9.

[ Final ]

La vida nos pone a prueba de muchas maneras, unas fáciles, unas difíciles y unas imposibles, pero jamás sabremos a qué nivel de dificultad nos enfrentamos hasta que lo vivimos en carne propia.

Se encontraba yendo en el taxi rumbo al aeropuerto más pequeño de la ciudad que por fortuna también era el más cercano.

Y no podía, realmente no podía pensar en otra cosa que no fuera Hyungwon.

Su dulce voz y los sollozos de aquella llamada rebotaban en su cabeza como una maldita pelota de hule.

Tan solo la idea de saber que él se iba a un sitio desconocido y que iba a desaparecer de su vida por un tiempo indefinido que quizá fuera eterno, le carcomía el corazón.

Jamás se haría a la idea de vivir sin Hyungwon, sin importar lo que pasara.

No tenía un plan trazado, no sabía si iba a lograr detenerlo, no sabía si lo iba a rechazar o quizá ya se había ido.

Pero no iba a soltarlo, iba a luchar por él hasta que no pudiera hacer nada más.

Estaba ignorando todo en ese momento, el ruido de afuera, la radio del taxista, el timbre de su celular, las farolas de la calle, todo.

Pero quizá ese fue su mayor error.

Su teléfono volvió a timbrar una vez más y decidió que iba a atenderlo por si se daba la minúscula casualidad de que la llamada fuera de Hyungwon.

— ¿Hola? — contestó sin mirar la pantalla con un hilo de esperanza de escuchar su tierna voz del otro lado de la línea.

Pero no tenía tanta suerte.

— Wonho... — suspiró Shownu — por Dios, me tenías preocupado, creí que te había pasado algo... — susurró nervioso — Wonho vuelve a casa ahora, lo más pronto que puedas...

Frunció el ceño ante el tono de voz tan preocupado de su líder.

— ¿Por qué? ¿Hyungwon está allí? — guardó silencio para escuchar la respuesta, pero decidió dar un argumento antes de escucharla — si no está allí, sabes que no volveré sin él...

— No, claro que no está aquí... — soltó con nerviosismo — pero...

Sintió decepción por no escuchar una buena noticia, así que decidió que el plan seguía en marcha.

— Entonces no iré... — dijo con firmeza.

Shownu guardó silencio por fracciones de segundos como tratando de procesar lo que su amigo había dicho.

— ¡Pero Wonho! — dijo Shownu desesperado — ¿Acaso no estas enterado de lo que p... — cortó la llamada.

No quería escuchar nada más que la respuesta a su pregunta y había sido negativa, así que nada de lo que dijera su líder iba a hacer que retrocediera o cambiara de opinión.

Guardó el celular en el bolsillo, no sin antes mirar que ya había pasado cerca de 15 minutos en el taxi y que aún le faltaban unos cuantos más.

Pero cuando levantó su mirada se dio cuenta de que el taxi se había detenido y no sabía cuándo.

— ¿Disculpe? — dijo con tono molesto — ¿Por qué se detiene? Llevo prisa...

El taxista suspiró y lo miró un poco preocupado.

— Señor, lo lamento pero no me permiten avanzar más... — señaló al frente y Wonho vio un par de patrullas en el lugar, entonces se alarmó un poco pero trató de mantener la calma, pensando en que quizá solo se trataba de algún evento del cual no se había enterado — supongo que quieren evitar otra tragedia.

Wonho lo miró confundido, pero no quería perder más tiempo escuchando tontas suposiciones así que sacó su billetera y pagó el recorrido.

Ajustó su ropa para que lo cubriera lo máximo posible de cualquier mirada curiosa y salió del taxi, para encontrarse con la enorme sorpresa de que aparte de  enorme cordón policial, había un tráfico terrible en el lugar.

Pero esa no era la peor parte.

La peor parte fue aquella que le tomó un par de segundos notar.

Una enorme columna de humo se levantaba desde la misma dirección del aeropuerto, entonces su corazón pareció detenerse en ese momento.

Miró a su alrededor y notó gente llorando, otros susurrando y otros simplemente mirando la aterradora imagen de aquella gruesa columna de humo resaltar encima del oscuro cielo nocturno.

Y sin pensarlo comenzó a correr hacia el cordón policial queriendo atravesarlo por pura desesperación, pero fue detenido antes de que pudiera lograrlo.

— ¡No puede pasar! — le gritó un policía — ningún civil debe acercarse, es por su seguridad.

Entonces él lo miró con desesperación y con los ojos húmedos.

— No soy un simple civil... — sollozó tembloroso — ¡mi pareja esta ahí! — señaló en dirección al aeropuerto — y necesito saber que demonios pasó...

El policía suspiró y lo tomó por los hombros apartandolo un poco del resto.

— Te reconozco... ¿Wonho verdad? — él asintió desesperado importandole muy poco el hecho de ser reconocido — Wonho no sé quién sea tu pareja, pero creo que este no es un buen lugar para ti, hay demasiados medios y eso... Si quieres yo puedo ir y buscar entre los...

Wonho se rió desesperado.

— ¡Me importa una mierda la prensa! — soltó con molestia — déjame cruzar, necesito verlo...

El hombre suspiró.

— Wonho... — susurró mirándolo fijamente — El avión que estaba a punto de irse, tuvo desperfectos al momento de levantar vuelo y simplemente se desplomó sobre la pista sin que los pilotos pudieran hacer algo... — Wonho lo miró sintiendo que le faltaba el aire y comenzó a hiperventilar — lamento decirlo, pero si tu pareja abordó el único avión que iba a salir a esta hora... Es muy probable que no esté esperando por ti...

— Cierra la puta boca... — susurró sin poder respirar correctamente y su corazón continuó rompiéndose a más no poder.

Intentó correr de nuevo pero el hombre volvió a detenerlo con fuerza.

— Wonho, no hay sobrevivientes... — apretó sus hombros con fuerza para intentar sacarlo del shock en el que estaba sumido — aún si vas, no podrás hacer nada... es mejor que esperes y no te expongas a una situación tan peligrosa en este estado.

Wonho negó efusivamente sin notar las odiosas lágrimas salir sin su permiso.

— No... No, no, no, no... — volvió a negar con las lágrimas corriendo por sus mejillas — no voy a soltarlo... No... Él está bien... Yo sé que lo está...

El hombre lo miró con empatía y se hizo a un lado.

— Entonces... — suspiró — empujame y haz parecer que cruzaste a la fuerza... — Wonho lo miró sin entender y él se señaló a sí mismo — adelante... Ve a verlo por ti mismo.

No sabía si fue por obediencia o por desesperación, pero el empujón que le dio al hombre fue tan fuerte que lo lanzó al suelo.

Y comenzó a correr con desesperación hacia aquel lugar, sin importarle nada.

Su gorra se cayó, el viento que golpeaba su cara parecía doler, sus piernas pesaban como nunca, sus lágrimas salían solas y aquella bonita sonrisa era todo lo que aparecía en su mente mientras recorría los largos metros que le faltaban para llegar.

Pero su pecho parecía desfallecer, el dolor de imaginarse que Hyungwon se fuera para siempre de su lado era algo que no podía tolerar, ni siquiera en su imaginación.

Y comenzó a recordar en aquel momento donde se dio cuenta de lo que sentía por él, la voz de Hyungwon resonaba en su cabeza una y otra vez mientras lloraba con intensidad y corría.

Se maldecía, se maldecía internamente por haber mencionado sus sentimientos, por ser el culpable de arrastrar a la persona que más amaba a una situación como esa.

Era su culpa, todo era su culpa y si a Hyungwon le pasaba algo, él no podría soportarlo.

Su corazón quería detenerse pero preferiría eso antes de vivir con la culpa y con un sueño a medias.

— No me dejes Hyungwon, no me dejes... — sollozaba mientras corría hacia la columna de humo — no me dejes... Por favor...

La imagen de aquel primer beso, la preocupación en los ojos de Hyungwon, la primera vez haciendo el amor, todo resultaba tan doloroso en ese momento.

Era agobiante, desgarrador.

Limpió sus lágrimas una vez más y divisó las ambulancias que estaban fuera del establecimiento junto a las patrullas de policía y los camiones del cuerpo de bomberos.

Entonces se fue directamente hacia allí.

— ¡Chae Hyungwon! ¡Chae Hyungwon! ¡¿Donde está Chae Hyungwon?! — lanzó una mirada rápida por el lugar y se dispuso a seguir su camino.

Entonces otra persona lo detuvo.

— Señor calmese, estamos sacando a los afectados por el humo — Wonho lo miró con desesperación — sin embargo, si su pariente se encontraba en el avión debe esperar a que el cuerpo de bomberos determine si hay sobrevivientes y eso será hasta que las llamas se extingan por completo, estamos trabajando duro, se lo prometo... — el hombre intentó calmarlo — por favor tome asiento...

Wonho negó efusivamente.

— No, no, no, no... Usted no entiende... Él tiene que estar bien... — susurró con la voz temblorosa mirando que solo habían pocas personas en las ambulancias — ¿Donde está el resto? ¡Dígame!

El hombre miró a su alrededor.

— Están siendo desalojados... — suspiró — hay pocas personas dentro, aparte de... — Wonho lo dejó con la palabra en la boca y comenzó a correr hacia dentro del establecimiento — ¡Oiga, eso es peligroso!

Ingresó rápidamente por la puerta principal del aeropuerto y tal como dijo aquella persona, había poca gente en el lugar.

Gente de la prensa con mascarillas informando del hecho en las noticias nacionales, un par de familiares llorando rehusandose a irse y maletas tiradas por ahí.

Muchas maletas sin dueño, un digno ejemplo de que nada material importa cuando hay un problema de esa índole.

Colocó su antebrazo en sus vías respiratorias para no inhalar directamente el fino humo que se colaba a través de las puertas cerradas y comenzó a caminar por todo el lugar o más bien a trotar.

Sólo habían tres lugares a donde podía estar: el área de facturación, la sala de embarque y los baños.

Corrió buscando en cada rincón de aquella enorme sala de facturación el rastro de Hyungwon, incluso detrás de algunas maletas porque aún a esas alturas se negaba a creer que algo le había pasado.

No podía pasarle algo así.

No a él.

Él estaba bien, su Hyungwonnie estaba bien ¿verdad?

Más maletas, accesorios de todo tipo tirados en el suelo y el sonido de sus propios pasos era todo lo que lo acompañaba cuando recorría la sala de embarque a escondidas en medio de espeso humo y la calor.

Revisó cada maldito rincón de ese lugar mientras el tiempo avanzaba, su respiración se agitaba y su esperanza disminuía.

Pero no había nadie.

Salió de allí, sintiendo la derrota pesar sobre sus hombros y entonces llegó a la única puerta que le faltaba: los baños.

Por alguna razón, el humo se había concentrado con mayor fuerza en ese lugar, apenas podía ver y respirar.

Pero no iba a darse por vencido, no después de tanto.

— ¡Hyungwon! — gritó para que se pudiera escuchar en todo el lugar — Hyungwon si me escuchas, soy Wonho... — tosió al tragar mucho humo involuntariamente — Hyungwon háblame, por favor... Vamos a casa... No me dejes Hyungwon... — susurró con un hilo de voz sintiendo las lágrimas aparecer en sus ojos nuevamente.

Abrió una a una las puertas de aquel baño de hombres, pero de nuevo no había nada.

Tosió una vez más y se dirigió hacia la salida, pero antes de que pudiera salir vio un reflejo iluminarse contra el espejo aún a través del espeso humo, entonces avanzó hacia allí.

Y ese fue el momento cuando sus pocas esperanzas se vinieron abajo.

El pequeño brillo que resaltaba en aquel lugar, era algo demasiado significativo para él.

El collar de Hyungwon.

El mismo collar que con tanto amor le había regalado hace mucho tiempo, estaba allí tirado sobre la encimera de granito.

Como si no valiera nada.

Entonces se dio cuenta que él realmente quería dejarlo, quería irse y despojarse de cualquier cosa que le recordara lo que alguna vez fue una bonita relación, porque así dolía menos.

Hyungwon no mintió en esa llamada.

Salió de aquella habitación con el corazón roto y su respiración aún más irregular, entonces se agachó y se apegó a una maleta que estaba junto a la pared y abrazó sus propias rodillas sin soltar aquel brillante collar dorado que no le pertenecía.

No podía llorar.

Su pecho dolía y el nudo en su garganta luchaba por asfixiarlo.

Entonces escuchó a una persona del servicio de emergencias hablando a través de un walkie-talkie.

— Necesitamos hablar con la gente de la aerolínea... — suspiró pesadamente — está confirmado, no hay ningún sobreviviente... 56 personas fallecieron y debemos anunciar sus nombres.

Y aquel granito de esperanza que aún había en él, se fue por la borda.

Entonces apegó su frente a sus rodillas y comenzó a llorar con intensidad, desconsolado, sintiendo que el dolor de perder a la persona que más amaba lo estaba consumiendo.

Desafortunadamente su desconsolado llanto llamó la atención de los medios quienes lo reconocieron al instante, pero no le importaba, ya nada importaba en ese momento.

Unas personas de emergencias también notaron su presencia y se acercaron a él rápidamente tomándolo por los brazos y levantandolo de allí.

— ¡Está sin mascarilla! — en cuanto lo pusieron de pie su cuerpo no respondió, visiblemente afectado por el humo y el fuerte golpe de sentimientos — ¡Rápido a una ambulancia!

Dos personas cargaron con él y simplemente tosía sin poder respirar.

Su cabeza dolía, estaba mareado, no quería abrir sus ojos y sinceramente no le importaba morir en ese momento.

Con ayuda de algunas chaquetas, la gente de emergencias lo cubrió para evitar que los medios pudieran tomar fotografías de él en ese estado.

No comprendían que a quien estaban viendo no era "Wonho el idol" era una personas más, sufriendo una pérdida irreparable por las estupideces de una sociedad que creía tener el poder de decidir sobre su felicidad.

Fue sacado del establecimiento y puesto en una camilla, donde rápidamente comenzaron a revisar su presión anterial y le colocaron una mascarilla de oxígeno.

Y allí acostado escuchaba su propia respiración forzada que llegaba incluso a ser muy ruidosa, sentía su corazón roto y las lágrimas caían de sus ojos, pero prestando un poco más de atención también escuchó sollozos a su lado y de nuevo aquella trágica noticia que se esparcía rápidamente entre los presentes.

Apretó con fuerza el collar que tenía en su mano derecha y entonces cerró sus ojos deseando que hubiera un final, no importaba si era feliz o no.

Sólo quería que todo terminara, que aquel dolor de su pecho desapareciera de una vez y dejar de esconder todo lo que sentía.

Quizá incluso morir.

— Eres... — escuchó un susurró soltado con dificultad — un tonto... — dejó de escuchar muchos sonidos mientras iba cayendo lentamente en la inconsciencia — Wonho... — sintió una temblorosa mano sobre la suya — no debiste... entrar... — los susurros fueron detenidos y escuchó una fuerte tos — no debiste venir... — los sonidos se hacían cada vez más lejanos — Wonho... Mírame... — intentó abrir sus ojos pero no podía.

¿Quien le hablaba?

— ¿Hm? — susurró mientras sus lágrimas se deslizaban pro sus mejillas.

La mano apretó el agarre mientras volvía a escuchar con un poco más de claridad aquellos susurros que intentaba reconocer.

— Gracias... — un nuevo susurro — gracias por no dejarme ir... — sintió una suave caricia en su mano y fue en ese momento cuando reconoció que esa voz era de la persona que más amaba.

Entonces abrió los ojos con pesadez y lo vio  allí, en la camilla de al lado, con su cabello teñido y diferente aspecto, en la misma condición que él y su alma pareció volver a su cuerpo.

No te fuiste... — susurró con un hilo de voz.

Hyungwon negó levemente con una sonrisa en medio de las lágrimas.

No pude... — susurró — no fui capaz de soltarte... — respiró con dificultad y sonrió — o quizá tú no me dejaste ir...

Wonho comenzó a llorar con intensidad y dirigió su mano hacia el rostro de su amado.

— Eres tú... — sollozó.

Hyungwon asintió entre lágrimas.

— La prensa va a comernos vivos... — tosió con tristeza.

Wonho sonrió y acarició su mano.

— Hyungwonnie... Me importas tú... — susurró entre lágrimas — tú, sólo tú...

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