| II |

-¿Te fijaste allí? Hay un signo que no está bien.

Mi hermanita puntualizó su mirada en la parte del ejercicio que le señalé con el lápiz, lo analizó intensamente, lo rehízo en su mente y, sólo así, pudo comprender su error.

-¡Oh, ya veo! Por eso no me dio el mismo resultado.

Sonreí ante su comprensión. Amaba poder ayudar a Hanabi con las matemáticas, sabía que se le daban bien, pero ante cualquier duda ella solía consultarme y me encantaba ser de utilidad para mi adorada hermana menor.

-Bueno, creo que con ese último ya están todos terminados -me levanté de mi lugar en la mesa de la cocina y tomé mi bolso, que estaba colgada en la silla, mientras veía a mi hermana terminar su tarea y, seguidamente, ponerse a guardar sus cosas-. Recuerda decirme luego que te dijo la maestra.

-Sí -asintió risueña.

Esperé a que Hanabi terminara su vaso de jugo de naranja y ambas salimos rumbo a la escuela. Como todas las mañanas, acompañé a mi hermana hasta la suya, adorábamos ese momento para ambas, era especial, un tiempo sólo de hermanas. Allí Hanabi hablaba y hablaba de todas sus graciosas anécdotas y yo también le platicaba de las mías.

-Recuerda esperarme aquí, pasaré por ti luego de la practica con el club.

-Ya lo sé, no tienes que repetírmelo cada día que tienes práctica -como típico gesto suyo puso sus ojos en blanco y yo sonreí con algo de sorna ante su comentario.

-Oh, ¿en serio? Porque recuerdo una vez que llegué y cierta señorita se había ya ido con un chico que...

-¡So-sólo lo acompañé a buscar su bicicleta, pero tú entendiste todo mal, hermana!

Reí ante su bochorno. Aunque tuviera once años y una mente bastante despierta, Hanabi podía ser hasta tan tímida como yo.

-Tienes razón, lo siento. Sólo espero que hoy tampoco haya perdido la llave de su candado o estarás en problemas, jovencita -infló sus mejillas, ahora sonrojadas, y sólo le contesté con una sonrisa y un beso en su frente que borró ese mohín-. Adiós, te veo más tarde.

La primaria de Hanabi estaba sólo a tres calles de mi preparatoria; eso lo había bien calculado mi padre cuando tuvo que inscribirme a mí, considerando ya estas situaciones.

Sí, mi padre era muy organizado y activo; de esos que se levantan a las seis de la mañana para aprovechar todo el tiempo del día posible y hacer cosas. Y aunque mi madre se levante sólo media hora después de él, para poder prepararnos el desayuno, sé que es de las que les cuesta más separarse de la suave almohada. Supongo que Hanabi es más como ella en ese sentido al tener que despertarla varias veces en las mañanas. Y yo...supongo que soy un poco de ambos; no me cuesta madrugar, pero si pudiera dormir más tiempo tampoco me quejaría.

...

-¿Te puso un llamado de atención? Ino, apenas es la primer semana...

-En mi defensa, fue demasiado dramático. Sólo le hice un comentario por su cabello, es todo -Mi amiga se encogió de hombros con su tenedor en mano y Tenten puso los ojos en blanco antes de contradecirla. Me recordó a Hanabi...

-Decirle que su "peluquín" no lo ayudaba como pensaba y que conocías un método para la calvicie me suena bastante ofensivo -Ino arrugó el entrecejo y abrió la boca en un gesto exagerado de indignación.

-Ugh, no es mi culpa que no sepa valorar un buen consejo estético. Te lo digo, sólo estoy para ayudar.

Tenten volvió a rodar los ojos y yo sonreí mientras bebía de mi caja de jugo. Ino estaba convencida en que ir por el mundo dando consejos de belleza era una causa noble para la raza humana.

Mi rubia amiga se sirvió otra porción de ensalada antes de continuar hablando:

-¡De todos modos! ¡Eso no era lo que les quería comentar!

-¿Y entonces? -Tenten la miró cansada y yo asentí inquisidora aun sorbiendo.

-Hoy llegó un chico nuevo. No es muy común ya que las clases ya comenzaron, pero tampoco es del todo extraño. ¡Tienen que verlo! ¡Es rubio y tiene ojos azules!

-Ino, tú eres rubia y tienes los ojos azules -observó la castaña mientras la señalaba como algo obvio.

-No, no. Él es aún más rubio y tiene los ojos mucho más azules que los míos. ¡Pero es de lo más divertido y agradable! ¡Tienen que conocerlo! Todo el salón ya lo adora y apenas pasaron las dos primeras horas de clase.

-Me suena a payaso de la clase, no sé si me agradará...

-¡Ay, Tenten! Tú siempre eres desconfiada -Ino elevó las manos en un gesto exasperado y luego me miró a mí-. ¿Y tú Hina? ¿Qué opinas?

-Supongo que no será malo conocerlo, no parece un mal chico -me encogí de hombros.

-¡Así se habla, Hinata!

-Ay, pero Hinata es buena hasta con los ebrios que te paran en las esquinas y te piden dinero para alcohol con una mentira barata de que no tienen para comer.

-Sí, bueno, es cierto -Ino asintió ante el comentario de Tenten.

-¡Y-yo no...!

-¡Hinata! -giré mi rostro ante la voz que llamaba interrumpiéndome y pude identificar a dos chicas de la junta estudiantil.

-Hola chicas, ¿qué sucede?

-Hinata, no te queremos molestar de nuevo, pero te queríamos pedir si podrías reunirte con nosotros después de clases. ¡necesitamos tu ayuda!

-Ah, no me molestaría, pero tengo práctica con el equipo de porristas... -les esbocé una mirada apenada e inmediatamente ellas me la devolvieron una igual, por lo que decidí formular una solución en el momento-. Pero...podríamos reunirnos en la hora libre, ¿qué les parece?

Los rostros de ambas chicas se iluminaron.

-¡Sí, muchísimas gracias! -pronunciaron antes de marcharse.

-La buena Hinata ataca de nuevo -miré a mi amiga castaña con una sonrisa ceñuda-. Apenas estamos a media semana y varios clubes ya te están demandando. Deberías pensar un poco en ti, amiga.

"La buena Hinata" Así me apodaban ellas, y es que desde que me conocen tengo la manía de poder ayudar siempre a quien pueda, de tratar siempre de ver el lado bueno de todo y de todos y de defender las injusticas...bueno, las que yo considero como tales.

Ni yo lo entiendo, sólo sé que desde que estoy en primaria -no recuerdo específicamente cuando- desarrollé esta fórmula de vida y es que jamás retrocedo a mi palabra.

-Yo soy feliz si puedo ayudarlos -aclaré volviendo mi atención a mi almuerzo...oh, ya se terminó.

-Pues sí, pero...

-¡Miren! ¡Miren allá! ¡Ese es Naruto, el chico nuevo que les conté! -Ino se levantó efusivamente de su lugar señalando al mencionado. Obviamente giramos a verlo. ¡Wow, Ino tenía razón! Ese chico era aún más rubio que ella, increíble -. ¡Hey, Naruto!

-¡I-Ino! -Tenten se abochornó ante la llamada poco disimula... ¿para qué mentir? totalmente escandalosa de nuestra amiga. Quiso encogerse en su lugar, pero a ese rubio pareció no afectarle y se acercó hasta nuestro lugar con una radiante sonrisa en el rostro.

-¡Eh! Ino. ¿verdad?

-Así es. Quería que mis amigas te conocieran, ya que les hablé de lo buena persona que eres -ella sonrió altiva y Naruto se rascó la parte trasera de su cabeza, apenado. Algo bastante tierno en mi opinión. Pero, ahora que lo miro de cerca, su rostro me da una extraña sensación de nostalgia-. Chicas, él es Naruto, nuestro nuevo compañero -nos lo señaló con la mano como si lo fuéramos a confundir y luego hizo lo mismo con nosotras-. Naruto, ellas son mis amigas: Tenten y Hinata, ambas están en un salón diferente.

-Hola.

-Mucho gusto.

-¡Encantado chicas! -Ambas sonreímos casi por inercia, el aura alegre que irradiaba ese chico era demasiado cálida y agradable -. Espera, ¿tú eres Hinata?

-¿Eh? Este, sí -sorpresivamente se dirigió a mí, por lo que le respondí algo atolondrada.

De una manera que me pareció extraña, el chico inclinó su mirada y entrecerró los ojos en mi dirección. Inmediatamente la vergonzosa Hinata que aún habita en mí se puso de los pelos, esa mirada no me causó más que desesperación, fue muy extraño.

Antes de que el rubio pudiera seguir con su análisis sobre mi persona el timbre sonó estruendosamente y con otra sonrisa, y un saludo con su mano elevada, se alejó velozmente de nosotras.

Fue raro.

Tuve una sensación extraña merodeando por mi pecho durante las siguientes dos horas de clase, pero luego entró el profesor Orochimaru con su temible biología y se me pasó casi instintivamente. Era la única materia que tenía ese efecto en, literalmente, todos los alumnos.

A la salida, cuando todos los estudiantes iban en estampida hacia la puerta principal, yo iban a contracorriente arriesgando mi propia integridad física para llegar a los vestidores e ir a mi practica de porristas. Una inmensa osadía cabe destacar.

-¡Auch! -Sentí el duro contacto de mi trasero con el frío suelo y tuve que cerrar los ojos, por lo que, lamentablemente, no pude mirar el rostro de mi agresor en medio de esa manada de cebras histéricas.

Yo no soy de desearle el mal a nadie, pero espero que se le haya caído su dinero por dejarme abandonada en el piso. Insensibles.

-¿Te ayudo?

Abrí mis ojos y vi como una mano se extendía justo frente a mi rostro. Cuando alcé aún más mi vista vi unos deslumbrantes faros azules, cuando pude enfocar bien comprendí que se trataba de Naruto. Wow, sus ojos aún me impresionan de lo intensos que son, sólo conocía el azul en los ojos gracias a Ino, y ni aún ellos se le comparaban, era todo un espectáculo.

Me di cuenta de que me había perdido en mis pensamientos y él seguía extendiéndome su mano. Algo abochornada, y con las mejillas sutilmente coloreadas por habérmele quedado mirándolo, la tomé aceptando su impulso para así levantarme.

-Gracias, fue una caída dura -expresé cerciorándome de que mi trasero se encuentre en condiciones.

-Eso noté -rio ligeramente-. Parece que será costumbre entre nosotros salvarnos -No entendí que quiso decir.

-¿A qué te refie...?

-¡Hinata! -Ambos dirigimos nuestra mirada al grito que una de mis compañeras de entrenamiento había dado unos cuantos metros detrás de Naruto -. ¡Apresúrate, no podemos llegar arde! ¡La profesora Anko ya llegó!

-¡¿Q-qué, tan pronto?! -Mi cara de horror no tenía comparación, y es que la entrenadora Anko, sino se le obedecía al pie de la letra, podía causar terror, mucho terror-. ¡Y-ya voy! -Me dispuse a avanzar, pero inmediatamente recordé con quien estaba, así que, de manera torpe, giré sobre mis talones para volver a él-. Hasta mañana Naruto-kun. De nuevo, ¡gracias! -Y salí corriendo.

Él me regaló una sonrisa divertida, seguramente por mi ridículo comportamiento, ¡qué vergüenza!

En fin, por ahora mi única preocupación era sobrevivir a mi maestra...

.

.

.

-¡Kiba! ¡No hables con la boca llena, así pareces más un perro que de costumbre!

-¡No quieras venirme con tus consejos de estética, rubia!

-¡A ti primero hay que enseñarte modales!

Una discusión entre Ino y Kiba era casi de ley cada que todos nos juntábamos. En ese momento compartíamos el almuerzo del viernes.

-Que problemáticos son...-sonreí divertida mientras veía como Shikamaru se quejaba con un gesto de limpiar su oído con su meñique. Él era el que más detestaba la interrupción a la calma que generaban mis dos estéricos amigos.

-¿Ya se han unido a algún club? -solté al aire, intentando desleír la situación.

El cabeza de piña -así lo llamaba Kiba- bufó y cerró sus ojos para recostarse sobre sus brazos en la mesa, mascullando algo sobre que eso era muy problemático.

-El periódico escolar accedió a darme mi propia columna con tips para chicas-exclamó Ino sonriente-. Es lo más cercano a fundar mi propia revista de moda -se encogió de hombros con una sonrisa autosuficiente.

Siempre me alegraba escuchar lo resuelta y animada que estaba Ino con su sueño. Involuntariamente provocaba que una determinación similar me invada a mí con mi sueño de estudiar pediatría y crear mi propia fundación para ayudar a niños en todo el mundo...aunque primero empezaría con los de mi propia ciudad.

-Cuando me enteré que había un equipo de luchas femenino no dudé ni un instante en unirme -Tenten alzó la mirada con su mano empuñada-. Juro que patearé muchos traseros.

-No esperamos menos -la animó sonriente el castaño de dientes afilados -. Algo que no entiendo...Hina -se dirigió a mí y yo le presté mi total atención-, ¿cómo es que tú ya estás practicando con el equipo de porristas? Me parece sorprendentemente rápido.

-Ah... -me metí a la boca el último trozo de mi sándwich y lo hice esperar mientras lo degustaba como lo que era: la última porción. Luego de tragar y beber lo que quedaba de mi jugo me digné a contestarle -. Es que como estoy en el equipo desde la secundaria varias de las que ya formábamos parte nos reunimos desde el primer día con la entrenadora. Así también podíamos evaluar a la recién llegadas. Aunque claro, todas las que deciden unirse son muy buenas -concluí sonriente.

Cualquiera que me viera jamás se imaginaría que estuviera en un club como ese, no aparento para nada fortaleza física. Hasta yo aún me sorprendo de mi misma, pero si no fuera por un arranque de valentía en la secundaria no estaría aquí. Embriagada por la filosofía que traía de la primaria decidí arriesgarme y, extrañamente, resultó que no soy tan mala, al menos puedo defenderme.

-¿Y tú, Kiba? -Tenten me quitó la pregunta de la boca.

-Pasé la prueba para el equipo de futbol, ya soy un miembro oficial -se golpeó el pecho en un gesto de orgullo-. Ah, y ese chico... ¿Cómo se llamaba? El rubio escandaloso.

-¿Naruto?

-Sí, ese. También está en el equipo.

-Vaya, será divertido verlos jugar juntos. Sin duda será algo explosivo -todos estuvieron de acuerdo con la observación de Tenten.

Aunque, para mí, escuchar el nombre de ese rubio volvió a dejarme invadida por esa extraña sensación que no terminaba de entender.

Es algo extrañamente nostálgico, ¿será que ya he visto a Naruto con anterioridad en mi vida? Él también tiene una actitud algo misteriosa con sus extraños comentarios que no logro de entender.

En fin, no es como si hayamos tenido muchas oportunidades para charlar, considerando que apenas lo conocí ayer. ¿Acaso algo me asegura que volveré a hablarle? La escuela es muy grande, y no por conocer a una persona significa que se convertirá en tu amiga.

En ese momento todos giramos nuestros rostros detrás de Ino cuando escuchamos el ruido estrepitoso de, lo que parecía, varias cosas caerse.

La imagen que se presentaba era la de un chico aparentemente albino por sus cabellos blancos junto a otro que tenía un ridículo corte "tazón", y, en medio de ellos, una bandeja desparramada por todo el piso.

Por la sonrisa del de pelo blanco no parecía un accidente...

-Ups, problemas.

-¿A qué te refieres, Kiba? -Inquirí siendo la única que volteo a verlo.

-El de sonrisa de tiburón se llama Suigetsu, va un año arriba nuestro y está en el equipo de futbol -mientras me respondía no me miraba, y yo iba intercalando mi visión entre él y la situación que llamó la atención de todo el comedor-. No es un tipo muy agradable, se quiere comportar superior con todos los novatos que entramos ayer, y ese que está junto a él es uno de ellos.

-Entonces, ¿ese chico está en nuestro año?

-Está en mi curso, se llama Rock Lee -Shikamaru tenía una mirada algo seria que desemejanza mucho de su común de aburrimiento.

-Estuvo bastante bien ayer en las pruebas, no me sorprendería que Suigetsu quiera intentar intimidarlo un poco. Es un idiota -ladró Kiba apretando sus colmillos.

Ese chico Lee, no parecía asustado, pero se ve que no quería ser parte de ningún problema. Luego de dirigirle unas palabras a un Suigetsu con sonrisa socarrona, se inclinó sobre la bandeja derramada en el sueño para levantarla.

Y lo que vi, no me agradó para nada.

El altanero de cabello blanco se inclinó sobre su mesa y tomando una bebida derramó el líquido que quedaba en ella sobre la cabeza de ese chico. Yo no soy de enfadarme, pero no pude evitar apretar los puños con fuerza ante tal acto de cobardía e injusticia frente a mí.

Era claro adivinar que para el ego de Suigetsu, el que Lee no haya hecho caso de su broma lo haya orillado a cometer un acto tan patético y grosero como ese.

El ladrido de Kiba no se hizo esperar, acompañado de los insultos de Tenten y las quejas de Ino. Un murmullo se oyó en todo el comedor, un par de idiotas se reían de la escena, pero la mayoría la observaban con miradas serías y susurros entre ellos. Para los mayores, al parecer, era un acto bastante común de ver.

Suigetsu sólo reía y Lee se paró lentamente ahora si con una mirada indignada a su abusador. Apretó los puños, mas no hizo nada. Es un chico bastante noble, lo admiro.

-¿Qué sucede? ¿No te defenderás? ¿Y así piensas unirte al equipo? Que patético -el chico elevó su voz logrando que los que estábamos más lejos podamos escucharlos.

Lee apretaba los dientes, todos podíamos ver los indignado e impotente que se debía sentir, estaba segura de que, de ser por él, ya le habría cerrado la boca a ese abusivo, pero su nobleza no se lo permitía.

Y todo mientras él se burlaba.

Mi lado justiciero ya no aguantaba más. Hice un ademán de pararme y detener esta ridiculez, pero la mano de Kiba en mi hombro y su mirada de advertencia me pausó.

Estaba a punto de replicar, de quejarme, de abogar todos mis recursos para que me permitiera ir en ayuda de ese joven; pero una exclamación grupal de asombro de parte de todo el comedor nos hizo desistir de nuestra lucha de miradas y ambos giramos la vista ante la nueva escena que se presentaba frente nosotros.

Naruto, el nuevo, estaba detrás de Suigetsu sosteniendo sobre su cabeza lo que parecía un vaso de refresco vacío que, al parecer, ahora chorreaba por el cabello del peliblanco.

Abrí mis ojos con asombro como, supongo, hicieron todos los demás alumnos. Jamás pensé que Naruto sería capaz de hacer algo así.

-Te gusta ridiculizar, ¿eh? -la mirada fría que le dedicó Naruto no se comparaba en nada a la cálida con la que lo había conocido. Parecía una persona totalmente diferente-. Pues te hace ver tan idiota como te ves ahora.

-¡Imbécil! -rugió Suigetsu encarándolo-. Sólo eres otro mocoso de primero, ¡te arrepentirás de ponerme las manos encima! -levantó sus puños como amenaza.

-No me amedrento frente a niños cara de pescado como tú -El rubio se arremangó sin quitar su mirada fulminante de ese chico.

El aire en la cafetería era sumamente denso, difícil de respirar. Lo cual no preocupaba porque estoy segura de que, aparte de mí, más de uno estaba conteniendo la respiración en ese momento.

-¡Retira tus palabras enano, porque no me hago responsable de lo que pueda pasarte a causa de tu arrogante actitud!

-Yo, nunca retrocedo a mis palabras...

Algo pasó.

Mi mente me mareó en una especie de dejà vu, pero la sorpresa de oír esas palabras, que se me hacía tan familiares, no me dejó cerrar los ojos.

Sólo cuando un extraño, sofocante y veloz viaje por mis recuerdos se hizo visible en el valle de mis pensamientos tuve que forzar mis parpados a cerrarse, apretando el tabique de mi nariz con mis dedos.

Y como un destello que mi mente usaba a modo de aviso que encontró lo que estaba buscando, el recuerdo de un sonriente niño rubio apareció frente a mí.

Fueron sólo milésimas de segundo, pero yo la padecí cada una, como si ese recuerdo hubiese estado oculto en lo más profundo de mi memoria, y de la manera más abrupta había sido sacado a flote.

Volví a abrir mis ojos ahora con aún más impresión, mientras los fugaces recuerdos de ese chico pasaban como flashes frente a mi vista.

Claro él... ¡era ese chico!

Antes de que pudiera seguir meditando en el mar de emociones que me invadía en ese momento, un sonido seco me hizo espabilar, y pude notar con horror como Naruto y ese tal Suigetsu había comenzado una lluvia de puñetazos el uno con el otro.

-¡Kiba, haz algo! -la voz alarmada de Ino no logró distraer mi visión de ese rubio que esquivaba y lanzaba puños con desenvoltura.

-Pero yo...

-¡Sólo hazlo!

Cuando Kiba decidió, algo dubitativo, levantarse a parar esa pelea, el grito de un profesor alertó a todos, inclusive a los chicos que se había convertido en las estrellas del espectáculo de esa cafetería.

Se acercó a ellos con una mirada severa y ofreciéndoles una buena reprimenda, pero ninguno de los dos les prestaba atención, sólo se dedicaban miradas furibundas entre ellos.

A los pocos segundos decidió llevárselos con él, supongo que, a la oficina del director, no sin antes vociferarnos un grito a todos los mirones.

La mirada culpable y sorprendida de Lee mientras seguía el camino de Naruto tras ese profesor, hizo que mi mente trajera a memoria otro recuerdo...

No lo podía creer.

Ese niño...Naruto... ¿Cómo pude olvidarlo?

.

.

.


¡Hola a todos!

Lamento demasiaado la demora, es que me fui de vacaciones con mi familia y no me llevé la compu, despues no sabía bien como seguir y por último me costó encontrar tiempo para sentarme a escribir...

Jeje sorry...

Pero espero que lo hayan disfrutado...al menos algo.

¿Qué esperan que pase ahora que Hinata recordó a Naruto?

No planeo que sea un fic muy largo, de hecho, quiero que sea corto, así queee trataré de esforzarme por no atrasarme demasiado en traerles los capítulos.

De todos modos, tengo una trama para un fic Naruhina que no puedo esperar por empezar! xD

Y ademas varios oneshot y otras tantas tramas que asaltan mi cabeza de vez en cuando...Sólo espero poder escribir todas...

En fin, espero que hayan disfrutado el capítulo.

¡Un saludo inmenso!

¡Bye, bye!

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