole una palomita a la cara—, ¡Hey! ¿Por qué tanta violencia?

—No puedo comer mientras está la película, me concentro demasiado, por eso aprovecho lo más que puedo ahora.

—Rayos, ¿me ignorarás toda la película? Creo que no fui muy inteligente al traerte aquí.

Me reí y le acerqué una palomita a la boca que él comió gustosamente con una sonrisa.

Cuando las luces bajaron y la película comenzó no paramos de reírnos durante las dos largas horas que duró; la trama en serio era divertida y los actores graciosísimos. De vez en cuando, mientras mis ojos estaban clavados en la pantalla, Naruto acercaba una palomita a mi boca y yo la abría para comerla, no sin antes sonreír divertida.

Una chica delante de nosotros tenía una risa horriblemente escandalosa y contagiosa, la primera vez que la oímos abrí los ojos como platos y miré a Naruto, sólo para percatarme que él me miraba de la misma forma. Los dos nos tentamos de la risa en ese momento, y lo peor fue que no era una parte cómica de la película. Torpemente trataba de que Naruto se callara mientras intentaba, a la vez, acallar mi risa. Cuando la chica de la risa estrafalaria se volteó a vernos en serio intenté ponerme seria, pero aún me costaba horrores. Naruto tuvo que taparme la boca con la mano mientras él hacía un trabajo tremendo por soportar la suya. Cuando la chica se volvió a voltear me obligué a tranquilizarme, al momento en que mi respiración se relajó tomé la mano de Naruto para sacarla de mi boca, pero, en lugar de soltarla, él enredó sus dedos con los míos y colocó nuestras manos en el apoyabrazos entre medio. La boca del estómago se me encogió tanto que cualquier vestigio de risa que tuviera aún se fue súbitamente. Aun así sonreí, y disfruté de su cómoda mano haciendo figuras con el pulgar en el dorso de la mía durante el resto de la función.

—Fue una buena película, elegimos bien —comenté cuando ya estábamos saliendo de la función.

—Sí, estuvo divertida, sobre todo por la chica con risa de ardilla con hipo de adelante. —¡Naruto! —Él se rio descaradamente y yo golpee suavemente su brazo, sin poder evitar sonreír. Lo siento, no soy de piedra—. No seas cruel, podrías ser tú.

—Oh vamos, admites que era intensa.

—Bueno sí..., p-pero yo no soy la que la comparó con una ardilla entre nosotros dos.

—Era meramente educativo, es un ejemplo gráfico muy práctico para cuando los niños nos pregunten como fue nuestra primera cita —Me regaló una descarada sonrisa con sus brillantes dientes y yo sólo pude arrugar la nariz divertida.

Cruzamos la puerta principal y respiré hondo, llenando mis pulmones al sentir el aire puro del exterior. La noche estaba preciosa, despejada y brillante, hacía frió, no lo iba a negar, pero no era de esos fríos que se te metían entre las costura de los abrigos y te hacían desear tener una taza caliente entre tus manos y acurrucarte con una manta frente a la chimenea. No, más bien con las brillantes luces de la ciudad y el ambiente alegre que desprendía la gente al pasear me daban ganas de ser parte de ellos, y de fundirme en la alegría de la noche.

Escuché como Naruto a mi lado suspiraba y me giré hacía él con curiosidad.

—Oye, sé que te dije que te llevaría a cenar a un bonito restaurante pero...la noche está tan linda que...

Inmediatamente, al oír sus palabras, una sonrisa surcó mi rostro.

—Me encantaría pasear —lo interrumpí, adivinando su idea—. Todavía no quitaron las decoraciones navideñas del Paseo de la Liebre, debe estar muy concurrido ahora.

Naruto esbozo una media sonrisa, de esas súper atractivas que le hacían resaltar su gruesa barbilla y arrancaba el alma de inocentes jóvenes como yo.

—Me leíste la mente, preciosa.

El Paseo de la Liebre era un parque gigante con una laguna artificial en el centro y miles de senderos como para perderse si uno se anima a aventurarse solo de una primera vez. Neji y yo lo habíamos intentado, pero a la primera liebre que nos cruzamos salimos corriendo, estaba atestado de ellas, por eso el nombre del lugar. Sí, la alcaldía no era muy imaginativa.

—¿Por qué nunca vas en camioneta a la escuela?

Se me ocurrió preguntarle al bajar del vehículo, era medio absurdo pero en serio se me hacía raro que decidiera tomarse el autobús en las mañanas y volverse caminando en la tarde, ¡y con el frío que estaba haciendo!

Él se limitó a encogerse de hombros cuando nos acercamos para comenzar a caminar.

—No me molesta usar el autobús.

—¡P-pero hace mucho frio! Si tuviera auto no dudaría un segundo en usarlo para ir a la escuela, siempre acabo congelada en la mañana cuando llego.

Naruto hizo una mueca.

—Es que...me gusta volverme contigo.

Algo en mi estómago subió hasta mi pecho, logrando que se hinchara, y regresó a toda velocidad aterrizando en un vuelco. Lo miré disimuladamente y me sorprendió notar que se veía avergonzado, ni siquiera me miraba.

Sentí como la ternura se derretía en mi interior como caramelo y, movida por ella, me acerqué a él, envolviendo su brazo con los míos. Él bajó sus ojos, encontrándose con mi rostro que le sonreía radiante.

—Siempre podemos volver en auto.

Él echó la cabeza hacia atrás soltando una carcajada y luego regresó a dedicarme toda su atención.

—Aceptaré encantado esa sugerencia.

No me había equivocado, el parque estaba lleno; la gente, totalmente emponchada, paseaba por las pequeñas calles y recorría los diversos puesto que se disponían de toda las luces que habían colocado por las fiestas. Era un verdadero espectáculo.

Estuvimos recorriendo los puestos de los distintos emprendedores un bueno tiempo, deleitándonos y contemplando todo el electrizante ambiente del lugar, hasta que ni Naruto ni yo pudimos soportar el hambre que teníamos.

Ambos nos decidimos por comer una buena salchicha con un cono de papas y refresco, sé que no es lo más opcional para las primeras citas, pero ¡hey! Al menos no era una grasosa hamburguesa.

Mientras comíamos paseábamos charlando amenamente, Naruto intentó darle un trozo de sus salchicha a una liebre que se encontró al costado del sendero, pero ésta lo ignoró totalmente y salió disparada hacia el bosque dejando a Naruto despotricando en su contra por haber desperdiciado un trozo de su comida en vano. Al final, tuve que darle de la mía para compensarlo.

—¿Ya enviaste tu solicitud para la universidad? —asentí mientras giraba mi rostro hacia el suyo.

—Hace una semana, sí.

—Yo la envié ayer. Estoy nervioso, espero que me acepten.

—Te aceptarán, tienes buenas notas.

—No tan buenas...

—Pero el fútbol te sumará puntos —le aseguré decidida—. No te preocupes, entrarás, estoy segura.

Naruto relajó su mirada con una suave sonrisa e hizo desaparecer la estrecha distancia que había entre nuestros cuerpos alargando su mano para tomar la mía. Sonreí y estreche mis dedos con los suyos por inercia, ya me había acostumbrado a caminar así con él.

Llegamos a la parte del parque que tenía un pequeño jardín japonés y tiré de Naruto para llegar al centro del puente de madera que había sobre un arroyo. Me incliné sobre la baranda y admiré como el agua corría y en cuyo reflejo aparecía la luna y algunas nubes grises. Podía apreciar como los bordes del arroyo estaba cubiertos de escarcha y delgadas capas de hielo.

—¿Nunca se te ocurrió pensar, que los reflejos nuestros que vemos en el agua son en realidad ventanas a un mundo paralelo? —comencé a divagar mientas lo veía colocarse a mi lado por el reflejo de su silueta—, ¿qué será de esos Naruto y Hinata reflejo? ¿Su mundo es idéntico al nuestro o tiene algún cambio?

No escuché su respuesta por lo que me extrañé, pero cuando estuve a punto de girarme, sentí como sus brazos se deslizaban desde atrás por mi cintura y entrelazaba sus manos apoyándolas en la baranda. Inclinó su rostro hasta apoyar ligeramente la barbilla en mi hombro y sentir su suave y cálido aliento cuando habló a mi oído me hizo estremecer.

—No lo sé, sólo espero que tenga la suerte de estar junto como nosotros ahora.

Sentí como mi corazón comenzaba a agitarse, bombeando sangre como loco. Una tímida pero rebosante sonrisa surcó mis labios y rodee sus brazos hasta cubrir sus manos con las mías, logrando que, como respuesta, Naruto me estrechara más fuerte.

—Estoy muy segura de que sí —hablé suave, mientras me distraía en el momento, en el lugar y en dibujar figura imaginarias con los dedos en sus manos.

—¿muy segura? —su tono era juguetón e inclinó su rostro aún más cerca del mío. Me gire con una sonrisa y, por un segundo, nuestra narices se rozaron.

—Por supuesto. Mira.

Miré hacia el arroyo, señalando nuestras siluetas abrazada en el agua y la carcajada de Naruto no tardó en resonar entre los arbole del lugar. En seguida me estrechó con más fuerza y depositó un sonoro beso en mi mejilla.

Con las mejillas arreboladas y una enorme, enorme, sonrisa comenzamos a hablar de la universidad, de lo ansiosos que estábamos y lo que esperábamos del próximo año.

No tengo ni idea de cuánto tiempo estuvimos disfrutando el uno del otro en ese lugar, pero cuando Naruto se fijó la hora en su teléfono y vimos que eran poco más de las once, decidimos que había que volver.

El viaje de regreso fue tranquilo, con la música del estéreo de Naruto de fondo y una cálida sonrisa en nuestros rostros. Cuando estacionó frente a mi casa apagó el motor y sin decir nada se bajó de su lugar, rodeó el capó y llegó hasta la puerta del copiloto abriéndola para mí con una enorme y atractiva sonrisa. Sí, esa que se roba las almas de las chicas.

Tomó mi mano con la excusa de ayudarme a bajar y cuando cerré la puerta tiró de ella hasta pegarme contra él y poner su otra mano en mi cintura. Su sonrisa se extendió, remarcando sus profundos hoyuelos y la línea de su barbilla.

Sabíamos lo que estaba pasando, lo que iba a pasar. Eso aro inexplicable que tenía con Naruto, podía entenderlo y él a mí, casi no hacían falta las palabras.

Sonreí al igual que él, solo que estaba segura que mis mejillas tomaron un color parecido al de las cerezas, y me armé de valor para elevar mi mano libre hasta su rostro y acariciarlo levemente.

—¿Sabes cuáles son los tres pasos que me dio mi padrino para terminar de conquistar a una chica al final de la primera cita? —se inclinó un poco más hacía mí y yo no pude evitar reír ante su comentario.

—Ilumíname.

—Primero, hazla reír —frotó su nariz con la mía y no pude evitar soltar una leve risa ante la felicidad rebosante dentro de mí.

—Bueno, admito que eso se te da fácil. ¿Qué más?

Naruto entrelazó los dedos de nuestras manos con lentitud y firmeza y sentí como su mano estrechaba mi cintura aún más, de un modo protector. La sonrisa menguó en mis labios al ver la intensidad de su mirada y el ritmo de mi respiración comenzó a acelerarse, mezclándose con la suya.

—Haz que se sienta especial, única. Que sepa que no te importa nada más, sólo ella y ese momento.

Naruto apoyó su frente contra la mía y cerró los ojos, obligándome a hacer lo mismo, casi por necesidad. Escuché cómo tragaba saliva y cuando volví a abrir los ojos su mirada se clavó en la mía un segundo antes de caer a mis labios.

—Por último —susurró, rozando sus labios con los mío—, bésala.

Y así lo hizo, sus labios se adueñaron de los míos y tardé nada en corresponderle. El beso era tan intenso que tuve que aferrar mis manos a sus hombros mientras sentía como sus labios acariciaban los míos con fuerza pero, a la vez, con una delicadeza digna de la seda más fina. Naruto saboreó mis labios con largos y tendidos besos mientras sus manos en mi cintura se dedicaban a trazar un repetitivo movimiento vertical por mi espalda. Pero esto no era suficiente, lo notaba en la intensidad, en las caricias, en el tiempo que habíamos esperado por él. Por lo que no me sorprendí cuando sentí como la lengua de Naruto intentó introducirse en mi boca, ni tampoco lo hice cuando me encontré a mí misma permitiéndole el acceso, y enrollando mis brazos alrededor de su cuello para estar más cerca de él, para reprimir, de alguna forma, esa ansiedad que estaba sintiendo.

Gemí suavemente cuando mordió mi labio inferior y escuché un bajo gruñido suyo cuando mi lengua decidió salir a hacerle compañía a la suya. Estaba embelesada, pletórica, la abrumadora sensación y el sentimiento de este beso era más de lo que podía controlar, pero no tenía ni el más mínimo interés en terminarlo y estaba segura que Naruto tampoco.

Luego de lo que pudieron ser unos cuantos minutos e incluso horas, los besos comenzaron a amenizar el ritmo hasta convertirse en castos caricias de labios. La respiración de Naruto me hacía cosquillas en mis labios húmedos y cuando por fin abrí los ojos él me recibió cuna una enorme sonrisa.

—¿Qué me dices? —Subió su mano hasta acariciar mi mejilla con los nudillos de sus dedos, tal vez no nos estuviéramos besando, pero aún me encontraba tan pegada a él como cuando lo estábamos—, ¿funcionaron los tres pasos?

Solté una suave carcajada y me incliné hacia delante para besarlo de nuevo. No podía evitarlo, era completamente adictivo, si pudiera no me alejaría de él ni de sus apetecibles labios nunca.

—No sabría decirte.

Naruto enarcó una ceja, divertido.

—¿Qué significa eso, señorita Hyuga?

—Que ya me habías conquistado mucho antes de ese beso.

Una lenta y rebosante sonrisa se deslizó por los labios de Naruto y por respuesta me dio un profundo beso que casi me deja sin alma. Luego de eso, me envolvió en sus brazos y me recree en en el calor de su cuerpo y en el sonido rítimico del palpitar de su corazón. Escuché como suspiraba y acariciaba mi coronilla con su barbilla.

—Tengo que hacerte entrar a tu casa...

—Pues la tendrás muy difícil, porque estoy bastante cómoda aquí.

Él rio suavemente y volvió a estrecharme con fuerza contra él.

—No me la hagas más difícil de lo que ya es, preciosa.

Suspiré y me aparté de él, mirándolo con el ceño fruncido, fingidamente molesta.

—Eres un aguafiestas.

Naruto volvió a soltar una carcajada inclinando su cabeza hacia atrás y cuando la regresó depositó un enorme beso en mi entrecejo fruncido que no tardó en deshacerse, haciéndome sonreír.

—No te preocupes, mañana podemos disfrutar de más.

—¿Lo prometes?

—¿Sueles levantarte temprano los sábados?

—Por norma general mi reloj biológico se despierta a las nueve.

—Estupendo, te llevaré a desayunar.

No pude evitar sonreír ante la expectativa de poder volver a verlo cuanto antes. Me alcé sobre la puntas de mis pies, apoyándome contra él, y le di un suave y cariñoso beso que él no dudo en corresponder.

—Te esperaré con ansias.

Esa noche tardé mucho en lograr concebir el sueño, y es que no me podía creer aun lo que había ocurrido. Tenía varios mensajes en el celular, muchos de Tente e Ino preguntándome que tal había ido todo, pero por el momento los ignoré, sólo enfocándome en uno con el que fui capaz de irme a dormir.

Naruto

Soñaré con tus besos hasta mañana que pueda volver a verte, fue de lejos la mejor noche que he vivido hasta ahora. Gracias, Hinata.

Sonreí a la pantalla luminosa de mi teléfono, sintiendo como mi corazón se hinchaba de un sentimiento tan dulce y fuerte como intenso.

También fue mi mejor noche. Gracias a ti, Naruto.


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Ufff ¡No me maten estoy viva!

jeje...Lo siento, pero pasaron muchas cosas desde octubre hasta hoy como para que pudiera, finamente, publicar este capítulo. Básicamente la universidad me abdució, tanto que hasta dejé de hacer coas de mi vida cotidiana para llegar con los finales, en serio, llegaba a pasar doce horas allí casi todos lo días, ya ni recordaba lo que era comer en casa xD

Lo peor es que el capítulo lo había comenzado por allá, en octubre, pero también, otro factor a la tardada de actualización, era la falta de inspiración, ¡y es que este capítulo era muy deseado!

No estoy segura de como me quedó...aggg, no estoy muy conforme la verdad pero ustedes me dirán si perdí el toque o, si lo hice, lo supe disimular muy bien xD

¡De nuevo lamento muucho el retraso! Pero valió la pena el venderle mi alma a la universidad porque fue un buen año :D 

Mi idea es terminar esta historia este año, y es que no queda mucho, ya el próximo capítulo coeminza el finalll jajaja

Ese si lo tengo pensado, no como este que se desarolló sobre la marcha xD

¡¡Muuchas gracias por todo el amor que le dieron a ala historia mientras estaba en hiatus!! Se los quiere por eso x3

¿Qué les pareció entonces el capítulo? ¿Merece una estrellita al menos?

¡Casi lo olvido! 

En una página de Facebook participé con esta historia en un pequeño concurso de fics NaruHina, y gané! Aunque no era la gran cosa porque sólo eramos dos participantes xD

Y la gente de la página me dio de premio una escena que yo quisiera de mi fic y aquí está, miren :3

Me sorpendieron la verdad xD Pero si que se pasaron :D

jeje ¡Nos veremos entonces en el próximo capitulo! Intentaré no restrasarme, y aunque no me voy a arriesgar prometiendo nada, estoy mucho mas libre ahora, así que no creo que tarde...pero igual xD

¡Bye, bye!




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