Capítulo 30

El resto de la semana fue agitada, cuando regresé el martes a casa, levanté a las chicas y les conté sobre la fundación. Estuvieron muy sorprendidas por esta faceta de Darren y sé que también se enamoran un poco de mi chico.

Mi chico... sigue soñando Celeste

Ambas chicas se mostraron muy entusiastas con respecto al proyecto que tenía, le envié un mensaje a Victoria con nuestro plan el miércoles en la mañana.

En la tarde me encontré con Julián, estaba tan dispuesta a dejar las cosas claras, que me sorprendió cuando lo vi llegar con una mujer.

Había entendido mal su urgencia de hablar conmigo y sus preguntas sobre futuros planes, le gustaba como amiga y quería seguir así conmigo. La chica es una compañera de trabajo, de la cual se enamoró estas últimas dos semanas. Los felicité y me alegré por contar con un gran amigo.

En la noche regresé a la fundación con Tay y Donna, les presenté a mis chicas. Se llevaron genial, Victoria estaba más que feliz y Darren sólo me sonreía viéndose más que orgulloso y conmovido. Conocimos a Marina y a Gladys, las señoras encargadas de la cocina, así como a Olga y Rebecca, encargadas de la limpieza y a George el conserje.

El jueves estuve en mis clases y luego trabajando, la pareja mayor regresó y compró toda una caja de magdalenas, esta vez les empaqué unas cuantas más para compensar su propina de hace unos días.

Al finalizar mi turno, Darren me recogió para ir a la fundación.

Ronda ya se encontraba más activa y participó de todo, incluso los chicos estuvieron muy divertidos observando a Taylor. Esas dos noches Darren me llevó a cenar y luego a casa, y cada vez que me dejaba en la puerta, Daisy llamaba.

¿Tiene un maldito radar o qué?

Las chicas y Bruno mencionaron una que otra vez el beso, los despedí con una fea mirada. No quería hablar de ello, tanto como calentaba mi cuerpo me hacía sentir mal.

El viernes, mi corazón se arrugó cuando vi a Darren y a Daisy juntos para el almuerzo.

No pensé que verlos me hiciera sentir de esa manera, una mezcla de celos y dolor. La muy perra estuvo encima de él casi que follando en seco. Cuando Darren se percató de mi presencia se marchó, seguido por una furiosa Daisy. No asistí a su partido.

Y así llegamos a hoy. Esta mañana le pedí a Victoria que me dejara ir de compras con las chicas, era mi fiesta de cumpleaños, tenía el día libre, así que necesitaba un conjunto. Aceptó.

Cerca de las dos de la tarde, Tay, Donna y yo recogimos a las chicas.

—Esto es realmente emocionante —dice Karla, brincando en el asiento de mi auto. En mi auto vamos tres de las chicas, Donna y yo. En el Auto de Tay van el resto.

—Espero que puedan ayudarme.

—Lo haremos Celeste, conseguiremos lo más hermoso para ti —dice Ronda. Está mucho mejor, su rostro ha tomado un color más natural.

Llegamos al centro comercial y lo primero que hacemos es entrar en el salón de belleza, estábamos un poco predispuestas en como actuarían las mujeres frente a las chicas sin cabello, pero fueron realmente amables y serviciales con ellas. Todas nos hicimos las uñas, Tay, Donna y yo retocamos nuestro cabello, Karla se probó una hermosa peluca y lloro cuando se vio en ella.

Conmovió tanto a la gerente del salón que se la regaló. Las otras chicas no dijeron nada, pero sabíamos que querían algo. Les hicieron tratamientos faciales, masajes y las que contaban con poco cabello terminaron con hermosos peinados.

Luego fuimos a la boutique de Alexandra y encontramos el vestido rojo más sexy del mundo, era cuello tortuga, ajustado a mi cuerpo con toda mi espalda descubierta, bajando hasta medio muslo. Lucia increíble, el rojo resaltaba perfectamente en mi piel oliva, mis ojos y cabello se veían increíbles, exóticos, sexys, hermosos.

—Oh Dios, vas a noquearlos a todos con tanta belleza —murmura Taylor.

—Tienes un cuerpo increíble —sonríe Xiomara.

—Quiero tus tetas —replica Karla, haciéndonos reír.

Después de encontrar unos hermosos zapatos rojos para mi vestido, y de que las chicas encontraran algo para sí mismas. Regresamos a la fundación y a casa. Victoria nos agradeció la tarde dedicada a las niñas.

Cerca de las ocho, mientras seco mi cabello para hacerle algunas ondas con la pinza, recibo un mensaje de Bruno confirmando que me recogerá a las diez. Termino mi maquillaje con tonos cálidos resaltando mis ojos con delineador, aplico rubor, mascara de pestañas, labial y brillo.

—¡Santos bebes pandas! T, te ves realmente caliente.

—Gracias Tay.

Escucho el silbido significativo de Donna. —Con una mujer como tú, cualquiera se hace lesbiana

Sonrío ante las palabras de mi mejor amiga. Es bueno ver que sus miedos e inseguridades han menguado.

Tay luce increíble en ese vestido azul eléctrico ajustado en todas las partes correctas. Donna lleva un enterizo negro sin mangas, de pantalón largo semi ajustado, el escote en su parte delantera es de infarto.

—¡Carajo! creo que tengo una erección —bromea Bruno desde la entrada—. Mujer, tú así vestida logras que se le pare hasta a Lázaro —exclama de forma exagerada, haciéndonos reír.

—Bien, esta noche no sólo se trata de mí, se trata de todos ustedes también, mis amigos. Las personas más importantes de mi vida. —Retengo las lágrimas al pensar en mi madre. Hoy llamé a casa, pero no hablé con ella.

Bruno nos conduce hasta el club de sus padres, una inmensa fila nos recibe, entramos dejando atrás la protesta de los chicos y chicas que esperan. Somos acompañados por una de las meseras a la pista de atrás, la cual es totalmente privada.

Cuando diviso nuestro lugar, no puedo retener el jadeo que se me escapa, está decorado. Globos dorados y negros se esparcen por todo el lugar, hay un enorme "Feliz Cumpleaños Celeste" y todos mis amigos están aquí.

Incluso Darren...

¡Santa Mierda!

Darren luce realmente caliente en ese pantalón gris, esa camisa manga larga azul oscura y esos zapatos.

Dios caliente, caliente.

Su cabello está peinado hacia arriba, como su hubiera pasado sus dedos y nada más.

Sus ojos me recorren de arriba abajo y desde la distancia siento como el calor se cuela en mis huesos, su postura cambia, sus labios se abren un poco y sus ojos...

Cristo en muletas, se ven salvajes.

—Jesús T, ese chico está devorándote con la mirada. —dice Tay, luego se percata de la mirada que yo le doy también—. Corrección, ambos lo hacen.

Sonrío ante la exclamación de Taylor. Es cierto, estoy prácticamente desnudando a Darren y lo mismo hace él conmigo.

—Feliz cumpleaños Conejita —susurra cuando se acerca a mí—. Eres realmente hermosa. —Me entrega un pequeño paquete envuelto en papel de regalo azul marino y una zanahoria con un lazo. Reímos juntos.

—Gracias. Tú te ves impresionante. —Dejo que mis ojos vuelvan a vagar por todo su cuerpo. Lo observo como una autentica descarada y él lo disfruta, su sonrisa sexy lo confirma.

Somos interrumpidos por el resto del grupo que se acerca para felicitarme. Cipriano, Mark, Ian, Connor, Brenda, Dani y otros chicos. Recibo algunos obsequios y pronto Bruno me entrega un trago.

—¡Que empiece el reventón! Vamos Celeste, hay que sacudir ese trasero tuyo —dice con entusiasmo. Soy arrastrada al centro de la pista y empiezo a bailar Man Down de Rihanna.

Bailamos la canción entretenidos, todo nuestro grupo se encuentra bailando a excepción de Darren y algunas otras chicas que no reconozco, pero que se encuentran absortas babeando por él.

El DJ pasa a algunas canciones de reggaetón sensual y meneo mis caderas con el ritmo, observo a Darren, sus ojos fijos en mí y lo invito con mi mano a bailar.

En cuestión de segundos está a mi lado, le doy la espalda y pego mi cuerpo al suyo permitiéndole aferrarse a mis caderas. El fuego se esparce por todo mi cuerpo al sentir su duro pecho contra mi espalda, el calor brota de ambos. Mi sexo se contrae y protesta, ansioso, al sentir su creciente erección en mi trasero, con estos súper tacones quedo perfectamente alineada con él.

Sus manos se aferran furiosamente a mis caderas y, cuando sus dedos presionan fuerte, no logro retener el gemido que escapa de mis labios, Darren escucha su gruñido bajo y sexy no me deja dudas.

Froto mis manos en las suyas ascendiendo por sus brazos hasta llegar a la parte trasera de su cuello, halo su cabello con fuerza ganándome otro increíble sonido de su boca, su respiración se agita en mi oído mientas Drunk in Love de Beyonce suena por los altavoces.

Unos minutos después el DJ se detiene para permitirle a Bruno hablar.

—Bien, todos aquí sabemos porque hemos venido, por el licor y el pastel —reímos—. Ahora, antes de beber todo su peso en licor y probar el delicioso pastel que pronto traerán... —Toma una copa de vino. No sé de dónde vinieron tantas copas de vino, sólo sé que una de las meseras me entrego la mía—. Vamos a brindar por nuestra querida amiga Celeste, porque esta noche sople un velón... —Mueve sus cejas sugestivamente.

—Idiota —respondo, haciendo reír a todos. Darren posa su mano en mi espalda descubierta, su mano es áspera contra mi suave piel, su dedo realiza círculos perezosos que bajan hasta mi parte más íntima.

—...O no —continua Bruno—. En fin, Celeste eres una persona increíble, te queremos. Nos aceptas como somos, no pides nada a cambio, soportas nuestros extraños cambios de humor, eres genial. —Levanta la copa al igual que todos—. ¡Por Celeste!

Brindamos y recibo un aplauso de todos. Sonrío y Darren besa mi mejilla, Connor, que ha estado muy tranquilo, se acerca y me arrastra con disimulo a su lado, ganándose una mirada mortal de Darren.

—Feliz Cumpleaños, nena. —Me abraza y besa mi mejilla, muy, muy cerca de mis labios.

—Gracias Connor.

—Barker —dice secamente, reconociendo por fin a Darren.

—Harris —responde de igual forma.

—¿Bailas Celeste? —pregunta. Ignorando nuevamente a Darren.

Una bachata suena, se de primera mano lo buen bailador que es Connor así que acepto su oferta, le doy una mirada a Darren y me dejo llevar al centro de la pista.

Bailamos unas canciones más, algunas suaves y otras sexys, Connor es respetuoso al tocarme, y nos tocamos bastante, especialmente cuando muevo mis caderas.

—Es la hora del pastel —anuncia Bruno terminando nuestro baile—. Celeste, por favor ubícate aquí delante. Si eso ahí mismo. —Un enorme pastel de tres pisos viene por una de las puertas de la pista dos, es realmente enorme.

Bruno me toma de la mano para que me acerque y apague la vela cuando el pastel explota

—¡Oh Dios Mío! —grito cuando un bombero sale de él. Sí, un maldito bombero—. Cristo resucitado.

Las chicas gritan y los chicos se ríen mientras alguien me baja hasta una silla que no sé dónde salió.

El bombero, del cual ahora puedo ver su rostro, es realmente sexy, se contonea bailando hasta mí, ubicándose encima de mis mulos mientras con su hacha de plástico, hala mi cuello para que me acerque hasta su entrepierna.

¡Ángel de mi guarda!

—Sóplale el velón. —Escucho que Bruno grita. Taylor, Donna y otras chicas se acercan para tocar al hermoso hombre sobre mí.

De repente toma mis manos y hala su chaleco dejando ver su hermoso y tonificado torso...

¡Hija de su madre! Este hombre está igual de increíble que Darren.

Darren...

Mis ojos tratan de escanear el lugar y lo encuentro mirándome divertido, le sonrió de vuelta y regreso mis ojos al chico que se...

¡Mierda! ¡Es ilegal mover las caderas así! Este chico va a darme un ataque

Jesús como se mueve

Las chicas gritan mientras paso mis manos por el abdomen del stripper, el bombero sexy sonríe y se ve aún más caliente, toma su casco y lo coloca en mi cabeza, se voltea para enseñarme su trasero, el cual agarro sin vergüenza y finjo que voy a morderlo. Las chicas silban y los chicos se quejan.

De repente soy levantada de la silla, el casco cae a mis pies, el bombero me toma en sus brazos y se menea conmigo.

¡Virgen María! todos me conocerán íntimamente si sigue moviéndose así.

Estallo en carcajadas mientras el chico me devuelve a mi trono, es el turno de las otras chicas para comprobarlo.

El show sigue hasta que está en sólo un bóxer, la erección de su polla trabajando junto con él.

Hace un baile sexy nuevamente cerca de mí, yo aprovecho y vuelvo a tocarlo, pasando mi mano por sus pectorales y su abdomen, de repente me besa y me congelo.

El chico trata de profundizar el beso, no creo que esto sea parte del show, tal vez un pequeño beso, pero esto.

Toma mi cabello e inclina mi cuello para tener mejor acceso. Porque soy una mujer en sequía, o porque hoy me siento atrevida, sexy y no tengo novio correspondo el beso del chico...

Gran error.

De repente, el chico se separa abruptamente de mí, veo como cae hacia un lado. Darren se encuentra sobre él

—No. Vuelvas. A. Tocarla. —gruñe, empuñando sus manos y temblando de ira—. Aléjate de ella maldito niño cachondo —brama su advertencia, todos nos congelamos y observamos cómo trata de contenerse en sacar la mierda del stripper.

Luego me observa con una mirada que...

—Es mi trabajo. Si al novio no le gusta el show, debieron informarme, me dijeron que estaba soltera. —Se defiende el stripper.

—Él no es su novio —dice Connor, mirando despectivamente a Darren.

—Si no es su novio ¿Por qué interrumpe? Ella lo estaba disfrutando —responde el bombero stripper.

No puedo refutarlo.

No tengo tiempo de responder, ya que mi buen amigo Bruno toma el control en mi nombre.

—Sin peleas por favor. Es sólo un show, vamos continuemos con la fiesta.

Darren asiente y se retira de la pista, observo como el stripper se levanta y me sonríe, lo ignoro totalmente y a Connor cuando trata de sujetarme. Sigo a Darren.

La mirada que tenía cuando me apartó de ese chico me hizo sentir que no fue tan correcto haberlo besado.

—¡Darren! —grito mientras intento alcanzarlo. Lo veo alejándose rápidamente, toma una de las salidas de emergencia hacia la parte trasera del club—. ¡Darren!

Reduce su velocidad en el callejón permitiéndome alcanzarle.

—¿Qué demonios Darren? ¿Por qué te comportas así?

-¿Había alguna necesidad de que ese niño te tocará así? —gruñe y me observa más que molesto.

—Sólo estamos divirtiéndonos, es mi fiesta de cumpleaños, me han traído un stripper, seguí el juego.

—Él estaba casi desnudo, sobre ti, comiéndote la boca

No comprendo el punto aquí. Sí, el chico estaba sobre mí, en ropa interior y besándome mientras su erección se presionaba en mis muslos, pero es un show, un juego. No entiendo su ira. Ni que fuera mi padre.

—¿Y cuál es el maldito problema Darren? No es como si estuviera mal, vamos, tú eres mucho más libertino y atrevido que yo.

—¿Entonces por qué soy así tú tienes el derecho de dejarte tocar por los demás?

—¿De qué demonios hablas?

—¿Me vas a negar que no has dejado que Harris y ahora ese puberto estén encima de ti?

Mi rostro se arruga en confusión.

—¿Tocándome? solo baile con Connor y bueno, el stripper si me tocó un poco ¡Pero es un maldito stripper!

—Eso no es lo que pareció, y que sea un stripper no hace alguna diferencia

Gruño frustrada. Darren me observa un momento, mi mal humor se exhibe así que resoplo y doy vuelta para regresar.

—No lo hagas. —Su voz me detiene—. No me gustó. No me gusta que otro hombre este así de cerca.

—¿Perdón?

—No quiero que ningún hombre se atreva a tocarte. —Se acerca a mí—. No soporto ver cómo te besa, ni siquiera que te toque. Es...

—¿Estás celoso? —Se detiene y su mirada se clava en la mía.

Quiero que este celoso, eso aviva mi esperanza y mi corazón se hincha, quiero que diga que sí, que no me quiere con otro hombre, que dejará a Daisy, que soy la chica que lo vuelve loco...

Retrocede un poco, veo como el musculo de su mandíbula se mueve, sus manos van a sus bolsillos

—¿Darren?

Di algo por favor.

Suplico en silencio.

—¿Por qué debería estar celoso? —resopla—. No eres mi novia. Lo siento, lo que dije esta fuera de lugar. Regresa a tu fiesta.

Me enfurezco ¿Qué carajos? Acaba de hacer una maldita escena en mi fiesta de cumpleaños, me reclama por bailar con Connor y besar al stripper y ahora sale con esto.

—Eres malditamente confuso ¿sabes? Un momento eres todo un estúpido homosapiens conmigo y al siguiente me despides, juegas con mis malditas emociones, idiota, y cuestionas mi cordura —resoplo fuerte—. Estoy agotada emocionalmente, no me perderé mi propia fiesta simplemente porque, tú, cabrón no aclaras tu cabeza. O actúas como mi amigo o no lo haces. —Sólo me observa, procesando mis palabras. Me cabreo mucho más—. Jódete imbécil.

Antes de que incluso logre llegar a la puerta, Darren me hala hacia sí mismo encerrándome entre su pecho y la pared, su boca se conecta con la mía, jadeo, sorprendida por su arrebato.

Correspondo su beso porque lo quiero, quiero sentirlo. Nuestras lenguas se enredan entre sí, bailando sensualmente. Sus caderas se empujan en las mías, sus manos navegan en mi desnuda espalda provocándome deliciosos escalofríos. Mi cuerpo zumba y se calienta, el aire se hace pesado como nuestras respiraciones.

Enredo mis dedos en su cabello y halo de él, gruñe y muerde mi labio, su boca traza un delicioso sendero hacia mi cuello, debajo del lóbulo de mi oreja y sobre esta. Regresa a mi cuello y lo muerde, de esa manera suave y posesiva que hace a mis bragas mojarse.

Jadeo y gimo mientras intento rozar su erección en mi centro, adivinando mis intenciones, toma mi pierna y la encaja en su cadera logrando que su dureza haga un delicioso choque con mi sexo húmedo.

Gime al sentir la humedad que se filtra en mi tanga de encaje negro, su mano se aferra a mi muslo presionando y abriéndome un poco más —Gracias al cielo por mi flexibilidad— sus caderas empiezan ese movimiento rítmico del acto como tal y me encuentro realmente extasiada.

Mis gemidos se intensifican cuando cada contacto de sus caderas provoca esos exquisitos calambres en mi cuerpo. Sus sonidos bajos y sexys me excitan cada vez más, succiono su lengua y muerdo sus labios cuando regresa su boca a la mía, lo tomo, lo devoro y sé que le gusta porque aumenta el ritmo.

Esta follándome en seco y no me importa.

Halo nuevamente su cabello y ahora soy yo quien recorre su barbilla, cuello y oreja, muerdo su hombro por encima su camisa, contiene el aliento y vuelve a estrellarse en mí. La mano en mi muslo se adentra en mi vestido buscando mi sexo, traza mi centro por encima de las húmedas bragas y me estremezco. Su otra mano accede por un lado de mi vestido permitiéndole tomar uno de mis pechos y pezones erectos, pellizca y amasa, provocando infinitas olas de placer en mí.

—Jesús nena. Estás tan mojada —susurra, su voz ronca y cargada de deseo.

Toma nuevamente mi boca mientras que con sus dedos me estimula por encima de la ropa interior.

—Darren —gimo su nombre y muevo mis caderas deseando más—. Darren

—Aquí estoy nena. —Corre mis bragas y su piel hace contacto con la parte más suave de mi cuerpo. Mi cabeza cae hacia atrás, cierro mis ojos y dejo salir el gemido más agónico que me he escuchado a mí misma.

No me importa que estemos en un callejón, o que alguien pueda vernos. Estoy demasiado excitada y necesitada de este hombre, que mi razón se ha tomado el turno de descanso. Introduce un dedo en mí y gimo nuevamente su nombre. Abro mis ojos y me encuentro con los suyos, oscuros y cargados de lujuria y deseo.

—Te deseo tanto —jadea. Muerde mi barbilla—. Dios, es como un maldito sueño, mi maldita fantasía hecha realidad.

Otro dedo se une a la fiesta y aumenta su velocidad, me retuerzo y siento como se construye mi orgasmo, gimo, jadeo, muerdo y beso.

La presión dentro de mí aumenta, las luces estallan a mí alrededor, las sensaciones son mucho más fuertes que aquellas experimentadas con mi mano unas noches atrás. Cierro mis ojos por la intensidad de todo.

—Mírame. Mírame Celeste —exige y obedezco. Su mirada, su boca, su voz. Dios este hombre será mi muerte—. Déjate ir nena. Córrete para mí

Oh Dios... tal cual lo imagine.

Un gemido escapa de mí y me aferro a él mientras atravieso el más increíble orgasmo.

Mi cuerpo tiembla y sus toques desaceleran permitiéndome disfrutar de mi culminación. En todo momento está observándome con intensidad, mientras murmura lo hermosa que soy, sus dedos se detienen alejándolos de mí y llevándolos hasta su boca. Lame cada uno de ellos mientras vuelvo a deshacerme necesitando recostarme en la pared para no caer, la mano en mi cintura se aprieta.

—Deliciosa. —grazna—. Hermosa y deliciosa. —Me besa y puedo saborear un poco de mí en sus labios. Esto me enciende una vez más, necesito sentir su sabor.

—Necesito saborearte —murmuro. Bajo mi pierna y lo retiro un poco—. Déjame probarte. —Mis manos bajan hasta su botón, puedo ver la humedad que yo provoque en el montículo que sobresale de su pantalón—. Necesito conocer tu sabor, te necesito.

Sus ojos se abren con mi afirmación, intento desabrochar su correa, observo sus reacciones, sus ojos se entrecierran cuando con mi otra mano roza su erección, gime en agonía cuando caigo de mis rodillas, ignorando el duro suelo.

—Celeste... —Mi nombre sale con deseo, anhelo, tortura y lujuria.

—Shhh, déjame hacerlo. —Desabrocho su cinturón, su botón y bajo su cremallera, las manos de Darren se enredan en mi cabello y observo como tensa su mandíbula. Bóxer negro saltan a la vista y su erección se hace más evidente sin la presión extra de su pantalón. La beso, lamo y muerdo sobre la tela, sus rodillas ceden y debe ayudarse a sostener con una mano en la pared.

—Cristo... Celeste... ¡Mierda! —Entrecortadas respiraciones salen de él mientras sigo jugando. Tomo la punta en mi boca y succiono, mojando aún más su bóxer. El agarre en mi cabello se convierte en uno de muerte y sus gruñidos sexys llenan el callejón ahora.

Suspiro, satisfecha cuando bajo su bóxer, su polla es... Perfecta. Del tamaño, grosor, color y forma ideal para mí.

Puedo sentir las venas en mi mano cuando le tomo, no se me escapa el siseo de Darren al sentir mi piel sobre la suya, es suave y tan dura a la vez, perfecto. Mi lengua sale para mojar mis labios, lamo el líquido pre seminal que se acumula en su punta.

—¡Maldición! —Sonrío para mí misma al ver el estado actual de Darren, lo tomo en mi boca y aplico un poco de presión succionando su punta alternando con lamidas.

Lo introduzco poco a poco en mí, lento y saboreándolo. Es increíble. Un sonido y vibración fuerte desde el bolsillo del pantalón de Darren nos sobresalta.

—¿En serio? —murmuro

—No puede ser —gruñe.

—No respondas.

—Puede ser importante. —Algo de la lujuria y el deseo en sus ojos se ve remplazado por temor y... ¿arrepentimiento?

Se introduce nuevamente en sus pantalones, el móvil suena por segunda vez y se apresura a contestar.

—Daisy.

Siento como si un balde de agua fría y algunos grandes cubos de hielo son derramados por mi cuerpo.

¿Qué demonios acabo de hacer?

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