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TU SONRISA DE REGALIZ - CAPÍTULO XV

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Disclaimer: Naruto y sus personajes no me pertenecen.

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  ☆゜・。。・゜゜・。。・゜★  

Las vacaciones pasaron ridículamente rápido y, cuando menos me di cuenta, estábamos comenzando el segundo semestre.

Apenas si recuerdo que hace tan sólo una semana estaba en la sala con mi hermana, sentadas en el sofá —junto a nuestro hermoso, gigante y luminoso árbol—, comiendo galletas de jengibre, bebiendo chocolate caliente y viendo nuestra maratón de películas navideñas. Amábamos hacer eso cada año y más aún cuando caía nevada y acurrucarse en el sofá con muchas mantas y comida era un sueño sumamente placentero.

En año nuevo visitamos la casa del abuelo y en la tarde Ino quería ir a la feria, así que fuimos las tres y arrastramos a Naruto y Kiba con nosotras. Casi lo disfrute. Casi.

Luego del primer juego comencé a sentir náuseas y tuve que devolver todo el pescado que el abuelo había servido al medio día, junto con la ensalada de papas y las lentejas. Sí, hermoso.

No quería arruinarles la diversión a mis amigos, pero decidieron que cada uno se turnaría para quedarse conmigo debajo de un juego y hacerme compañía mientras los demás se subían. Así que no estuvo tan mal, pero ya me di cuenta que lo mío no era para nada los juegos mecánicos de velocidad y movimiento.

Como estábamos en pleno invierno hacía tanto frío que apenas una ligera brisa te partía en dos, por lo que Hanabi y yo redoblábamos el paso para entrar en calor y llegar más rápido a la escuela. Papá podría llevarnos, pero él se iba al consultorio una hora antes que nosotras, si es que no tenía guardia.

En cuanto crucé la puerta principal solté un suspiro por la ardua caminata y me frote las manos con fuerza para generarme algo de calor. Ni siquiera tenía ganas de sacar las manos de los bolsillos para abrir mi casillero, pero no tenía otra opción, no era Tony Stark para crearme una mano robótica que me haga todo el trabajo.

Cuando ya había terminado de meter el libro de biología en el bolso cerré mi casillero y me dispuse a dirigirme a mi salón. Apenas había hecho dos pasos cuando sentí algo cálido deslizarse entre los dedos de mi mano derecha. No tuve tiempo de reaccionar cuando, repentinamente, la cara de un sonriente Naruto se puso enfrente de mí.

—Buenos días —saludó alegre y yo di un respingo al percatarme de que era su mano la que sostenía la mía, entré en pánico y la solté, mandando miradas frenéticas por todo el pasillo. Él sólo se rio abiertamente, con esas carcajadas mañaneras que no sabía cómo hacía para conseguirlas, yo a esa hora parezco un zombi.

—¡Ya deja de asustarme así! —susurré entre dientes. Quería gritarle en realidad, pero con él me era imposible. Apenas pude arrugar la nariz y fruncir mi cejas, tratando de parecer lo más aterradora posible que mi cara de ángel —heredada por mamá— me lo permitiera.

Últimamente, tenía esa costumbre, de sorprenderme por detrás y tomar mi mano, sabiendo que mi reacción sería asustarme y retirarla inmediatamente, para luego él reírse de mi cara avergonzada.

Odiaba que hiciera eso, y al mismo tiempo hacía que mi corazón se desbocara con un pulso excesivamente acelerado. Una cosa era aceptar su mano en mi casa o en la suya, donde era más íntimo y nadie podía vernos. Pero en medio de la escuela con nuestros amigos y todo el resto del cuerpo estudiantil viendo... no gracias.

Además, no sabía qué tipo de relación teníamos. Naruto estaba más atento y cariñoso conmigo y no había día en que no me acompañara la mayor parte del camino a casa —junto con Hanabi—. De vez en cuando se acercaba mucho, reduciendo la distancia entre su rostro y el mío o, simplemente, estando muy cerca, teniéndome expectante de lo que podría pasar, pero su sonrisa torcida era siempre lo único que finalizaba todo.

No estábamos saliendo —porque no me había pedido ninguna cita—, por lo que obviamente no éramos novios. Así que supongo que sólo estábamos...tonteando; Y no sabía exactamente como sentirme respecto a eso.

No es que no lo disfrutara, porque podía sentir un lazo profundo uniéndonos, y tanto él como yo éramos conscientes de que esto no podía quedarse sólo así. Quizás Naruto sólo quiere hacerlo durar e ir despacio.

Alzó su dedo indicé hasta ponerlo en frente de mi rostro y habló:

—Traje rollos de canela, así que exijo, al menos, mi digno y bien merecido saludo mañanero.

Entorné los ojos hacía él, pero su sonrisa me venció y no pude contener la mía cuando se deslizó por la línea de mis labios.

—Buenos días —terminé por decir.

—Esa es mi chica.

Se dio la vuelta para comenzar a caminar y yo simplemente negué con un ligero sonrojo, creo que estaba acostumbrándome a este Naruto. Aceleré mi paso para alcanzarlo y, cuando estuve a su lado, bajó la cabeza y me sonrió.

Y sólo eso necesitaba para comenzar mi día bien.

☆゜・。。・゜゜・。。・゜★


—Quizás todavía no está seguro —Me gire y entorné mis ojos hacía Ino casi con indignación. Me sentí satisfecha cuando Tenten golpeo su hombro con fuerza—. ¡Ay! ¡Es una opción!

—Hina no necesita escucharla. Además, definitivamente eso no es lo que le pasa —Ino se sobó el hombro y la oí maldecir en voz baja.

—Tus golpes siempre me dejan marca —se quejó haciendo una mueca.

—No es mi culpa que tu piel sea tan blanca. Aunque no lo eres tanto como Hina.

—¡Pero a ella no la golpeas!

—No me ha dado motivos para hacerlo —Tenten se encogió de hombros, yo sonreí e Ino bufó.

Estábamos sentadas en las gradas del campo de atletismo, viendo como todos los alumnos de tercero hacían algún deporte. Claro, todos menos nosotras y otras chicas más. Unas completas holgazanas, lo sé. Demándenos.

Casi agobiada por toda mi situación confusa con Naruto no pude evitar contárselos, aunque, claro, ellas ya se habían dado cuenta del ligero cambia entre nosotros dos.

—Para mí sólo está yendo lento —Tenten se inclinó sobre Ino para mirarme—, quiere disfrutar cada momento.

—Y vaya que lo disfruta —la sonrisa maliciosa de Ino provocó una oleada de calor a mis mejillas y, avergonzada, desvié mis ojos. Y como si del destino se tratase, a uno cuantos metros vi a mi chico confunde mentes jugando al baloncesto junto con varios más.

Naruto se movía rápido, con el balón en la mano dribleaba a sus oponentes, mandando pases y reclamándolos. Se veía motivado, y era curioso saber quién era su motivación:

Sasuke Uchiha.

El chico azabache llegó a la escuela el semestre pasado y, desde entonces en clase de deportes, todo era una competencia entre ellos dos.

Naruto me contó que ya lo había conocido en una de las tantas escuelas a las que fue. Según lo que él me dijo, Sasuke tenía un record como portero del equipo de futbol de aquella escuela, donde no había permitido ningún gol en toda la temporada. Y fue cuando Naruto llegó que ese record terminó. Desde ese día la guerra se declaró entre esos dos.

Naruto se lo tomaba muy en serio y Sasuke también, y aunque por más que escuchara a Naruto despotricar contra él las veces que perdía, soy muy consciente del brillo en sus ojos cada vez que un nuevo desafío surgía. Tener un rival era una gran motivación para él, y yo amaba ver ese brillo en su rostro.

Cómo ahora.

Naruto fue interceptado justo antes de la línea de los tres puntos nada más y nada menos que por Sasuke Uchiha. Todo en la cancha dejó de moverse, inclusive el aire en mis fosas nasales, lo único que se mantenía en movimiento era el constante rebote del balón en la mano de Naruto. Ambos se miraban fijamente, esperando a por quien haría el primer movimiento. Inesperadamente, Naruto se movió a la derecha y Sasuke lo siguió, pero él fue más rápido y, con una finta hacía la izquierda, un giro y de nuevo a la derecha Naruto se salió de su marca, se inclinó, saltó, arrojó el balón y anotó tres puntos para su equipo.

—¡Muy bien! —No pude evitar exclamar y levantar mis manos, como si tuviera los pompones en ellas. Inmediatamente sentí la temperatura de mi rostro elevarse y bajé las manos con disimulo, rogando para que nadie se haya dado cuenta. ¡Ja! Cómo si no conociera mi suerte...

—¿Qué fue eso? —Ino inclinó su rubia cabeza.

—¿Estás mirando el partido de los chicos? —Tenten los miró y luego a mí, lo que provocó que la curiosidad insaciable de Ino se despertara.

Vi el momento exacto en que sus ojos resplandecieron con malicia.

—Oh, no está viendo a los chicos, más bien a uno en específico. ¿No, Hina? —Puse los ojos en blanco. ¿Acaso esto también era un deporte? ¿Avergonzar a Hinata?

—Na-Naruto anotó un punto contra Sasuke Uchiha. ¿Qué querías que hiciera?

—¿Sasuke Uchiha? —Ino volvió a mirarlos, en ese momento Naruto y los demás bebían agua y se secaba el sudor con sus camisetas. La sonrisa radiante de Naruto me decía que habían ganado. Ino se volvió a mí—. Oh, el chico ya no tan nuevo. Esos dos son imparables, el profesor Gai los adora.

—Es el chico por el que ahora todas suspiran, ¿no? —Ino asintió a la pregunta de Tenten —. Pero si no es la gran cosa, hasta hace poco decían que Naruto era el más guapo, ¿quién las entiende?

—¡Hey! No insultes al galán de Hina.

—¡N-no es mi galán!

—Eso no es lo que dice tu carita toda feliz y sonriente cuando lo miras.

Inconscientemente me pasé las manos por la cara y la estridente risa de Ino me taladró los oídos.

—Heh...qué interesante —ambas nos giramos ante el comentario de Tenten y ella nos señaló el campo de baloncesto —Parece que era cierto que todas las chicas se morían por el tal Uchiha.

Lo busqué con la mirada y cuando di con él me encontré con la escena de Sakura Haruno ofreciéndole una toalla para que se seque el sudor. Ella se veía nerviosa, y desde donde yo estaba podía ver el sonrojo en sus mejillas. Abrí mis ojos con sorpresa, nunca me imaginé que una chica como Sakura se interesaría por alguien como Sasuke. Él simplemente tomó la toalla, se la pasó por la cara y se la devolvió. No vi ningún cambio de expresión pasar por su rostro en toda esa secuencia, pero, en cambio, el de Sakura se había iluminado como un foco recién colocado.

—Vaya... —escuché decir a Ino a mi lado —. ¿Quién lo diría de Sakura frentona, niña perfecta, Haruno?

Tenten y yo sólo pudimos asentir, igual de conmocionadas.

☆゜・。。・゜゜・。。・゜★


Cuando la profesora nos atrapó holgazaneando en las gradas nos mandó a "hacer algo"; por lo que tuve que juntar todos los conos de la pista de atletismo luego de las carreras de entrenamiento.

Sí, lo sé, no es para nada hacer deporte, pero eso era mejor que lo que les tocó a las chicas: Lavar las camisetas de los chicos que jugaron baloncesto. Y yo me pregunto: ¿Y la persona que se encarga de eso? Claramente hoy tuvo el día libre.

Me senté al filo de las gradas luego de haber recorrido cuatro veces la pista juntando los millones de conos que habían esparcidos por allí. ¿Qué manía tenían con ellos los de atletismo?

—¿Holgazaneando, Hyuga? —una sombra tapó el brillo del sol en mis ojos y levanté la vista para sonreír. Era Naruto.

—De hecho, este es mi castigo por holgazanear —él se rio entre dientes y se movió para sentarse junto a mí.

—Sí, te vi de perezosa con las demás chicas en las gradas. Me sorprendes, Hyuga, en serio, no me lo esperaba de ti —empujé levemente su hombro con el mío ante el tono indignado de su voz.

—Hay días en los que, simplemente, no quieres hacer nada.

—Es verdad —todavía mantenía esa deslumbrante sonrisa con la que me saludó esta mañana, sólo que ahora se había intensificado, estoy segura que su victoria tenía mucho que ver.

—Te vi jugar hoy —No sé cómo, pero su sonrisa se ensanchó aún más.

—¿Me viste patearle el trasero al teme?

No pude evitar reírme, Naruto le había puesto ese sobrenombre a Sasuke y cada vez que lo decía se me hacía muy gracioso, porque Sasuke también tenía uno para él: Dobe.

—Sí, te vi ¡Jugaste genial!

Le sonreí radiante y vi sus ojos iluminarse de algo entrañable. Su sonrisa ahora era suave y me contemplaba con ternura. Respiré su aroma fresco, seguramente recién salía de las duchas del vestidor, y sentí como el azul de su mirada me envolvía en algo cálido, totalmente indescriptible. En ese momento mi corazón volvió a acelerarse, trazando una dicotomía en sí mismo. Por un lado, quería que se acercara y que me besara como otras veces creí que estuvo a punto de hacer. O que, simplemente, tomara mi mano y la entrelazara con la suya. Pero la otra parte de mí, quizás la más vergonzosa, no le gustaría que eso ocurriera en medio de la cancha de atletismo, con millones de ojos mirones. Además, ¿eso en qué posición nos pondría?

Naruto se limitó a levantar su mano y colocar un mecho de mi cabello tras mi oreja. El tacto de sus dedos ásperos en mi mejilla me hizo estremecer. Suspiró y devolvió la mano a su regazo. Mi corazón se quejó, pero no hice nada más.

—Me alegra saber que me estabas observando.

Mi corazón se estremeció.

—Sabes que siempre me fijo en ti —no sé cómo me atreví a decir eso, pero lo hice, y de sólo hacerlo toda la sangre de mi cuerpo comenzó a circular aceleradamente.

—¿Por qué soy encantador, no?

Mi sangre paró en seco y volvió a su velocidad regular. Puse los ojos en blanco y negué con la cabeza.

—Eres tan egocéntrico que me dan ganas de odiarte.

—Pero no puedes hacerlo porque me amas —y cuando usaba ese tono burlón me daban ganas de también golpearlo.

Estuve a punto de decirle algo —no sé qué, pero se me tenía que ocurrir— pero la voz de Kiba llegó justo a tiempo para impedírmelo.

—¡Eh, Naruto! Vamos a clase.

—¡Voy! —se paró de las gradas y me miró—. ¿Vienes con nosotros?

—No, está bien. Tengo que esperar a las chicas, y aún me faltan guardar esos tres condenados —señalé con mi barbilla los conos que me quedaba guardar en el cobertizo —. Ve, te veré allá.

—De acuerdo, nos vemos —me sonrió un último instante y lo contemplé cuando se marchó con Kiba hacia el interior de la escuela.

Si seguíamos así creo que mi pecho iba a explotar de incertidumbre.

☆゜・。。・゜゜・。。・゜★


Cuando cerré el cobertizo, luego de haber guardado el último cono, me dispuse a ir a buscar a las chicas para entrar a la última hora de clase. Hice dos pasos y escuche un extraño sonido, seguí caminando algo contrariada y de nuevo ese sonido. Parecían... ¿sollozos? No podían ser... ¿O sí? Me giré pero no había nada, sólo el cobertizo y el árbol junto a él. Estuve a punto de volverme para irme cuando nuevamente escuché ese sonido. Esta vez sí podía decir que eran sollozos, un llanto ligero.

Avancé despacio, intentando guiarme por mi oído para saber de donde provenían. Cuando llegué a la parte trasera de la pequeña edificación se hicieron más audibles, lentamente asomé mi rostro por la esquina y lo que vi me hizo abrir los ojos con enorme sorpresa.

Era Sakura. Sakura Haruno estaba llorando detrás del cobertizo en el campus de la escuela. Era oro puro...diría Ino.

No sabía si acercarme o no, se veía mal y odiaba ver gente triste, pero no tenía idea de si me estaría metiendo en algo personal, no me gustaba ser una metiche a diferencia de Ino. Pero Sakura estaba sufriendo y ya sabía lo que era ver a alguien sufrir y quedarte con la carga por no poder hacer nada por ella.

Aun dubitativamente me acerqué, ella todavía no se percataba de mi presencia, y a cada paso que daba sentía que su dolor se incrementaba por la intensidad de su suave llanto.

—¿Sakura?...

Ella dio un respingo y yo igual. Intempestivamente se frotó los ojos con fuerza, la vi abanicarse la cara con las manos y carraspeo, sin voltearse aún a verme.

—¿S-sí, que sucede? —Hice una mueca, cualquier persona que la escuchara —hasta un chino— se daría cuenta de lo quebrada que estaba su voz por el llanto.

—¿Estás bien? ¿Qué sucedió? —hablé con cuidado, despacio, no quería alterarla.

—N-no sucedió nada, estoy perfectamente.

Un silencio sepulcral se instaló entre ambas. Ella se negaba a admitir lo que le pasaba, y es que era Sakura Haruno, la ama del control. Desde los primeros años en secundaria la recuerdo organizando todas y cada una de las excursiones y eventos; siempre ordenada, siempre perfecta. Era tan chocante verla así, y creo que hasta para ella era difícil admitirlo, por eso su reacia reacción.

—Sólo quiero ayudarte, Sakura...—me acerqué un paso más y vi cómo se tensaba—. ¿Te sucedió algo malo?

—N-no...—su voz tembló, como si estuviera a punto de volverse a romper en cualquier momento—. Eres Hinata, ¿no es cierto?

—Sí...—di otro paso, y esta vez no pareció incomoda ante mi acercamiento—. Sabes que puedes confiar en mí, ¿no? Nos conocemos hace mucho tiempo —asintió ligeramente, y eso me hizo sonreír un poco, con confianza—. ¿Qué te sucedió?

—En realidad, no es nada importante —negó con la cabeza, sus cortos mechones rosados ondeando sobre sus hombros.

—No parece no serlo... —coloqué una mano en su hombro—. Sakura...

—Me duele el corazón —casi sollozó y mis pestañas tocaron mis parpados en un gesto de incredulidad—. Me le declaré a un chico y me rechazó...—su espalda se elevó cuando tomó una enorme bocanada de aire y la soltó en un jadeo lastimero—. Me siento tan patética ahora...

—No eres patética, Sakura.

—Pues así es como me siento.

—Pero no lo eres —sentencie. La rodee y me paré justo frente a ella, alzó la mirada hacía mí, sus ojos verdes inyectados de sangre e hinchados—. Confesarle tus sentimientos a esa persona no te hace patética, sino valiente.

Las palabras de mamá bullían en mi cabeza, a mí me ayudaron a entender la importancia y el valor de los sentimientos, quería que Sakura también lo viera.

Una amarga sonrisa cruzó su afligido rostro.

—Ojalá pudiera tener tanta confianza en mí misma como para sentirme así —sus ojos no me veían, estaban más concentrados en un punto fijo en el suelo—. Sé que para todos soy inquebrantable, pero ahora, como la mayoría de las veces, me siento más débil que un cristal.

No voy a negar que sus palabras no me sorprendieron, porque, como ya lo dije, era Sakura Haruno la que estaba hablando. Supongo que los sentimientos y el corazón son indiferentes a la corteza humana que mostramos. La Sakura que está parada frente a mí no es ni la sombra de la que vi durante todo el tiempo que nos conocemos.

—No creo que seas inquebrantable Sakura —puse una mano en su hombro para que me mirara y lo hizo—, bueno, quizás infantilmente si lo creí —sonreí suavemente para aligerar el ambiente, no me devolvió el gesto pero pude ver un tenue cambio en su expresión—. Pero me agrada mucho más verte como ahora. ¿No crees que es genial el poder que tienen los sentimientos? —Apreté su hombro y sonreí ante la curiosidad en su rostro—: Te hacen arriesgarlo todo y ser valiente y sacan a relucir ese lado que creemos tener bien escondido. ¡Hasta me dan miedo! —una débil sonrisa se formó en la línea de sus labios y eso era todo lo que necesitaba—. Eres increíble, Sakura, y tus sentimientos son extraordinariamente fuertes, no te avergüences de ellos.

Suspiró y se enderezó.

—Es lo más loco que he escuchado —se pasó una mano por el pelo, acomodándoles, y me sonrió—, pero era justo lo que necesitaba. Gracias, Hinata.

—De nada —sonreí—. Y déjame agregar: Si ese chico no sabe valorar tus sentimientos es un completo idiota.

Sakura se rió entre dientes ante mi indignada reacción, pero su expresión terminó melancólica.

—No, no lo es. Es un chico increíble, es sólo que no siente nada por mí —cerró sus ojos en un suspiro cansado—. Supongo que tendré que aprender a vivir con ello.

Hice una mueca, mirar a Sakura ahora era como ver un reflejo de mí hace un año, cuando, irónicamente, su relación con Naruto hería a cada instante un fragmento más de mi corazón, recordándome a cada instante que el chico por el que mis sentimientos habían nacido no les correspondía.

Ahora era ella la que sufría por lo mismo, mientras mis corazón crecía soberbiamente con a cada sonrisa de Naruto y con cada uno de sus tiernos gestos.

—Es Sasuke, ¿no? —Alzó su rostro estrepitosamente con sus ojos abiertos como platos— ¡No creas que soy una metiche! Es que...te vi hoy con él luego del partido de baloncesto —Apretó sus labios en una fina línea. Rayos, no quería que el dolor volviera a invadirla—. Lo siento mucho, pero créeme que no miento cuando te digo que sé muy bien cómo te sientes...

—¿A qué te refieres? ¿No tienen algo Naruto y tú? —Ahora era yo la que la miraba incrédula. Sakura se limitó a encogerse de hombros—. Todos se han dado cuenta.

Genial...

Suspiré.

—No siempre fue así...Aún me sorprende que Naruto se haya fijado finalmente en mí.

Sakura juntó sus cejas con confusión.

—¿De qué hablas? ¿Él ya te gustaba? —Y de repente pareció comprender algo y, de repente, yo también—. ¡¿Hace cuánto te gustaba?!

¡Maldición! ¡Hinata, ¿es que no piensas?!

—Ah...ah n-no hace mucho...

—¡Hinata, ¿por qué no me lo dijiste?! —En serio parecía sorprendida y dolida.

—¡No era importante! ¡Ya no es importante! ¡En serio!

Sakura tomó el puente de su nariz con dos dedos y negó ligeramente.

—Me siento un ser humano terrible...Todo ese tiempo tú...

No iba a dejar que se culpara por eso.

—Sakura —Hablé firme y volví a colocar una mano en su hombro, ella me miró—. No seas tonta, tú no tienes la culpa de nada. ¿Cómo ibas a saberlo? Ni siquiera yo quería admitirlo en ese momento...me costó bastante en realidad. Realmente no hay ningún culpable, pero si tuviera que haber uno ese sería yo por no querer aceptarlo en el momento.

Sus ojos no querían abandonar los míos, en verdad podía ver la culpa comérselos vivos, pero terminó por bajar su mirada, aceptándolo.

—Bueno, se nota que ahora está embelesado por ti —se alejó un poco de mí y me sonrió con perspicacia—, jamás lo había visto así; te aseguro que ni siquiera conmigo.

No voy a negar que sus palabras hicieron que la boca de mi estómago hormiguee con dulzura, pero otra parte de mí siempre tenía esa duda.

—No lo sé... Quizás todavía esté dudando y prefiere esperar para no equivocarse.

Sonreí con tristeza, y es que era ese el pensamiento que realmente me generaba esta incertidumbre. Y lo odiaba mucho.

Sakura frunció sus cejas, pero después sonrió.

—Los hombres casi nunca dudan, normalmente actúan sin pensar. Pero si él te quiere sólo está esperando que tú estés segura de que también es lo que quieres.

La miré incrédula. Sus palabras habían sido como el bonus de ayuda a ese acertijo complejo e indescifrable que sólo lograba fundir mi cabeza.

No me había dado cuenta, pero tenía razón. Todo este tiempo era Naruto el que daba el primer paso, el que tenía la iniciativa, él era el que tomaba mi mano, él era el que procuraba estar lo más cerca posible a mí, era él el que me decía cosas dulces... y mi respuesta a todo eso fue sólo mantenerme ahí, expectante, esperando... ¿esperando qué? ¿Qué él hiciera más de lo que ya estaba haciendo? Naruto no avanzaba más de lo que creía que yo le permitía, pero yo no quería que se detuviera, quería tenerlo conmigo. Pero para eso debía también yo dar un paso y demostrarle que lo quería, que quería todo eso.

☆゜・。。・゜゜・。。・゜★


A la salida de clases me sentía revolucionada y eufórica, la misma sensación de como cuando entendí el valor de mis sentimientos.

Froté mis manos una contra la otra para intentar calentar mi cuerpo y, a pesar de que tenía guantes, sentía de igual forma como el aire frío y gélido se metía por entre medio de las costuras de lana.

Desde que Naruto y yo nos vamos juntos por lo general es él el que me espera en la puerta luego de que voy a mi casillero a cambiar mis cuadernos, pero hoy el entrenador del equipo de futbol necesitaba comunicarle algo al equipo, por lo que me tocó a mí esperarlo.

Más bien fue mi decisión, él propuso que me marchara pero yo me negué. Ahora más que nunca quería estar junto a él y quería demostrarle lo valioso que era para mí.

Llevaba ya menos de quince minutos parada esperando, no había nevado hacía casi una semana por lo que los residuos de nieve que aún quedaban estaban embarrados y goteando, no era una imagen muy agradable. Aun así, los árboles pelados tenían sus ramas tan crecidas y oscuras que se enredaba entre ellas y contrastaban notoriamente con las grises nubes del cielo.

Una familiar sensación de mis manos siendo agarradas desprevenidas y por un calor entrañable me invadió, y, cuando me hizo girar, sonreí al ver a Naruto frente a mí, apretando mis manos muertas de frío con las suyas, cálidas y confortables.

—Debiste esperar adentro, te estás congelando aquí afuera —frotó sus dedos sobre el dorso de mis manos y las cubrió con oleadas de su aliento caliente. Me reí débilmente.

—Estoy bien —sonreí ante su gesto reprobatorio—. No te preocupes por mí.

—¡Claro que me preocupo por ti! —mi corazón se detuvo y él simplemente suspiró rendido —. Vamos, si nos quedamos más aquí la que se congelará será tu hermana.

Apretó una vez más mis manos y las soltó lentamente, se alejó de mí y comenzó a caminar. Lo alcancé y vi su gesto serio. Sentía que ya había vivido esto con él millones de veces antes, dónde su actitud me parecía tan incierta que me confundía, pero esta vez no quería ahogarme en ella, sino en mis sentimientos, en lo que me hacía sentir. Sólo quería sentirlo a él.

No dudé, simplemente estiré mi mano hasta ponerla detrás de la suya y mis dedos se deslizaron entre los suyos, sintiéndose avasallados por un calor reconfortante.

Naruto se giró a verme, la incredulidad plasmada en cada facción de su cara. Y, pese a que mi corazón estuviera galopando como loco, no me amedrenté. Le sonreí con cariño, con ese cariño, ese amor que sentía por él.

Su rostro todavía no cambiaba, aun cuando sentí sus dedos apretar los míos, dejándome contemplar perfectamente lo enorme que era su mano comparada con la mía, y se sentía muy bien.

Por fin me sonrió, y su rostro irradió una luz tan indescriptible que no estaría exagerado cuando digo que me encandiló.

—¿Qué quería el entrenador?

Él se acercó más a mí, sin borrar nunca esa sonrisa de su rostro.

—Ah ya sabes, lo típico. Comienza el segundo semestre así que tenemos que prepararnos para la fase de eliminatorias.

—¿Volverán a ganar este año, verdad?

—Por supuesto. ¿Con quién crees que estás hablando?

Me reí entre dientes y él, simplemente, siguió sonriendo.

Nos hundimos en un silencio tan confortable que lo único que sentíamos era la cálida unión de nuestras manos, el latir furioso de mi corazón y el sonido de nuestras pisadas.

—Oye, estaba pensando... —comenzó y yo lo miré atenta— ¿Qué tal si salimos? —Ahora sí, mis pies se detuvieron al igual que mi corazón. Naruto se pasó la mano libre por el cabello—, quiero decir, en una cita, quiero que tengamos una cita... ¡Más bien! Te estoy invitando a...una cita...No sé, ver una película, ¿tal vez? —Se veía tan nervioso, y me era completamente nuevo verlo así. Sentí como, a pesar del frío, mi rostro se calentó— ¿Te...gustaría?

El shock que mi mente tenía era increíble. Naruto me estaba invitando a una cita, eso quería decir que sí quería tener algo conmigo, que yo le importaba, al menos casi tanto como él me importaba a mí.

—S-sí...—me di cuenta que apenas lo murmuré por lo que decidí repetirlo más fuerte—. ¡S-sí! Por supuesto que me...gustaría.

Naruto volvió a apretar mi mano —que se había suavizado ante la sorpresa— y sonrió nuevamente.

—Genial.

No recuerdo muy bien que fue de lo que sucedió todo el resto de ese camino a casa, mi mente se sentía en las nubes, como en un sueño tan idílico que no quería que nadie me despertara.

Naruto me había invitado a salir y todo era tan real que daba miedo.

Después de todo él simplemente estaba esperando que yo diera el paso final, ese que confirmaba que ambos queríamos esto.

¿Qué hubiese sucedido si nunca me daba cuenta? ¿No hubiésemos llegado a nada? Después de todo, las relaciones se construyen entre los dos, y yo quería que entre Naruto y yo hubiera algo firme y sólido

Pero sí había dado ese paso, y estaba sumamente feliz y orgullosa de ello.

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  ☆゜・。。・゜゜・。。・゜★ 

¡Hellow!

Volví a mis mini dramas luego de un suspiro de fluff, pero ya no puedo dejarlo a él de lado como verán xD

Este capítulo en seeeerio me quedó mucho más largo de lo que había imaginado. Aunque no lo crean (ni lo noten) tiene un poco más de cinco mil palabras...Seee no sé realmente en qué se me fue xD

¡Reapareció Sakura! Chaaan chaaan

Quería darle una especie de cierre a este personje, además de que me vino muy bien para ayudar a Hina a que, finalmente, deje de dudar y se abra con Naru...Lo cual si que le funcionó xD

Ya creo que estamos llegando a la recta final que comenzará el capítulo que viene. Sinceramente no sé cuanto le falta pero espero no sea mucho...Aunque estoy segura que más de dos son.

¿Qué les pareció entonces?

¡¡Muchiiisimas gracias por todos sus votos y comentarios!!

Amo ver que cada vez a más gente le agrada mi humilde historia x3

Y amo que los que siempre me leen, votan y comentan, permanezcan <3

¡Saludoss y nos veremos en el próximo cap!

¡Bye, bye!

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