| VIII |
TU SONRISA DE REGALIZ - CAPÍTULO VIII
.
.
.
Diclaimer: Naruto y sus personajes no me pertenecen.
.
.
.
Las vacaciones de verano cada año son más cortas, o al menos eso lo parecen. Sin que me diera cuenta estábamos de nuevo en septiembre y era lunes de la primer semana de clases.
—Todavía hace mucho calor, ¿no podrían esperar a empezar las clases hasta que el calor termine? Es molesto estar allí con este clima.
Escuchaba las quejas de Hanabi enfrente de mí, estaba terminando de arreglar una pequeña trenza que me había hecho a un costado.
—Tú nunca te quejas, hermana —Hanabi jugaba con su cereal, quitando las pasas de uva del plato y dejándolas a un costado en la mesa—. Pareces una lechuga sin sentimientos. No, peor, un brócoli, porque ellos son aburridos.
Entorné mis ojos en su dirección cuando acabé con mi peinado y tomé el vaso de jugo que aún no terminaba.
—No te quejes, Hanabi, sino te volverás como una de esas pasas de uva —señalé su acto delictivo—, rechazada y toda arrugada por tu mal humor.
Me sacó la lengua de una manera muy infantil para su edad y yo sonreí detrás de mí vaso.
—¿Me haces una trenza igual a la tuya?
—De acuerdo, pero date prisa que llegaremos tarde. Ven aquí.
Hanabi me hizo acompañarla sólo hasta la esquina anterior a su escuela, alegando que ya estaba mayor para que la vieran llegar conmigo. Puse los ojos en blanco, es increíble que a sus once años ya se avergüence de mí, al menos yo no soy como mamá que insiste en tomarte de la mano y asegurarse bien que has entrado a la escuela.
—¡Recuerda que vendré por ti! ¡No te vayas a ningún lado! —se volteó a toda velocidad lanzándome una mirada ardiente de vergüenza, le sonreí en respuesta y me giré sobre mis talones para seguir mi camino.
Cuando ya caminaba por los pasillos de mi edificio sentí como unos brazos se colgaban de mi cuello por detrás de manera brusca.
—¡Hinata, te extrañé!
—Pe-pero, Ino, nos vimos la semana pasada —como olvidarlo, Ino había aparecido en mi casa con la idea en la cabeza de que el sujeto dueño de la tienda de artefactos electrónicos al lado de la florería de su familia, era un gánster.
—¡Te lo digo, Hina! Recibe mercadería extraña y habla mucho por teléfono...
—Ino, tiene una tienda...
Intentar razonar con ella y su inspiración periodística era como hablar con una roca, una roca súper testaruda.
Me obligó a escabullirme en el local mientras ella "recolectaba información". Al final, terminó resultando que Ino se había equivocado —Qué raro— y yo terminé comprando una tostadora con cuatro entradas... ¿Quién come tantas tostadas?
Soltó su agarre permitiéndome respirar y me miró ceñuda con ambas manos en sus caderas.
—Ashh, le quitas lo emotivo al primer día.
Sólo negué con la cabeza y me limité a darle mi sonrisa de buenos días. Comenzamos a caminar por los pasillos directamente al punto en común en el que todos los estudiantes se reunían el primer día de clases: La pizarra de anuncios, lugar donde se encuentras nuestros nombres escritos en los respectivos salones.
Era lo más emocionante de comenzar las clases, saber con quién te tocará este año, cual será tu salón y el de tus amigos.
—¡Hinata, Ino!
—¡Ah, Tenten!
El año pasado Ino tuvo la mala suerte de quedar separada de nosotras, pero nos las arreglamos para que no lo sintiese tanto. Además, aunque ella no lo quiera admitir, Kiba estaba con ella, y sé que eso le ayudó a sobrellevarlo de alguna forma.
Sólo espero que este año podamos estar juntas. Fue uno de mis deseos de año nuevo.
—¡Al fin llegan! —Kiba gruñó mientras empujaba con sus hombros el tumulto de alumnos a nuestro alrededor.
—Lo sentimos. ¿Ya se fijaron?
—Todavía no, las estábamos esperando.
—Pues la espera terminó, ¡veamos esas planillas!
Los cuatro nos pusimos en campaña para abrirnos paso entre la vorágine de alumnos, la teníamos difícil. Kiba era el más complicado ya que, por su tamaño, intentar hacerse espacio para pasar era mucho más complicado, yo, en cambio, use mi tamaño como una ventaja y, agachándome un poco, fui avanzando entre los estudiantes tratando de mantener mi cuerpo firme ante los empujones e intentando de que mi sentido de la orientación no falle.
En el momento en el que levanté mi cabeza me asusté al casi dar mi rostro contra el tablero. Cuando apenas pude girarme vi a Ino y Tenten a mitad de camino, Tenten posó sus ojos en mí y con un movimiento de labios me envió un mensaje: «revisa tú»
Asentí y me giré en el reducido espacio que ocupaba mi cuerpo frente al tablero, apoyé mi dedo índice en la primera planilla y lo deslicé por los nombres, buscando el de alguna de las tres.
El primero que vi fue el de Tenten —Ama— así que continué bajando mi dedo lentamente, rogando por también encontrarnos allí. Cuando llegué a la letra «H» y vi mi apellido comencé a emocionarme, pero no me lo permití hasta vernos a las tres allí.
La lista estaba por terminarse, y procuré ir lenta y cuidadosamente. Y, finalmente, solté un grito de emoción cuando leí «Yamanaka Ino» casi a lo último de la lista.
—¡Estamos juntas! —jadee emocionada. Me giré para poder decírselos, pero el tumulto de estudiantes había aumentado de una manera en que ya no podía verlas. ¿Cuánto tiempo estuve buscando nuestros nombres?
Avancé entre muchos empujones e intento de corteses «permiso» pero aún seguía sin poder divisar el final del gentío a mí alrededor. Comenzaba a marearme, tener esta altura también tiene sus desventajas, ¿cómo es que quedé así? Incluso Hanabi es más alta que yo a su edad. Seguramente me pasará cuando crezca y me quedaré como la más enana de mi pequeña familia. Genial.
—¡Ay! —creo que por fin estaba viendo la luz del final cuando sentí un empujón en mi espalda, trastabillé unos centímetros, intentando mantenerme en equilibrio, pero eso no se vería bien para mi acostumbrada torpeza, «dignidad, Hinata». Tras mi último esfuerzo mi cuerpo dejó de responderme y sólo pude mover mis manos de manera frenética intentado sostenerme de algo. Sentí como una bondadosa mano me tomaba por el codo y me ponía derecha al mismo tiempo que salía del acervo de alumnos.
Al fin pude suspirar con alivio y la tranquilidad inundó mi ser. Aunque eso sólo me duró unos cuantos segundos.
—¡Hey, Hinata! Esta vez no te caíste, nuestros encuentros van mejorando —miré la socarrona sonrisa de Naruto resplandecer ante mí, e inmediatamente un vigoroso nudo se plantó en la boca de mi estómago, obligándome a fruncir los labios, tratando de apaciguar toda la vorágine de sentimientos y pensamientos que se despertaban en alerta roja en mi mente y corazón, cada uno con su respectiva orden.
—S-sí emm...gracias...
Iba a decir algo, lo sé porque siempre abre bien grande la boca, tomando una buena bocanada de aire, antes de hablar. Pero la salvadora voz de Tenten no se lo permitió.
—¡Hinata! —Cuando llegaron a mi lado me gire completamente a ellas, tratando de ignorar a Naruto. Espero entienda la indirecta—. ¿Te fijaste? ¿Dónde quedamos?
Inmediatamente la felicidad y la emoción volvieron a invadirme. ¡Es cierto, habíamos quedado juntas!
Por una milésima de segundo me debatí en cómo iba a darles la noticia; ¿debía fingir tristeza para luego decírselos y ver sus caras? ¿O, simplemente, decírselos con mi más grande sonrisa?
Cuando me percaté de la enorme mueca que se estaba formando en mis labios supe que la segunda opción era la ganadora.
—¡Estamos juntas! ¡Las tres!
Ambas abrieron los ojos desmesuradamente hasta que, luego de unos segundos, soltaron al unísono un chillido ensordecedor para, acto seguido, abrazarme.
Comenzamos a saltar emocionadas aún en brazos de las otras y riendo como locas.
—¿En qué clase? —cuestionó agitada Tenten tras separarnos.
—Segundo «C» —respondí y ambas asintieron sonrientes.
—Felicidades chicas —la voz de Naruto detrás de mí indicaba que todavía seguía allí, ¿qué no tiene una novia con la que ir a habar?
No, no, tranquila Hinata, no pienses de esa manera, tú no eres así.
—Hey, Naruto, ¿tú en que clase estás? —Ino me rodeó y se paró junto a él.
—En la «A» —mientras metía sus manos en los bolsillos y contestaba con desinterés, yo suspiré aliviada. Sabía que no le había tocado con nosotras —fue de las cosas importantes que también me fijé cuando revisé la lista—, pero aun así me calma escucharlo de sus propios labios.
—Ah, Kiba. ¿En qué clase quedaste? —todos volteamos para ver llegar al castaño con mirada desganada, como la de un perro que no recibió su premio.
—En la «A»... —su boca liberó una exhalación profunda y luego volvió a levantar la mirada, con una clara y conocida mueca de fastidio—. Me tocó con el idiota este.
Naruto sonreía zorruno y con un aire de simpleza y relax emanando de toda su ser. Era tan distinto al hiperactivo chico que conocí en tercer grado, el Naruto de ahora parece haber madurado con los años, pero a una escala considerablemente alta. Me pregunto si fue el sólo hecho de crecer lo que lo convirtió en lo que es hoy frente a mí o fueron ciertas circunstancias en su vida.
Y tras ese pensamiento, como si de un resplandor de epifanía se tratase, como sí algo en mi mente por fin haya hecho conexión, me percato de lo obvio: No conozco a este Naruto, no lo conozco para nada.
Puedo decir que fue mi amigo cuando éramos niños, y puedo decir que somos amigos ahora, pero las dos situaciones se dieron por cosas totalmente diferentes. Lo que haya pasado en el periodo en que Naruto se fue hasta que decidió regresar es como un inmenso lago de oscuridad y neblina, uno que no estoy segura si estoy dispuesta a cruzar. Sé que quise acercarme a él en el primer momento en que lo reconocí, y quise que él me reconociera. Pero las cosas no se dieron así, y ahora tengo toda esta maraña de sentimientos que lo único que hacen es complicarme las cosas, aunque me quiera acercar a él estas sensaciones sólo provocarán que aquello me lastime, que Naruto me lastime, y no quiero salir lastimada, no correré ese riesgo.
Supongo que todavía sigo siendo esa pequeña niña asustadiza que no se anima a los cambios en su vida, y sé que no podré evitarlos, pero si existe una minúscula oportunidad en la medida de lo posible de hacerlo, la tomaré con todas mis fuerzas.
Cuando el sonido del timbre retumbó en nuestros oídos y nos dispusimos a dirigirnos a nuestros respectivos salones, una última sonrisa jovial de Naruto fue lo que pude ver.
Y eso fue lo último que necesité para tomar mi corazón y obligarme a encerrarlo bajo llave.
Comenzaría ese año con un propósito muy claro: Alejar mi corazón de Naruto, y si para eso debía alejarme yo misma que así sea.
.
.
.
¡Hellow! ¿Cómo han estado todo este tiempo? je
Me demoré bastante (aunque tampoco fue un mes...) y eso se debe a que me puse en campaña de otra historia NaruHina que me llegó inspiración y avancé suficientes capítulos en una semana xD Prontamente la verán en acción...¡Es taaan dulce! <3 Si aman el fluff, como yo, la amarán x3
Y ahora, yendo a lo que nos compete que es el capítulo de hoy...
Fue cortito lo sé, pero quería algo ligero para el primer día de segundo año. Desde ya les digo que el desenlace de la historia y las partes más "importantes" por así decir, se desarrollarán en el periodo de tercer año, peeero en segundo también ocurrirán algunas cosas relevantes, así que paciencia paciencia xD
Ustedes díganme si se les está haciendo tediosa la trama y Virgi ipso facto se dedicará a adelantar las situaciones xD
Agradezco mucho sus votos lecturas y comentarios x33
Y aunque esta historia no sea muy popular el que me lea tiene un lugar especial en mi corazoncito :3
¡Saludos y espero leer sus comentarios si es que tienen ganas de dejar! :v
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top