Capítulo 39
Kyle y Jeremy Jones.
Nunca imaginé que volvería a cruzarme con las personas de mi pasado, pero, en esta vida, cosas improbables pasan frecuentemente.
Quien iba a pensar que estar detenida y acusada de intento de homicidio o lo que sea haría a mis hermanos aparecer.
Los años han sido muy buenos con ellos, a pesar de solo ser dos años mayores son realmente guapos.
Sus ojos verdes y su cabello rubio arenoso combinado con esos cuerpos grandes y esculturales. Son todo un espectáculo que ver y no puedo creer que sean mis hermanos. Nunca me determinaron en la escuela y hace mucho que deje el pueblo.
Espera...
Si mis hermanos están aquí eso quiere decir que...
Patrick Jones, mi padre y abogado prestigioso de la firma Jones & Hanz entra después de mis hermanos.
¿Pero qué mierda?
Mi padre luce realmente mal, pálido, ojeroso, cansado y camina con un poco de cojera. Se ve muy enfermo. Logra entrar a la sala y sus ojos verdes se posan inmediatamente en mí. Sonríe y siento unas increíbles ganas de llorar.
Estaba tan sola y perdida con estos dos oficiales acusándome de asesinato creyendo que no tenía, como Daisy unos padres que me defendieran, y aquí están mis hermanos y mi padre.
—Celeste —Es lo único que dice mientras toma asiento frente a mí.
—¿Y el señor es? —pregunta Walker.
—Soy Patrick Jones el padre de Celeste y su abogado. Tengo entendido que se le está acusando de un intento de homicidio del cual hay hechos realmente confusos —dice, a pesar de su estado, su voz sale fuerte y autoritaria—. La posible víctima todavía está inconsciente y el testigo es un habitante de calle que se negó a venir hasta la estación para declarar.
—Sí... sí señor, ella es nuestra sospechosa.
—Por qué razón esta encadenada como un perro, si es una sospechosa y no una acusada. Mi hi... cliente no tiene antecedentes graves, además, el accidente ocurrió en medio de una carretera de tránsito vehicular a tres metros de la acera —dice y observa a ambos agentes que miran la ventana de vidrio de la habitación en busca de ayuda.
—Mi hermana no se escapó del lugar, al contrario, permaneció al lado de la persona accidentada brindándole los primeros auxilios, el guarda del edificio afirma que solicitó una ambulancia y la acompañó, a petición de la señorita Daisy Brooks, al hospital —argumenta Kyle.
—Las esposas son como precaución —informa Jiménez
—¿Precaución para qué? Hasta el momento no se ha presenciado una conducta que amerite semejante trato. —Jeremy luce feroz.
Inmediatamente Walker se acerca para quitar las esposas de mis manos, marcas rojas, donde la piel se ha lastimado, son los estragos de llevar más de dos aquí.
—Si no hay pruebas contundentes de que mi clienta cometió homicidio, considero debe ser puesta en libertad inmediatamente. Por el momento, la investigación debe basarse en un accidente automovilístico.
—Pero no se le tomó la prueba de alcoholemia
—Es su error, señor Jiménez. Al igual que esta detención, presenta fallos en el proceso, y me encargaré de —Mi padre se levanta y noto cuánto le cuesta hacerlo.
Increíble, vino a salvarme el trasero y lo llamo mi padre.
Es como cuando dices no creer en Dios y apenas estás en problemas, le rezas pidiendo ayuda.
—Gracias —murmuro cuando Jiménez y Walker me llevan a la recepción de la estación.
Darren y sus padres no se encuentran por ningún lado. El resto de mis amigos y mi madre que están de pie junto a dos chicas que no conozco, esperan por mí.
—Celeste —chilla mi madre. Corre hacia mí y me abraza—. Oh cariño —susurra cuando rompo a llorar, aferrándome a ella.
Las últimas horas han sido terribles, he estado tan asustada.
—Mami yo no... no lo hice. No lo maté, no maté a su bebé. Fue... fue un accidente —sollozo. Mis amigos se acercan y se unen al abrazo.
—Lo sé cariño, lo sé. —Besa mi frente y mis mejillas—. Tranquila, todo está bien.
Mi padre y mis hermanos regresan con algunos documentos, las chicas que estaban que estaban junto a mí madre se acercan a mis hermanos y
Oh... son sus parejas.
Genial... la primera vez que conocen a su cuñada es en una cárcel y acusada de asesinato.
Creo que está de moda para mí conocer a las familias en este lugar, primero con Darren y ahora con mis hermanos.
—Todo está arreglado, la investigación sigue, pero puedes irte a casa —Mi padre me entrega unos documentos—. Debes firmar estas declaraciones, léelas primero, por favor.
—Gracias... papá —Sus ojos, los de mi madre y los de todos se agrandan. Yo simplemente me abalanzo sobre él, sintiéndome protegida por mi familia por primera vez.
Esto era lo que yo había pedido tantas veces, tantas veces, ser rescatada.
Sólo una vez bastaba y con eso sentiría que le importaba un poco. Y hoy, cuando he necesitado ser salvada, mi padre por fin vino por mí.
Muchas chicas dicen que no necesitan sentirse protegidas o cuidadas por sus padres, pero yo, que nunca conocí lo que es ser cuidada y protegida por unos padres, sí lo necesitaba.
Hoy no tuve que luchar sola, hoy, lucharon por mí.
Júzguenme todo lo que quieran, pero, con ese simple abrazo me rompo, y lloro por el pasado. Por todas aquellas veces que fui agredida, humillada, rebajada, abusada, y no tuve unos brazos que me consolaran.
Lloro por la familia con la cual soñaba y que nunca tuve, lloro por los hermanos a los cuales anhelaba cuando los veía reír con sus amigos y los cuales no logré disfrutar. Lloro y lo dejo salir todo.
—¿Por qué? ¿Por qué no me salvaste antes? —sollozo—. ¿Por qué no estuviste allí cuando me hicieron esas cosas? ¿Cuándo Jeff me arrinconó en el baño? ¿Cuándo me tomaron fotos desnudas? ¿Cuándo me obligaron a hacer esas cosas? ¿Dónde estabas papá? —Sigo llorando, en medio de una estación de policías, frente a mi familia y mis amigos—. Siempre soñé con verte llegar y protegerme de todos, siempre quise sentir que te importaba y que me amabas. ¿Qué hice? Dime ¿Qué hice? Te necesitaba tanto... te necesitaba tanto.
Los brazos de mi padre se aferran con fuerza sosteniéndome mientras dejo que la cascada de sentimientos se derrame.
—Lo siento hija —Su voz se rompe cuando un sollozo escapa de su boca—. Me equivoqué tanto contigo. Perdóname, te pido perdón por todo lo que no hice —dice y besa mi cabeza—. Tú no hiciste nada cariño, fui yo quien lo hizo, te aparté, te abandoné y lo lamento mucho.
—Ya pasó, ya pasó —susurro. Me separo un poco y le miro—. Estás aquí. Ahora estás aquí.
—Sí, hija, aquí estoy, para ti. —Escucho el sollozo de mi madre y me doy cuenta que todos mis amigos están llorando, incluso Cipriano y Mark tienen sus ojos llenos de lágrimas.
—¿Qué está pasando aquí? —Darren, mi estúpido y sexy Darren acaba de llegar junto a sus padres y el señor Harrison—. ¿Quién eres tú y porque estás haciendo llorar mi chica?
—Darren —suspiro. Me arrojo a sus brazos y me aferro con todas mis fuerzas—. Pensé que me habías dejado.
—Nunca cariño, nunca. —Besa mis labios—. Ahora, dime ¿qué está pasando aquí? ¿Quiénes son estas personas?
—Mmm —murmuro—. ¿Recuerdas que te dije que mi padre estaba muerto? —Mi madre y mis amigos se encogen ante mis palabras, Darren asiente—. Bueno, en realidad no lo está —Tomo una bocanada de aire—. Darren él es Patrick Jones, mi padre —Señalo al hombre más viejo—. Y ellos son mis hermanos, Kyle y Jeremy, aun no conozco a sus parejas.
Darren se tensa y observa ferozmente a mi padre y a mis hermanos, suelta sus brazos de mi cintura y se detiene frente a Patrick, miro nerviosamente a los dos hombres. Mi madre contiene la respiración y mis amigos parecen que necesitan algo de palomitas de maíz y coca cola.
Darren pasa a mi padre y se acerca a mis hermanos, en tiempo récord y casi que, a la velocidad de la luz, los golpea a ambos en el rostro. Un jadeo colectivo se escucha.
—Esto es por no protegerla de los imbéciles cuando debieron hacerlo —gruñe, ambos chicos soban sus mejillas y asienten. Darren les da luego la mano a ambos y a mi padre—. Y esto es por estar aquí hoy.
Regresa a mi lado y nalguea mi trasero. Grito y me sonrojo. Donna y Taylor se ríen.
—Y esto es por no decirme que tengo un suegro y unos cuñados vivitos y coleando —sonríe. Dejo escapar un suspiro de alivio.
—Caramba, hombre —jadea Kyle—. Tienes un buen derechazo ahí
Logro reconocer a mis hermanos por el lunar al lado de su ojo derecho. Jeremy no lo tiene.
—Soy increíble —Se encoje de hombros—. Pensé que tenía que entrar todo hombre de las cavernas y golpear a Jiménez para sacarte de aquí —Ríe—. Pero veo que alguien ya hizo nuestro trabajo.
—¿Te encuentras bien, cariño? —Vicky se acerca a mí y me abraza.
—Estoy bien —respondo antes de que Darren tome mis muñecas y gruña—: ¿Qué demonios es esto? ¿Quién te lastimó? Voy a matar a ese hijo de puta por esposarte —ruge y varios policías se acercan al percibir la creciente amenaza que es mi novio.
—Cálmate Darren, ya pasó.
—¿Qué ya pasó? —brama—. Ese cabrón te trató como un delincuente, debe pagar por ello.
—Relájate Darren, yo me encargo —dice Harrison acercándose a mi padre—. Patrick, es un placer verte de nuevo.
—Lo mismo digo Dave, ¿Qué tienes?
—Dime qué tienes tú primero y yo te daré el resto.
Mientras mi padre actualiza a Harrison, Darren me abraza nuevamente y besa mi rostro.
—¿Te hicieron daño? Voy a arrancar su garganta —dice y observa como un halcón a cada miembro de la estación, cuando por fin ve a Jiménez sus ojos se estrechan y su mandíbula se contrae.
—No quiero que hagas eso amor, te encerrarían y no tendría con quien acurrucarme esta noche —digo con un mohín. Mis palabras lo persuaden y deja de fulminar a todos los policías.
—Tienes un punto muy válido ahí —sonríe y yo también lo hago—. ¿Así que esta es la manera en que conoceremos a nuestras familias? en la estación de policía —bromea—. Debo decir que es original.
—¿Dónde estabas? —pregunto.
—-Buscando pruebas para sacarte de aquí y callarle la boca a los imbéciles Brooks por lo legal.
—¿En serio?
—Sí, conejita. —Me abraza—. ¿Recuerdas que hay una tienda de tatuajes frente a mi edificio y un bar al lado?
—Sip.
—Bueno, tienen cámaras y fui a solicitar la cinta de vídeo.
—¿Tienen los videos? —pregunto esperanzada.
—Al principio no. Por eso llamé a Harrison y él hizo la magia.
—¿En serio? —chillo de nuevo, esperanzada.
—Sí cariño, observamos el vídeo y claramente se ve que es Daisy quien se arroja a ti. No al contrario.
—Gracias a Dios —suspiro con alivio.
Unos momentos después, abarrotados en la sala de espera de la estación, permito que mi padre y Harrison lleven las pruebas al capitán.
Se notifica que ha sido un accidente y en menos de veinte minutos los padres de Daisy llegan para discutir.
—¡No puedo creer que permitan dejar libre a esa basura asesina! —grita la madre de Daisy.
—Realmente quiero patear a ambos de aquí hasta el polo sur —murmura Taylor a mi lado.
—Sera mejor que cuide la forma en la que se dirige a mi hija señora. O puedo demandarla. —Mi padre hincha su pecho y el mío también se infla con su afirmación.
Su hija. Soy su hija.
—¿Su hija? —chilla Carmen, confundida.
—Sí, es mi hija, así que exijo, la respete.
—Usted a nosotros no nos viene a exigir nada, cuando nuestro nieto está muerto y nuestra hija en una cama de hospital —replica con odio, el señor Owen.
—Déjeme le enseño algo, señor Brooks, tal vez así evite cometer algún otro error. —El señor Harrison le muestra en una table, el vídeo del accidente.
Ambos padres dicen que es imposible, que es un truco y bla, bla, bla.
Pronto se retiran de la estación enfadados por no lograr encerrarme.
Donna, Taylor y yo reímos. Los chicos regresan con café y un jugo de naranja para mí. Darren se sienta a mi lado y me acurruca en su pecho, levanto mis ojos y me encuentro con las miradas de mis hermanos y sus parejas. Aún están aquí. Ambas mujeres sonríen y les devuelvo el gesto.
Jeremy y Kyle se levantan y van hacia mí.
—Celeste —dice Jeremy con cautela—. No sé si es muy tarde para esto, pero quiero, de todo corazón, disculparme por ignorarte y no cuidar de ti. Fui un cobarde y espero que algún día logres perdonarme.
—Debimos haber sido más fuertes y no tener tanto miedo de nuestra madre. —agrega Kyle, inseguro—. No justificamos lo que hicimos, estuvo mal y de verdad queremos tu perdón. Eres nuestra hermana y deseamos tenerte en nuestras vidas —sonríe tentadoramente.
—Gracias por estar aquí... yo, en parte, los entiendo. Era el recordatorio del sufrimiento de su mamá y sé que yo defendería a la mía a capa y espada.
—Tu madre es una persona buena, Celeste, esa es la diferencia —dice Kyle dándole una mirada significativa a su hermano, haciendo esa cosa de gemelos telepáticos.
Las mujeres se acercan y se aclaran la garganta. Ambos chicos sonríen y se frotan la parte trasera del cuello, a la misma vez. Es escalofriante y curioso.
—Hermanita. —Kyle se encoje cuando se da cuenta lo que acaba de decir. Sonrío y lo desestimo, estoy tan agotada que no me importa cómo me llamen—. Celeste, ella es Amanda mi prometida.
—¡Hola Celeste! Es un placer conocerte por fin —dice Amanda, es una chica rubia, alta y hermosa, tiene los ojos azules más grandes que he visto. Harán bebés hermosos.
—Hola —murmuro cuando toma mi mano y la agita. Es una persona muy entusiasta, me cae bien de una.
—Y ella es mi esposa Rubí —dice Jeremy, señalando a la chica de cabello rojo, es hermosísima. Sus ojos son verdes y tiene una delicada boca en forma de corazón.
—¡Hola ahí! —dice. Se abstiene de sacudir mi mano como Amanda, pero su agarre es firme y cálido—. Me alegra mucho por fin tener un rostro para poner en cada conversación tuya.
—¿Perdón?
—Tus hermanos —dice—. Hemos querido conocerte desde hace mucho. Jer y yo estamos juntos desde la universidad, al igual que Mandy y Kyle.
—Siempre nos hablaron de ti, pero no tenían una foto... —agrega Amanda. Se detiene cuando Kyle le toma el brazo—. Lo siento.
—No, no te preocupes —Ambas chicas me caen bien inmediatamente—. Entiendo perfectamente, él es mi novio, Darren. Y ellos son mis mejores amigas Donna y su novio Mark, Taylor y su novio Cipriano...
Ambas chicas gritan y mis hermanos ruedan sus ojos.
—Como Patch Cipriano —dicen y es definitivo, las apruebo.
Taylor rueda los ojos con Donna, pero rompemos a reír cuando Cipri se sonroja.
—Sí, como Patch —suspiramos.— Y él es mi mejor amigo Bruno.
—¡Hola chicas!
Todos se conocen en esta estación de policía, pronto, las chicas se sumergen en una conversación sobre libros y personajes mientras los chicos aprenden de Cipriano y su mundo de motocicletas. Bostezo, agotada, y Darren se da cuenta.
—Debes descansar cariño, ha sido un día intenso. —El reloj de pared dice que son las siete de la noche.
Mi teléfono quedó en el auto.
—Quiero una ducha y una cama.
—En un momento amor.
Mis padres, Harrison y los padres de Darren salen pronto de la oficina del capitán.
—Tu auto será devuelto el día de mañana, la multa ya fue pagada. Puedes irte tranquila hija. Todo está arreglado.
—Gracias papá.
—Oh mi bebé, debes aplicar algo para esas marcas —dice mi mamá.
Darren vuelve a tensarse y gruñe, Gracias mami por recordárselo.
—La llevaré a casa. No se preocupen
—Gracias, hijo —dice mi padre—. Me alegro que mi hija tengo un hombre como tú a su lado.
—Yo le agradezco al cielo porque ella me permita estar a su lado. Es una persona increíble y sería un imbécil si desaprovechara esta oportunidad —Mi padre se encoje un poco por la indirecta de Darren—. Discúlpeme, no ha sido un día fácil para mí tampoco. Respeto y agradezco mucho el que haya estado aquí para ella hoy.
Mi padre observa a los padres de Darren. —Tienen un gran chico, es un hombre respetable.
—Igual que su padre —dice el señor Thomas, con una sonrisa.
—Es hora, vamos a descansar.
—Espera —digo. Necesito saber algo y la verdad no puedo esperar—. ¿Saben algo de Daisy?
—¿Por qué preguntas por esa chica que te ha hecho la vida imposible? —pregunta Taylor.
—Ella... ella estaba muy angustiada cuando pasó todo —Miro a mi novio para decirle lo siguiente—. De verdad quería a ese bebé Darren. Me pidió que la ayudara a cuidarlo. No creo que estuviera actuando eso.
—Lo sé cariño —dice y besa mi mejilla—. Ella despertó hace unas horas. Les dijo a sus padres que no tuviste la culpa, pero ellos no lo creyeron y dijeron que era el shock de la perdida.
—¿Está bien?
—No lo sé, tal vez. Dejemos eso a un lado cariño, debes descansar.
Nos despedimos de todos, quedo con mis padres y hermanos para reunirnos mañana y hablar. La cena será en casa de los Barker, todos estamos invitados.
Al llegar al apartamento, Otto brinca hacia mí moviendo su cola corta, lo levanto e intenta lamer mi rostro. Se siente tan bien estar en casa.
—No dejes que te bese, yo también toco esos labios —se queja Darren.
—Este chico es mucho más aseado que tú —digo, defendiendo a Otto.
—¿Ah sí? que yo sepa, nunca me he lamido las pelotas a mí mismo.
—Ewww Darren. —Alejo a Otto, que se escabulle hacia mi habitación.
—Mi punto. —Señala.
—Hasta mañana T —murmura Tay, pasando con Cipri hacia su cuarto.
—Descansa Tay —respondo.
—Cuídate, pequeña —Cipri besa mi mejilla.
—Lo haré, mi Patch.
—Te quiero— dice Donna y sonrío ampliamente, Donna no lo dice con facilidad.
—También te quiero.
—Sueña bonito, niña —Mark me alborota el cabello.
—Igualmente Mark —grito mientras desaparece en la alcoba de mi amiga.
Voy a mi habitación y encuentro a Otto sobre y a Darren intentado bajarlo.
—Vamos chico, al suelo, ese es mi lugar. —Otto se voltea patas arriba y deja escapar un sonido parecido a un gruñido molesto—. Celeste te tiene muy consentido. Entiende, cuando yo esté aquí, tú duermes en el piso. Yo soy el hombre tú la mascota. —Otra vez el gruñido de mi perro—. Vamos... —Darren empuja nuevamente, pero Otto se escapa y se recuesta más en las almohadas—. ¿Que carajos? Ven aquí, saco de pulgas —gruñe y Otto ladra.
—Otto ven —llamo y mi querido pulgoso salta para acercarse a mí—. ¿Quién es uno tonto que no te deja dormir en la cama? —digo con voz melosa de bebé—. ¿Quién? Ese hombre malo te está regañando —Su colita corta se mueve frenéticamente y hace algunos sonidos como si estuviera quejándose de Darren.
—¿Cómo lo hiciste? —pregunta Darren, mirando con incredulidad a Otto—. Ese saco de pulgas me detesta.
—Pues claro, cuando tú vienes le toca dormir fuera.
—Las mascotas deben dormir en sus propias camas.
—Otto no es cualquier mascota, es nuestro bebé.
—Lo que sea.
Dejo a Darren en la habitación y entro a mi baño, me despojo de la ropa, entro a la ducha y dejo que el agua lave mi cuerpo, que se lleve todo lo malo de este día, la sangre del bebé que no llego a nacer.
Pienso nuevamente en Daisy, en su rostro lleno de lágrimas y dolor, en su temor de perder a su bebé y mis propias lágrimas caen. Sollozo en mi ducha dejando que la culpa se extienda en mí. Puede que no haya sido mi intención, pero yo la llevé a ello cuando la enfrenté, si la hubiera dejado estar, ella no se habría arrojado a mí.
La puerta de cristal en mi ducha se abre y un desnudo Darren entra, me toma en sus brazos y me besa, me abraza y me sostiene mientras lloro por ese bebé.
—Shhh déjalo salir nena, déjalo salir. Porque cuando termines, debes entender que no es tu culpa. Así tenía que ser.
—Pero... —hipo—. Si yo no la hubiera confrontado, si la hubiera dejado ahí ella no...
—No cariño, hiciste lo que hiciste para protegernos, si ella no fue lo suficiente responsable para cuidar de sí misma y de su bebé, es su culpa, no tuya.
—Lo lamento, lo lamento. ¿Y si era tuyo?
—No lo era —dice con seguridad—. Daisy y yo no... intimamos desde finales de Julio, y siempre que estaba con ella me cuidaba. Sus aventuras no eran un secreto para mí, y luego, cuando te conocí no podía estar con ella teniéndote a ti en mi mente.
—¿En serio? —beso sus labios, su barbilla y su boca.
—Sí nena, desde que te vi en esos pantalones de fresitas caí rendido —sonríe y corresponde mis besos.
—Te amo.
—También te amo ¿Quieres que te moje incluso más de lo que esta ducha lo hará?
Dejo caer mi cabeza y me carcajeo recordando esa pregunta en otro día, hace algunas semanas atrás.
Unos minutos después, dejo de reír y me mojo, mucho más de lo que lo hizo la ducha.
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