Capítulo 40

A la mañana siguiente, me levanta el grito de Darren

—¡Maldito perro del infierno! Acaba de ponerme sus bolas en mi cara.

Otto está sentado en la puerta de la habitación luciendo todo inocente.

—Aún no tiene sus bolitas bien formadas, no seas exagerado.

—¿Qué no sea exagerado? —brama, completamente indignado—. Mataré a ese animal.

—Ven cariño, ven con mami —digo. Otto corre hasta mi cama y se recuesta en mis brazos.

—Ah no, no dejaré que te acurruques con él.

—Solo están celosos. Deben amarse... por mí —Hago pucheros.

—No estoy celoso de un perro

—Sí lo estás.

—No.

—Sí, pues es Otto quien se come las donas.

—Lo sabía. Sabía que se las estabas dando a él. ¡Es un perro! —gruñe. Rio, me encanta sacarlo de sus casillas.

—Es mi bebé. —Me encojo de hombros.

—Arrrgg es un jodido perro.

-No le digas así, hieres sus sentimientos. —Como si entendiera, Otto deja escapar un chillido conmovedor—. Ves —Trato de permanecer seria, pero el rostro de Darren no me lo permite.

—Esto es increíble —murmura, de camino al baño. Me recuesto en la cama mientras mi querido Otto me besa y yo me rio.

Después de prepararnos, le pido a Darren que me lleve al hospital para ver a Daisy. No será fácil teniendo en cuenta que sus padres me odian.

La sala de urgencias del hospital está muy concurrida, un matrimonio no salió bien y varios de sus invitados necesitan algunas puntadas.

En recepción preguntamos por Daisy, está en una de las habitaciones del tercer piso. Gracias a los cielos, los padres de Daisy no se encuentran cerca. Al llegar a su habitación decido ir primero, no quiero alterarla viéndonos entrar a Darren y a mí juntos.

Se encuentra recostada en la cama, sus manos tocan su vientre, su cabeza esta baja y sus hombros se mueven... está llorando.

—¿Daisy? —Su cabeza se levanta. Sus ojos están rojos, tiene sombras debajo de ellos y piel pálida.

—Celeste. —Su voz es un susurro bajo

—Hola, yo... —Dudo.

¿Qué debo decir? "lamento golpearte y asesinar a tu bebé"

Me quedo ahí de pie como idiota, observando a la chica que, hasta hace unos días, consideraba mi enemiga y ahora es una persona rota, triste y vacía.

—Gracias —vuelve a susurrar. Me sorprendo ¿gracias?—. Por estar conmigo ahí. Yo... lamento mucho lo que hice, si no hubiera ido, si no hubiera saltado sobre ti, tal vez mi bebé aun estaría vivo —solloza—. Yo lo maté... maté a mi bebé.

—No —Me acerco un poco más—. No es tu culpa, yo debí estar pendiente, debí frenar, debí dejarte en paz, no enfrentarte.

—Pero fui yo quien se abalanzó a tu auto cuando decidiste terminar, soy yo Celeste. Se supone que debía cuidarlo y ¡Mira! mira lo que le hice.

—La culpa no nos llevará a ningún lado...

—Quería tanto a este bebé, y sin embargo lo usé —dice, interrumpiéndome. Entierra su cabeza en sus manos y llora—. Lo usé como si fuera un objeto y ahora ya no está —Levanta sus ojos atormentados, arrepentidos y llorosos hacia mí—. Lo lamento tanto. Quisiera devolver el tiempo y no ir a su casa, no decir eso en el gimnasio... —Llora—. Si tan sólo lo tuviera otra vez.

Dios qué decir.

No puedo estar molesta con ella siento, siento... no sé qué es lo que siento, pero no es odio o rabia. Es otra cosa, como si su pérdida fuera también mía, lo cual es estúpido.

—Daisy yo no voy a disculparte nada, simplemente voy a olvidar. Olvidaré todo lo que ha pasado entre nosotras. Lamento lo de tu bebé, de verdad. Espero que salgas de esta situación y no sigas culpándote. Termina tu carrera, vive, pero te pido que nos dejes a Darren y a mí en paz.

Me observa por unos minutos y creo que va a decirme que me vaya a la mierda o a seguir engordando, pero, sorprendentemente asiente con su cabeza.

—Está bien, no será fácil para mí perderlo a él también, pero lo intentaré —dejo escapar el aliento.

Algo es algo, peor es nada.

Aclaro mi garganta y trato de despedirme, pero ella sigue hablando mientras su mirada se concentra en la ventana.

—Cuando me enteré que estaba embarazada sentí miedo —ríe amargamente—. Creo que ya conociste a mis padres. No son los más amorosos del mundo. —Dirige su mirada hacia mí y lágrimas vuelven a derramarse por sus mejillas—. Mis verdaderos padres no me amaron y los segundos sólo me aceptaron para mantener una fachada de familia perfecta. Mi padre es un político. Toda mi vida me la pasé de evaluación en evaluación, siempre debía andar con cuidado de no errar o equivocarme, un Brooks jamás lo hace. Y, sin embargo, a pesar de lo duro que fueron conmigo, siempre esperé que me amaran. —resopla—. ¡Qué tonta! Ellos no pueden amar. Conocí a Alicia y a Darren y sentí que pertenecía a algo, su familia me acogió y yo estaba feliz de poder ser una persona libre mientras estaba con ellos. Cuando perdí a Alicia, fue un golpe muy duro, era mi amiga y no estuve con ella para ayudarla cuando, gracias a ella, por fin tenía un propósito. Darren fue quien me devolvió la esperanza después de su pérdida —Intenta llegar al vaso de agua junto a su cama, pero el dolor no se lo permite. Lo hago por ella

—Gracias —Toma un sorbo y continua—. Hace unas semanas venía indispuesta, tenía un mes de atraso. Sara me compró la prueba de embarazo y cuando esas dos rayitas aparecieron, quise gritar. Gritar de terror y gritar de alegría. Tenía algo mío —Su voz se quiebra—. Algo que sería parte de mí, a quien podría amar y el amarme. Pero sabía que mis padres no estarían de acuerdo con una madre soltera, y Ethan, él no quiso saber nada de su hijo.

—Imbécil —gruño.

—Sí, puede ser un chico guapo, pero es una bestia. —Niega—. No sabía qué hacer, así que simplemente actué según los planes que tenía... Darren. No podía aceptar perderlo, había estado toda mi vida junto a mí y apenas tú llegaste... sé que lo estaba perdiendo desde antes, pero sólo fui consciente de ello cuando tú irrumpiste en su vida.

—Lo siento Daisy, créeme que intente alejarme de él, pero...

—Lo amas. —Sonríe y por primera vez, lo hace de verdad. Es una real y sincera sonrisa—. Lo sé, él también te ama. Eso se puede apreciar desde lejos. He leído de ese tipo de amor verdadero en los libros románticos, no creía que existiera, pero ahí están ustedes dos. No voy a interferir en ello, ya no quiero ser más la villana del libro, es agotador.

Sonríe y yo dejo escapar una risita también. —Espero que todo salga bien y que hagas algo por ti, mereces más. Traza tu vida de ahora en adelante Daisy. Estás a tiempo de corregir lo malo. Aléjate de todas esas personas toxicas, incluso de tu propia familia, si no suman a tu vida, que no resten. Eres tu dueña, busca lo mejor para ti y disfrútalo.

—Gracias —susurra—. Ahora entiendo porque Darren no pudo resistirse a ti. Eres una buena persona, no me dejaste, incluso cuando he sido yo quien te ha humillado, eso me dice mucho. Gracias Celeste, me has ayudado a abrir mis ojos, dolerá la perdida de mi bebé, pero creo que así tenía que ser.

—Así tenía que ser —concuerdo—. Cuídate Daisy.

—Tú igual... y no es una amenaza —sonríe. Es una bonita sonrisa, Daisy en realidad es una mujer hermosa, sólo debe dejar el odio y la amargura a un lado.

—¿Estás bien nena? —Los fuertes brazos del hombre que amo me arropan cuando salgo de la habitación

—Si cariño, todo bien. —Veo duda en sus hermosos ojos azules, sé que quiere saber cómo esta Daisy, sea como sea, ella fue su amiga y su novia durante mucho tiempo.

No se puede dejar de sentir por alguien de la noche a la mañana o ser indiferente con alguien con el cual has compartido tanto

—Ve —apremio—. Lo necesitan.

Sonríe y besa mis labios. —Eres asombrosa. Te amo.

—También te amo.

Dejo a mi chico con su ex...

Eso suena tan trágico.

En fin, Darren ingresa a la habitación de Daisy mientras yo voy a la cafetería por algo para beber.

Mi suerte por el día se ha acabado, me encuentro a los padres de Daisy en el mismo pasillo al regresar.

—Pero ¿qué hace usted aquí? —chilla la madre de Daisy con desprecio.

Dios esta señora es tan horrible persona. Debe tener el hígado putrefacto.

—Solo vine para ver cómo estaba Daisy.

—¿Con qué derecho? Que descaro, aléjese de mi familia. Mi hija necesita recuperarse y basuras como usted, que le han robado a su novio no le hacen bien.

—¿Perdón? Si vamos a hablar de qué le hace bien o no a su hija debería tomarse una foto usted misma y advertir a la policía de no dejarse acercar a ella. Ustedes son las peores personas que he conocido, no les importa Daisy, les importa las malditas apariencias —gruño—. Razón tuvo Dios para no permitirles engendrar, bastante daño se ha hecho al mundo con ustedes dos. Ahora, si me permite, voy a terminar de beber esto, mientras mi novio sigue visitando a su amiga.

—¡Pero qué desfachatez! Que grosería, ¿Owen?

—¡Saquen a esta bastarda de aquí! —grita el padre de Daisy a nadie en particular.

—Este es un lugar público, y le advierto "distinguidísimo" señor, la próxima vez que usted se refiera a mí de manera irrespetuosa me encargaré de que los votantes aquí, se den cuenta de la clase de animal que es usted —advierto, hay tal seguridad y confianza en mi voz, que me sorprendo a mí misma—. Es curioso que usted promueva la unidad familiar, cuando su propia familia es un chiste. Predica, pero no aplica —me burlo y dejando a ambos con la boca abierta continúo mi camino—. Que tengan un buen día y espero que ardan en el maldito infierno. Se lo han ganado con creces.

La señora Brooks jadea, indignada, los ignoro y sigo mi camino. Algunas enfermeras y médicos ríen con disimulo.

Devuelvo mi mirada al frente para encontrarme con un Darren sonriente.

—Sabes... —susurra—. Cuando te pones toda gata salvaje me dan ganas de tomarte en mis brazos y encerrarme contigo, así arañes mi espalda. —Me besa en frente de todos—. Bien hecho cariño. Te amo.

Le digo que también lo amo y salimos del hospital, dejando el pasado de Darren ahí.

Para el medio día, tomamos el almuerzo en un restaurante cerca de mi apartamento. Una vez terminamos de comer, regreso para cambiarme y dejo que Darren me lleve a casa de mamá.

—¿Quieres que te acompañe nena?

—No. Espéranos en casa de tus padres —Desabrocho el cinturón y lo beso—. Te amo cariño.

—Y yo a ti. Me llamas por cualquier cosa.

—Sí.

Salgo del auto y voy hasta la entrada de casa. Mamá no sale a recibirme hasta la puerta del auto, está en la entrada con una sonrisa tímida. Aunque se ve radiante y mi corazón se hincha al verla en paz y feliz.

—Hola mamá.

—Hola cariño —responde y agita su mano despidiendo a Darre—. ¿Por qué no viene?

—Porque esto es entre nosotros ¿Dónde están todos?

—Pasa cariño, te estábamos esperando.

Cuando llego a la salsa de la casa encuentro a mis hermanos, sumergidos en una canasta llena de buñuelos y magdalenas, Amanda y Rubí solo se ríen entre ellas mientras observan como sus queridos discuten por el último trozo de harina.

Ruedo mis ojos... hombres y comida.

Ivonne se acerca para entregarle un vaso de agua a mi padre queestá sentado frente a la ventana.

—Hola —saludo y todos detienen lo que hacen para verme—. ¿Cómo están?

—Hola hermanita —dice Kyle, ganándose un golpe de Jeremy—. ¿Qué? Pero si ella es nuestra hermanita.

—Hola hermano mayor —sonrío y ambos chicos también lo hacen.

—Ves —Kyle golpea a Jeremy. Amanda y Rubí ruedan sus ojos.

—Hay cosas que nunca cambian —resopla Amanda.

—Hola papá —Voy hasta él y me siento a su lado—. No te ves bien.

Se ve aún más cansado y pálido que ayer.

—No me siento muy bien que digamos, he olvidado mis medicinas. Pero Ivonne logró conseguirlas esta mañana.

—¿Medicinas? —pregunto—. ¿De qué estas enfermo?

—Tengo insuficiencia renal cariño, el tiempo está pasándome factura.

Mis ojos se abren en conmoción.

Insuficiencia renal eso es demasiado doloroso.

—No te preocupes, no es terminal. —Me tranquiliza—. Sin embargo, la hipertensión que tengo no ayuda mucho.

—Oh Patrick —se queja mi madre.

—Lo sé, lo sé. Algún día voy a morir, sólo agradezco que por fin estés a mi lado —musita mi padre observando a mi madre con adoración.

Una lágrima escapa por la mejilla de ella.

—Mami no llores. —Me apresuro para abrazar a mí mamá, pero la voz de mi padre me detiene.

—Hija, creo que mereces una explicación —dice, poniéndome nerviosa—. Sé que te has preguntado por qué no estuve contigo todo este tiempo y por qué permití tantas cosas, pero créeme, no sabía todo lo que pasó.

—Mi madre fue el autor intelectual de todo, Celeste —dice Kyle—. Ella se tomó muy enserio su "venganza" contra tu madre. Y debo decirte que mi madre no es una buena persona, una bebé como tú no la conmovería. Si no logró amar a sus propios hijos ¿cómo podría sentir compasión por uno ajeno?

—Lo que dice Kyle es cierto. Alina es... —Amanda se estremece—. Sí, no quiero a mis hijos cerca de ella, prefiero que te digan abuela a ti —Sonríe a mi madre que corresponde con su propia sonrisa complacida.

—No le des ideas por favor —me quejo—. No quiero que empiece a pedirme nietos.

—Ni hablar —gruñe Jeremy—. Eres demasiado joven todavía. Así tu novio tenga un buen golpe, no lo dejaré sin un rasguño si te embaraza.

—Opino lo mismo —secunda Kyle—. Debes terminar la universidad primero.

Me rio, llevamos menos de veinticuatro horas como familia y ya están actuando como los hermanos sobre protectores que siempre quise.

—Chicos, creo que Celeste es muy adulta ya. Además, lo ha hecho bastante bien hasta ahora —defiende mi padre y los chicos se quejan.

—Hemos soñado con esto desde hace mucho, déjanos disfrutar del papel de hermanos dolores en el trasero, papá.

—Eres un tonto Kyle —murmura Jeremy.

—Igual que tú, imbécil.

Ambos chicos se miran y proceden a arrojarse pedazos de buñuelo

—¿Siempre son así? —pregunto a nadie en particular.

—Algunas veces es peor —ríe Rubí.

—Celeste, espero que comprendas que si no estuve contigo es porque, a los ojos de tu madre y a los míos era lo mejor. Alina —suspira—,ella es una persona muy influyente pero también muy déspota. Cuando se enteró de ti, no lo tomó muy bien. Estábamos en proceso de divorcio, pero por su ambición y deseo de venganza, quería todo mi dinero. No podía entregarle todo, tenía que conservar algo para el hogar que quería con tu madre y para defendernos. —Se frota la parte trasera de su cuello—. Llevaba un año de negociaciones y aún no llegábamos a un acuerdo justo, cuando tu madre dio a luz y ella lo supó, fue mucho más implacable. Quería todo por lo que había luchado, no podía dejarla ganar, estabas aún muy pequeña y tu madre no obtendría un empleo estable, su familia se encargó de eso. Los padres de Alina son muy poderosos en esas tierras, ir contra ellos es ir contra la corriente, así que decidí tenerlos conmigo —Toma mi mano—. Alina amenazó con acusarme de infidelidad y pedir una indemnización enorme, también amenazó con quedarse con la firma e internar a tu madre. Créeme, ella y su familia pueden hacer pasar al hombre más cuerdo por el más loco. El poder y la influencia de personas con poder pueden hacer mucho mal.

—Amenazó a papá con llevarte a servicio sociales o raptarte y venderte, ella podía hacerlo Celeste. —Amanda frente a las duras palabras de Kyle. Mi hermano la abraza.

—Madre es perversa. Es el ser más maligno que he conocido. Amenazó con dejarnos en la calle, Kyle y yo queríamos estudiar leyes —agrega Jeremy—. Nos advirtió que, si te aceptábamos, nos quitaría todo, dinero, casa, universidad, autos, nuestra vida. —Me da una mirada avergonzada—. Éramos unos niños, Celeste, temimos por nosotros y decidimos darte la espalda. No estuvo bien, pero fue lo único que podíamos hacer, protegernos a nosotros mismos. Lo lamento.

Deja caer su mirada derrotada la suelo. Rubí se acerca y lo abraza.

—Lo entiendo, de verdad que lo entiendo todo ahora, chicos —digo, intentando apaciguar a todos.

Papá se aclara la garganta, llamando de nuevo mi atención.

—Cuando por fin encontré la forma de ser libre de ella, ustedes ya se habían ido. Supe lo que pasó en la escuela con ese chico Jeff, nos encargamos de él —gruñe.

—¿Qué? ¿Qué le hicieron? —pregunto, asustada.

—Bueno —dice Jeremy—. Aarón, uno de los chicos del equipo nos contó lo que él te hizo en el baño y luego sobre las fotos. —Un gruñido sale de su boca—. Un fin de semana viajamos de la universidad a casa y le dimos una lección que nunca olvidó.

—Sí, Jer y yo tuvimos un encuentro cercano con su rostro y otras partes de su cuerpo, pero fue papá quien logró que lo encerraran por porte ilegal de armas.

Silbo, impresionada por su venganza en mi nombre.

—Todas las personas que te lastimaron lo han pagado de una u otra forma, ya sea en mis manos o en las de la vida —menciona mi padre—. Incluso Alina. Estuvimos dos años buscándolas, pregunte en todo el estado y nadie sabía de ustedes. Hasta que un día, la entrenadora llamó a tu hermano Kyle y le contó donde se encontraban, habíamos demostrado lo miserable que nos sentíamos y ganamos su compasión.

—Papá viajó ese mismo día aquí, nos encontramos con él unos días después. Nos mostró donde vivían, esta casa y como de bien les iba. —Kyle me mira y sonríe—. Estabas trabajando en una cafetería cerca de tu escuela y tu madre estaba tomando clases de jardinería, ya no estaba deprimida ni enferma.

—Le dije a mi padre, con el dolor de nuestras almas, que ustedes eran felices, que habían dejado el pasado atrás. Kyle no quiso aceptarlo y papá tampoco, pero acercarnos a ustedes era traer el pasado de vuelta, traer el dolor de regreso y era lo que menos queríamos. Que sufrieran más.

—Regresamos a casa no antes de asegurar su futuro, dejé el dinero en varias cuentas para ustedes, envié a un socio para que te informará sobre el dinero. Cuando regresó y me dijo que no lo aceptaste no me extrañó, sabía que eras igual que yo, testaruda y orgullosa. Pero luego, cuando una de las cuentas se usó para la salud de tu madre supe que podría acercarme un poco. —Mi madre se sienta a su lado y besa su mejilla

—Hace dos años, poco después de que te mudarás a los dormitorios, fui al jardín botánico a comprar con Ivonne las semillas de girasol. —Mamá mira a mi padre de forma soñadora. Me muerdo los labios divertida y extrañada con esta imagen—. Sabía que esa espalda y ese perfume me eran familiares, pero creí que estaba alucinando. No fue sólo hasta que lo tuve en frente que me di cuenta de que había regresado por nosotras.

—Cuando ustedes se fueron —continua mi padre—. Alina fue detenida por golpear hasta casi la muerte a una dependienta, que se negó a venderle un perfume que estaba separado por otra clienta. Como aquella chica tuvo la osadía de denunciarla, otras personas que habían sido chantajeadas y agredidas empezaron a hacerlo también. Varios colegas se negaron a representarla, la conocían y a su familia, sabía que, si perdían, sería el fin de sus carreras.

—Mi madre sabía que mi padre podría ayudarla, así que acudió a él. —Jeremy toma otro buñuelo.

—Le dije que si deseaba mi ayuda debía darme el divorcio y negarse a recibir más de lo justo. Aceptó, alegué que se encontraba mentalmente incompetente, argumenté problemas de ira, ansiedad y alucinaciones. El psiquiatra que atendió a tu madre, descubrió lo mentalmente inestable que estaba Alina y corroboró mi versión.

—Desde dos años mi madre está internada en un centro para enfermedades mentales —dice Kyle, sorprendiéndome totalmente. Que mejor final para esa villana—. Mis abuelos maternos se negaron a seguirla reconociendo como su hija. Esta sola, internada y sin nadie se preocupe por ella.

—Jer y yo hemos ido a visitarla, pero es un ogro. Me arrojó sus vitaminas en el rostro —dice Rubí, luciendo molesta.

Amanda resopla. —A mí me acusó de ser un engendro del demonio, me arrojó su jugo de arándanos y luego me golpeó con su almohada.

—Sí, eso fue feo —murmura Kyle.

—Lamento que tu madre te lo haya ocultado que había vuelto —Mi padre se acerca y me mira con arrepentimiento—. Sabía que me odiabas y no quería hacerte más daño, pero hace poco me diagnosticaron con esta enfermedad y quería que me perdonaras, quería redimirme contigo por si en algún momento...

—No lo digas —Mi madre solloza—. No quiero pensar que voy a perderte.

—¿Vas a morir? —pregunto con voz de niña asustada.

Mierdástico, acabo de recuperar a mi padre y la muerte me quiere lo arrebata.

—No hija, aun no. Ya te dije que la enfermedad no es terminal, pero si no me cuido bien, puede complicarse. Debo someterme a diálisis y tomar medicamentos de por vida. —Muerdo mi labio para no permitir que siga temblando—. Estaré aquí tanto como el Dios y este viejo cuerpo me lo permita.

—No estás tan anciano —bromeo, tratando de aligerar el ambiente.

—Mi alma sí, cariño, mi alma sí —suspira.

Sus palabras me tranquilizan y me llenan de paz.

Ahora entiendo tanto, tantas cosas. Sé que Alina y su familia eran malvados. Los rumores sobre sus actos de odio eran muy escuchados, como cuando esa chica amenazó a Robert porque su madre fue mal operada, la casa de ambas fue quemada con mascotas adentro. O cuando el auto del padre de Alina fue chocado por un chico de la universidad. El chico nunca regresó a clases, ni a su casa.

Siendo una familia exitosa en el gremio del petróleo, el poder y su influencia eran muy grandes. Comprendo el temor de mi padre con respecto a la seguridad de mi madre y la mía, y comprendo a mis hermanos. Tener tu futuro amenazado cuando tan sólo tienes trece años, ser manipulados por tu madre la cual nunca ha mostrado afecto alguno sabiendo lo que podrían hacerte sin importar si eras familia o no. Cualquiera viviría atemorizado.

Si hubiera sido apartada de mi madre, o si hubiera sido lastimada físicamente, vendida a quien sabe quién para hacer no sé qué cosas...

Me estremezco.

Dios no quiero ni pensarlo. Prefiero haber vivido todo lo que viví con tal de estar al lado de mi madre. No fue una vida fácil, pero todo lo que sucedió me ha hecho fuerte, decidida y echada para adelante.

Como el dicho que leí hace poco, lo pasado pisado, lo que importa es el presente.

—Todo está olvidado, ahora estamos aquí —digo con total aceptación—. No será fácil acostumbrarme a ustedes, pero sé que con esfuerzo y dedicación podemos, no recuperar el tiempo perdido, pero sí aprovechar el tiempo de ahora. —Sonrío y abrazo a mi padre. Es tan extraño poder hacerlo, pero me encanta.

—Tienes razón cariño, es una buna mujer. Has criado a una gran persona — dice mi padre, sonriendo orgulloso hacia mi madre.

—Ven aquí hermanita —dice Kyle. Él y Jeremy se empujan mientras intentan extender sus brazos y abrazarme, me rio y me abalanzo hacia ellos.

—Ustedes dos son tan idiotas —murmuro contra sus camisas.

—¿Ven? —dice un sonriente Jeremy—. Esto va a funcionar, ya empezó a insultarnos.

—Esto es tan conmovedor —llora Amanda.

—Creo que... tengo ganas de vomitar —dice Rubí con la cara desprovista de color, da una arcada y cubriendo su boca, corre hacia el baño.

—Lleva así varios días, no sé qué le pasa —dice Jeremy corriendo detrás de su esposa.

Mis padres se miran con recelo, y luego sonríen.

—Tendremos un sobrino pronto —susurro a Kyle. Sonrío cuando su rostro de torna pálido. Amanda niega con la cabeza y rompe a reír.

—Maldito infeliz —grazna Kyle una vez se recupera—. Siempre está ganándome en todo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top