#1
Durante el resto de la semana todo - o casi todo - avanzaba con normalidad.
El pelirrojo actuaba como siempre, pasando desapercibido de todos a excepción de alguien pues se sentía observado más cuando miraba a los lados no veía a nadie.
Trataba de distraerse dibujando o haciendo cualquier otra cosa para no pensar en su segundo rechazo.
No le iba a las mujeres y mucho menos los hombres.
Suspiro pesadamente en medio de la clase.
– ¿Ocurre algo Nathanaël? – pregunto la maestra haciendo que todos incluso el rubio lo mirara y eso lo puso nervioso.
– Na-Nada, disculpe.
La profesora asintió y siguió dando clases cuando para mala suerte de ambos protagonistas llego el proyecto de parejas.
¿Suerte? ¿Destino? ¿Coincidencia?
Así es, quedaron juntos.
Y el momento de decidir a que casa irían también.
– Cre-Creo que mi casa estará bien. – dijo el rubio que trataba de no mirar a los ojos a su compañero.
– Está bien. – Sonrió. – Nos vemos en la tarde. – tomó sus cosas y salió con una leve sonrisa.
Vio como su compañero se alejaba extrañándose de su actitud, ¿Otra sonrisa falsa? No, esa parecía mas normal.
¿Está actuando como si no hubiera pasado nada?
– ¿Pasa algo? – pregunto el kwami negro.
– Nada. – respondió rápidamente.
la tarde llego mas rápido de lo que esperaban ambos chicos, se encontraban en la habitación del rubio escribiendo un ensayo.
Adrien miraba como el pelirrojo actuaba con naturalidad, escribía sin estar incómodo y eso le molestaba.
¿No lo iba a seducir? ¿Se rendiría con él así de rápido?
"Tal vez no estaba realmente enamorado." pensó Adrien.
– ¿Me miraras todo el rato o trabajarás?
El rubio se sobresalto, sintió su sangre acumularse en sus mejillas así que saco el poco orgullo que le quedaba.
– ¡Claro que no te miraba! – Hizo un puchero.
El pelirrojo soltó una pequeña risa.
– Claaaro que no~ – Hablo sarcásticamente.
– ¡Deja de sonreír! – se tomo del cabello jalandolo. – ¿Por qué actúas como si nada pasara?
Nathanaël tomó las manos de Adrien para tranquilizarlo.
– ¿Por qué te sonrojas? – Pregunto el menor con una leve sonrisa tímida en el rostro.
– ¡Claro que no! – alejo sus manos rápidamente.
El menor balbuceo un poco y se decidió a hablar.
– Dime Adrien... ¿Creés que pueda conquistarte? – su mirada se encontraba en el suelo, sus mejillas rojizas se combinaban casi con su pelo.
El rubio lo miro detenidamente, abrió la boca un poco y luego la cerro.
Lo dudo un poco.
– Supongo...
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En mi opinión creo que cada vez voy mejorando en escribir <3 :'v
Publicado: 25 de julio de 2016
Revisada: 18 de diciembre de 2018
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