El sospechoso pelea...

El cuarto era oscuro, o le habían cubierto los ojos, si, eso, lo podía sentir, estaba siendo trasladado a otro cuarto, Sarada se había ido a buscar al Hokage hace no mucho tiempo, trató de removerse para lograr tomar la kunai que la pequeña serpiente blanca había deslizado a sus manos pero por lados incómodas esposas moverse parecía casi imposible, fue entonces que pasó lo que no debía pasar, en un abrupto movimiento el sonido del acero llamó la atención de su captor que le arrebató el arma de las manos.

- ¡NO TE QUIERAS PASAR DE LISTO!

Gritó trazándole una certera y profunda cortada en su pecho desgarrando la tela de su toga azul celeste que no tardó en mancharse de sangre.

- ¡ESA ESTÚPIDA UCHIHA!

Masculló cortandolo de lado a lado causando profundas y vivsibles heridas mientras el peli celeste soltaba sonoros quejidos de dolor a medida que su sangre salpicaba el piso su respiración se hizo más agitada.

- Pero que divertido....

Susurró lamiéndo la kunai saboreando el tinte carmesí perteneciente al joven shinobi de cabello azul celeste y ojos ambar cuyo cuerpo se encontraba tenso producto de la evidente tortura que recibiría a continuación, porque claramente estaba lejos de terminar.

- Podré matarte antes de que la Uchiha llegue...

Río cerrando la puerta con seguro aplicado un jutsu estilo de tierra que bloqueba el acceso.

- ¿Sabes?, pensé que tu padre sería un poco más inteligente.

Sonrió siniestramente.

- Pensar en crear semejante aberración....

Susurró en su oído para luego propinarle un certero golpe de puño en su rostro enviándolo a impactar violentamente contra el suelo mientras de sus labios agrietados emanaba la sangre que escurrió sobre el piso.

- ¡TODO ESTO ES CULPA DEL MONSTRUO QUE TIENES CÓMO PADRE!

Grito pateando el costado de su cuerpo múltiples veces mientras que el respirar del peli celeste se volvía cada vez más irregular al sentir los crujido de los huesos en su caja torácica.

Mitsuki: ¡DA LA CARA MALDITO COBARDE!

Bramó escupiendo sangre a borbotones tosiendo compulsivamente.

- ¿Quieres ver mi rostro?

Rió cual maniático limpiándose el sudor de su frente con aquella bufanda azul que tanto lo caracterizaba.

- Te mostraré mi rostro, el rostro que me he forzado a mostrar frente al hijo de la asquerosa y repugnante víbora que me arrebató lo más importante de mi vida, el rostro forzado a sonreirte hasta el punto en que al fin lograse mi venganza, voy a asesinarte Mitsuki, te mataré así como Orochimaru asesinó a mi abuelo.

Una vez que esté ajustó su vista pudo apreciarlo, pudo ver aquel rostro desfigurado en una mueca desquiciada y demencial, tras ese rostro escalofriante pudo distinguir a aquel que fue su sensei, a nadie mas que Konohamaru Sarutobi.

Mitsuki: ¿Konohamaru sensei?

Soltó sin poder creerlo.

Konohamaru: Así es pequeña savandija, soy quien te inculpó ante el séptimo, soy quien lo planeo todo desde el principio, tu mereces morir, mereces el infierno, mereces pagar por todo lo que tu padre me hizo a mi y a esta aldea, lo que le hizo a Naruto, Sasuke Uchiha, a Tsunade y a tantos otros, a aquellos que perdieron a sus hijos, a sus padres y madres en su absurdo ataque a Konoha y sus ilegales experimentos.

Mitsuki: Yo no hice nada de eso...

Espetó con frustración mientras que gruesas lágrimas caían por sus hinchadas y golpeadas mejillas mezclándose con la sangre emergente de las heridas abiertas en su rostro, y es que era verdad, el no tenia conocimiento de nada de eso, ¿acaso era tan difícil de entender?, el fue creado por Orochimaru, pero sus destino como shinobi era suyo, Mitsuki había decidido venir a Konoha, Mitsuki había decidido seguir a Boruto para así encontrar su voluntad de fuego, Mitsuki había decidido entrenar para proteger a la aldea de Konoha y sus habitantes, Mitsuki había elegido vivir, Mitsuki era el dueño de su propio destino, no Orochimaru, claro sabía que su padre había cometido atrocidades en el pasado, pero, ¿era realmente Mitsuki el indicado para cargar con la responsabilidad de tales actos viles? ¿era realmente justo que pagará por culpas ajenas?.

El solo quería vivir feliz y tranquilo, ver a Boruto convertiste en la sobra del Kage y a Sarada en Hokage, quería vivir viendo aquellas sonrisa expandirse en lo más alto del cielo, quería que los lazos de amistad que compartían con ellos le permitieran brillar como la luna en medio de la oscuridad, quería vivir y sentir aquellos sentimientos tan confusos y hermosos que guardaba por la joven Uchiha de cabellos azabaches, aquellos sentimientos que guardaba tan secretamente prácticamente desde siempre, quería tenerla entre sus brazos y decirle aquellas palabras que tanto había practicado en decirle, quería ser sólo Mitsuki, ser Mitsuki shinobi de Konoha, no ser el hijo de Orochimaru.

¿ACASO ERA MUCHO PEDIR?

Mitsuki: ¡YO NO HICE NADA DE ESO, MI NOMBRE ES MITSUKI, YO NO SOY OROCHIMARU!

Gritó mientras sus brazos se deshicieron en una serie de serpientes blancas que se deslizaron a través de las esposas y cadenas que lo sostenían, mientras aquel denso y abrumador chakra impregnaba la habitación tensando el ambiente mientras que el peli castaño retrocedió creando el Rasengan en su mano derecha.

Konohamaru: ¡NO ME VENGAS CON ESO PEQUEÑO BASTANDO! ¡TE MATARÉ CÓMO DEBI HACERLO EN CUANTO TU ASQUEROSO ROSTRO SE PRESENTÓ ANTE MI AQUEL DÍA QUÉ ME ASIGNARON EL EQUIPO 7!

Bramó atacandolo de lleno a una impresionante velocidad propinadole el Rasengan en pleno abdomen a lo que el peli celeste retrocedió utilizando el modo sabio imperfecto regenerando la zona dañada a una velocidad que le permitió recuperarse rapidamente, esquivó las cuchillas y kunais impregnadas de chakra propinadole una serie de patadas y golpes que el contrario bloqueaba sin problemas, después de todo el peli castaño fue quien se enseñó combate cuerpo a cuerpo, a lo que trato de contrarrestar dicha ventaja extendiendo sus extremidades ganadose más de una cortada en sus brazos y muñecas que tardaban cada vez más en regenerarse, algo andaba mal.

Konohamaru: ¡¿QUE TE SUCEDE??! ¡¿YA ESTAS CANSADO?!

Preguntó creando pequeños Rasengan Shuriken que el peli celeste trato de de esquivar sintiendo cada parte de su cuerpo más pesada a cada segundo que seguía peleando, definitivamente algo no estaba del todo bien, y es que no estaba siquiera empezando.

Konohamaru: ¿Vamos, eso es todo lo que tienes?

Susurró a su espalda a lo que el instintivamente trato de bloquear aquel Rasengan, pero su vista se nubló limitándose a recibir el fuerte impacto en su espalda, sus arterias, tendones y carne fueron destrozadas por aquella ventisca de cuchillas giratorias cayendo de bruces sin poder levantarse.

Konohamaru: ¡JA JA JA JA,  NO ERES MÁS QUE BASURA!

Vocifero aplastando con su pie la sangrante herida del peli celeste que soltó un estridente y desesperado grito de puro dolor, su chakra estaba agotado, aquellos tejidos destrozados no volvieron a regenerarse, de aquellas heridas comenzaron a emanar aquel tinte carmesí que escurrió por el suelo de aquella estancia que se desmoronaba lentamente.

Konohamaru: Morirás Mitsuki, morirás aquí y ahora como la basura que eres....

Sonrió formando el mortal Rasengan que Naruto había perfeccionado, Mitsuki lo vio a los ojos encontrándose aquellas lágrimas y aquel dolor que había  desquiciado a su buen maestro, ¿cuantas veces lloró esas mismas lágrimas? ¿cuantas veces grito el nombre de aquellos que ya no podrán volver? ¿cuantas veces volvió de cada misión sintiendo aquella despreciable y tortuosa soledad aquel inminente dolor, aquella desesperante tristeza, aquel oscuro y horroso miedo que lo orilló a caer en aquel abismo de odio que proclamaba una tóxica y cruel venganza? ¿cuantas veces fue forzado a ver aquellos ojos que le recordaban a la vil serpiente que había devorado lo poco y nada que tenia?, podía entenderlo hasta cierto punto, no quiso luchar más, ya no podía más, bajo sus brazos y se limitó a cerrar los ojos pensando en lo vivido los últimos días, y es que aunque sonase loco, exagerado o lo que sea, había pasado sus mejores días encerrado en aquella celda con aquella chica gruñóna, despistada, cruel, violenta, hermosa y encantadoramente perfecta.

Pero, ¿valía la pena abandonar todo eso para aliviar aquel dolor que Konohamaru sentía?

La respuesta era no, no quería dejar aquellas esperanzas que había albergado junto a ella, no quería morir y que así terminase su historia, no ahí, no así.

¿Que más podía hacer si se encontraba completamente fatigado?

¿Que más podría intentar para salvarse?

Nadie llegaría a su auxilio, solo esperaba que nadie le hiciera daño a Sarada, ah, aún  en aquella situación no hacía más que pensar en ella y en aquella sonrisa, en aquella brutal fuerza e inminentes encantos, y aquel abrumador chakra que sometía a quien se le plantará por delante, ¿ya había mencionado cuanto adoraba a esa poderosa y  hermosa mujer?, sonrió inconscientemente escuchando aquel último monólogo de aquel villano que jamás antes creyó ver, se preparó tanto física como psicológicamente para recibir aquel golpe de gracia, más lo que vino a continuación le dejó más que perplejo.

Aquel inconfundible trinar de las aves salientes de aquel ataque relampageante, una voz tan poderosa, tan autoritaria que invocó aquel mortal ataque, la única técnica tan poderosa y devastadora como para hacerle frente al Rasengan.

- ¡CHIDORI...!

Gritó a lo que la luz cegadora azotó la estancia destrozando todo a su paso, los muros escombros y restos de aquella celda volaron por los aires mientras alguien levantó mi moribundo cuerpo cuando lo ultimo que pude ver es aquel largo cabello azabache meciéndose en aquella violenta y devastadora ventisca que marcó el término de una batalla, escuché el grito de dolor de Konohamaru sensei y el sonido de sus costillas rompiendo producto del infalible puño de Sarada, escuché su voz gritándole furiosamente.

Sarada: ¡¿QUE MUERDA TIENE EN LA CABEZA?! ¡MITSUKI ES DE LOS NUESTROS! ¡NUESTRO COMPAÑERO! ¡NUESTRO AMIGO! ¡ES UN MIEMBRO DEL EQUIPO 7 Y UN SHINOBI DE KONOHA! ¡¿CÓMO FUE CAPAZ DE HACER ESTAS BARBARIDADES?!

Su respirar era irregular, trate de abrir los ojos, era el séptimo quien me cargaba, mientras que Sarada le gritaba a Konohamaru sensei que trataba de levantarse con su brazo derecho completamente destrozado, al parecer fue incapaz de hacerle frente al infalible Chidori de Sarada Uchiha, se arrodilló sosteniendo su costado mientras que de su boca brotaba una gran cantidad de sangre, al parecer tenía un par de costillas que perforaron su pulmón y un par de órganos, su retorcida sonrisa se expandió por su magullado y casi irreconocible rostro.

Konohamaru: El no es mas que un maldito bastado, el hijo de un asesino.....

Sus pupilas carmesí se abrieron de par en par mientras que cada músculo de su cuerpo se tensó lista para matar.

Sarada: ¡¿CÓMO PUEDE DECIR ESO?!

Vociferó lista para golpearlo nuevamente cuando el séptimo me entregó a Shikamaru-san y fue rápidamente a detenerla.

Naruto: Sarada, es suficiente....

Pidió a lo que la chica más que furiosa arremetió su mortal golpe sobre una pared que se hizo añicos, mi párpados pesaban cada vez más, ya no podía seguir aguantado, unos pasos, un respirar irregular y el desbocado palpitar de un corazón, se aproximaban mí, sabía quién era con tan solo sentir ese inconfundible perfume que siempre me encantó percibir en el aire.

- Tranquilo Mitsuki, aquí estoy,  ya todo acabó, serás libre, así que por favor recuperate pronto...

Su suave voz en mis oídos y el suave toque de sus labios sobre mi frente, fue lo suficientemente bueno como para aliviar el dolor de mi cuerpo y darle rienda suelta a mi desbocado corazón, ese que palpitaba con fuerza, ese que tenia su nombre escrito al rojo vivo, ese que ya era prisionero de su amor, desde hoy, ayer y siempre.

Continuará...

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