V.

Las primeras marchas de la comunidad LGBT se llevaron a cabo cuando entraron en los años ochenta. En ese entonces, la mayoría de los gays que eran visibles y se manifestaban eran de izquierda o como mínimo progresistas. Los gays burgueses sabían perfectamente que si salían del clóset arriesgaban sus posiciones.

Y como era de esperarse en una sociedad tan machista y conservadora, no se hablaba en televisión abierta sobre ellos, haciendo vista gorda a la discriminación injustificada y a los asesitatos macabros que estaban afectado a las personas que para ellos, no eran normales.

Por ese motivo, Jimin había decidido unirse en la que se llevaría a cabo aquel viernes.

Su jefe de ese entonces, Jung Hoseok, le concedió el permiso cuando Jimin le contó el motivo, sintiéndose inmensamente feliz al ver el apoyo de alguien completamente externo al movimiento por el cual se luchaba.

Y era una lucha que no traería cambios de inmediato, sino todo lo contrario. Incluso llevarían años, pero valían totalmente la pena cada una de las manifestaciones.

Corea debía comprender y aceptar que todos tenían el mismo derecho de amar sin el miedo a ser discriminados o asesinados.

Jimin sabía que ese día, Jungkook llegaría temprano a casa. Luego de aquella discusión, semanas atrás, seguían juntos.

Estaban atrapados en una relación completamente rota, donde los miedos y las inseguridades comenzaban a consumirlos.

Cuando su hora laboral acabó, Jimin se despidió de su jefe y se unió sin pensarlo a la pacífica marcha. Caminaba solo entre la multitud; con su cabeza en alto y el orgullo brotando por cada uno de sus poros. Fue ahí que vio a un bonito chico que andaba igual de solo que él y se acercó.

Min Yoongi se llamaba.

Era un adolecente de diecisiete años, que marchaba con un gran cartel y recitaba a todo pulmón los improvisados himnos que se habían creado. Jimin le ayudó con su gran cartel y se unió al canto.

Estuvieron juntos riendo, cantando y caminando hasta que repentinamente todo pasó de pacífico a disturbio total. Cuando la policía en conjunto a los militares intervinieron, alegando que no estaban cumpliendo con los inexistentes acuerdos de la marcha.

Los disparos no tardaron en escucharse, alterando a todos los que se negaban a retirarse, dispersándolos. La policía comenzó a golpearlos y a tomarlos detenidos, sin discriminar edades.

Jimin junto a Yoongi se habían negado a retirarse, como todos los que se habían reunido, pero no tuvieron que pensarlo mucho cuando un hombre mayor fue brutalmente golpeado frente a sus ojos.

—¡Debemos salir de aquí! —Yoongi le había gritado, con la angustia dibujada en su pequeño rostro.

Jimin lo había tomado de la mano para moverse entre la multitud que corrían despavoridas, intentando llevarlo a un lugar seguro hasta que todo pasara.

Pero cuando intentaron correr hacia unas calles, dejando atrás a todos, se dieron cuenta de que no solo eran los militares y los policías los que estaban ahí para arruinar una marcha pacífica, sino que también eran simples ciudadanos alegando que ellos estaban arruinando el país, la humanidad entera.

Jimin apretó la mano del chico y comenzó a correr con todas sus fuerzas junto a un pequeño grupo de jóvenes, intentando resguardarse en algún lugar.

Pero no llegó muy lejos.

Un hombre fuerte y alto tomó con fiereza a Yoongi, haciéndolo soltarse de Jimin y caer seco en el suelo. No eran policías, tampoco militares. Era un grupo de hombres fuertes que simplemente disfrutaban de golpear a los más débiles.

Vio como Yoongi alcanzó a hacerse bolita en el suelo antes de recibir un sin fin de golpes.

Preso del pánico, Jimin simplemente huyó. No hizo nada por salvarlo y lo dejó a su suerte, rogando porque no muriera a causa de la gran paliza que estaba recibiendo.

Corrió sin detenerse hasta que llegó al edificio donde vivía y subió las escaleras tan rápido como le fue posible. Su corazón martilleaba con fuerza su caja torácica, logrando hacerle sentir un pequeño mareo cuando se detuvo frente a la puerta del departamento.

Y antes de abrir, inhaló profundamente.

—Jungkook tenía razón —musitó en voz baja, mientras giraba la llave y abría la puerta de su pequeño hogar roto.

Fue ahí, en esa pequeña fracción de segundos que pensó en las palabras de Jungkook. Y no, no quería vivir con el temor de ser golpeado, humillado o incluso asesinado por el simple hecho de amar a alguien de su mismo sexo.

Cuando entró al departamento, sus mejillas y labios estaban febriles, mientras que un sudor frío perlaba su blanquecina piel.

Jungkook apartó sus ojos de los libros que tenía sobre la mesa para mirarlo, levantándose de inmediato cuando notó el estado en el que se encontraba.

—Jimin... —habló con preocupación, acunando sus mejillas para asegurarse de que estuviera bien.

Jimin lo miró en silencio, odiándose por ser tan cobarde como el hombre que tenía enfrente.

—Hazme el amor, Jungkook... —murmuró bajito, dejando que las lágrimas se deslizaran por sus sonrojadas mejillas.

No se imaginaba saliendo a la calle con la inseguridad y el miedo de ser cazado; golpeados hasta morir. No estaba dispuesto a eso, a perderlo de esa forma.

—¿Qué fue lo que pasó? —Jungkook le preguntó. Su voz no menguó el tono de preocupación.

Jimin recogió sus hombros en respuesta y apartó sus ojos del rostro que parecía enamorarlo cada día más.

—Solo... Una última vez, por favor...

Jungkook tragó de forma audible cuando comprendió las palabras de Jimin.

—Está bien.—comenzó a quitarle la chaqueta, lanzándola hacia el sofá que estaba a un costado.

—Te amo, kookie... —Jungkook lo silenció, colocando sus largos dedos sobre los labios temblorosos de Jimin y cerró los ojos, imaginando lo feliz que hubieran sido si el miedo no predominara en sus cuerpos y mentes.

Jungkook lo alzó entre sus brazos sin mucho esfuerzo y lo llevó al dormitorio, donde lo sentó sobre la cama que compartían y lo empujó suavemente para que cayera de espaldas.

—Te voy a desnudar —susurró con la voz ronca y temblorosa.

Jimin apretó los labios para ahogar los sollozos, mientras observaba como Jungkook lo despojaba lentamente de sus ropas.

Habían estado demasiadas veces en esa misma situación, pero era la primera vez que las caricias de Jungkook dolían tanto.

—Eres tan hermoso, Jimin... —susurró cuando lo terminó de desnudar.

Jimin mordisqueó su labio inferior, negándose a hablar. Sabía que solo saldría llanto y que luego no podría contener.

Jungkook se inclinó hacia Jimin y depositó un suave beso en la punta de su nariz.

—Ko-kookie... —murmuró, totalmente roto— solo ámame una vez más. Por favor, solo...

—Lo hago... —lo interrumpió, acunando su rostro con ambas manos mientras cepillaba sus labios con los de Jimin— Te amo tanto, Jimin. Yo... amo todo de ti. Todo.

Jimin sorbió su nariz, moviendo sus manos hasta ponerlas sobre las de Jungkook.

—Bésame, Kookie... —hipó, su voz siendo un arrullo lastimero.

Las lágrimas de los ojos de Jungkook comenzaron a deslizarse, cayendo sobre las febriles mejillas de Jimin.

—Esto no debería ser así, pero yo... No podemos.

—Lo sé...

—Voy a... voy a besar cada parte de ti... —susurró, sorbiendo su nariz.

Y tal como lo dijo, presionó sus labios sobre la tibia y suave piel, humedeciéndola con los rastros de gotas traicioneras que escapaban de sus ojos.

Jimin cubrió su rostro cuando Jungkook descendió por su cuello, ahogándose en un llanto desgarrador. Temblaba cada vez que sentía los labios finos de Jungkook sobre su piel caliente.

—No llores. Por favor, no llores... —susurró con una pequeña sonrisa melancólica, consciente de que él hacía lo mismo.

Jimin sollozó aún más fuerte.

—Te amo, Kookie. Te amo tanto...

—Lo sé. Y-yo también te amo, Jimin...

—Pero tengo miedo...

Jungkook no dijo nada ante eso y Jimin supo que él estaba igual de aterrado.

Las caricias y los besos siguieron, con leves sollozos roncos. El llanto de Jungkook comenzaba a incrustarse en su pecho.

—N-no quiero vivir sin ti, Kookie. No sé si pueda hacerlo...

Jungkook respiró pastosamente sobre su vientre plano. Quizás él también dudaba poder seguir adelante sin él.

—Lo harás.

Jimin negó con la cabeza, su garganta dolía por el esfuerzo de seguir hablando aun cuando sentía la irritación de sus cuerdas vocales.

—No voy...

—Lo harás —le interrumpió y continuó besando su piel. Embriagándose con el aroma y dulzor del pequeño cuerpo de Jimin.

Hicieron el amor de la forma más dulce y cruel, mientras su cuerpo era cubierto por dulces besos y bañado por dolorosas lágrimas. Fue sanado para luego ser herido. Fue amado para luego ser abandonado.

Cuando despertó la mañana del sábado, su cuerpo entero dolía. Al igual que su alma.

Miró con sus ojos entrecerrados, buscando a la única persona que debía estar ahí, aun cuando sabía que ya no estaba más.

Notó sobre la mesita de noche una pequeña caja de madera y la tomó con cuidado. En el interior había varias notas con mensajes cursis que en algún momento se escribieron, pero también había una fotografía.

La última foto que se habían tomado antes de que todo comenzara a ir mal.

Jimin la giró y encontró una mediocre dedicatoria.

—Eres mi mundo entero, Jimin —la leyó en voz alta y su voz sonó totalmente rota— Aun cuando no hay un nosotros y nuestros caminos finalmente se separen, recuerda que seguirás estando tan incrustado en mi corazón como lo estás ahora. Te ama, Jeon Jungkook...

Fue hasta que terminó de leerla que sucumbió ante el llanto desgarrador, cuando el miedo y la angustia lo abrazaron.

Finalmente habían terminado lo que iniciaron con sutiles caricias y torpes besos. Ya no quedaba nada, solo el recuerdo de lo que que habían sido en algún momento.



¿No puedes dormir, cariño? la voz de Nayeon salió como un susurro, logrando espantar a Jimin, quien estaba sumergido en sus recuerdos.

Oh, mierda sonrió sin mucha gracia Naye, me asustaste.

Ella sonrió con dulzura, acercándose a su esposo.

Lo siento, no era mi intención.

Lo sé.

Uhm... ¿vamos abajo y nos tomamos un chocolate caliente? le propuso, estirando su mano para que se pusiera de pie.

Vamos tomó su pequeña y delicada mano, levantándose y sin querer, la caja resbaló de su otra mano e impactó contra el suelo de madera.

Todo quedó esparcido sobre el suelo.

Nayeon se agachó junto a él para guardar los pequeños papelitos arrugados llenos de palabras románticas. Pero tomó primero la caja, notando que solo uno quedó atrapado y no salió volando como el resto.

Curiosa, lo sacó y lo desdobló para leerlo.

Jimin no se sentía molesto si lo hacía, no cuando llevaban años juntos y conocían los secretos del otro.

Oh... dijo Nayeon cuando terminó de leerla.

¿Qué? preguntó, tomando los últimos papeles para volver a dejarlos en el interior de la caja.

Esto de aquí... ¿Por qué nunca fuiste a encontrarlo? preguntó totalmente atónita.

¿Eh? Jimin frunció el ceño al no comprender.

Aquí dice que te espera, Jimin.

¿De qué hablas? le arrebató el papel de las manos para leerlo.

"Jimin, yo... solo, lo siento. Perdóname por no ser más fuerte y valiente para quedarme a tu lado y luchar juntos. Por favor, perdóname. Y cuando creas estar listo para y volver a empezar, a mi lado, yo estaré ahí esperándote. Te esperaré el tiempo que sea necesario.

¿Recuerdas la pileta donde solíamos tirar monedas en el gran parque central? Yo estaré ahí, cada viernes. Esperaré por ti, amor mío.

Te ama ahora y siempre, Jeon Jungkook."

Cuando terminó de leerla, alzó la vista y miró a Nayeon.

Cariño...

Yo... yo nunca la vi... murmuró, dejando que nuevas lágrimas humedecieran sus mejillas.

¿Seguirá Jungkook esperándolo después de tantos años?

Ella se acercó y quitó las lágrimas de su rostro, regalándole una encantadora sonrisa.

Lo importante es que encontraste su mensaje y sabes que él espera por ti. Ya pasó el viernes, así que tendrás que esperar toda la semana e irás, ¿vale?

Negando con su cabeza, tragó el doloroso nudo que se comenzaba a formar en su garganta para poder hablar.

¿Y si no lo encuentro...? bajó la cabeza y contempló el pequeño trozo de papel en sus manos ¿Y si ya no me sigue esperando?

No pienses en eso ahora, ¿sí? lo abrazó y apoyó su mejilla contra la de Jimin.

Nayeon sentía como propio el sufrimiento de su esposo, y anhelaba con toda su alma que Jimin finalmente encontrara la otra mitad de su corazón para poder sanar, aun si eso significaba acabar con su matrimonio. Y es que se amaban de una manera increíble; sincera, porque se apoyaron en los peores momentos de sus vidas y juntos lograron salir adelante. Pero el amor que se tenían y se profesaban, jamás fue del tipo romántico, jamás se desearon como hombre y mujer.

¿Abuelo? Taehyung se había asomado al ático, luego de haberse despertado con el ruido de la caja estrellarse contra el suelo Oh... están los dos aquí sonrió ampliamente.

Nayeon rompió el abrazo en su esposo y secó rápidamente las lágrimas de su rostro.

Cariño, ¿qué haces aquí? Está helado y andas tan desabrigado.

Desperté cuando algo se cayó.

Oh, lo siento.

¿Qué le pasa al abuelo? preguntó preocupado.

Nada, cariño miró a Jimin y le acarició sutilmente el hombro antes de ponerse de pie y alejarse Solo se emocionó al recordar viejos tiempos. Ahora vamos abajo, te haré un chocolate caliente.

¡Sí! exclamó con emoción y ayudó a su abuela a bajar.

Jimin se quedó ahí, mirando el papel entre sus manos. No podía creerlo aún y lo releyó. Una, dos, tres veces.

Durante toda la semana.



***



¿Listo? ella sacudió la basura inexistente de su chaqueta, con la adorable sonrisa que solía regalarle cada día.

Uhm... no realmente. ¿Y si no está?

No seas tan negativo lo regañó Estará ahí, lo sé.

Bien, ojalá y tengas razón.

—Ya verás que sí.

Jimin suspiró.

—Me voy, entonces.

Tu bufanda se la extendió No quiero que te enfermes.

Gracias, cariño se acercó y depositó un corto beso en una de sus mejillas Te llamaré cualquier cosa.

Vale. Te quiero.

Yo también respondió mientras tomaba sus llaves y la billetera para finalmente salir de casa.

La lluvia caía con fuerza ese día y el cielo estaba gris, aun cuando era temprano.

Manejó con cuidado durante todo el trayecto para no cometer alguna imprudencia, hasta que se metió en un estacionamiento subterráneo.

Buenos días, señor el guardia que cuidaba el lugar le saludó de forma amable.

Buenos días respondió Jimin mientras aseguraba el auto y activaba la alarma.

Se acomodó la bufanda y se puso el gorro de la chaqueta para finalmente salir al exterior. El viento y las gruesas gotas de agua azotaron su cuerpo, mas no le importó.

No cuando su corazón bombeaba con fuerza a causa de los nervios que no lo habían abandonado desde que encontró la nota.

Caminó a pasos apresurados hasta el parque, adentrándose hacia el centro y buscando con angustia el lugar exacto donde existió alguna vez una gran pileta.

Ya no estaba, la habían retirado años atrás, cuando remodelaron la infraestructura del parque. En su lugar, una gran laguna fue creada para darle hogar a unos cuantos patos rehabilitados.

Jimin caminó, rodeando la laguna con la angustia plasmada en su rostro. Quería llorar. Quería gritar su nombre para finalmente encontrarlo.

Rodeó tres veces el lago. Las lágrimas se habían mezclado con las gotas de lluvia que mojaban su rostro.

Se sentía abatido física y mentalmente.

Sorbió su enrojecida nariz y comenzó a caminar una vez más, como si de esa forma Jungkook aparecería por arte de magia.

Tomó el borde de su bufanda para apartar el agua en sus ojos, hasta que a lo lejos vio a un hombre tomar asiento frente a la laguna.

Su corazón saltó cuando sin siquiera verle el rostro, lo reconoció.

Era él.

Se acercó hacia él sigiloso, mirando en todo momento la ancha espalda del hombre. Y vio cómo se levantaba y se volteaba en su dirección, como si lo hubiera escuchado.

Él se detuvo, un poco sorprendido de verle.

¿Jimin? preguntó un poco dudoso. La voz grave y ronca de Jungkook causó un gran impactó en su cuerpo, mandando una corriente eléctrica desde las puntas de los pies hasta la punta de los dedos de sus manos.

Jimin frunció angustiosamente el rostro, soltando un débil sollozo y dejando que más lágrimas escaparan de sus ojos.

¿Realmente era Jungkook el hombre frente a él?

Jungkook sonrió, confirmando silenciosamente su pregunta.

Lo vio avanzar con prisa hasta que se estrelló contra su cuerpo y lo abrazó como su sus vidas dependiera de ello. No le dio tiempo a Jimin de reaccionar o de hablar.

Viniste... murmuró con la cara enterrada en su cuello— Viniste.

Jimin correspondió lentamente el abrazo y fue consciente hasta ese momento, que Jungkook estaba llorando.

Lo siento... intentó explicarle que no había visto la nota, no hasta hace días atrás.

No... lo interrumpió, rompiendo el abrazo para secar sus propias lágrimas No te disculpes, está bien. Viniste y estoy tan, tan feliz...

Jimin lo miró en silencio, observando el rostro mayor de Jungkook. Seguía siendo guapo.

Lamento tardar tanto.

N-no... está bien. Yo... te hubiera esperado hasta el último día de mi vida sonrió entre lágrimas, tocando con cuidado el rostro húmedo de Jimin Quiero besarte. ¿Puedo besarte?

La pregunta lo sorprendió, pero más grande fue su sorpresa al saber que ansiaba ese beso tanto como él.

Pensó por un momento en Nayeon, sintiéndose mal por hacerle eso. ¿Pero qué le estaba haciendo realmente? Eran simples amigos que se amaban y estaban casados.

S-sí sorbió su nariz y cerró los ojos.

Los labios de Jungkook eran tal cual los recordaba. Fríos, ásperos y dulces.

No les importó que la poca gente que pasaba cerca de ellos los viera. Ya no les importaba nada, más que sentir al otro.

Y se sentía tan correcto estar en los brazos del otro, como siempre debió haber sido.

El beso fue tan ansioso y torpe como en el pasado, cuando la inexperiencia y el deseo los instó a experimentar entre ellos. Aun así, fue perfecto.

Creí que... Jungkook jadeó cuando sus bocas se separaron y sus pulmones reclamaron por aire. Aun mantenia sus manos sobre las mejillas de Jimin Creí que esto jamás pasaría. Tuve miedo de morir y no volver a verte...

Había pasado años en soledad, castigándose y sufriendo por su cobardía.

Por primera vez desde que se habían encontrado, Jimin sonrió aliviado. Estaban juntos los dos nuevamente, y esperaba que esta vez fuera para siempre.

Te extrañé, Kookie.

Jungkook sonrió, pero tuvo que cubrir su rostro cuando la risa se volvió llanto.

Jimin lo abrazó hasta que se calmó y comenzaron a temblar. Sus ropas estaban totalmente empapadas, logrando humedecerlos hasta la piel.

Ven, vamos a mi casa Jungkook lo tomó de la mano Está aquí cerca.

Jimin se dejó guiar, sin soltarle la mano hasta que estuvieron seguros en el interior de la pequeña casa.

Ambos se sacaron las chaquetas y fue Jungkook quien las tomó y metió a la secadora. Luego encendió la calefacción y se acercó nuevamente a Jimin

Te pasaré ropa seca, ven tomó nuevamente su mano, como si esta vez no quisiera volver a soltarla.

Lo guió hasta su dormitorio al fondo de la casa y lo soltó sin muchas ganas para poder sacar ropa limpia y seca.

Me iré para que pueda cambiarte...

No Jimin lo agarró del brazo cuando Jungkook intentó girarse para salir de la habitaciónNo es necesario. Además, tú también debes cambiarte.

La sonrisa de Jimin burbujeó en el estómago de Jungkook, quien no pudo evitar sonreírle.

Vale.

Fue todo lo que dijo y comenzó a quitarse su propia ropa, sintiéndose levemente avergonzado por la mirada curiosa de Jimin. Cuando quedó con el torso descubierto, Jimin posó sus manos y acarició con las yemas de sus dedos el pecho sin los músculos firmes y duros del pasado.

E-estoy viejo... el leve rubor en sus mejillas hizo que Jimin se sintiera enternecido ante su reacción.

¿Y qué si eran viejos? Él seguía amándolo de la misma forma que en el pasado.

Estoy igual o más viejo que tú.

Jungkook comenzó a desnudar a Jimin lentamente, lanzando sus ropas húmedas al suelo.

Estas igual de hermoso barrió con sus ojos el cuerpo desnudo de Jimin.

La lluvia golpeaba la ventana y el viento soplaba con fuerza. Era un día que desanimaba a cualquiera, menos a ellos.

Jungkook guió a Jimin a la cama, metiéndolo bajo las sábanas para luego meterse él. Sus cuerpos al momento de hundirse en un abrazo, adoptaron la misma temperatura.

Si pudiera retroceder el tiempo, jamás te hubiera dejado... ajustó el abrazo, apegando aún más a Jimin contra su cuerpo Pero ahora estaremos juntos, ¿verdad?

A Jimin se le hundió el estómago ante la pregunta.

Jungkook yo... estoy casado.

No quería mentirle, necesitaba explicarle la situación.

¿Casado? el miedo en su voz no pasó desapercibida para Jimin.

Sí, pero no debes preocuparte se removió para poder mirarlo.

Y vio como Jungkook mordisqueaba su labio para contener el llanto.

Aún si estás casado, no me pidas que me vaya. Po-por favor, déjame quedarme a tu lado...

Ella sabe de ti le dijo rápidamente Fue ella quien me animó a venir. No debes preocuparte, no me iré, pero antes debo hablar con ella y mi hija, mis nietos.

¿T-tienes una familia?

Sí, la tengo acarició el rostro de Jungkook, intentando devolverle la calma que se había esfumado Pero no te preocupes, ¿vale? Yo estoy aquí ahora, contigo. Estamos juntos y eso es todo lo que me importa en este momento.

Unieron sus frentes y rozaron sus narices, sintiendo la respiración tibia del otro.

Eres todo lo que necesito para seguir viviendo, Jimin. Te amo, nunca dejé de hacerlo.

Y tú eres todo lo que quiero, Kookie. Tampoco dejé de amarte.

Déjame besarte Jimin sonrió mientras asentía con su cabeza Déjame hacerte el amor, Jimin. ¿Por favor? Quiero... Te quiero...

Jimin sintió como sus mejillas se calentaban.

—P-pero ya no es lo mismo soltó una risita avergonzada Mi cuerpo...

Eres tan hermoso como lo fuiste en el pasado.

Aun con la vergüenza latente, Jimin acercó sus labios hasta los de Jungkook para besarlo. Y esta vez no fue un beso torpe y ansioso, fue apasionado y dulce.

Te amo, Kookie susurró contra los labios del otro.

Jungkook picoteó una vez más los labios hinchados de Jimin y luego descendió por su mandíbula hasta el cuello, deleitándose con el aroma con el dulzor que tanto extrañó.

También te amo, mi amor sonrió contra la suave piel Te amo demasiado...

Jimin jadeó, sintiendo como su cuerpo parecía despertar luego de un largo sueño. Y su corazón saltó feliz y enamorado.

Finalmente estaban juntos, luego de años sufriendo por el miedo y la cobardía. Por creer que debían ser normales como todos aquellos que los repudiaban, cuando la sociedad misma no lo era.

Pero ahora estaban juntos y sería para siempre. Era su destino.


Fin.



***

Hola :3 No tengo mucho que decir con respecto a esta historia. Dudé en un punto y quise mandarla a borrador porque soy bien insegura con lo que escribo, pero ya luego me calmé. Originalmente iba a ser de un cap, pero comprendí que quedaba mejor así.

Gracias por leerla y darle amor ♡



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